Disclaimer: Nada me pertenece salvo la trama. El resto es de Jotaká y no gano nada con esto.
N/A: Los Longbottom nunca han tenido la atención que se merecen, pero siempre he sentido un cariño inmenso por Neville. Creo firmemente que se merecía esta viñeta, porque pudo haber sido el Elegido y no lo fue, pero luchó igualmente. Peleó y se convirtió en héroe.
Porque mamá y papá… están locos.
¿Hay algo más allá de la locura?
Sólo lo saben los que la sufren. Y normalmente, ellos no pueden hablar. En realidad, prácticamente no pueden hacer nada por sí solos. Viven dependiendo de otras personas. Y eso duele, tiene que doler. Neville piensa a veces que no es justo, que Alice y Frank no se merecen todo lo que les está pasando. Pero él ya no puede cambiar las cosas.
Cada día, por la mañana, lo primero que hace es ir a San Mungo, con la abuela. Le lleva de la mano, con miedo de que se pierda. Es un niño olvidadizo y despistado, y lo sabe, de la misma forma que sabe que eso a su abuela no le gusta. Siempre le mira como si esperase verle de pronto demostrar un talento inusual. Ella quiere otro Frank, pero él sabe que no va a haber más Franks en la familia.
Y, sin embargo, nada de eso importa cuando van juntos al hospital. Porque ése es el momento en que son una familia. Abuela, mamá, papá… Todos juntos, en la misma habitación. Ríen, se miran, les cuentan… Pero se siente incómodo. Porque las sanadoras le miran con pena, siempre tienen los ojos húmedos al mirarle. Y él tan sólo quiere que le dejen disfrutar de esos ratos de felicidad. A veces, si le ven ir sólo al lavabo, o a por unos dulces, le toman de la mano y le dicen cosas bonitas. Él dice gracias, pero piensa que ojalá se metieran en sus propios asuntos.
Luego vuelve a la habitación, y de nuevo la mujer que cuida a sus papás está en la puerta, con una sonrisa dulce y una mirada atenta, como si eso sirviera. Intenta no verla, intenta hacer como que no pasa nada. Abraza a Alice, y luego juega con Frank. Recibe su regalo semanal, un envoltorio de Droobles, el mejor chicle para hacer globos. Y lo guarda en el bolsillo, para llevárselo a casa, como ha hecho desde hace tanto tiempo.
Y al mediodía, volverán a irse. Tomará su envoltorio, su abrigo, y la mano de su abuela. Abrazará a sus papás y saldrá de la sala, con una sonrisa triste, pasando junto a esas mujeres que tanto odia. El viento golpeará su rostro cuando salgan a la calle, y comenzarán a caminar rápidamente. Augusta comenzará a murmurar y a mirarle de reojo. Él sólo captará unas pocas palabras: "Hogwarts", "sólo dos años", "mejorará"… Y ya sabe de qué habla.
Porque aunque Neville Longbottom, a sus nueve años, ya sabe mucho más de lo que debería. Sabe que una mujer llamada Bellatrix Lestrange es mala, y que su familia la odia. Sabe que hubo una guerra, que mucha gente se fue al cielo. Sabe que su familia tiene miedo a que sea un squib. Pero sobre todo, sabe que papá y mamá no saben quién es, ni por qué va a visitarles, ni siquiera recuerdan sus propios nombres.
Porque mamá y papá… están locos.
Nota final: Reeditando fics, cualquier comentario será bienvenido ;)
