PROLOGO

21 de mayo, 2014

Bella

En todo el tiempo que tengo de conocer a Alice, algo que nunca ha tenido es talento para ser puntual, es mi mejor amiga y la quiero, pero, en momentos como este me pone de los nervios cuando han pasado más de treinta minutos de la hora que acordamos.

Desde hace semanas que tiene de estar hablando de que la nueva película de superhéroes es genial y que tiene emoción por verla, y cuando por fin decidimos ir y verla no aparece ni responde mis mensajes, como la conozco así de bien, traje un libro que me tiene bastante enganchada, es simplemente genial, aunque bueno tratándose de mi caso cualquier lectura me parece épica pues leo por deporte.

Soy una chica bastante sencilla, a mis veinte años no he hecho mucho, mi vida se compone de venir a la universidad y leer como si no hubiese un mañana, en palabras simples soy una aburrida sin remedio, que vive siempre en las nubes pensando en los romances legendarios que leo a cada poco tiempo y que ni por casualidad me van a pasar a mí; sin embargo, amo vivir y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, como leer disfrutar de una buena taza de chocolate en una tarde de invierno mientras hay una película romántica en el televisor.

Incluso soy sencilla en mi carrera, estudio arqueología, específicamente arqueología forense, algo no tan común en estos tiempos modernos en donde todo está enfocado a mirar más allá del presente y dar pasos agigantados hacia el futuro, algo que no queda conmigo, pues soy bastante tradicional, la tecnología y yo casi no somos amigas, pero poco a poco voy ganando su confianza, gracias principalmente a Alice, mi loca e impuntual amiga, quien es todo lo contrario a mí.

En eso estaba pensando cuando sentí sobre mí una sombra, pero no le di importancia, de seguro es alguien más que está hablando con alguien o como yo, está esperando a algún amigo, pero, como mi suerte apesta la sombra me habló, distrayéndome de mi muy interesante lectura, justo iba donde la chica conoce al sexy protagonista, vaya suertuda eres pequeña ladrona. Lo malo de que no le haya estado poniendo atención al mundo fue que no pude entender lo que esa voz de chico dijo así levante mi cabeza prácticamente por inercia.

Debo decir que lo que vi me pareció infinitamente más interesante que mi libro, el rostro del que salió esa voz me dejó helada en mi sitio, cabello cobrizo, algo largo y despeinado, mandíbula cuadrada, sonrisa encantadora, más levantada del lado derecho que del izquierdo, nariz perfectamente recta y oh por Dios esos ojos verdes, algo extraños, eran sin duda verdes, pero puedo jurar que tenían ciertas notas de dorado que los hacia más brillantes.

Juro por Dios que en este preciso momento me había enamorado.

-Disculpa que me acabas de decir? - a como pude encontré mi voz como para preguntarle sobre lo que había dicho, ahora me siento más o menos mal por no haberle puesto atención antes, lo vi sonreír de forma avergonzada y creo que se sonrojó ligeramente

-Lo lamento, soy un poco tonto, te pregunté si sabes si hay una librería cerca- dijo aquel chico con rostro de ángel.

-Oh vaya, pues sé que en la 33 y 17 hay un Barnes and Noble- le dije agitando mi libro de manera efusiva, me sentí un poco tonta- pero la verdad no sé qué estás buscando, pero es la única que conozco que está cerca

-Eso es suficiente- respondió con un acento un poco marcado, quizá inglés, quería seguir hablando, de pronto mi libro no era lo más interesante, si hay alguien en el cielo que me quiera por favor hagan que me pregunte otra cosa

Aunque como dije mi suerte apesta, de pronto, como si la hubieran invocado y saliera del piso apareció Alice, nunca había sido tan inoportuna, es mi amiga y la quiero, pero como la odio en este momento

-Hola panquesito- dijo con esa voz de loca que pone cuando hay algún extraño alrededor, me tomo del brazo, levantándome de un tirón- lista para nuestra tarde de películas

-Sí, te he estado esperando por bastante rato, vámonos- conteste y con todo el dolor de mi alma comencé a caminar, aunque no pude evitarlo, me gire al chico- espero que encuentres tu librería- dije casi a voz en grito, Al caminaba bastante rápido.

-Quien era ese tipo? - me pregunto cuando ya estaba lo suficientemente lejos de aquel extraño

-Solo un ángel- dije con voz de soñadora, ella solo me miro levantando una ceja

-Si tú lo dices- ella se encogió de hombros- ahora, como veo que has quedado en trance, por favor dime que al menos te pidió tu número, al parecer él también quería verte mejor, pues si las miradas mataran creo que estaría ya cultivando margaritas

-No seas exagerada, no creo eso, el solo quería saber dónde había una librería

-En serio me estás diciendo que, en pleno new york, donde prácticamente hay librerías en cada esquina, y mucho más cerca de una universidad, quería "encontrar una librería" en serio Bells?

-Eso fue lo único que me pregunto, luego tu llegaste- la mire con fingido odio, no me resulto en absoluto, pero es lo que hay- por cierto, donde estabas, te espere como por treinta minutos

-Lo lamento, tenía algunas cosas que hacer en clase, el profesor Harris piensa que no estoy dando suficiente en el curso, como si hubiera algo que dar en Arte del renacimiento- se rio con malicia

-Bien, ahora vamos- le dije, pensando en ese chico, no solo estaba guapo, pude sentir con toda la fuerza de una bola de demolición, como su sonrisa detuvo mi corazón, además, pude sentir como me quedaba estática con solo ver sus ojos- tu querías ver esta película, ahora vemos la película

-Dime que al menos sabes cómo se llama? - se rio, fuerte y largo, fue una carcajada muy pero muy intensa, tanto que algunas personas la miraron mal y como no podía ser de otra forma ella dejo de reír abruptamente, mirando a todos con odio y si, esa mirada si asustaba mucho más que la mía.

Quizá sea porque su mirada combina perfectamente con su mala actitud, esta chica literalmente está loca, y aun hoy me pregunto porque somos amigas si ella y yo somos completamente diferentes.

Mientras que yo soy una romántica sin remedio Al es una cínica que solo se ríe de mis ideas del amor, además es una chica bastante oscura, ama las cosas paranormales mientras que yo le tengo miedo hasta a mi sombra, le encanta el metal y a mí las baladas románticas o la música ligeramente más tranquila, eso si, en lo que ambas somos iguales es que somos lectoras y ambas leemos exactamente los mismos libros, al mismo tiempo, esa fue la principal razón por la que comenzamos nuestra amistad.

Además de eso, no solo fue su mirada de odio lo que probablemente atemorizo a los chicos que la veían, quizá su aspecto influyo un poco; también es bastante bajita, de piel extremadamente pálida y su cabello es negro, lo que da un poco de miedo si contamos el hecho de que siempre anda de negro y en palabras sencillas solo es una buena persona cuando quiere y solo con quien quiere, afortunadamente yo soy una de esas personas. Me reí y continúe caminando en dirección a la salida por lo que mi loca amiga no tuvo más remedio que seguirme.

La película fue todo lo ambas esperábamos y más, estuvo bastante buena, pero como no podía dejar de pensar en ese chico, no le puse la suficiente atención, solo podía ver esa sonrisa ladeada, y recordaba perfectamente el tono de su voz, con ese acento sexy que tenía y esos ojos oh Dios esos ojos verdes que podría ver todo el día, claro si supiera quien es.

-Hey, te estoy hablando desde hace rato- Alice movió su mano sobre mis ojos por lo que parpadee- definitivamente estas en la luna

-Lo siento, que me decías? - pregunte

-Nada solo olvidado, en serio que te dejo mal ese tipo cierto

-Para que lo voy a negar, si de todas formas sabes que es verdad, en serio creo que me he enamorado

-No te creo- me miro un poco más seria- vamos a ver en primer lugar, el amor a primera vista no creo que exista de forma tan fuerte, segundo, quien se enamora de un desconocido tan rápido, no crees que podría ser un homicida o algo

-Deja de pensar mal de todos- le dije y no pude evitarlo una sonrisa salió de mis labios- además el amor a primera vista si que existe, aunque tu no lo quieras admitir, ojalá algún día te pase esto, así me reiré de por vida

-Oh si mira mira como tiemblo- movió sus manos como simulando un temblor- yo que tú le hubiese pedido el numero

-Claro que no, como crees que haría algo así, además solo quería saber cómo llegar a una librería, no creo que quisiera mi numero

-Pero porqué, si eres un encanto de persona- su voz sarcástica me hubiese molestado si fuera otra persona- mírate

-No- dije y me reí- no voy a hacerlo

-Ve lo que te digo- saco su teléfono con la cámara frontal activada y la acerco hasta mi rostro- eres una buena persona y como podrás ver no tienes tres ojos ni una sola ceja

Tiene razón, no soy nada fuera de lo común, soy una chica muy simple, mi cabello marrón es lacio por naturaleza, mi piel blanca es bastante común y mis ojos cafés no son la gran cosa, además, creo que tengo un pequeñísimo problema de autoestima

-Si si tienes razón, toda la que quieras

-Pues entonces la próxima vez que lo veas tendrás que darle tu número, o al menos lo buscaremos en Facebook, nunca el acoso había sido más divertido

-Como lo voy a buscar en Facebook, estas loca, además, no sé cómo se llama

-No te creo- se rio por varios minutos- me estás diciendo que tu Isabella Swan, la persona más racional que conozco, que eres la personificación de la rectitud y buen juicio asegura haberse enamorado de un tipo del que ni siquiera sabes el nombre

-Al parecer- dije y me reí- y ahora tendré que vivir con el recuerdo de esos ojos, que nunca volveré a ver

-Deja de ser tan dramática mujer, y créeme, lo veras otra vez, hazme caso, sabes que puedo ver el futuro- me guiño un ojo y se dedicó a seguir comiéndose sus papas fritas.

21 de mayo, 2014

Edward

Odio este lugar; siempre me siento perdido y nadie es lo suficientemente amable como para ayudar cuando se lo pido. Sé que solo han pasado dos semanas y que debo darle una oportunidad al estúpido infierno en el que me encuentro, pero no es tan fácil como la gente piensa, adecuarse a una nueva ciudad y que esta sea tan diferente a mi hogar no es nada sencillo.

Deje Cardiff hace unos días para cruzar el Atlántico, llegué a Nueva York a terminar mis estudios de cine, que empecé en casa pero que gracias a que a la insistencia de mi padre porque estudiara en uno de las mejores escuelas, además de claro hacerle caso a la supuesta seguridad que no puede ofrecerme en casa, heme aquí en la NYU, listo para empezar gracias al traslado de emergencia que realizaron mis padres.

No puedo negarlo, en mi situación actual, un cambio de aires no me viene en absoluto mal, pero, como soy quien soy y odio los cambios no estoy del todo feliz viviendo solo en una ciudad desconocida, pero, no lo voy a negar, lo bueno de todo es que no tengo que estar cerca de mi familia y de la familia de Tanya, a quien no puedo nunca sacar de mi cabeza, ella esta conmigo en mis sueños, en mis pesadillas y es un grifo a medio cerrar cuando estoy despierto, siempre detrás de mi cabeza, siempre recordándome quien soy y porque no merezco ni siquiera estar respirando y aunque trate de ignorarlo, en ocasiones es tan difícil que en mas de una oportunidad he pensado en hacerle caso.

Necesitaba llegar meses antes para poder adecuarme a la ciudad y a mi vida como adulto responsable que a sus veintiún años por primera vez vive lejos de sus padres y hermanas, además, quería encontrar un empleo de medio tiempo porque, aunque el dinero no es problema nunca me ha gustado el depender del dinero de mi familia, quizá también hacer algunos amigos, pero esto es algo más difícil, pues no congenio mucho con la gente, punto.

Obvie el hecho de lo supuestamente frustrante que es mi vida para dirigirme al edificio administrativo donde oficialmente quedare inscrito como estudiante de la NYU en la carrera de cinematografía, algo que he amado desde que era pequeño, siempre me ha gustado grabar cosas, personas, eventos extraños de la vida cotidiana. Mi sueño siempre ha sido ser director de alguna película, no importa que no gane un óscar, lo que me encantaría más que el reconocimiento es que las personas vean y entiendan alguna idea que hay en mi mente plasmada en forma de video.

Llegue a la oficina donde amablemente me recibió una chica, bastante guapa, no lo puedo negar, pero que me miraba como si fuese un trozo de carne, le sonreí con cortesía, pero solamente la necesaria como para que no me mandara de vuelta a Gales solo por ser un imbécil, la verdad las mujeres no me interesan en ese sentido, ya no mas, esa parte de mi vida se encuentra muerta, como casi todos los aspectos de mi vida, a excepción del cine, que es lo único que me mantiene cuerdo.

-Buenas tardes- le dije dándole mi mirada más amable, esa que Anna dice que es de cachorro abandonado, según ella funciona bastante para obtener lo que quiera, pero no lo he comprobado por experiencia propia, creo más bien que eso se debe a mi hermosa y vivaz personalidad, llena de falsas mascaras de felicidad- Soy nuevo en la escuela y necesito mi lista de clase y horario

-Oh claro- dijo la chica, con una pequeña sonrisa- cuál es tu nombre

-Edward Cullen- me miro como si tuviese de pronto un tercer ojo y cabello verde, la vi teclear con extrema lentitud y me impaciente un poco- lo tienes?

-Dame un minuto, podrías deletrear tu apellido? - Siempre me pasa cuando no estoy en Gales, mi apellido no es muy común en este lado del mundo y ni que decir en lugares como Asia

-C-U-L-L-E-N- creo que lo dije muy rápido pues se trabo un poco a la hora de digitarlo, pero no le tome importancia

-Cinematografía?- pregunto con alegría, esta chica tan alegre me crispa un poco los nervios, hasta hace que me den escalofríos en la base de mi espalda

-SI, lo siento, pero podrías darte prisa, tengo cosas más importantes que hacer- mi voz sonó algo irritada, pero eso se debe a que no soy para nada paciente

-Lo lamento- se encogió de hombros y con una sonrisa verdaderamente malvada mando el documento a la impresora, que se movía con una lentitud propia de una carrera de caracoles, claro que la impresora iba en último lugar-Listo, lamento la tardanza, en serio

Me tendió la hoja con mi horario de lo que restaba del semestre, la verdad no distaba mucho del programa en casa, no sin antes escribir algo en una nota adhesiva que pego en la parte superior, lo que me hizo reír aun y en contra de mis deseos fue que la pequeña nota tenía escrito un número telefónico en la esquina derecha.

-Lo siento chica- le di mi más triste expresión, que no me creí ni por un segundo- pero, no suelo aceptar cosas de desconocidos, mi madre decía que eso es malo, así que mejor no- tome la pequeña nota y la coloque en el escritorio, pegándola bien para luego marcharme no sin antes guiñarle un ojo y sonreírle angelicalmente.

Al salir me di la vuelta por el edificio de artes, no entraba hasta el próximo lunes y hoy apenas es jueves, además, lo que resta del semestre solamente será para ambientarme, no seré evaluado ya que esta a punto de terminar, pero necesito tener siempre mi cabeza ocupada y tan llena de actividades por hacer para evitar pensar en la vida que no me importa en lo más mínimo venir a clases todos los días, todo el día, si eso fuera necesario, pero nunca lo es.

Fui principalmente para familiarizarme con el edificio y sus alrededores porque no soy fan de perderme en algún lugar y luego tener que pedir información a la gente, eso no me gusta pues el hablarle a los demás no es mi fuerte, la verdad es que soy bastante tímido, aunque no lo parezca.

Buscaba mis clases dando vueltas por todo el lugar, no me perdí tanto como esperaba, al final salí por otra puerta por lo que no sabía cómo llegar a la entrada desde la que llegue así que hice lo que cualquier persona haría, deambule dando vueltas tratando de recordar como entre, hasta que la vi.

Estaba sentada en una banca en medio de una zona verde, tenía un libro en sus manos, y parecía bastante concentrada, casi no podía ver su rostro, pero había alguna extraña fuerza que me hacía ir hacia esa chica de cabello del más raro castaño.

Desde lejos parecía completamente concentrada en su lectura, ajena de este mundo en el que me encuentro sumergido lleno de desesperación a todo lugar en el que se mire, donde mi corazón muerto desde hace tanto tiempo que no puedo ni siquiera recordar cómo es que se siente su latido constante en mi pecho no muriera con cada segundo que pasa. La envidaba en aquel momento y también me intrigaba tanto que no pude evitarlo y como si mis pies hubiesen echado raíces, me quedé ahí estático.

La observe unos minutos, calculo que no más de cinco, pero me sentía como un total acosador en potencia, se veía bastante concentrada en su lectura, al parecer el libro de interesante portada con una corona sangrante era lo bastante interesante como para que no le prestara atención al mundo exterior.

No lo soporte más y pensé en alguna excusa para poder hablarle, me sentía de repente enfermo, mi estómago se sentía algo incómodo, creo que eran los nervios que siento siempre al hablarle a personas desconocidas, pero en esta ocasión los hice a un lado y con lentitud me acerque a ella, era más bonita de cerca, sonreí para mis adentros

- Helo, a oes siop lyfrau gerllaw- levanto la cabeza de un brinco, me miro y puedo jurar que sentí mi corazón en la garganta solo al verla

-Disculpa que me acabas de decir? - Oh por todo lo sagrado, es que no soy imbécil, lo siguiente le hable en Gales y por lo que veo no me entendió ni media palabra, le di una pequeña sonrisa avergonzada

-Lo lamento, soy un poco tonto, te pregunte que si sabes si hay alguna librería cerca- dije esta vez esperando que me entendiera

-Oh vaya, pues sé que en la 33 y 17 hay un Barnes and noble- agito el libro que estaba leyendo- pero la verdad no sé qué estás buscando, pero es la única que conozco que este cerca- sus labios se curvaron en una sonrisa casi imperceptible, es mas creo que ni siquiera fuera consiente de ello pero para mi fue lo mas hermoso que he visto en un largo tiempo

-Eso es suficiente- le iba a preguntar su nombre y quizá entablaría una charla con esta amable chica, pero no conté con que tengo la suerte en mi contra pues otra chica llego, convirtiéndose en mi persona menos favorita

-Hola panquesito- dijo la otra chica, con una sonrisa en dirección al sujeto de mi atención, tomándola de un brazo y levantándola de su asiento, en serio, no podía dejar de verla- estas lista para nuestra tarde de películas?

-Sí, te he estado esperando por bastante rato, vámonos- contesto y comenzó a caminar- espero que encuentres tu librería- me dijo casi en grito, cuando ya iba lo suficientemente largo de mi, dejándome con ganas de preguntarle su nombre o algo que me dejara seguir en contacto con ella

-Soy Edward, por cierto- susurre cuando ya se había perdido completamente de mi vista, me encogí de hombros y de mi bolsillo trasero tome a mi mejor amigo, un Lucky Strikes.

Al fin logre encontrar mi camino hacia la salida y como no tenía nada más que hacer camine hasta la famosa librería que aquella chica sin nombre me había dicho, quizá encontrara algún libro que llamara mi atención.

Di una que otra mirada por los pasillos cuando vi un ejemplar que sin quererlo me hizo sonreír, era aquel libro con corona sangrante que leía aquella mujer misteriosa, encogiéndome de hombros lo tomé y sonreí aún más, había encontrado algo que me conectaba con la chica sin nombre que me había hipnotizado por aquellos minutos más temprano y que hizo que por un instante olvidara el goteo detrás de mi cabeza.