Érase una vez, un reino muy lejano, donde la magia existía y las personas podían o no poseer poderes mágicos. Todos convivían en armonía, ya que el fundador del pueblo, el gran mago Clow, había creado una ley que durante años prevaleció y mantuvo la paz en el pueblo. Cada diez años se realizaría un torneo de duración de un mes completo, donde cada familia del pueblo tenía permitido participar, jóvenes herederos de cada familia tenían que realizar y superar distintas pruebas, volviendo al pueblo con la prueba de que su magia es la más fuerte de la década y así subiría al trono con el poder de mantener el pueblo a salvo.
Año tras año la familia Li, descendientes directos del mago Clow, conservaban el trono, ya que su familia tenía a los magos más poderosos de todo el reino. Esta época se extendió hasta cumplir doscientos años en el poder, ya que un día, un joven de una familia común, logro atravesar el arco de entrada al pueblo, antes que el heredero competidor de la familia Li.
-He superado todas las pruebas- dijo el joven desplomándose en la entrada del pueblo.
Toda la gente se encontraba impactada, los jueces del torneo, los cuales eran los anteriores dueños del trono, se reunieron.
-¿Qué hacemos ante esta situación?- dijo el jefe ganador de hace 40 años- Será el primer miembro que no pertenecerá a la familia Li.
-Debemos negarnos, no podemos perder el poder de esta forma- dijo el ganador de hace 20 años.
-A todos nosotros nos costó demasiado poder conservar el título, es injusto que alguien que no tiene nada que ver con nuestro linaje se quede en el poder- dijo el ganador de hace 30 años.
-A callar- dijo el jefe más antiguo de todos, el ganador de hace 60 años- Sabíamos que este día llegaría, después de todo no somos los únicos con poderes mágicos en este reino. Dejen de ser tan infantiles y cedan el trono al valiente joven que supero todas las pruebas arriesgando su vida por ello.
-Estoy de acuerdo con el gran jefe- dijo el ganador de hace 50 años- el torneo está hecho para que jóvenes de la edad entre diez y veinte años participen, cualquiera con más magia que nuestro heredero pudo haber ganado, no seremos siempre los que posean más poder y astucia del reino. Tendremos que aceptar el hecho de que las generaciones siguientes se vuelven cada vez más fuertes y que lo mejor será ceder el trono al mejor mago del reino. Recuerden que el torneo fue ideado para encontrar al mejor mago candidato. Eso fue lo que siempre quiso el gran mago Clow.
-Muy bien, por último le pediremos que nos muestre las pruebas de que supero cada etapa- dijo el gran jefe levantándose- Y si él es el ganador gustosamente le entregare el trono al mejor mago de esta generación. Vamos.
-Si- repitieron todos al unísono. Los miembros del jurado sufrían por no poder replicarle al gran jefe, pero sus palabras y las del jefe menor eran correctas. Se retiraron lentamente del gran salón y esperaron a que el ganador de este año, un joven de 20 años cuyo nombre era Fujitaka Kinomoto, despertara.
Capítulo 1: ¿Quieres ser mi amigo?
Una pequeña niña, de ojos color esmeralda y cabellos castaño, corría por los pasillos apresurada al salón principal. Al entrar se encontró con su familia esperándola.
-Perdón, me entretuve viendo las estatuas del jardín- dijo la pequeña riéndose de forma nerviosa.
-Hmm ¿cuánto tiempo más debemos esperarte pequeño monstruo?- dijo un chico alto de cabellos castaño oscuro, burlándose de ella.
-Dejame en paz, hermano- dijo la pequeña molesta por el comentario del joven.
-Touya, no molestes a la pequeña Sakura- dijo con una sonrisa dulce, una mujer de largo cabello rizado y de color grisáceo- Sakura- esta vez se arrodillo para quedar a la altura de la pequeña- ¿viste alguna estatua que te haya gustado particularmente?- le pregunto con la misma sonrisa.
-Si, había una que era super grande y muy linda- dijo la pequeña con entusiasmo.
-La próxima vez iremos jutas a verla, ¿esta bien?- dijo la mujer.
-Gracias mamá- dijo la pequeña abrazando a su madre.
-Es hora de irnos, después de todo tenemos que celebrar- dijo el que parecía ser el padre- Sakura, Touya, Nadeshiko ¿nos vamos?- dijo con una dulce sonrisa.
-Si- dijeron los tres al unísono.
La familia salió del palacio dirigiéndose a la ciudad que se encontraba cerca del valle, bajando el cerro. El padre era un hombre de alto de cabello castaño, usaba lentes y vestia de manera formal. Su nombre era Fujitaka Kinomoto. El ganador del concurso de año anterior era el hijo de Fujitaka con su actual esposa Nadeshiko, cuando él se había aventurado al torneo, en el pueblo lo esperaba su mujer la cual estaba a punto de dar a luz a su primer hijo, Touya. Que al cumplir los diez años decidió participar en el concurso. Su nivel de magia era superior al de todos los concursantes, ya que había nacido con el poder de comunicarse con los muertos y también el poder de la curación, siendo el concursante más joven en ganar. Cuando él comenzó el torneo, la pequeña Sakura ya había nacido y tenía tres años. Hoy era el día de su cumpleaños número seis y la familia lo iba a celebrar.
Ellos no vivían en el palacio en la cima del cerro, ya que solo era utilizado para tratar asuntos relacionados con el pueblo, aparte de ser un lugar sagrado, en el que hace doscientos años atrás había vivido el gran mago Clow. Ese día Sakura y su madre estaban esperando a que el padre y el hermano de Sakura terminaran con los asuntos pendientes del reino. Touya al ser el ganador más joven necesito ser asesorado todo el tiempo por su padre, hasta el día de hoy, ya que por su edad era demasiado joven para tomar el mando del reino. Eso no quitaba que él tuviera la decisión final con respecto a todos los asuntos de suma importancia. Nadie se esperaba que alguien de tan solo diez años derrotara al heredero de veinte años de la familia Li, quien luchaba por obtener el poder nuevamente. De hecho las familias solían enviar a los jóvenes entre diez a quince años a entrenar al torneo para aumentar su nivel de magia. No para obtener el poder absoluto del reino, más bien para realizar trabajos diarios que eran básicamente los que los mantenían diariamente.
Los grandes magos del pueblo podían trabajar en cualquier tipo de área, habían trabajos como construir edificios, investigación y evitar catástrofes naturales, entre otras cosas, que requerían un gran poder mágico, por lo tanto estas familias con grandes magos recibían una suma de dinero sustanciosa por su arduo trabajo. Sin embargo las personas que no poseían poderes mágicos trabajaban en áreas en las que no se necesitaban magia en absoluto y recibían dinero suficiente para mantener a su familia de manera digna. Una pareja sin poderes mágicos, podía dar a luz un niño o niña que si los tuviera, así que ninguna familia estaba exenta de tener magia.
La familia Kinomoto se detuvo frente a un restaurant, al parecer el favorito de la pequeña Sakura, ya que se veía en su rostro la emoción de comer sus platos favoritos. Luego de un tiempo salieron satisfechos y contentos por la felicidad de Sakura, se dirigieron tiempo después a un parque a la orilla del pueblo que estaba rodeado de árboles y juegos para los niños. El pueblo se encontraba cerca de un valle, como se dijo anteriormente, rodeado por un espeso bosque y al centro de este había un pequeño cerro, en donde en la cima estaba el Palacio real. El parque era una zona grande, donde las familias podían descansar tranquilamente mientras los niños se divertían y corrian libremente. Al llegar, los padres de Sakura y Touya decidieron descansar un rato sentados en el pasto, mientras que Sakura corrió a encontrarse con una niña que la estaba saludando a lo lejos. Era su mejor amiga Tomoyo.
-Tomoyo- grito Sakura corriendo a abrazarla.
-Sakura, feliz cumpleaños- dijo Tomoyo con una dulce sonrisa.
-Gracias Tomoyo, te acordaste- dijo Sakura mostrando una gran sonrisa.
-¿Cómo iba a olvidar el cumpleaños de mi mejor amiga?-
Tomadas de las manos corrieron a divertirse en los juegos con el resto de sus amigos, los que se encontraban jugando y saludándolas .Luego de un tiempo Sakura vio a lo lejos un niño que sostenia en sus manos un pequeño bulto que no podía ver bien de que se trataba. Esto llamo su atención y se acercó rápidamente.
-¿Qué haces?- le pregunto al niño asustándolo de repente. Este solo se dio vuelta y le dio una mirada resentida.
-Nada- dijo el niño. Ella curiosa se acercó a ver que sostenía entre sus manos, era un ave que al parecer estaba herida ya que apenas se movía.
-Pobrecita, déjame ayudarte- dijo Sakura, acercando sus manos al ave.
-¿Qué podrías hacer tu?- dijo el niño alejando el ave de las manos de la pequeña, molesto por el acercamiento de ella.
-Créeme que puedo ayudarle- dijo Sakura con ojos suplicantes. El niño accedió y Sakura acerco sus manos, una luz empezó a emanar de ellas y pronto el ave salió volando totalmente curada.
-Magia de curación- dijo el niño sorprendido.
-Sí, nací con el don de la curación igual que mi hermano, mi nombre es Sakura Kinomoto ¿Cuál es tu nombre?- pregunto Sakura con una sonrisa acercándose al niño.
-Sya-Syaoran Li – dijo el niño alejándose un poco de la pequeña. Él era un niño más o menos de la estatura de Sakura, con cabello castaño oscuro y ojos color ámbar.
-Li-kun eres una persona muy buena- dijo Sakura sonriente.
-¿Por qué dices eso? Si apenas me conoces- pregunto Syoran extrañado.
-Porque tenías a esa pequeña ave entre tus manos, y te veías realmente preocupado. Eso me dice que eres una buena persona Li-kun – dijo Sakura con una cara sonriente, lo que provoco un leve sonrojo en Syaoran.- Oye Li-kun, hoy es mi cumpleaños ¿Quieres venir a jugar conmigo y mis amigos?-
-¿Por qué debería ir a jugar?- pregunto Syaoran nuevamente extrañado.
-Bueno, porque no te entretendrás jugando solo, es mejor jugar con amigos- dijo Sakura de forma inocente- dime Li-kun ¿Quieres ser mi amigo?
Eso dejo un poco descolocado a Syaoran quien no solía ser amigable con nadie, vio que Sakura le sonreía de una forma alegre y pensó que no estaría mal intentar jugar con otros niños, así que solo asintió y corrió tras ella para acercarse con los demás a jugar.
Los niños jugaron toda la tarde hasta casi el anochecer, hicieron un pastel de lodo y le cantaron feliz cumpleaños a Sakura, la cual estaba muy feliz de que todos fueran tan amables con ella. Luego los padres de todos fueron a buscar a los pequeños y se los llevaron a sus respectivos hogares, quedando solo Sakura y Syaoran jugando, hasta que la familia de Sakura vino a llevarla.
-Li-kun ¿y tu familia no te vendrá a buscar?- pregunto Sakura viendo que era tiempo de irse.
-No, me iré solo, es que tengo cuatro hermanas más, que ocupan todo el tiempo de mi madre, aparte no creo que sepan que estoy aquí- dijo Syaoran despreocupado.
-Te acompañaremos Li-kun- dijo dulcemente Nadeshiko- es muy tarde y puede ser peligroso estar solo en el pueblo a esta hora.
-Muchas gracias- dijo Syaoran reverenciándose.
-Eeeeh, ¿Por qué debemos acompañar a este mocoso? – dijo Touya observando a Syaoran de mala manera, lo cual molesto a Syaoran que lo miraba de la misma forma.
-Callate hermano- dijo Sakura enojada- vamos Li-kun – le sonrió a Syaoran y le tomo de la mano para acompañarlo. Gesto que les pareció adorable a sus padres y horrible a su hermano, Syaoran solo le devolvió la sonrisa.
Las casas del pueblo comúnmente eran de uno o dos pisos máximo, ya que la gente era humilde y no solían necesitar mucho espacio para vivir feliz. La casa de Sakura era de dos pisos y tenía un gran patio. Por dentro y por fuera era modesta. En cambio la casa de Syaoran era gigantesca, parecía una mansión, ya que por años su familia había sido la heredera al trono, aparte de ser una de las familias más numerosas que había en el pueblo. Toda la gente sabía quiénes eran y en donde vivían, solo habían pasado trece años desde que habían perdido el trono. Syaoran y Sakura seguían tomados de las manos e iban saltando y cantando durante el camino de ida a la casa de Syaoran. Los dos se veían realmente felices ya que se habían hecho muy buenos amigos durante el día. De repente ambos chocaron con un hombre alto que se les cruzo en el camino, el hombre los quedo mirando de mala manera, parecía realmente molesto. Luego el hombre dirigió una mirada a la familia de Sakura y su enojo pareció aumentar.
-Padre- dijo Syaoran, sorprendiendo a la pequeña Sakura que tenía miedo del hombre que se les acababa de cruzar.
-Syaoran, ¿Qué significa esto?- dijo el padre tomando del brazo al pequeño y zarandeándolo para que soltara a Sakura. – No sabes que estas junto a la familia que nos destrono- grito enojado.
-Señor Hien, por favor cálmese- dijo Fujitaka.
-No me hables, maldito, después de todo es tu culpa que gran parte de mi familia me haya dado la espalda-
-Pero si el torneo lo podría haber ganado cualquiera - continuo tranquilo Fujitaka.
-Ni lo menciones, al final tú fuiste el que me derroto en la batalla final- dijo Hien enojado- Syaoran, ¿No se supone que deberías estar entrenando?, desde mañana no saldrás más y te dedicaras a entrenar hasta el próximo torneo, aparte te prohíbo que vuelvas a ver a esta familia.- dijo alejándose con Syaoran, aun jalándolo del brazo.
-Pero padre- Era inútil, su padre seguir su camino sin mirar atrás. Lo último que vio Syaoran fue a una pequeña Sakura llorando y a su familia entristecida por lo ocurrido. Él había escuchado con anterioridad que los Kinomoto eran sus enemigos, pero al ver que la niña poseía el poder de la curación no pudo evitar sentir de que ella era buena, aparte en su familia podía sentir que tenían un gran poder, por lo que lograba entender que estuvieran en el trono. Lo que no entendía era por qué su padre los odiaba tanto, ¿la familia Li los rechazaban por culpa del padre de Sakura? Solo sintió mucha pena por lo ocurrido, ya no podría volver a ver a su primera amiga.
Luego de ese día pasaron muchos años antes de que se volviera a encontrar con Sakura.
