Púas en la lengua…
En las sombras de la luna llena, en un cuarto oscurecido, en el ambiente tibio del verano
Un gato negro, de ojos verde esmeralda y una jovencita hermosa de ojos color mar, se devoran el uno al otro a besos, con caricias y chupetones, mostrando su fogosidad y su deseo por la carne
El gato alborotado y ardiente, empuja contra la cama a su pequeña acompañante aprisionándola con su cuerpo sudoroso, su bien formado torso está desnudo, su traje de héroe cuelga hasta su cintura con el fino cinturón negro como único sostén que evitaba que el traje descendiera más allá de su cadera, y liberara su creciente erección de aquella elástica prisión.
Se restriega contra el cuerpo femenino y empuja sus caderas contra las de ella, con su adictivo vaivén dándole a entender lo que quería hacerle
Pasa su lengua rasposa por la piel suave y tibia de la muchachita, la cual, yacía bajo él, totalmente dócil a sus ataques, las finas y adorables braguitas color rosa pastel, eran ya lo único que evitaba una total desnudes
Ella tiembla ante la sensación áspera y húmeda, su boca no hace más que jadear en respuesta a las atenciones del felino, cierra los ojos involuntariamente, su cuerpo no le responde del todo, solo puedo abrasarse al gato y devolver los besos asfixiante, su entrepierna quema y arde como lava, las manos masculinas, la recorren sin pudor, y su empuje constante la deja desorientada
Gadea sin remedio cuando la lengua con púas del minino pasa desde su sensible pezón hasta su cuello, donde vuelva lamer hasta llegar a su oreja
Esa sensación rasposa, como pequeñas espinas, mojadas y calientes, le fascinan a la chica.
Vuelva a jadear sintiéndose toda una perra, pero esas pequeñas puitas la hacían enloquecer
De pronto, de un brinco, agitada, sudada, con la cara como tomate pasado, se despierta, su corazón galopa como caballo desbocado en su pecho, y su respiración es errática, siente la humedad entre sus piernas, sus mejillas se calientan aún más al recordar con lujo de detalle lo que acababa de soñar
-Prrrrincesa…¿tuviste una pesadilla?- de pronto esa conocidísima vos la dejo de piedra, el bochorno que sintió, al ver al dueño de sus fantasías mirándola preocupado, sentado junto a ella en la cama
- te movías mucho, y murmurabas cosas sin sentido, ¿tenías miedo? ¿Qué soñaste?- pregunto curioso el minino, en sus ojos mostraba ternura, la joven no podía sentirse más avergonzada
-y-yo…este. Yo…he…s-soñé…soñé…q-que…tenias…púas en la lengua- lo único que pudo articular, muerta de pena.
-¿púas en la lengua?-dijo el gato desconcertado, para luego reír de su amiga
Marinette se cubrió la cara sintiendo que su súper sonrojo no hacía más que aumentar a cada palabra del gato, mirarlo a la cara no podría
-JAJAJAJA….tranquila, yo no tengo púas en la lengua, no tienes de que temer- aseguro el gato mostrándole su lengua, que como la de cualquier humano, no con púas como soñó cierta chica pervertida. Pensando que su querida amiga no tendría más horribles pesadillas si sabía que él no tenía púas en la lengua
*que decepción* pensó Marinette al ver la lengua lisa del chico, para luego volver a cubrirse la cara por su propio pensamiento
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