Hola a todos.

Quiero aclararles que este maravilloso fic de Ai no Kusabi es una traducción de Inglés/Español. El título original es 'On Hire', escrito por Lena. Pueden encontrar el original en la página de la autora: http(:/)ainokusabi(punto)atspace(punto)com(/)fanfiction(/)onhire(punto)html junto a otra serie de historias igualmente recomendables.

Espero que disfruten la historia tanto como yo :)

Y muchas gracias otra vez, Lena, por dejarme traducir tu fic n_n

Capítulo I

En Renta

Por Lena

Traducción: Kumiko Tsukishiro

Prólogo

Iason rodeó la mesa de billar y se inclinó sobre ella mientras fijaba su meta. Le tomó un momento enfocarla, pero el golpe fue perfecto. La bola rodó, golpeando otra en su camino, cambiando el curso en el impacto, y cayó directo en el hoyo. Justo como la anterior. Raoul se balanceó cansadamente, inclinándose sobre su taco mientras su contrincante golpeaba otra bola y asestaba otro impecable golpe. Raoul suspiró. ¿Quizá podrían jugar ajedrez? Al menos en ajedrez el puntaje era más o menos igual.

"Así que has decidido poner a ese mestizo tuyo a trabajar en el mercado negro."

En el momento que dijo eso, Raoul se preguntó qué clase de masoquista era para sacar a relucir el tema otra vez. Últimamente sus encuentros con Iason terminaban en una discusión y Raoul tenía el paradójico honor de ser el único que lo provocó. Pero es que los caprichos de Iason acerca de su "amada" mascota definitivamente merecían comentarios. Y su nueva idea - darle a Riki un trabajo en el mercado negro - era quizá la más absurda de todas. Y la más destructiva. Raoul no podía sólo dejarlo así.

Iason no se movió de la mesa. Inclinado como estaba observó a Raoul, su mirada exasperada.

"No otra vez, Raoul."

Pero Raoul ya se había empujado en esa trampa.

"Escúchame, Iason, sólo una vez," dijo, mientras el otro blondie se enderezaba y elegantemente se movía a la siguiente bola. "Estás llevando esto demasiado lejos. Tomaste a un impuro como tu mascota, lo hiciste tu especial. Le has concedido más libertad de la que cualquier otra mascota en Eos tiene. Le diste su propio departamento. ¡Y ahora le estás dando un trabajo! ¿Qué es lo que sigue, Iason? Acéptalo, lo que estás haciendo es ridículo"

Sí, sigue hablando Raoul, él te escuchará. Justo como siempre lo hace. Aparentemente Iason comparte tus pensamientos.

"Eres aburrido, Raoul, ¿lo sabes?"

Raoul abrió la boca, pero el fuerte sonido de un golpe vino primero, ahogando lo que sería su respuesta. Siguió la bola con los ojos mientras hacía un impresionante trayecto por la mesa, finalmente golpeando el borde y enviando otras dos bolas al hoyo.

"¿No entiendes la posición en la que me estás colocando?" continuó. "Si no cambias tus hábitos, Júpiter finalmente perderá su paciencia. Puedes ser su favorito, pero los dos sabemos que ordenará un lavado de cerebro si considera que lo necesitas. Y yo seré el único que tendrá que cumplir sus órdenes. Soy tu amigo, Iason, realmente no quiero hacerlo."

Pero lo haré, no me atreveré a oponerme a ella. Raoul no lo dijo, pero quedó colgado, pesadamente, en el aire. Iason se enderezó y quizá por primera vez realmente lo miró.

"Lo siento, Raoul, pero simplemente no puedo detenerme. Si Júpiter tiene un problema con eso, que así sea. En cualquier caso, me enfrentaré a ella. Y si te dices mi amigo, sólo trata de entender."

Pero Raoul no podía entender. Después de todo, ¿qué había que entender? Iason tomó a un mestizo, un basto, mugriento, primitivo mestizo, y lo trataba como... casi como un igual. No tenía sentido. Los impuros no podían igualar ni a un ordinario ciudadano de Midas, menos un súper elite de Tanagura. Ellos eran lo más bajo de lo bajo.

Iason debió haberlo visto en el rostro de Raoul, porque el suyo se nubló.

"Y si no puedes entender, sólo deja de hablar y juguemos. O dejaré el juego." Un vistazo a la oscurecida mirada fija de su amigo fue suficiente para que Raoul supiera que seguir ahondando en el tema sería sumamente irrazonable. El hijo favorito de Júpiter lo había reprendido otra vez. Como sea, Raoul nunca creyó realmente que podría arreglárselas para convencerlo.

"Está bien, juguemos," cedió.

Iason asintió con la cabeza, aceptando la victoria sin una palabra. Parecía tan tranquilo como siempre cuando estaba inclinado sobre la mesa para ajustar la puntería otra vez. Pero cuando dio el golpe, la bola chocó contra la esquina de la mesa - sólo a una pulgada del hoyo, rodó hacia atrás y se detuvo a la mitad. Raoul parpadeó, sorprendido. Iason había fallado.

Hermosos ojos voltearon a él. Hermosos labios formaron una fría sonrisa.

"Ahora tu turno, Raoul."

Raoul no supo porqué, pero aquellas palabras le dieron escalofríos.


Parte 1

Raoul estaba sentado en su oficina, echando un vistazo a algunos folletos y ofertas de firmas. Algunas de ellos las rechazó sólo por el nombre, otras las aceptó automáticamente, tratando de ahorrarse lectura innecesaria. Negocios – él realmente odiaba esta parte de su trabajo. Cada año el Centro de Ingeniería Genética de Tanagura hacía propuestas para formar nuevas sociedades. Cada año las mismas firmas eran escogidas. Los contratos cambiaban un poco, nuevas compañías en crecimiento se veían favorecidas con una oportunidad, pero en conjunto, era un fastidio.

Sin embargo, la nueva oferta presentada por Shisei Kano parecía interesante, y Raoul decidió darle un vistazo más de cerca una vez que los archivos fueran seleccionados. Las Empresas Kano habían sido el proveedor principal del Centro por ya unos buenos años y Raoul había estado siempre contento con su desempeño. Aceptar la propuesta sería intensificar la alianza aún más y cuanto más lo pensaba, mejor parecía la idea.

Ya estaba a mitad del documento, cuando el timbre del comunicador rompió el silencio de la habitación. Una pequeña luz verde en el panel de control indicó una llamada interna. Rápidamente presionó el botón.

"Raoul Am "

"¿Sr. Raoul? Aquí Solo May, del Departamento de Computación," dijo el joven hombre de cabello azul que apareció en la pantalla. "Tenemos una emergencia, señor. Creí que debía saberlo." Raoul frunció ligeramente el ceño. "¿Qué es?"

El hombre cambió intranquilamente de posición. "Alguien ha irrumpido en el sistema. Lo descubrimos hace un minuto, mientras estábamos corriendo el chequeo diario."

Por un momento Raoul permaneció inmóvil, procesando las noticias. ¿Cómo era posible? Estaba seguro que el sistema era irrompible. Sí, ¿no era eso lo que siempre decían de los sistemas costosos?

"¿Estás seguro?"

"Desafortunadamente sí, Señor"

Bajó la cabeza, preocupado. Eso no sonaba bien. Una profunda mueca se asomó en su rostro y luchó contra ella, tratando de mantener la fachada del tranquilo, inquebrantable blondie. Nuevamente dirigió su mirada al hombre.

"Dame más detalles," exigió con tono severo.

Solo respiró profundo. "Bueno, parece un trabajo muy ingenioso. La entrada casi no dejó rastro. Si no fuera por la inspección, probablemente lo habríamos perdido. Parece que el objetivo principal era el laboratorio genético – obtuvieron acceso a su Terminal principal. Seguimos revisando otros departamentos, pero hasta ahora no han sido detectadas más entradas.," recitó el joven rápidamente. "Y por las cosas en la Terminal hackeada – la base de datos no ha sido tocada. No dejaron errores, ni virus, aparentemente no trataron de causar ningún daño. Ningún archivo ha sido cambiado o borrado. Esas son las buenas noticias. Lo que no es tan bueno es que aún no podemos descubrir qué datos han sido copiados. Como dije, un trabajo muy ingenioso. "

"Espera un minuto," interrumpió Raoul. "¿Cómo sabemos que nada ha sido copiado del todo? ¿Quizá fue sólo un hacker joven divirtiéndose o poniendo a prueba sus habilidades?"

Solo negó con la cabeza. "No lo creo, señor. Un hacker divirtiéndose probablemente dejaría un desastre y un smiley amarillo rebotando con el mensaje 'Estuve aquí'. No habría intentado esconder su rastro. Además, un no-elite simplemente no habría sido capaz de obtener acceso a nuestro sistema, y en cuanto a un elite – realmente no puedo imaginar a un elite divirtiéndose así. "

Raoul suspiró. Solo estaba en lo cierto. Los miembros de la elite eran instruidos en responsabilidad y acatamiento de las reglas desde que eran niños. Difícilmente tendrían diversión hackeando el sistema del laboratorio principal de bioingeniería de Tanagura. Ni siquiera los más jóvenes.

"Entonces, con lo que estamos tratando es con un ladrón de datos," supuso Raoul.

"Ese es el único motivo lógico que puedo ver. Ya estamos trabajando en el problema. Con un poco de suerte vendremos pronto con nuevas respuestas. Por supuesto aún no hemos notificado a nadie del exterior. Dejamos eso a su decisión."

Raoul asintió con la cabeza. "Muy bien, me encargaré de eso. Manténganme informado. Espero un reporte por hora del progreso de su trabajo. Si encuentran algo, háganme saberlo de inmediato."

Con eso se desconectó, sin esperar a que el joven hombre reconociera la orden. Estaba seguro que sus palabras se seguirían al pie de la letra.

Cuando la pantalla se puso negra, se recostó en el sillón y finalmente dejó salir una mueca. Su mano se elevó hacia su cabello y jugó con un mechón ondulado, enroscándolo alrededor de su dedo, mientras su mente dibujó los oscuros escenarios que podrían revelarse.

Dos días después.

Iason miraba fijamente el hermoso rostro de su amigo en la pantalla. El rostro era tranquilo como siempre, parte de él cubierto por dorados mechones, una ceja visible se arqueó en un habitual gesto. La usual expresión de Raoul. Y aún, las palabras que Iason había escuchado fueron casi sorprendentes.

"¿Crees que podrías arreglarme un encuentro con Katze?"

¿Katze? ¿Qué podía querer Raoul de Katze? Seguro, esos dos se conocían. La mayoría de las drogas, equipo médico, brazos biónicos y órganos, incluso nuevas especies de mascotas que Iason entregaba al mercado negro venían de los laboratorios de Raoul. Pero era siempre manejado con la mediación de Iason y, aparte de eso, su amigo y su antiguo mueble no tenían nada en común.

Iason observó al blondie, intrigado.

"¿Para qué necesitas a Katze?"

Una mínima mueca torció los bien hechos labios de Raoul.

"Tenemos...un pequeño problema aquí en el Centro. Creo que Katze podría ayudar. Pero preferiría no hablarlo por el comunicador. Si quieres, podemos reunirnos otro día. De todas formas supongo que deberías saberlo."

Iason observó más seriamente a su amigo. Ahora él también estaba un poco preocupado. No era propio de Raoul ser tan cauteloso con él.

"Katze vendrá a mi departamento esta noche," ofreció. "Tengo unos cuantos – asuntos que discutir con él. ¿Por qué no vienes? Hablaremos de tu asunto más tarde. "

Iason esperaba la típica pregunta de Raoul a la invitación. '¿Estará Riki ahí?' El biólogo siempre trataba de evitar visitarlo cuando el mestizo se quedaba en Eos. Bien, esta vez tendría que aguantarse, si realmente quería reunirse con Katze rápidamente.

Pero la pregunta no vino. Raoul asintió con la cabeza casi inmediatamente.

"Bien, ahí estaré."

Imágenes se movieron detrás del grueso y oscurecido vidrio. Las calles cambiaron una tras otra, acogiendo al visitante con cascadas de luces y casi la misma serie de lujosos autos y edificios. Raoul veía fuera de la ventana sin observar realmente nada de esto, mientras su limosina se dirigía sin prisa al centro del distrito central de Tanagura.

Había decidido ir con Iason directo del trabajo – quería salir de eso tan pronto como fuera posible. Se sintió mal por lo que estaba apunto de hacer. Se sintió... avergonzado. El pensamiento de que tendría que admitir la incompetencia de su gente en frente de Iason, ¡en frente de Katze! Era totalmente denigrante. Katze era un mestizo. Era completamente ridículo, y probablemente Raoul se reiría si le estuviera pasando a alguien más. El blondie sonrió fríamente a su reflejo en el vidrio. De alguna forma, si Katze fracasaba en satisfacer sus demandas, Raoul se sentiría feliz. Desde luego, eso no sería bueno para sus problemas.

El auto se detuvo, trayéndolo de regreso a la realidad. Había estado tan sumergido en sus pensamientos que no había notado cuando llegó a su destino. Salió de la limosina. La puerta se deslizó cerrándose con un pequeño resuello y el conductor automático dirigió el auto hacia el estacionamiento. Raoul se volvió y se dirigió a la entrada principal de la torre principal de Eos.

El mueble de Iason, un chico de unos dieciséis años, ya estaba esperando en el vestíbulo cuando las puertas del ascensor se abrieron. Saludó a Raoul y tomó su abrigo. La gran y pesada pieza de ropa hecha en la moda más nueva de la elite casi desequilibró al pobre chico. El blondie se dirigió a la puerta principal mientras el niño buscaba a tientas con el imponente atavío. Raoul ignoró la aterrada mirada del mueble y entró en la sala sin esperar a ser anunciado.

El líder del Sindicato de Tanagura estaba sentado con su antiguo mueble frente a una bajita mesa rectangular cerca de la ventana que iba del piso hasta el techo y la enorme puerta que dirigía al balcón. Raoul fue en su dirección, con sigilosas ojeadas alrededor buscando a otra persona. Afortunadamente Riki no estaba en ningún lugar visible. ¡Maldición! Debió haberlo preguntado, pero cuando habló con Iason más temprano ese día, había estado demasiado preocupado para atormentar su mente con el mal comportamiento de esa mascota.

Cuando se acercó a la mesa, Katze se levantó del sillón e hizo una reverencia. Iason sólo saludó con la cabeza desde el sofá.

"Toma asiento, Raoul." Con un ligero movimiento de barbilla apuntó al sillón opuesto al suyo.

Sentándose, Raoul absorbió el débil rastro de humo y se dio una imagen de Katze apagando precipitadamente el cigarro a su llegada. Un cenicero lleno de colillas estaba en la mesa. Y algo más al lado de el, una pequeña caja de papel. ¿Jugando cartas?

El mueble, Kyaru – Raoul finalmente recordó su nombre – apresuradamente entró en la habitación, con una avergonzada expresión en su rostro se detuvo frente a la mesa.

"¿Desean algo de beber?" Fue Iason quien habló, no el chico.

Raoul hizo rápidamente su orden, no dándole mucha importancia. Iason ordenó lo mismo. Katze sólo negó con la cabeza y agradeció. El mueble inclinó su cuerpo en una profunda reverencia y se fue tan silenciosamente como había llegado.

"Y, ¿cuál es el problema?" preguntó Iason.

Raoul cerró los ojos por un momento, preparándose para la humillación pública. Y entonces, en los próximos dos minutos, presentó la situación completa. De hecho, no había mucho qué presentar. Desde el momento en que Solo May le había llamado por primera vez hace dos días, poco cambió. No – Raoul odió admitirlo – nada cambió.

"Mis expertos han trabajado en esto por dos días," terminó, "y no han logrado nada. Qué datos han sido robados, cuánto de ellos... la única cosa que han averiguado con certeza es que la Terminal en el laboratorio genético fue la única hackeada en el Centro. Quienesquiera que fueran – los que lo hicieron – fueron sumamente hábiles."

Escuchó silenciosos pasos e hizo una pausa antes de continuar. Kyaru puso una bandeja con sus órdenes en la mesa, hizo una reverencia y se fue.

"Es más o menos así como están las cosas," Raoul concluyó mientras Iason alcanzaba su bebida. Podríamos continuar debatiéndonos de esta manera por más tiempo. Más aún finalmente resolveríamos el problema. La cosa es que no tenemos ese tiempo. Los datos que tomaron podrían ser cruciales. Necesito respuestas ahora."

Terminó y fijó sus ojos en Iason, esperando su reacción. Katze también estaba callado. El primer blondie de Tanagura movió la copa debajo de su nariz, inhalando el aroma de una forma aristocrática.

"¿Cómo sabemos que no fue un hacker haciéndolo por diversión?" preguntó.

Katze negó con la cabeza. "No lo creo, Iason. Un hacker haciéndolo por diversión no habría tratado de esconder su rastro. Posiblemente habría dejado un desastre y un smiley rosa rebotando con un mensaje. 'Estuve aquí', algo como eso."

Raoul le lanzó una mirada, recordando al joven elite azul de hace dos días.

"Pensé que el smiley era amarillo." Las palabras salieron de su boca, antes de que pudiera detenerlas.

Los labios de Katze se contorsionaron en un intento de sonrisa. "Podría ser amarillo."

Iason parpadeó.

"Además," Raoul continuó, "un no-elite no habría sido capaz de irrumpir en nuestro sistema – por lo menos eso es lo que mis expertos dicen. Y yo no puedo imaginar a un elite hackeando la Terminal del Centro sólo por diversión."

En ese instante un ligero movimiento con la orilla del ojo llamó su atención. Automáticamente dirigió la vista a ese punto y se tensó al ver la pequeña figura en el umbral del balcón.

"Hola, Raoul."

¡Demonios! ¿Cuánto tiempo había estado Riki ahí, escuchando sus revelaciones? Su humillación pública se suponía sería atestiguada por dos personas solamente – y aún así ya era demasiado. El pensamiento de que el despreciable impuro era ya otro espectador de su confesión envió una oleada de calor a las mejillas de Raoul.

El joven de cabello negro estaba recargado contra la entrada del portal, cruzado de brazos, observando a Raoul con una expresión insolente. O al menos a Raoul le parecía insolente. El blondie lo ignoró deliberadamente y volvió su cabeza a Iason, pretendiendo que reprendiera a su mascota. Pero Iason fue más rápido.

"Ni una palabra, Raoul."

Y extrañamente Raoul no tuvo la fuerza de voluntad para discutir con él.

"Ve a tu habitación, Riki." Esta vez la voz de Iason sonó más suave, pero al mismo tiempo más contundente.

Riki tampoco protestó. Se alejó del marco, dándole a Raoul otra mirada y se marchó a través del salón, sonriendo diabólicamente. Finalmente por el pasillo y la puerta se deslizó cerrándose detrás de él. Raoul suspiró. Iason suspiró también. La mano de Katze alcanzó el bolsillo en su pecho, pero se detuve en medio del aire.

"¿Te importa si fumo, Iason?"

"Adelante. Si a Raoul no le importa, claro."

Raoul negó con la cabeza, mascullando un renuente permiso y la mano se deslizó felizmente en el bolsillo.

"En esta Terminal hackeada," Iason continuó, mientras Katze encendía el cigarro e inhalaba profundamente. "¿Tenías algo relacionado con el mercado negro ahí?"

"No. No en realidad. Todas esas cosas las tengo en una Terminal privada en mi oficina. Está desconectada la mayor parte del tiempo. Sin embargo, si ellos observan las bases de datos del laboratorio estrechamente, si comparan ciertos datos, gastos, cantidades, si supieran qué buscar, probablemente serían capaces de descubrir que algo no está bien. Pero de alguna manera, dudo que eso sea lo que andaban buscando."

"Pero no puedes estar totalmente seguro."

"No, no puedo."

Iason resopló.

"¿Llamaste a la policía?"

La boca de Raoul se curvó. "Les notifiqué. Una investigación oficial se ha abierto por si queremos tomar medidas legales más tarde, cuando sepamos quién lo hizo."

Iason asintió. Aprobándolo en silencio. Raoul finalmente alcanzó su copa – no teniendo nada más en qué ocupar sus manos, que beber.

"Y entonces pensé, que quizás mi gente no pueda encontrar nada simplemente porque no son hackers. Son grandes expertos en computación, pero no saben la forma de pensar de un hacker, y ciertamente no conocen sus trucos. Quizá un hacker debería pelear contra otro hacker. Usa un ladrón para atrapar a un ladrón, como ellos dicen. Por eso pensé en Katze."

Dios, se elogió a sí mismo, eso sonó razonable. Sonó natural y firme. No revelando nada de su vergüenza. Con el rabillo del ojo pudo ver que el comerciante lo estaba viendo, pero el hermoso rostro no mostró ninguna expresión particular.

"Así que, quieres que Katze vaya e intente encontrar algunas respuestas para ti," dijo Iason.

"Sí. Si no te importa."

"Por supuesto que no me importa." La suave voz tuvo una ligera nota de irritación. "Espero que ayudará a proteger nuestros intereses mutuos."

Raoul observó al pelirrojo. "¿Tu qué dices, Katze?"

El comerciante arrugó el cigarro con los dedos algo nervioso.

"Seguro, yo... le echaré un vistazo."

La habitación estaba llena de gente. Elites de cada color de cabello permanecían en semicírculo como esperando alguna clase de show. Detrás de ellos una pared de cristal les daba una amplia vista de una habitación gigante – el Laboratorio Genético Principal, o al menos eso es lo que Katze suponía. Actualmente, sin embargo, no podría ver ni el grupo de científicos de la elite, ni el laboratorio, ya que estaba de frente a la pared opuesta. La pared completamente ocupada por una enorme Terminal.

"Nuestro sistema actual, [Alpha] 4800, fue instalado hace sólo unos pocos meses. ¿Está familiarizado con él?" preguntó un joven hombre sentado en frente de las pantallas. Solo May, Katze recordaba su nombre – habían sido presentados unos minutos antes en la oficina de Raoul.

"Más o menos."

De hecho, era un poco menos que más, como lo sistemas del grupo [Alpha] eran solamente instalados en grandes compañías, siendo demasiado poderosos para usuarios privados, Katze nunca había tenido oportunidad de trabajar con ninguno de ellos. Todo lo que sabía era información que había reunido en la red el día anterior. Aunque los Alphas no eran muy diferentes de los sistemas que usualmente operaba.

"Cambiamos nuestras configuraciones cada dos meses. Así como los firewalls. Supongo que tendrá checarlo por usted mismo. Aquí está nuestra base de datos principal."

Solo siguió mostrándole el sistema, iniciando algunas aplicaciones, abriendo archivos, y hablando todo el tiempo. Katze lo escuchaba sólo parcialmente – la mayor parte de su atención estaba puesta en los murmullos escuchaba desde atrás. Conspiradores murmullos. Y algo esquivos.

"Así que ese es el tipo. Russell tenía razón, el no es un elite."

"De todas formas, ¿quién es él?"

"No sé exactamente. Sólo escuché su nombre. Katze."

Katze suprimió el deseo de voltear y darles a los habladores un a maligna mirada. Se mordió el labio, ansiando desesperadamente un cigarro. Junto a él, Raoul cambiaba su peso de una pierna a otra y suspiraba incómodamente.

"¿Katze?" otra voz reunió a la conversación. Parecía agitada. "¿Qué no es ese el nombre del antiguo mueble de Iason Mink?"

"¡Sí, sí es! ¡Ese es el nombre! Katze. El aficionado a las computadoras..."

La voz se detuvo en seco con una terrible comprensión. Katze hizo una mueca para sí. Claro, ahora empezará.

"Pero eso significaría que él es un -"

En ese instante Raoul aclaró fuertemente su garganta.

"Caballeros, por favor, paren los murmullos."

El reproche funcionó y los murmullos cesaron. Sin embargo, la tensión permaneció, flotando en el aire, pesada e indecible. Raoul le dio a Katze una corta mirada de reojo, pero no dijo nada. Por un rato sólo estuvo la voz de Solo resonando en el silencio de la habitación, pero pronto la cátedra también terminó.

EL joven hombre se levantó de la silla y se la ofreció a Katze con un ligero gesto de nerviosismo.

"¿Podría usted?"

Katze asintió y se sentó.

"¿Necesita más explicaciones, Sr.,...em, Katze?"

Oh sí, Solo también tenía problemas con él. Cómo dirigirse a un impuro, un mestizo castrado, antiguo mueble, quien sin embargo vino a ayudar, recomendado por el mismísimo jefe. En efecto, aunque el joven parecía un poco amigable, desesperadamente trataba no dirigirse a Katze del todo. Pero algunas veces no funcionaba...

Katze le dio un vistazo al programa.

"No, gracias. Creo que puedo arreglarme el resto yo solo," le dio al hombre una sonrisa llena de disculpas.

"En cualquier caso, sólo llamaré."

Se giró hacia la pantalla. Y entonces el forzado silencio se rompió repentinamente.

"¡Pero es un impuro!" Obviamente alguien encontró necesario terminar la frase interrumpida anteriormente. El susurro fue lo suficientemente alto para ser escuchado hasta en la más distante esquina de la habitación. Si alguien se había perdido la conversación anterior, definitivamente ya lo sabrían ahora. La reacción vino inmediatamente.

"¿Qué?"

"¿Un impuro?"

"Sí, es verdad"

"¡Pero es ridículo!"

"¿Raoul se ha vuelto loco?"

"Imposible"

"No, no puede ser, él no luce como uno"

Había más de ellas, todas dichas al mismo tiempo - en el conjunto de voces era difícil distinguir las palabras.

"Pero señor, este hombre es un impuro," finalmente alguien se atrevió a decirlo en voz alta. La voz era tranquila, vestida en una elegancia innecesaria. Katze escuchó un roce de ropas detrás de él mientras Raoul volteaba hacia el que habló.

"Sí, sí es. Y también es el hacker más efectivo que conozco. Y si tengo que usar la ayuda de un impuro para arreglar nuestro problema, definitivamente lo haré. Si alguien tiene una mejor idea, por favor dígame."

Nadie habló. Hubo un largo momento de silencio, las ropas de Raoul crujieron otra vez.

"¿Estás listo para trabajar ahora, Katze?"

Katze no se sentía listo. Sus manos estaban temblando. Toda esta situación le crispaba los nervios. Pero bueno, con eso ningunos tips ni instrucciones lo ayudarían.

"Sí. Pero si no les molesta, me gustaría estar solo. Prefiero trabajar en silencio."

La malicia con que lo dijo no fue intencional, pero cuando lo notó, sintió un perverso alivio. Murmullos indignados se dejaron oír otra vez. ¿Por qué un impuro les estaba pidiendo que salieran?

"No me molesta para nada, " dijo Raoul , y después un poco más fuerte, dirigiendo sus palabras a los espectadores: "Suficiente espectáculo,. Por favor, vuelvan todos a su trabajo."

Katze gruñó, pero dudó que alguien lo notara. Estaban demasiado agitados por su orgullo ofendido. Siguió escuchándolos mientras salían, y los murmullos se apagaron sólo cuando la puerta en la pared de cristal se cerró tras ellos. Raoul y Solo se dirigieron a otra puerta. El más joven se fue primero, y el blondie se detuvo en el umbral, volteándose a ver Katze. Notándolo con la esquina del ojo, el comerciante lo miró expectante.

"Estaré en mi oficina," dijo Raoul. "Si encuentras algo, házmelo saber de inmediato. Si no, puedes volver mañana - así que tómate tu tiempo."

Las palabras fueron tranquilas, pero dichas en una fría voz de negocios, no dejándole duda a Katze de que Raoul estaba en una postura igual que los otros – tenía los mismos prejuicios y distancia. Se había puesto de su lado sólo porque creía que Katze podría serle útil.

Pero por supuesto Katze nunca había esperado una cálida recepción en el seno de la elite. Sólo asintió con la cabeza. "Sí, señor."

"Que tengas un día productivo," Raoul sonrió reservadamente y desapareció tras la puerta.

Raoul sospechaba que su fascinación con Katze empezó en algún momento de ese instante. Al principio fue una inesperada comparación con la elite. Sólo unas simples observaciones. Katze era alto, muy alto hasta para una persona ordinaria. Sólo un poco más bajo que la mayoría de los que estaban ahí reunidos y más alto que unos cuantos. Su cabello era de un color puro. Casi tan puro como el de los elite pelirrojos. Y finalmente - era hermoso.

Al principio ese pensamiento sorprendió a Raoul. ¿Qué estaba pensando? Un impuro, y tan terriblemente marcado - ¿hermoso? Pero entonces se tranquilizó. Por supuesto, era un mueble, era natural que fuera bien parecido. Aunque rebasaba los estándares para muebles. Y su cicatriz, cubierta por su cabello la mayoría de las veces, no era un problema. Sus facciones eran regulares, casi tan perfectas como las de las mascotas de la Academia sólo que no tan delicadas. Pero, él ya no era un niño.

Raoul había visto a Katze muchas veces antes, pero nunca había notado nada de esto. Una sola de esas características no habría causado ninguna impresión. Muchas personas comunes eran altas y hermosas, y tenían el cabello de un color puro. Algunas veces (aunque difícilmente) ocurría sin la ayuda de la ingeniería genética. No, no era eso.

En la noche, Raoul recibió una llamada de Katze, un par de horas después de que se marchara del laboratorio. Las palabras fueron cortas, lacónicas, dichas sin ninguna emoción especial.

"¿Raoul? Creo que lo encontré."

Porqué será que los grandes jefes siempre tienen sus oficinas en la cima del edificio, meditaba Katze mientras el ascensor lo llevaba hasta el último piso de la oficina central del Centro Biológico de Tanagura. El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron, dejándolo frente a la enorme oficina de Raoul por segunda vez en ese día. Encontró al blondie parado junto a la ventana, viendo a través de ella. Caminó por la espaciosa habitación y sólo ante el sonido de sus pasos Raoul volteó a verlo, algo sorprendido, como si lo hubieran sacado de un sueño.

Estaban solos. Era extraño, ya que debía estar repleto de gente - del comité del Centro, de los laboratorios genéticos, del departamento de computación - que quería escuchar las noticias. Quizá quería informárselas él mismo - pensó el comerciante irónicamente. Un impuro hablando frente al grupo de elites sería…sumamente inapropiado.

"Y dime," habló Raoul, aproximándose al escritorio.

Katze levantó la mano mostrándole un disco con la información.

"Aquí está," puso la caja al lado de la computadora. "Todo lo que pude encontrar. Todo lo que había para encontrar, supongo."

Raoul entornó los ojos, alcanzando la caja y abriéndola. Su vista se posó en la cubierta - ahí, en la pequeña funda, escritas en la mal hecha letra de Katze, habían dos líneas de texto. El rostro del blondie se contrajo.

"¿Qué es esto?" de pronto, su voz fue brusca.

"Las dos cosas más importantes. La dirección del directorio copiado. Y la IP de la Terminal a la que fue copiado. Todos los detalles están en el disco."

Raoul no escuchó lo último. Se dejó caer en el sillón y se frotó las sienes, un pesado soplo escapó de su garganta. Katze lo observó con curiosidad. Así que las noticias no eran buenas.

"¿Algo importante?" preguntó.

"Sí." El biólogo hizo un ademán con la mano, apuntando el sillón frente al escritorio. "Vamos, siéntate."

Katze aceptó el asiento ofrecido. Estudió al blondie por un momento, inseguro de qué decir.

"¿Y ahora qué? ¿Vas a llamar a la policía? La pregunta no era muy inteligente, ya sabía la respuesta. Pero no se sentía cómodo quedándose callado.

Raoul lo miró sorprendido.

"Y realmente, ¿qué poder tiene la policía?" Sí, exactamente la respuesta que Katze esperaba. "La compramos, hace lo que personas más poderosas que ella le dicen que haga. Como yo. Como aquellos que lo hicieron, quizá. Puedo llamarles cuando encuentre a los culpables, pero no antes. Ese es mi problema Katze, y no voy a dejárselo a un extraño de la policía. Además, no quiero a la policía interfiriendo en los asuntos del Centro. Podrían encontrarse con algo que no me conviene."

"¿Entonces? ¿Piensas llevar una investigación privada?"

Katze se preguntó si era muy atrevido al hacerle tantas preguntas al blondie. Casi como si estuviera hablando con alguien de su misma posición. Pero preguntar parecía tan natural…estaba tan familiarizado con la compañía de Iason que algunas veces olvidaba que otros elite podrían demandar más respeto.

Sin embargo, Raoul no parecía ofendido.

"Absolutamente. Tengo muchas mejores maneras de resolver esto que la policía."

Katze no lo dudó. Raoul enderezó la espalda, regresando a su imperioso comportamiento. Miró la cubierta una vez más.

"La IP de la Terminal a la que fue copiado," su voz fue recia y tranquila otra vez.

Katze asintió. Los ojos de Raoul cambiaron del disco a él. Estudiándolo por un lardo momento.

"Debo decir que me sorprendes, Katze. Mi gente no pudo ni siquiera descubrir qué datos habían sido copiados y tú no sólo encontraste eso, sino también a dónde fueron copiados. Eso es más de lo que esperaba."

Katze sintió que se arqueaba su ceja. ¿Raoul lo había elogiado? El mismo Raoul que constantemente le daba lata a Iason por su inapropiado contacto con los impuros, ¿lo estaba elogiando? Sin embargo, se las arregló para mantener su usual, fría compostura y sólo sonrió educadamente.

"Gracias."

El blondie se inclinó hacia delante apoyando los codos sobre el escritorio.

"¿Y qué hay en el disco?"

"Un reporte completo de lo que encontré más otros detalles. Creí que la gente de tu departamento de cómputo podría utilizarlo."

"Seguro lo harán. ¿Algo que pueda interesarme?"

"Sólo si te gusta leer biblias técnicas"

Raoul alejó el disco sin verlo.

"¿Sabes dónde está ubicada la Terminal con esta IP? Me refiero físicamente. ¿Tanagura? ¿Algún otro lugar en Amoi? ¿Una colonia, quizá?"

"Algún lugar cercano, a juzgar por el número. Tanagura o Midas, más probablemente. Pero la ubicación exacta - No iría tan lejos."

Los labios del blondie se curvaron en una mínima sonrisa.

"Pero es posible checarlo, ¿verdad?"

Katze asintió. "Es muy fácil. Tu gente no tendrá ningún problema con ello."

"Ah." Raoul le dirigió otra larga mirada. "Pero, ¿y si prefiero que tú lo hagas? Espero que no te moleste."

La forma de pensar de los blondies es desconocida, el corto pensamiento atravesó la mente de Katze y lo hizo sonreír incómodamente. Raoul quería la ayuda de un mestizo porque nadie de sus propios empleados podía ayudarle. Y - eso era seguro - solamente por eso. Ahora el impuro ya no le era necesario. Entonces, ¿por qué lo quería? En cualquier caso, Katze no pudo rehusarse.

"No me molesta," musitó.

"Muy bien. ¿Cuándo puedo esperar los resultados?"

"Pronto. Mañana, quizá el día después. Pero preferiría hacerlo desde mi propia Terminal."

"Seguro,puedes hacerlo desde donde desees." Con eso, Raoul le sonrió otra vez.

Y había algo en esa sonrisa que inesperadamente preocupó a Katze. Esta vez no fue la fría, distante curvatura de los labios del blondie. Esta vez era algo más. Pero Katze no pudo decidir qué era.

Raoul era, ante todo, un científico. No un hombre de negocios, no un líder, sino un científico. Fue creado para ser uno y lo que Júpiter planeó para él funcionaba perfectamente. Las prominentes características de un científico - la necesidad de repuestas, de investigar y encontrar - corrían fuertemente por las venas de Raoul. Y era por eso que estaba tan obsesionado con sus observaciones sobre Katze.

Consideremos esto, pensó, mientras paseaba alrededor del salón la noche después de que el comerciante visitara el Centro. Lo que distinguía a la elite de las personas comunes era su perfección - cuerpo y alma. Tenían hermosos rostros, cabello de un color puro, cuerpos grandes y fuertes. Su inteligencia superaba a la del resto de la población por más de 100 puntos. Esta serie de características era artificialmente asegurada a cada elite. Sin embargo, lo que Raoul sabía mejor que nadie en Amoi, y lo que consideraba más fascinante era que estas características no eran imposibles de lograrse en nacimientos naturales. Estaban dentro del rango humano natural de variación, excepto que era en los extremos de la distribución, así que en realidad no ocurría.

Pero Katze…en muchas formas se parecía a un elite. Por algún increíble golpe de suerte debió recibir el cúmulo de genes que le dieron esta excepcional combinación de características de la elite. Si fueran dos o tres de esas cualidades no habría sido tan inusual. De vez en cuando pasaba entre los nativos de Ceres. Incluso el impuro que tenía Iason poseía el cabello de un color puro y una remarcable belleza facial. Pero más de ellas - ¿incluyendo la inteligencia? Ni siquiera los ciudadanos de Midas, cuyo nacimiento estaba casi tan controlado como el de la elite, alcanzaban tal perfección. Raoul dudó seriamente que algún otro espécimen como ese - que no fuera un elite - embelleciera este mundo.

Este descubrimiento era tan fascinante que tembló emocionado. El sólo pensar hasta dónde habría llegado Katze si hubiera crecido como un elite. En lujosos dormitorios en vez de Guardian en Ceres, si hubiera recibido la educación de un elite. Si tuviera el cabello largo, sin esa cicatriz en el rostro, mejor vestido, si comiera mejor y no fumara como chimenea (lo que definitivamente funcionaría para mejorar su insana palidez). Entonces podría haber sido tomado como un elite.

Y había algo que hizo esos dos descubrimientos aun más embelesadores.

Katze era un impuro. Un simple impuro sin ni siquiera una identificación de ciudadano. Sí, era un comerciante del mercado negro, algo poderoso en el bajo mundo, ¿y qué? Para la ley no era nadie y no significaba nada. Ni si quiera podía comprar una taza de café en una tienda normal. Alguien podía apoderarse de él y no estaría en posición de hacer nada.

Exactamente como Iason había hecho con su impuro.

Pero el mestizo de Iason no era nada excepcional y este otro…Poseer una criatura como esa. Sería casi como tener un miembro de la elite en su poder. Tan único. Tan- hermoso. Raoul volvió a estremecerse y se forzó a dejar de pensar en ello. Se sentó en el sillón, intentando alejar esos pensamientos. ¿Qué estaba pensando? Siempre había reprendido a Iason y ahora…Sin embargo- observó alrededor de su departamento. Últimamente el silencio empezaba a molestarlo. Las mascotas eran aburridas, seguro, pero sin ellas su departamento parecía tan vacío y los muebles eran sólo…muebles. Y después de todo, ¿qué podía detenerlo? ¿Por qué no debería hacer lo que sentía? Él era un blondie. Podía hacer lo que quisiera, especialmente con alguien que ni siquiera era un ciudadano. Sin duda Raoul no tenía en mente ninguna de esas cosas carnales que Iason hacía con Riki. No había razón para sentir culpa. Katze podría ser un impuro, pero sus cualidades eran mejores que las de muchas mascotas de la Academia. ¿De verdad podía alguien estar sorprendido con la curiosidad que Raoul sentía por él? Era natural. No había razón para abstenerse.

Sí.

El pensamiento lo calmó un poco y finalmente pudo dejarlo de lado. Posó la vista en la pila de papeles sobre su escritorio junto al sillón. Unas impresiones del contenido del disco que Katze le había dado - al final, decidió leer la biblia técnica, pero justo como había esperado, no encontró nada interesante. Todo lo que en verdad necesitaba eran aquellas dos líneas escritas en la cubierta. Y especialmente la primera lo preocupaba sobremanera.

El Embrión Especial – era el nombre de su nuevo proyecto genético. En teoría ya estaba finalizado, pero todavía tenía que ser probado. El experimento ya había empezado, veinte fetos de prueba estaban creciendo en sus incubadoras. Aun así, era demasiado pronto para decir algo. Y pasaría un largo tiempo antes de que el periodo de prueba terminara. Iason y él tenían grandes planes para este proyecto. Una nueva camada de mascotas con características completamente únicas y originales – planeaban revolucionar el mercado.

Empezarían por Tanagura, pero también consideraban varias oportunidades de exportación. Otras ciudades los aguardaban, aun inexploradas. Esperaban seducirlas con esta nueva colección. Se suponía que les traería una gran suma de dinero y por eso era mantenido como el máximo secreto en el Centro. Incluso a los patrocinadores, vestidos con una solemne discreción, les era dada la más escasa y general información.

Ahora ese máximo secreto ya no era un secreto. Raoul recordó la mirada de Iason sumamente disgustada mientras le decía las noticias. Sí, tenían un problema y la solución tenía que encontrarse rápido. Irónicamente, con esta particular dificultad Katze venía muy bien.

Cuando Iason entró al salón, Raoul ya estaba sentado en el lugar de siempre. Bebía de una copa, sus ojos estaban puestos sobre la mesa. Iason se acercó y se sentó, saludándolo con la cabeza. Había otra copa y una botella del vino favorito de Iason, Amber Delight, en la mesa. Raoul lo acercó a Iason.

"Sírvete, lo ordené para ti."

Iason le agradeció, sonriendo ante el conocimiento de Raoul sobre sus gustos. Bien, al menos no serían molestados por el atento mueble. Vació un poco de vino en la copa y se recargó en el cojín del sofá.

"¿Y sobre qué querías hablar?" preguntó, yendo directo al punto.

Raoul respiró hondo. Hubo un momento antes de que contestara.

"Lo que voy a decir quizá te parezca extraño. Especialmente porque siempre te he reprendido por tener a Riki."

Iason levantó una ceja, intrigado. "¿Qué es, Raoul?"

"Katze," dijo el otro blondie.

"¿Qué hay con Katze?"

"Él…me interesa. Parece que es muy inteligente. Fue capaz de descifrar el problema que mi equipo de elites expertos no pudo ni siquiera abordar. Él es…¿nunca has pensado que es casi como uno de nosotros?"

Iason lo estudió, considerándolo. "No, la verdad, no."

Raoul dio un quejido.

"Bien, yo lo he hecho. Y me preguntaba si..." se detuvo, dudando otra vez. "Iason, ¿crees que podrías…cedérmelo?"

"¿Cedértelo?" Iason pudo mantener la voz y el rostro serenos, pero sus palabras sonaron ridículas. "¿A qué te refieres?"

Raoul agachó la vista, posándola en la bebida azul en sus manos. Jugó con la copa.

"Aun consideras a Katze de tu propiedad, ¿no?"

"Bueno, preferiría llamarlo - mi subordinado más cercano. Ya no una propiedad."

"Pero una vez me dijiste que no cancelaste su identificación de mueble."

"Sólo porque trabajando para mí, aun la necesita. Todavía estoy suscrito como su dueño actual – porque alguien tiene que serlo, pero no tengo derechos sobre su registro. Él tiene la mayoría. Lo cambiamos así por mi propia petición."

"Ya veo," Raoul asintió pensativo. "Pero si alguien quisiera…apropiarse de él, como tú te apropiaste de Riki, lo verías como una violación a tus derechos, ¿no es así? Riki no le pertenecía a nadie, pero Katze aún te pertenece."

Iason frunció el ceño. El razonamiento de Raoul se volvía más y más interesante, pero decidió no hacer preguntas. Por ahora.

"Si lo pones así, entonces sí," admitió.

"Entonces, si alguien quisiera apropiarse de él, tendría que pedirte permiso. Tendría que pedirte que se lo cedieras."

"Eso creo. Pero Raoul, no concedería tal permiso. Katze es demasiado valioso para mí."

"Sí, lo sé," Raoul levantó los ojos hacia Iason. Su mirada era extrañamente intensa.

"Pero primero escúchame. Lo que te pido no tiene que ver con el trabajo. Tú lo posees - por completo, pero no tienes interés en su vida privada. No la utilizas. Así que es como una tierra desierta en tu posesión. Y yo, por el contrario, no estoy interesado en su trabajo. No voy a interferir en sus negocios mutuos. Mientras me pertenezca puede seguir haciendo lo que siempre ha hecho para ti. Y te aseguro que no interferirá en su desempeñó de ninguna manera. Así que mi petición no te afecta en nada."

Por un momento Iason sorbió vino en silencio, estudiando a su amigo, ahora con gran interés. Raoul se estremeció incómodamente bajo su mirada.

"Sin embargo, estoy consciente de que podría ser un serio daño par ti," añadió. "Me disculpo por pedir tan abiertamente algo de tu propiedad. Si quieres, puedo compensarte por él. Puedo ofrecerte a una mascota de una de las colecciones más nuevas del Centro."

Iason lo ignoró, seguía observando fijamente al biólogo.

"¿Para qué lo quieres, Raoul?" preguntó finalmente.

Raoul se estremeció al escuchar la esperada pregunta. ¿Y qué se suponía que tenía que decir? Después de que llamara a Iason para arreglar su reunión, había considerado muchas buenas respuestas y explicaciones. Ahora no sentía conveniente usar ninguna de ellas.

"Sólo estoy interesado. Quiero…tenerlo."

"¿Y qué planeas hacer con él? Está castrado. Es demasiado grande para ser un mueble, una mascota…bueno, la simple idea está fuera de lugar."

"Lo sé, pero…Te aseguro que encontraré- un uso para él." Raoul estaba consciente de que sus palabras sonaban ridículas. Maldición, él era ridículo, ¿pero de qué otra manera se suponía que obtendría lo que quería? Al ver la escéptica mirada de su amigo dio un suspiro y decidió apoyarse en los hechos. "Bueno, ahora que surgió esto del hacker, creo que sería aconsejable que permaneciera cerca de mí. Después de todo, soy el principal envuelto en esto, no tú."

Iason asintió. Bien, así que era así. El día anterior, cuando Raoul le contó el resultado de la investigación de Katze, ambos estuvieron de acuerdo en que comerciante con sus conexiones en el mercado negro podría aportar valiosa ayuda en la investigación. Iason ya le había ordenado que dejara de lado los asuntos menos importantes y que pusiera este otro al principio de la lista.

Sin embargo…

Sun embargo, era obvio que ese no era el porqué del repentino interés de Raoul en Katze.

Vida privada, había dicho. Iason ladeó la cabeza. Sus labios se curvaron en una sonrisa.

"¿Piensas tener sexo con él?"

Raoul se estremeció abruptamente. Por un momento pareció ofendido. Después el enojo desapareció dejando una extraña resignación. Suspiró otra vez.

"Lo admito, lo que me dijiste sobre el sexo fue algo- tentador."

Iason sonrió, recordando sus discusiones sobre ese asunto. Había algunas de ellas. Empezando con Raoul preguntándole qué era tan especial acerca de este "asunto de sexo" que no podía resistir. Iason trataría de explicarle. Y Raoul se rehusaría a entender.

"Pero no," dijo con firmeza el biólogo. "No tengo la más mínima intención de hacer eso. Aún estoy en la firme convicción de que el sexo es altamente inapropiado para la elite. Katze…es sólo un caso fascinante. Y por su edad, prefiero a alguien de su edad que algún adolescente inmaduro. Y su castración en realidad no me molesta."

Iason lo examinó por otro momento, después rió en su delicado, altivo tono.

"Muy bien, Raoul. Si lo quieres, puedes tenerlo. Bajo una condición. Aún no te lo estoy dando. Te lo estoy…prestando. Dos meses, y veremos si su estancia contigo de verdad no afecta su trabajo. Si es así, es tuyo para siempre. Oh, y no te molestes con recompensarme. No estoy interesado en mascotas. Una es suficiente," dijo. "Tómalo como un regalo. Creo que la diversión de verlos juntos a los dos será suficiente pago para mí."

Fin capítulo 1