Centinelas

Capitulo 1 Naruto Uzumaki, aparece Yoroi de Pegaso

(NOTA DE AUTOR: Estimado público, se que he estado retirado del fandom por un tiempo debido al internado de un año al cual estoy obligado a hacer para sacar mi licenciatura. Sin embargo, tengo que salir de mi retiro poco a poco, por lo que lanzaré esta historia cada mes ya que no me deja en paz. Dejo en claro que no es un auténtico crossover con Saint Seiya sino más bien tomo muchos elementos de la historia y la adapto a un ambiente más japonés para que tenga más sentido. Espero que disfruten esta historia llena de giros, sorpresas y sobre todo harto ecchi).

La Aldea de la Hoja era una de tantos asentamientos que existían en el planeta desde hace más de 60 años desde que el Primer Hokage Hashirama Senju y Madara Uchiha la fundaron y con ello la idea se distribuyó por todo el mundo. Sin embargo, este no es una historia de ninjas como en muchas realidades ocurre sino es una linea de tiempo especial.

Desde hace mucho tiempo, la humanidad estaba unida y en paz desde que los dioses llegaron al Mundo impuro hace un milenio: Amaterasu, diosa del sol, Susanoo, dios de las tormentas y los oceanos, y Tsukuyomi, autoproclamada diosa de la Luna hecha hace 1000 años por Hagomoro 6 Hamura Õtsutsuki para sellar a su madre Kaguya.

Los tres dioses principales del Mundo Puro juraron proteger el mundo que su padre Izanagi, dios de la creación y de la vida, les encargó la tarea. Pero Tsukuyomi al ser la más bondadosa y empática con la humanidad era la que llevaba las riendas del ejercito que acordó tener con sus hermanos.

Un grupo de 88 jovenes de todas las edades que son conocidos como centinelas fueron escogidos por una clase de cubierta especial llamada yorois, las cuales cada una tenía vida propia y estaban inspiradas en constelaciones para ser el ejercito personal de la diosa de la Luna y proteger del mundo de una amenaza muy grande: La diosa de la creación y de la muerte Izanami, esposa de Izanagi y la madre de los 3 dioses principales, que odiaba a su familia sobre todo su marido por abandonarla debido a un desafortunado evento en el Inframundo o Yomi como se le conocía también.

Como respuesta al ejercito de Tsukuyomi y sus hermanos, ella creó su propio ejército de 108 guerreros armados con unas armaduras negras y siendo bautizados por una estrella maldita del budismo llamadas shahei y a esos soldados se les bautizó como shinigamis.

La diosa de la Luna llegó al Mundo Impuro hace 1000 años y luchó contra su madre Izanami, pero inesperadamente dos de los primeros centinelas de su ejercito lograron una tarea imposible para un mortal: Herir de gravedad a un dios y más a alguien como la diosa de la muerte. Ante el peligro, ella juró que cuando regresara poseería a una descendiente de los dos guerreros que la lastimaron: El centinela de Pegaso y la centinela de Caballo Menor, los dos más leales a la diosa Tsukuyomi.

La leyenda cuenta de que cuando Caballo Menor y Pegaso hicieran su aparición y escogiera a sus portadores sería el inicio del fin del mundo y marcaba el regreso triunfal de la señora Tsukuyomi que encabezaría a su ejercito en contra de Izanami.

Aldea de la Hoja, finales del reinado del Tercer Hokage…

Hace 12 años un 10 de octubre, el monstruoso Zorro de las Nueve Colas Kurama atacó Konoha por un misterioso enmascarado que lo hipnotizó con el Sharingan y esto llevó al sacrificio del Cuarto Hokage Minato Namikaze y su esposa Kushina Uzumaki sellándolo en su hijo mayor el cual era más compatible con él.

El Tercer Hokage Hiruzen Sarutobi y el Patriarca Jiraiya, el representante terrenal de Tsukuyomi, se reunieron poco después de esto para decidir el destino de los dos gemelos que la pareja Hokage tuvo ya que la pelirroja tuvo dos gemelos mellizos: El mayor y poseedor del Nueve Colas Naruto, y una niña pelirroja de ojos violeta, los dos con 3 marcas en las mejillas.

-Jiraiya, si Danzõ sabe de los niños seguramente les va a tomar interés. No quiero que les toque un dedo, Minato y Kushina me asesinarían-comentó Hiruzen.

-Ella fue una de las centinelas a mi mando, puedo colocar a uno de los niños con su prima Honoka. Pero uno va a tener que quedarse en el pueblo-propuso el Sanin.

-El pequeño Naruto tiene que estar siendo vigilado para que el sello no se destruya. Mito es más compatible con el entrenamiento de Honoka de Aguila-declaró el Tercero.

-¿Y si ellos se enteran de esto?-.

-No tienen que saberlo, Mito no puede regresar al menos que Honoka tenga que ir al Santuario-decidió el viejo mono.

12 años después…

El joven Naruto Uzumaki estaba enojado, muy enojado consigo mismo, con los profesores, con la aldea y con los dioses por maldecir su vida. Rubio, de ojos azules, marcas en las mejillas, idiota como pocos, no destacaba en nada en la Academia excepto en sus bromas y el sigilo. Aunque tenía algunos amigos como Shikamaru Nara, Kiba Inuzuka y Chouji Akamichi, no era muy querido por el resto de sus compañeros y aún así sus mismas amistades lo tenían etiquetado de perdedor sin talento.

Habían pocas cosas que solo le sacaban una sonrisa verdadera detrás de la horrible soledad que padecía: Ramen, las visitas del viejo Hokage, los cocineros Teuchi y Ayame Ichiraku de la tienda de ramen y sobre todo la calidez y cariño de la mejor amiga de todas: Hinata Hyuga.

¿Qué podía decir de ella? A pesar de intentar usar su mascara de falsa felicidad, ella siempre conseguía desnudar su alma con solo verlo a ojos y era la única niña de su edad que nunca se atrevió a menospreciarlo o hacerlo de menos, incluso si ella pertenecía a una clase de elite en la aldea. Hinata era muy parecida a él en ciertas cosas: Ambos eran niños rotos que solo querían amor de alguien y los dos se necesitaban desde que se vieron.

Regresando al tema, Naruto no estaba teniendo un buen día ya que volvió a reprobar su examen de graduación y no pudo convertirse en ninja, aunque su verdadero sueño era ser un centinela para ganar respeto. Por un extraño motivo, el viejo Hokage prohibió que el niño viajara a la Isla de Tamahagane, el lugar donde se vio nacer a las legendarias yoroi y eso fue algo que hizo decaer la moral del rubio.

El Uzumaki estaba sentado en un columpio mirando a los estudiantes graduados de la Academia Ninja y notó la ausencia de muchos de los que conocía ya que fueron a la isla a probar suerte y ver si eran destinados a servir a Tsukuyomi. Las miradas de los aldeanos que lo odiaban sin ningún sentido se hacía ver y aunque siempre se hacía el fuerte, no estaba de humor para ello. El chico estaba tan perdido en sus pensamientos que no notó que alguien lo comenzó a columpiar despacio y notó sorprendido que se trataba de su amiga Hinata Hyuga.

-¿No es ella la heredera Hyuga?-se oía el susurro de una mujer.

-¿Qué hace con ese monstruo?-.

-Ella está embrujada por el zorro-.

Naruto siempre escuchaba esa opinión cuando Hinata estaba cerca y nunca supo porque ella jamás lo abandonó cuando muchos si lo hicieron. Ella solo sonreía gentilmente y notaba que la chica no hacía caso de las miradas de la gente.

-Lo siento por lo del examen, sé lo mucho que querías ser ninja. No entiendo porque no te dejaron ir a la Isla de Tamahagane-le dijo la Hyuga con signos de molestia.

-No lo sé, es la tercera vez que me pasa. ¿Y a ti por qué no te dejaron?-preguntó el Uzumaki invitando a su amiga a sentarse con él.

-Ordenes de mi padre, como soy la "gemela débil" no sería capaz de ser elegida por una yoroi. Hanabi si fue a la isla-le contó la peliazul poniendo su cabeza en el hombro de Naruto sonrojada.

-¿Querías ser centinela?-.

-Mi madre fue una de ellos y tuvo un grado mayor al Patriarca, la mitica yoroi de Buho la cual se dice que es la que portaba la mensajera de la diosa Tsukuyomi. Su poder es mayor a los 13 centinelas de oro. Yo deseo ser como ella: Fuerte y bondadosa-le contó la chica.

-Me gusta como suena eso, he escuchado rumores de que ya hay muy pocas yorois disponibles. Cada vez es más dificil que hayan nuevos centinelas, pero no pierdo las esperanzas. Nadie va a detenerme en mi camino. Voy a escaparme e ir a la Isla de Tamahagane y vestiré una de esas yoroi, sé que hay una que me va a elegir, de veras-le dijo el rubio a su amiga compartiendo su secreto.

-No tienes nada que perder, yo tampoco. Mi padre no puede detener más la insistencia de mi clan de sellarme como pasó con mi tío al ser gemela. Si yo tuviera una de estas ni yo ni Hanabi seríamos malditas-le compartió la peliazul.

-Está decidido, nos vamos de la aldea-le sonrió el chico tomando las manos de la chica y esta se volvió a sonrojar.

Al mismo tiempo, en la Isla del Remolino...

Honoka Uzumaki, centinela de plata de Aguila, terminaba su entrenamiento con su alumna y ahijada Mito Uzumaki, quien era una linda niña de cabello rojo, ojos violeta con tres marcas en las mejillas. La niña era una prodigio en el manejo de chakra y podría superarla en unos años.

-Ya estás lista para manejar una de las yoroi. Iremos a la Isla de Tamahagane en unos días, no importa si tardamos ya que estas eligen a su portador, no al revés, ¿cierto?-le dijo la centinela de plata de Aguila.

-De acuerdo, madrina-sonrió animada la chica.

La pequeña pelirroja veía curiosa dos cajas en el sitio y no había notado el hecho de que una tenía un logo de un potro con alas.

-¿Y esa yoroi?-preguntó la pelirroja chica.

-Es la de Caballo Menor. Una legendaria yoroi de bronce, espero no vivir para ver a alguien vestido con ella ya que anunciará el fin del mundo-declaró la mujer seria.

Esa misma noche, Hinata hacía sus maletas con lo necesario para pasar varios días en el bosque como fugitivos de la aldea para apostarlo todo y ser una centinela como su madre. Ella tomaba un collar que tenía la figura de un conejo chibi adorable que le dio su progenitora antes de morir.

-Mamá, seré como tú aunque padre no lo quiera-se juró la peliazul terminando de empacar y yendose del Complejo Hyuga.

Más tarde, la chica se encontró en el bosque con su amigo que había llegado un poco antes y partieron para seguir sus sueños a la Isla de Tamahagane. Al mismo tiempo, había ocurrido un robo en una zona cercana y se trataba del mismo Pergamino Prohibido escrito por el Primer Hokage que contenía muchos jutsus y cosas secretas guardadas.

El rubio no tenía idea de lo que pasaba, pero de repente entró en una especie de trance del cual Hinata se asustó y esta lo trataba de despertar.

-Naruto, ¿qué pasa? ¿qué tienes?-dijo la chica con miedo de que a su amigo le sucediera algo.

El Uzumaki tenía una visión extraña: Un sujeto de cabello blanco con una especie de armadura negra se robaba un enorme pergamino muy cerca de allí y lo reconocía como su maestro Mizuki.

-Hinata, algo malo está sucediendo. Tenemos que detener a Mizuki sensei-le dijo el rubio saliendo de su trance.

-¿Qué fue lo que te sucedió?-preguntó la Hyuga preocupada.

-No lo sé, solo sé que algo me está llamando o eso sentí yo, de veras-se rascó la cabeza el Uzumaki sin tener idea de que pasó.

En otro lado, Mizuki que portaba la shahei de Rana, la estrella de la Rareza, tenía en su poder el Pergamino Prohibido de Hashirama con la cual esperaba fortalecerse ya que deseaba el puesto de Juez del Yomi y así ser uno de los favoritos de la diosa Izanami.

-Jejeje, al fin. Esos 3 idiotas no se atreverán a burlarse de mí, seré el shinigami más fuerte de todos-celebraba el sujeto yendo a toda velocidad a su portal para regresar al Yomi.

En ese momento, Naruto y Hinata se escondían detrás de los arbustos y veían al shinigami malvado con horror ya que sabían que ellos eran enemigos de la humanidad misma y de los dioses.

-Tenemos que quitarle ese pergamino como sea-le dijo Naruto a su amiga.

-¿Tienes una idea?-preguntó la peliazul al ojiazul.

-Sí, pero tienes que seguirlo al pie de la letra-.

El Uzumaki le susurró al oído lo que tenía planeado y se rubozizó porque era muy atrevido lo que harían, pero le iba a gustar mucho sin que ella lo admitiera publicamente. Mientras tanto, el sujeto iba a arrancarse para irse al Yomi de una vez por todas cuando unas shuriken lo atacaron y este los esquivó con facilidad para ver que se trataba del chico Nueve Colas y la heredera Hyuga.

-Miren lo que tenemos aquí. No me esperaba tu presencia, niño zorro-le dijo el sujeto sonriendo con malicia.

-¿A qué te refieres?-preguntó el rubio preparandose para pelear.

-No importa, me serás mas util muerto. La heredera Hyuga será una buena cabeza para sacarle esos valiosos ojos-declaró el shinigami preparandose para matar al par de chicos.

-¡ADELANTE, HINATA!-gritó Naruto.

-¡JUTSU DE COLABORACIÓN: JUTSU SEXY YURI!-exclamaron ambos niños.

Naruto se transformó en una versión femenina con un cuerpo perfecto y de adulta, y Hinata se convirtió en una mujer hermosa. Estaban desnudas, manoseándose y besándose, para el visto bueno de Mizuki.

-Hazme el amor, Naruko-le dijo la chica con voz lujuriosa.

-Esta bien, mi princesa-le respondió la mujer lamiendo su oreja de forma erótica.

Mizuki salió volando con su propia sangre y soltó el pergamino, ante lo que la pareja aprovechó y se fueron huyendo con el escrito lo más lejos que pudieran del sujeto. A varios kilómetros del sitio, los dos veían el Pergamino o al menos Naruto, ya que la Hyuga tenía una mirada perdida embobada.

-¿Hinata, te sientes bien? Siempre te pones así cuando haces ese jutsu-se quejó Naruto ignorando que su mejor amiga sentía cosas por él.

-Disculpa, es que ese jutsu es mucho para mí-mintió Hinata limpiandose un hilito de sangre de su nariz.

Los dos veían el pergamino y Naruto miró un jutsu que le resultaba interesante ya que era lo que lo hizo reprobar el año: Jutsu de Clones. Una hora después, Iruka vestido como el centinela de Delfín había recibido la orden del Patriarca de que un shinigami robó el Pergamino Prohibido y lo encontró en manos de sus alumnos, cosa que lo dejó sorprendido.

-Iruka sensei, que bueno que está aquí-saludó Naruto feliz.

-Naruto, Hinata, ¿cómo consiguieron ese pergamino?-preguntó el centinela muy intrigado.

-Fue facil, resulta que Mizuki sensei es un shinigami y se iba a robarlo pero nosotros lo distraimos para quitarselo. No pregunte como-le dijo Hinata sonrojada ante lo ultimo dicho.

-Tienen que huir, si Mizuki es un sirviente de Izanami no se contendrá por ser niños-le advirtió Iruka serio.

En ese instante, un enorme kunai con un chakra malévolo atravesó la espalda del centinela y este cayó al suelo malherido, ante el horror de los chicos.

-Bajaste la guardia, esperé con ansias el día en que llegara a matarte, Iruka-dijo Mizuki muy malevolamente.

-¿Por qué? ¿Por qué te uniste al bando de Izanami?-dijo Iruka con dificultad por su herida.

-Estoy del lado ganador, voy a vivir eternamente y seré el más fuerte. Ni tú me lo impedirás-le dijo muy corrompido el sujeto y vio a Naruto-Niño, eres muy astuto. Como premio por quitarme el pergamino voy a decirte la verdad que tu deseas, ¿sabes por qué la aldea te odia tanto?-.

-¡NO LE DIGAS, SABES QUE ES UN SECRETO DE MAXIMA SEGURIDAD!-le dijo Iruka muy horrorizado porque era muy doloroso.

-Ya no sirvo a la aldea ni a Tsukuyomi. Naruto, hace 12 años el Zorro de las Nueve Colas atacó Konoha y mató a mucha gente. Este fue sellado dentro de ti y eso te convierte en el monstruo que ellos odian. ¡Tú eres el Nueve Colas!-le dijo con mucha maldad el shinigami.

Hinata estaba espantada al oir esa verdad y más Naruto que le hallaba sentido a todo lo que ha sufrido en su vida, así que huyó a toda prisa con el pergamino en lágrimas.

-¡Espera, Naruto!-dijo la chica tratando de ir por su amigo y decirle que se tranquilizara, pero que el shinigami apuntaba con un Shuriken de sombra de chakra oscuro.

-Aún te enteras de la verdad y así sigues preocupada por ese monstruo. Eres una estúpida-le dijo intrigado el shinigami.

-Aquí el único monstruo es usted, traicionó a su amigo y sus camaradas por poder. Naruto no es ningún monstruo y aunque fuera el zorro o el mismo hijo del diablo yo seguiría siendo su amiga. ¡NADIE SE METE CON NARUTO O SE LAS VERÁ CONMIGO!-le reclamó la peliazul muy molesta, pero decidida.

-Ella tiene razón, Mizuki. Naruto es mejor que muchos de nosotros, no es ningún monstruo. No te permitiré que lo degrades así. Una vez lo odié pero estaba muy equivocado y juro que voy a matarte-le dijo el centinela serio.

En un arbol Naruto lloraba conmovido al ver que si habían personas que lo querían sabiendo su condición y no iba a dejar que ese malnacido los lastimara. En ese momento, el rubio se apareció y se puso al lado de Hinata que estaba en modo de combate y ella entendió con la mirada del Uzumaki que lo escuchó todo.

-Esto es perfecto, voy a deshacerme de más basura-dijo el shinigami con mirada de locura-¡ATAQUE DE SHURIKEN DEL YOMI!-.

Multiples armas de chakra iban muy rapido y logró herirlos a todos al ser muy poderoso y una gota de sangre cayó en el collar de conejo de Hinata. El rubio atacó al shinigami pero este era muy rapido y lo pateó muy lejos estrellandolo contra un árbol, luego Iruka lo golpeó con el puño anque no fue muy efectivo ya que muy lastimado y no era rival del malvado sirviente de la diosa de la muerte.

-Eres muy debil, Delfin. Voy a disfrutar matarte lentamente-.

Inesperadamente, Hinata lo golpeó con una palma en el estómago del sujeto y este se vio un poco afectado por el chakra dentro de su cuerpo, pero solo lo aturdió un poco. El peliblanco la atacó con una Fuma Shuriken a quemarropa y esta apenas lo detuvo a mano limpia, pero estas sangraban mucho.

-No voy a rendirme, menos con alguien como tú-dijo con dificultad la mujer.

-¡Entonces muere!-.

La sangre seguía cayendo sobre el collar y antes de que Naruto interviniera, una pulsación sacó despedido al shinigami. El collar de conejo brillaba con suma intensidad y volaba en el aire majestuosamente de forma que una especie de artesanía metálica con forma de conejo de color lila aparecía para la sorpresa de todos.

-¿Una yoroi? No conozco una de esa constelación-dijo Iruka en shock.

La yoroi desconocida se partió en fragmentos y vistió a Hinata declarandola como su dueña, dejandola estupefacta. Naruto estaba muy feliz por el hecho de que su amiga si estaba destinada a ser una centinela como ella deseaba. Pero sucedió otra cosa: Conejo brillaba intensamente y parpadeaba como si llamara a alguien o a algo.

El Pergamino Prohibido reaccionaba ante la sangre de Naruto que salpicó con el ataque de Mizuki y esta se rodeó de un sello en el suelo donde una luz salió de color blanco para dar lugar a otra estructura metalica con forma de un caballo con alas.

-¡NO PUEDE SER, LA YOROI DE PEGASO!-dijo con miedo por primera vez el shinigami.

Esta se partió en varios fragmentos y vistió a Naruto para la incredulidad de todos y así declarandolo su dueño.

-N-Naruto es el l-legendario centinela de Pegaso-dijo en shock Hinata.

-No puede ser-balbuceó Iruka ante este hecho muy importante.

El rubio veía que era ahora un centinela y uno de los más grandes sino que el más vital para la diosa que según esta era su preferida, al igual que Caballo Menor.

-¡GENIAL!-exclamó el ojiazul preparandose para probar su yoroi.

-¡NO IMPORTA SI ERES PEGASO, VOY A MATARTE!-gritó el shinigami.

Mitsuki lanzó varias Shuriken de sombra hechas de chakra a los niños pero ninguno le atinó al blanco ya que aumentó su velocidad con la yoroi puesta.

-Increíble-susurró Iruka al ver el trabajo en equipo de Naruto y Hinata.

Los dos niños iban corriendo hacia su enemigo y ejecutaban su plan de ataque para ganar de seguro contra el villano.

-¡MUERAN, SHURIKEN DE SOMBRA DEL YOMI!-lanzó su ataque el shinigami.

Una de esas iba muy cerca de Hinata y esta con su flexibilidad se resbaló en el suelo y haciendose para atrás de forma que no fuera partida por la mitad, mientras que Naruto se impulsó en los aires tomando descuidado a Mizuki y acumulando chakra.

-Esta fue una de las dos técnicas que aprendí del Pergamino Prohibido, ¡METEORO DE PEGASO!-exclamó Naruto y una interminable multitud de puñetazos de chakra golpeó al shinigami.

El villano ni siquiera había tocado el suelo cuando Hinata acumulaba chakra en sus palmas al lanzar su propia versión de ese ataque fatal.

-Mizuki sensei, no le perdonaremos lo que hizo con Iruka sensei. ¡METEORO PALMAS DE CONEJO!-proyectó Hinata un ataque similar.

El sujeto sintió que sus órganos fueron dañados al recibir ese ataque de la heredera Hyuga y dedujo que fue influenciado por el Puño Suave, dando un efecto temible.

-No…me vencerán, son unos niños…no le ganarán a alguien como yo-maldijo Mizuki muy malherido.

-Somos centinelas y nuestro deber es deshacernos de los esbirros de Izanami-le respondió Hinata seria.

Naruto hizo un sello en cruz y más de 1000 clones de sombra del rubio aparecieron ante el asombro de todos ya que era una técnica que gastaba demasiado chakra, denotando el potencial del Uzumaki. Pero Hinata tenía un hilo de sangre en la nariz porque ella tenía pensamientos turbios sobre como usar ese jutsu.

-Si mis meteoros fueron dañinos solo conmigo, imaginate eso aumentado 1000 veces-dijeron los Narutos al mismo tiempo cargando chakra.

-¡ESPERA, PODEMOS LLEGAR A UN ACUERDO!-intentó negociar el shinigami de la Rareza sin éxito.

-¡ESTO ES POR IRUKA!-.

Una lluvia interminable de meteoros fueron lanzados al villano y destrozó su shahei de forma de que cayó al suelo muerto, de forma que la guerra santa ya estaba iniciando.

En otra parte, Mito y Honoka dormían tranquilamente cerca de una fogata y la más pequeña se despertó al sentir una pulsación. Era como una sensación de que algo la llamaba con ansias y ella se paró para ver de donde venía esa señal.

La chica llegó hacia donde se encontraba la yoroi de Caballo Menor en su compartimento y la tocó de forma que esta reaccionó y se abrió para liberarse majestuosamente en el aire dejandose ver una estructura similar a la de Pegaso con un toque más femenino. Esta se partió en fragmentos y vistió a la pelirroja declarándola su dueña ante una Mito sorprendida.

Honoka escuchó el ruido que generó esto y vio con terror que su ahijada fuera elegida por esa yoroi porque su destino estaba ligado al de Izanami y Tsukuyomi. La chica adolescente entró en un trance al mismo tiempo que la yoroi resonaba en forma de un mensaje muy particular.

-Hermano Pegaso, has elegido a tu dueño. Es hora de actuar-se oyó una voz monótona de la pelirroja.

En otro lado, Naruto y Hinata estaban en un profundotrance de la misma forma y el centinela de Delfin no sabía que ocurría.

-Hermana Caballo Menor, Conejo está a mi lado-se escuchó al rubio en voz monótona.

-Es hora de llamar al resto de las yoroi-susurró Hinata.

En ese instante, cada una de las yoroi dispersas en todo el mundo resonaban ante la mirada sorprendida de cada centinela. Todos oyeron el mismo mensaje: Pegaso y Caballo Menor ya eligieron dueño y la guerra centinela ha comenzado.

Mito estaba recuperando los sentidos y vio extrañada a Honoka porque estaba vestida con una yoroi legendaria y esta empezó a zangolotearla maldiciendo su suerte en lágrimas anime.

-¡NIÑA DEL DEMONIO, ME VAS A DAR UN INFARTO! ¡NO QUERÍA QUE PORTARAS PRECISAMENTE ESTA YOROI!-decía la Uzumaki mayor alterada.

-¡No fue mi culpa!-respondió Mito mareada.

Mientras tanto, Iruka se reunió con los dos niños luego de recuperarse un poco y este les daba una especie de medalla a cada uno con el signo de la Luna, que hacía eco a Tsukuyomi.

-Bien hecho, estoy muy sorprendido de que ustedes sean parte del ejercito de Lady Tsukuyomi. Como centinela veterano es una tradición apadrinar a los novatos y ustedes fueron mis alumnos preferidos, los declaro de ahora en adelante centinelas de la esperanza-les declaró el moreno serio.

-¡Iruka sensei!-abrazaron los dos a su maestro de la Academia.

En ese momento, se aparecieron varios centinelas con ropaje de oro acompañados del Patriarca Jiraiya que veía al espectro muerto y a los niños centinelas con sorpresa.

-La resonancia no era ninguna broma-maldijo Anko.

-La Juventud es fuerte este año, Pegaso al fin llegó-dijo Gai feliz.

-No es bueno, la guerra ya empezó-le calló Kahyo molesta.

-Silencio, no es tiempo de lamentarse. Si Pegaso esta aquí, Caballo Menor ya debió elegir a su portadora y Tsukuyomi vendrá en estos meses. Debemos prepararnos para recibirla de los cielos-señaló el Patriarca a sus subordinados.

-¡GENIAL!-exclamó Naruto exaltado.

Unas horas más tarde, Hinata llegó a casa esa mañana y su padre la esperaba severamente furioso para regañarla por haberse fugado, pero ese enojo se convirtió en terror al verla portar una yoroi como su esposa fallecida y la chica no se hallaba de buen humor.

-No estoy muy feliz en este momento, padre. Solo quiero dormir un rato y guardar mi yoroi de Conejo. Que tenga un buen día, saludeme a Hanabi si vuelve antes-fue lo unico que dijo Hinata al irse a su cuarto.

-Esto no es bueno-maldijo Hiashi el hecho de que su hija mayor sea una centinela.