Al terminar todos los patinadores de cenar, cada cual fue a su lugar de hospedaje; su estancia en Barcelona para el Grand Prix Final apenas había empezado y las emociones y aventuras ya han sido muy extremas. Yuri K. está emocionado, su declaración en la iglesia, el anillo, las felicitaciones de sus amigos en el restaurante. Todo para la pareja va bien, en su habitación de hotel, los dos cansados se ponen a platicar un rato viendo la televisión, Victor mira a Yuri entretenido con un show de comedia. Siente grandes ganas de sentarse a su lado, abrazarlo, besarlo.
Se limita a hablar un poco, se siente cansado y no quiere que ambos lleguen cansados al Programa Corto del GPF.
-Siento que darás lo mejor, Yuri -dijo Victor mirando el anillo.
-¿De verdad? Necesito tu apoyo más que nunca -voltea a verlo.
-Mira bien, si ganamos lo haremos como prometimos, no lo olvides.
-S-si, sin duda, es una promesa -dijo el japonés un poco sonrojado.
-Me encanta verte así, tan tierno e inocente.
-G-gracias...
-Mira, vete a descansar, mañana será un día complicado -Victor se acerca, le cubre con una manta y le da un tierno beso en la mejilla, Yuri se siente en las nubes, se deja llevar un poco y toma al ruso del cuello, lo abraza por unos segundos.
-Voy a ganar -le murmura al oído.
-¿Donde quieres casarte? -constesta también al oído.
-He pensado en Japón, mi familia no será problema.
Yuri suelta a su prometido, le mira a los ojos por unos segundos y ambos se dan un tierno beso en la boca, dura unos segundos, suspiran. El abrazo ahora fue más cálido, el japonés se levanta y prepara su cama. Victor se dedica a recoger el desorden, limpia el cuarto, apaga la televisión; mientras prepara la maleta, el entrenador comenta a su alumno ciertos detalles técnicos para la competencia, lucen tan profesionales juntos y a la vez tan unidos.
Los mensajes de texto no paran, las felicitaciones de sus amigos, "vivan los novios", "invitame a la boda", Yuri se alegra de la aceptación pero decide apagar el teléfono. Lo coloca a un lado encima de una mesita con un reloj digital. El día de mañana, seis horas, temprano, se levantará a practicar los ultimos detalles de la competencia. Victor se desviste, su pijama colorida le causa un poco de risa a su novio, entonces se burla de las pantuflas en forma de perro. El beso de buenas noches fue mágico, cálido, tranquilizador; en varios minutos el Yuri cae dormido.
