La oscuridad de un angel caído. Primera parte.
Prólogo.
Era media noche, y en la ciudad de Krynn todos dormían. Bueno, no casi todos. Las lechuzas y otros animales nocturnos estaban despiertos. Algun joven acompañado pasea con su amada por las solitarias. Y una chica de 17 años recién cumplidos, que vivía en la frontera del desierto, y en ese preciso momento se despertaba sobresaltada.
La ya nombrada joven, de nombre Iliana se incorporó y miró a su alrededor respirando agitadamente. Cuando comprobó que estaba sola y no subida en un árbol haciendo una absurda promesa, se recostó de nuevo, recordando vagamente detalles del sueño.
Ella estaba subida en un árbol, demasiado para su corta estatura normal para sus 6 años. Un niño de la misma edad la miraba riendo y la llamaba miedosa. Su orgullo la llevaba a hacer la promesa de la que más tarde se arrepentiría: cuando cumpliera 17 años, ir a la cueva del ángel. La cueva que se hallaba cerca del poblado, en los límites del desierto, la cueva que, incluso once años después, le seguía inspirando terror.
En una de las paredes de la nombrada cueva había grabada una figura alada, dándole así su nombre. Y el motivo del terror hacia ella de tanto jóvenes como viejos, era que cada año, de la cueva salían espectrales aullidos, que sacudían a la región entera, encerrándolos en sus casas, como si así se resguardaran de aquellos aullidos desgarradores.
Iliana se estremeció. Había hecho la promesa, concordando en que entraría a aquella cueva cuando cumpliera los 17 años, creyendo que para aquella epoca ese lugar le parecería menos espeluznante.
Sus rizos largos y castaños cayeron sobre sus hombros cuando se paró de la cama y se miró en el espejo. Tenía la tez más blanca de lo habitual, lo cual no dejaba de causar extrañeza a a las personas que conociera, puesto que en ese pueblo la mayoría de la gente era morena. Sin embargo, los ojos eran lo que causaban más impresión. Hubiera sido lindo decir que tenía unos ojos azules del color del cielo... Pero la verad era que eran de un color negro ébano, tan oscuros como la tenebrosa cueva, a diferencia que los suyos parecían tener una resplandeciente lucecilla en su interior.
Suspiró tratando de calmarse, y luego regresó a dormir. Si el chico retador se acordaba de la apuesta, ella debería cumplirla, ya que en Krynn las promesas –incluídas las hechas a los 6 años -debían ser cumplidas obligatoriamente con la penalidad de un severo castigo.
Cerró los ojos y se sumió en un sueño intranquilo.
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Al día siguiente no recordaba más que vagamente el asunto, pero al ver al chico al que había hecho la promesa, su corazón se oprimió; y más cuando este se acercó a ella.
- Ili-chan –dijo a modo de saludo, a lo que ella respondió con una amable sonrisa, confiando en que el chico no recordara nada del asunto
- Konnichi wa Tatsuha-kun –salud
El chico sonrió y dijo en voz baja.
- Podemos hablar un momento?
Ambos chicos se metieron en un aula cercana, y cuando salieron, ella estaba pálida como la cera, repitiendose una y otra vez las palabras del chico.
Si tienes miedo está bien, no tienes que hacerlo...
Ella había estado a punto de aceptarlo, pero entonces la llama del orgullo que tantos problemas le había causado en ocasiones anteriores, se movió en su interior.
No. Una promesa es una promesa. Iré hoy mismo, saliendo del colegio.
Y así, con el alma abrumada por el torbellino de sentimientos que se agitaba en su interior, esperó a que las clases terminaran, y, sin explicar nada a nadie, partió hacia un destino que cambiaría su vida por completo.
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Ahora no les puedo explicar nada, pero ya verán como el próximo cap. se pone más interesante -
Dejen reviews!!!
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