Se quedó mirando fijamente los tonos de sombras que estaban sobre su cómoda y frunció las cejas pensando profundamente mientras llevaba una mano a su barbilla. Una de ellas sería la elegida y la otra iría a la bolsa de maquillaje junto al el resto de las opciones rechazadas. ¿Era esa una situación de vida o muerte? Estaba lejos de serlo, ¿era importante? Tal vez no para la mayoría de las personas, pero lo era para ella. Ese era el último detalle de su maquillaje navideño, después de todo... Sus mejillas estaban sonrosadas y sus labios tenían un rojo brillante, sus largas pestañas estaban curvadas igual que su cabello color chocolate. Se dio otra mirada al espejo y finalmente escogió la dorada antes de guardar la sombra verde claro.

Era todo, había terminado y admiraba lo bien que su vestido rojo se veía con la bufanda verde al rededor de su cuello, combinando con sus tacones verdes, definitivamente era el look navideño que trataba de lograr. Se dio a sí misma una sonrisa de aprobación cuando un severo golpe llamó a la puerta de su cuarto.

"¡Phoebe! ¡Llevas ahí dentro como una hora! ¡Se van a acabar todo el vodka antes de que lleguemos!"

Si los regalos, hombres de nieve y Santa Claus ya no hacían que los adolescentes esperaran con ansias Diciembre, las fiestas de navidad seguro lo lograban.

"¡Ya sabes que no bebo Max!" Le gritó mientras se colocaba un largo arete de oro en su oreja.
"¡Pero yo sí! ¡Apúrate ya carajo!"

La adolescente bajó la vista con el uso creativo de palabras que su hermano había hecho. Una vez que tenía ambos aretes puestos, finalmente caminó a la puerta y quitó el seguro. Del otro lado, un muy impaciente Max descansaba su espalda contra el muro apoyando su pie en el piso como un maniático, mirando hacia el techo con los brazos cruzados y con tantas expresiones faciales como un mimo. Aunque eso cambió rápidamente cuando bajó la mirada para encontrarse con su bella hermana. Antes de que su cerebro tuviera oportunidad de funcionar correctamente ya la había analizado completamente, dejando caer su mandíbula tanto como la economía de un país pobre, y ahora había una colorada y avergonzada expresión en todo su rostro, por suerte para él, Phoebe estaba perdida en sus pensamientos haciendo muecas bobas y girando a su alrededor en el marco de su puerta como para darse cuenta.

"¿Cómo me veo?" Se reía jugando todavía con su cabello, llevándolo de atrás para adelante una y otra vez.

Max volvió rápido a su acto del hermano despreocupado, apartó la mirada mientras formaba su sonrisa normal "¿Y quién es el afortunado?"

Esa había sido la primera idea que salió de su cabeza pero se arrepintió de decirlo tan pronto como salió de su boca, no sólo por lo extraño e inquietante de las palabras que pronunció su lengua, sino por la gran sonrisa que estas causaron en su hermana, lo que significaba que tenían toda la razón.

"Para ser honesta ni si siquiera sé su nombre, es nuevo en la escuela y prácticamente tenemos todas nuestras clases juntos. ¡Es súper lindo y Cherry dijo que iría!"

El no estar muy seguro de tus sentimientos es más típico en cualquier individuo de veinte o veintitantos años, sin embargo eso no significaba que era fácil para el adolescente en cuestión, ser traicionado por sus hormonas como para lidiar con eso. En ese momento Max se sintió muy sorprendido (porque aún no asimilaba el hecho de que ella se veía hermosa en ese momento), celoso (justo el semestre en que no llevaría ni una sola clase con ella, tenía que aparecer un idiota para seguirla a todos lados como un loco), protector ("¿se acaba de poner tacones por un tipo que ni siquiera sabe cómo se llama?"), y confundido (porque no había explicación lógica de por qué le importaba tanto...) y todo junto como en una licuadora. Eso lo mataba.

"¿Max?"

Salió de sus pensamientos, perplejo por el constante chasquido de los dedos de Phoebe en frente de su cara "¿a dónde te vas cuando te quedas así embobado?" Sonó impaciente y molesta, probablemente porque él no había puesto atención a ninguno de sus discursos sobre su nuevo enamorado.

"Perdón..." Bajó la mirada, de la nada ahora era difícil mirarla a los ojos, lo peor era que, ni siquiera estaba seguro de por qué.

La extraña y ligera tristeza que mostró su rostro ablandó la ira de su hermana lo suficiente para que dejara de hablar, pero no lo suficiente como para preguntarle qué le molestaba tan repentinamente.

"Muy bien... Ya... Ya vámonos. ¿Okay?" Habló un poco más calmada, agregando una reconfortante sonrisa al final, que él terminó devolviéndole antes de mover su cabeza para salir de ahí.

Mientras caminaban fuera del cómodo calor de su casa, para ser golpeados por una fría ventisca, Phoebe deseó haberse traído una chamarra o algo así, el vestido era lindo pero no ayudaba mucho con este clima, indudablemente. El lado del copiloto estaba estacionado justo frente a ellos, por lo tanto era el más cercano. Max abrió la puerta para que ella entrara primero, antes de cerrarla e ir a su propio asiento. Por un segundo o dos, la joven súper heroína se preguntó de dónde había venido ese acto de amabilidad, pero cuando entró, decidió ignorar su rareza, apreciarlo y disfrutar el viaje.

Justo antes de que el joven llegara a la casa a donde sería la fiesta, Phoebe pensó en encender el radio, todas las estaciones estarían tocando las canciones de Navidad que ella tanto adoraba, lo que no esperaba era que su hermano tendría la misma idea que ella. Sus manos se tocaron en el botón del radio mientras sus ojos se encontraban. Había una extraña sensación de cosquilleo dentro de ella, los dedos de Max eran muy firmes por tocar la guitarra, pero eran cálidos y se sentían... bien. Las manos de Phoebe eran suaves como nubes, pero estaban heladas, era una de esas personas cuyas manos se enfriaban durante todo el invierno y todo lo que él quería hacer era tomar su mano y sostenerla hasta que se calentara... Su lado protector atacaba otra vez.

Él frunció las cejas antes de ser el primero en romper sus fijas miradas y alejó su mano para ponerla alrededor del volante. El resto del viaje fue un insoportable silencio. Tan pronto como llegaron vieron la casa que dejaba escuchar una fuerte música electrónica, completamente cubierta de adolescentes bailando, bebiendo y portándose como estúpidos, muchos estaban adentro pero otros parecían no molestarles el frío y estaban pasando un buen rato en el patio de en frente.

"¿No es lo que esperabas verdad?" Preguntó Max cuando notó la intimidada mirada con que su acompañante veía el lugar.

Ella frunció los labios formando una línea recta y volteó hacia él. "No de hecho... se ve muy..."

"¿Hardcore?" Se rio.
"De hecho..." Admitió.

El aprendiz de villano no podía evitar hacer siempre aquello con lo que entendía a la perfección lo que su gemela sentía, incluso mejor que ella misma. Con sólo mirarla a los ojos, vio el miedo, la duda, todo mezclado con ansia y deseo. De verdad quería ir a esa fiesta pero no se sentía lista para todo eso.

"Pheebs... ¿vamos a ir o qué?" Sonrió tratando de apurarla con amabilidad.
"Bueno..." Típico de Phoebe, siempre con miedo a lo desconocido.
"¡Oye, no venimos tan lejos para regresarnos ahora! ¡Por favor Phoebe es Navidad! ¡Los Thundergemelos merecen algo de diversión!" Trató de convencerla con una juguetona sonrisa y su mirada persuasiva, al final, sabía que no podía decirle que no a esos brillantes ojos castaños. Ella se rio mientras asentía suavemente.
"¡Ése es el espíritu!" Celebró él.
"¿Al menos puedes quedarte conmigo hasta que encontremos a Cherry o a alguien con quien pueda estar?" Le rogó.
"Claro." Y después de eso, no hubo necesidad de ninguna palabra más.

Caminaron por el patio de enfrente, cada paso los llevaba más cerca a la casa, a la multitud interior con cuerpos moviéndose, la terrible idea de perderlo en esa gran multitud hizo que sus dedos se entrelazaran solos con los de él. Instantáneamente él apretó su mano a la suya, ni siquiera era un gesto de cariño, probablemente ni siquiera se dio cuenta, pero cualquier tipo de contacto físico con Phoebe era como un segundo instinto para él... Era la cosa más natural en la tierra, en todo caso, sólo se sintió incluso más lleno... como... completo. Y el sentimiento era mutuo.

En el interior de la casa Max vio a sus amigos tomando unos shots de lo que parecía ser para él, un caro vino que alguien debió robar de sus padres o algo así. Pero de pronto, la idea de tomar que había sido la única cosa que volaba por su cabeza, ya no lo emocionaba tanto, de hecho disfrutaba más de la idea de quedarse con Phoebe. Caminaron por la casa por unos veinte minutos en los que saludaron a algunas personas que conocían, ninguno de ellos tan eran buenos amigos. Ellos medio caminaban/bailaban cuando trataron de ir por la pista de baile y se reían juntos de algunas personas muy borrachas portándose como tontos.

Todo parecía bien cuando las bocinas empezaron a tocar una nueva canción, una fiesta de jóvenes alocados como esa nunca toca, ni tocaría una balada. Pero esta canción era bastante menos estruendosa. El enorme grupo de personas que había estado hace un minuto en la sala, se separó rápidamente en parejas que se abrazaban entre sí mientras se movían por el lugar, algunos haciéndolo menos sexualmente que otros. Una emocionada sonrisa apareció en los labios de Phoebe.

"¡Me encanta esta canción!" Exclamó ella.
"Nah... ¡¿en serio?! Nunca te escuché cantarla a todo pulmón en tu cuarto como quince veces al día." Su hermano bromeó sarcásticamente y ella lo golpeó en el brazo.
"¿Muy rudo?" Ella se rio.
"Si, si... ¿bailas o qué?" Apartó su vista y extendió su mano hacia ella.

La chica miró su mano por un segundo, tenía esa rara sensación en su estómago, una sensación que no deberías tener cuando estás a punto de bailar con tu hermano, pero ella ni siquiera pensaba sobre eso en ese momento. Ella dejó ver su blanca dentadura mientras tomaba felizmente la mano con la suya y lo llevó a un lugar vacio para bailar.

Ella posó sus brazos en sus hombros, lo cual mantuvo sus rostros mucho más cerca de lo que estarían en vez de haber puesto sus manos ahí. Las manos de Max, que originalmente empezaron en su cintura, fueron un poco más abajo a sus caderas. Su posición no les daba muchas opciones de a dónde mirar más que a los ojos del otro, estaban a punto de dar el primer paso cuando...

"¡Phoebe!"

Sea cual fuera el trance que estaban experimentando, fue cortado brutalmente por la fuerte voz de una entusiasmada Cherry. Mientras se aproximaba a la pareja, se alejaron uno del otro pero ahora había un extraño espacio flotando entre los dos.

"¡Al fin te veo! ¡Estaba buscándote como loca desde que llegué!" Le informó la agitada rubia.
"Emm... yo..." La súper chica aún trataba de averiguar qué había pasado exactamente y era muy difícil articular una simple respuesta.

Su mejor amiga notó a Max después, y se dio cuenta de la extraña tensión que definitivamente sentía entre los dos.

"Yo... ¿interrumpo algo o...?"
"¡No! No..." Dijeron los gemelos defensivamente.
"¡También estaba buscándote Cherry! Me estaba volviendo loca sin ti" Agregó Phoebe para hacer su acto más creíble, sus palabras sacudieron el pecho de Max, ¿estaba hablando en serio? Él pensó que estaban pasándola bien juntos...
"Okay" Finalmente la chica se creyó sus mentiras y sonrió "¿quieren bailar?"

Ellos se vieron uno al otro en pánico, ninguno de ellos quería estar cerca del otro después del extraño momento que desafortunadamente habían compartido.

"Emmm... ¡ustedes vayan! Creo que voy a alcanzar a Oyster en el mini bar" dijo el chico antes de darse vuelta e irse.

Tan pronto como lo hizo, ambos empezaron a sentirse vacíos, la verdad es que Phoebe no disfrutaba la fiesta ni la mitad de lo que lo hacía cuando Max estaba ahí, pero si bailó y rió con Cherry. Incluso tomaron un montón de selfies con algunos chicos que ni siquiera conocían... Pero muy dentro en su mente, ella deseaba que al menos hubieran podido terminar su baile. Lo mismo le pasó a su hermano, mientras bromeaba con sus amigos de la banda y al fin saborearon ese dulce vino, su mente seguía plasmando la imagen de Cherry haciendo que Phoebe le hablara a un galán borracho, y le hizo hervir la sangre, aunque era muy bueno ocultándolo. Dos horas pasaron y la súper heroína se encontró sola en la cocina de la casa, había una araña en el muro y nadie quería estar ahí, pero eso no le importó, ella disfrutó de la poca privacidad. Ella estaba buscando pero por quinta vez, no pudo encontrar nada más que alcohol en el refri, entonces un chico rubio con una boba sonrisa y ojos medio-cerrados tropezó ahí dentro.

"¡Oohh! No sabía que esto era un bello pareiso..." Su voz ebria hizo eco en los muros.

Phoebe trató de ser amable y le brindó una incómoda sonrisa.

"¡Y! ¿Qué hace este lindo pastelito aquí sola?" El muchacho dio unos pasos más cerca y empezó a jugar con un mechón del cabello de Phoebe, enredándolo entre sus dedos.

Okay, ella no estaba tranquila con esta situación, necesitaba salir de ahí.

"Sabes... creo que escuché a mis amigos llamarme, deberí- " la interrumpió agarrándola de sus dos muñecas y la presionó al muro que tenía tras ella.
"Pueden esperar..." Su ebria sonrisa era repugnante.
"Eh... De hecho no porque van a llevarme a casa y se me hace tard-" esta vez fue peor, ahora la pobre e indefensa chica tenía todo el peso del muchacho contra ella mientras trataba de besarla en el cuello.
"Por amor de dios, por favor no" se dio por vencida ante tal acto y solo le imploró.
"Cálla...te..." Dijo él entre besos.

Ella trató de pelear, patear, empujar... pero todo era inútil el chico era mucho más alto y fuerte, y al sentirse amenazada y derrotada, Phoebe empezó a gritar como pudo para pedir ayuda, no iba a salir de ahí tan fácil. Ella nunca hubiera imaginado que su tortura terminaría tan rápido cuando de repente, el chico fue literalmente arrancado de ella. Pasó tan rápido que ni siquiera lo vio, todo lo que sabía era que ahora Max estaba lanzando al chico borracho contra el muro, tomándolo fuertemente del cuello de su camisa, su rostro estaba rojo de furia.

"¡Dame una buena razón para no partir tu maldita cara aquí, ahora mismo!" Lo amenazó ferozmente.
"¡Max basta!" Gritó ella antes de que pudiera hacer algo que lo metería en muchos problemas después.

Cuando volteó para verla con la orilla de sus ojos, todo el odio en ellos se convirtió en culpa, la única forma en que solo ella podía calmarlo. Phoebe caminó hacia ellos y puso su pequeña mano sobre la grande mano de su hermano, sintiendo como se ablandaba con su toque.

"No tienes que herirlo Max..." Él no estaba seguro de por qué siempre ella lo llevaba a una profunda paz interior, tal vez eran sus suaves manos, o sus ojos pacíficos, tal vez la inocencia que irradiaba. Tal vez eran todas combinadas.

Finalmente dejó ir al chico, no sin empujarlo al piso primero. Y salir de la cocina con su gemela a su lado.

Sin hablar, de alguna forma acabaron caminando por el patio trasero de la casa, lo gracioso era que, no había nadie ahí. Era relativamente tranquilo si ignorabas el sonido distante de la música.

"Perdón por traerte... Fue una idea tonta... Yo-" Phoebe interrumpió su disculpa dándole un beso en su mejilla.
"¿De qué estás hablando? ¿De verdad vas a dejar que ese idiota arruine toda nuestra noche? ¡Me divertí mucho contigo! ¡Y me gustó! Mucho..." Sonrió sinceramente.

Ellos se quedaron viendo uno al otro por un minuto o dos, no era raro para ellos, disfrutaban de su conversación silenciosa. Al hacerlo, ella se abrazó un poco por lo frío de la noche. Cuando Max se dio cuenta de lo que hacía, inmediatamente se quitó su chamarra y la colocó alrededor de sus hombros, acercándola más sin querer mientras lo hacía. Como un cliché, de la casa empezó a escucharse 'Baby it's cold outside', los gemelos se rieron.

"¿Sabes? Nunca pudimos bailar juntos..." Comentó el chico.

"No no pudimos..." Concordó ella muy alegre al saber a dónde iba "¿Bailas o qué?" Imitó las palabras que él le dijo un par de horas antes, haciendo que se riera mientras la acercaba a él, un poco más rudo de lo que hubiera querido, pero simplemente no podía esperar para tenerla cerca otra vez. Los brazos de Phoebe volvieron a su posición original alrededor de su cuello, sus manos jugaban con su cabello mientras la punta de sus narices rozaba ligeramente. Esta vez sí tuvieron el tiempo de bailar un par de canciones juntos.