Espero que la disfruten tanto como yo, es una historia un poco subida de tono pero creo que se aplica bastante bien a nuestras protagonistas favoritas...
Ninguno de los personajes me pertenece, ni siquiera la historia, yo sólo la adapté-transformé...
WILD
Capítulo uno
Regina Mills odiaba a la luna llena. No sólo lo que le hacía a ella después de que el sol se ponía, también la forma en que secuestraba su cuerpo durante las largas horas que precedían a la aparición en el cielo nocturno. Desde que la luna la tenía en sus garras cuando aparecía en el horizonte hasta el momento en que se despertaba por la mañana, con la piel muy apretada y las terminaciones nerviosas gritando.
Las sensaciones se intensificaron conforme el sol se perdía sobre su cabeza, no había dolor, pero traía un placer tan intenso que estuvo a punto de mutilarla.
En el momento en que la escort llegó, una hora antes de la puesta de sol, ella estaba tan excitada que incluso el simple contacto de la tela contra el brazo la amenazaba para anunciar su salvaje liberación, y este hecho la hacía una cita difícil y absolutamente insoportable.
No importa cuanta locura por causa de la luna llena sentía, follar no era una opción, ni siquiera con una profesional. En particular, esta noche era demasiado dolorosa. No sólo era el perigeo Lunar, el más grande del año, sino que tenía que entrenar a una nueva escort por primera vez en catorce meses.
Ella se sentía orgullosa de la última chica por graduarse en la escuela de medicina, pero este cambio en la rutina tenía a Regina enferma de preocupación. Ella se había establecido finalmente en una especie de rutina y odiaba empezar de cero otra vez, especialmente mientras luchaba contra la calentura. Eso mataría a una persona más débil. Eso y que el universo evidentemente la odiaba.
La agencia había enviado a una pelirroja. A una hermosa, con curvas que estaba de pie en el porche de Regina rezumando sexo y mirando como si supiera un secreto que la haría feliz por el resto de su vida. Regina contuvo un gemido de placer desbocado que se disparó directamente hacia su propio centro. La próxima vez, ella definitivamente pediría que enviaran una rubia. Este ritual mensual era bastante difícil ya de por sí. Reuniendo todas sus fuerzas, Regina dijo:
-Llegas tarde.
-Lo siento. El tráfico es una pesadilla.
La escort entró en la casa de Regina mirando sutilmente alrededor.
-Soy Renee, por cierto. No estoy segura si te dijeron que me estaban enviando.
-Es un placer conocerte, Renee.
Regina se quedó tranquila, incluso mientras miraba el reloj de pared. Ella no tenía mucho tiempo para explicar la rutina, pero ya estaba hecho. Ahora tenía que concentrarse en hacer la siguiente parte.
-Espero que no te importe si comenzamos de inmediato.
-No, en absoluto.- Renee escudriñó el rostro de Regina, pero no mostró ninguna reacción. Ella era muy buena en su trabajo. -¿Así que usted fue una de los clientes de Kelli? -Por más de un año, sí. Una chica muy agradable-.
Regina esperaba que sonara educada y que no fuera obvio que ella estaba luchando por poner un pie frente al otro mientras conducía a Renee a su dormitorio de invitados.
-¿Qué le han dicho acerca de esta cita?-
-Sólo que le gusta ser dominada. Atada.-
El olor del champú de Renee brevemente apartó a un lado los pensamientos de urgencia de la situación. Sería tan fácil para ella empujarla contra la pared, besar sus labios y deslizar una mano bajo su falda. Tomarla con fuerza y rápidamente mientras aún tenía tiempo. Podía oler que Renee quería y no sólo porque ella le estaba pagando. Regina se detuvo ante la puerta de la habitación de invitados y cerró los ojos, exhalando. No era una opción.
-Creo que voy a disfrutar atándote, Regina - Los dedos de Renee se perdían ligeramente hacia abajo del brazo de Regina. -Mucho-.
Regina se apartó bruscamente, apretando los dientes cuando su coño se contrajo y un orgasmo débil rodó a través de su cuerpo.
-Por favor, no-
-¿Acabas de...?-
La sonrisa de Renee alcanzó sus ojos.
-Wow - Deseosa de poner cierta distancia entre ellas, Regina abrió la puerta a su habitación. Luego se volvió a medir la reacción de Renee por la mesa grande de metal atornillada al centro de la habitación. Esta era la parte que odiaba, cuando la escort tenía su primera impresion de que Regina no iba a ser una cliente promedio.
-Está bien-. Renee brilló con una sonrisa seductora. Era sin duda una profesional. No dudaría en absoluto.
-¿Por qué no me dices lo que te gusta?-
Regina desató el cinturón de su bata, dejándola resbalar por sus hombros y caer al suelo. Sintió el corazón de Renee acelerarse. Resistirse a Renee sería más fácil con la ropa puesta, pero cuando cambiara Regina esta noche, iba a ser muy grande. La ropa se rompería, lo que daría lugar a más preguntas mañana por la mañana. Desnuda, no dejaría pruebas, nada que indicara que ella era otra cosa que una mediocre fetichista.
-Es muy simple - Sin que su mirada se quedara mucho tiempo en la mujer que, obviamente, deseaba darle exactamente lo que ella anhelaba, Regina saltó para sentarse en el borde de la mesa.
-Quiero que me asegures con las esposas las muñecas y los tobillos, luego atarme con una cuerda lo más apretado como sea posible. Más fuerte de lo que crees que deberías. Pon las llaves de las esposas en tu bolsillo cuando hayas terminado. A continuación, vuelve a casa. Vas a tener la llave de mi casa contigo y ciérra la puerta al salir. Por la mañana deberás volver a las ocho y desatarme.-
-¿Eso es todo?- Renee levantó una ceja perfectamente esculpida. -¿no quieres que yo te lo coma?-
Incluso las palabras hicieron a Regina querer venirse. Habían pasado años desde que había estado con alguien, y ella se quemaba por experimentar esa cercanía nuevamente. Pero había aprendido una dura lección de la última vez que se permitió compartir esa intimidad, El sexo no era puramente físico, -al menos no para Regina -y se negó a hacer cualquier cosa que con la que podría formar una conexión con un ser humano. Sabía que sólo podría terminar en angustia.
-No - Regina mantuvo su tono de voz tan tranquilo como le fue posible. -Eso no va conmigo - dijo, señalando un fajo de billetes y la llave de la casa que ella había colocado en el extremo de la mesa.
-La mitad de tu cuota por adelantado, la mitad cuando me sueltes por la mañana.-
Renee recogió el dinero. Su garganta se movía cuando ella hojeó a través de los billetes.
-Aquí está prácticamente mi cuota completa.-
-Estoy dispuesta a pagar más por la discreción-.
Tomando una respiración profunda, Regina se echó hacia atrás y levantó los brazos por encima de su cabeza. Ella colocó sus manos en las esquinas de la mesa, a continuación abrió las piernas, alineando sus pies con las esposas de tobillo. -Y por favor la cuerda ponla muy, muy apretada.-
Renee se embolsó el dinero y la llave. Su mirada recorrió la longitud del cuerpo de Regina, luego hacia arriba hasta que se encontró sus ojos. Lamiéndose sus labios, Renee murmuró:
-Estás mojada.-
Eso fue un eufemismo. El interior de los muslos de Regina estaban resbaladizos con la excitación, y ella sólo podía imaginarse cómo se debía ver.
-Me da placer la pérdida de control.-
Regina estaba tan acostumbrada a soltar mentiras, que salió de su lengua fácilmente. Sin embargo, se avergonzaba de hacerlo. -me gusta saber que estoy indefensa aquí, dependiendo de ti para ponerme en libertad.-
-¿Y si me atropella un autobús?, Renee se rió, pero Regina escuchó una preocupación genuina detrás de la pregunta.
-No es que tenga algún plan para morir esta noche, ¿pero no te preocupas por eso?-
-Tengo un acuerdo con tu jefe.-
Regina miró a la puerta de la habitación, deseando poder ver el cielo de la tarde.
No había ventanas, por su propia seguridad. El sol tenía que estar casi abajo. Tenían que darse prisa o Renee obtendría un infierno mucho mayor de lo que esperaba.
-Llamaré mañana, después de que me desates. Si no lo hago, enviaran a alguien a hacerlo... y me imagino que perderás tu trabajo.-
Los ojos de Renee se endurecieron un poco, pero Regina no lo dijo como una amenaza. Ella pagaba por escorts de alto precio un servicio de buena reputación por una razón: Contaba con su fiabilidad y su voluntad de hacer lo que se requiere sin hacer preguntas. Y ella quería que Renee estuviese tranquila, para convencerla de que no tenía ninguna razón para temer dejándola indefensa y sola. Renee tenía que seguir sus instrucciones al pie de la letra, por el bien de todos.
-Por favor - dijo Regina en voz baja.
-Tenemos que darnos prisa. ¿Entiendes lo que necesito?-
-Sí - Renee agarró la muñeca de Regina y la colocó dentro del manguito metálico unido a la esquina de la mesa. Este contacto era no menos potente que la caricia seductora anterior, y Regina tuvo que apretar los dientes para no reaccionar ante el placer de los dedos calientes en su piel.
-¿Realmente quieres la cuerda también? Parece que las esposas son más que suficientes para asegurarse de que no vas a ir a ninguna parte.-
-Necesito la cuerda. Sí.-
Las esposas por sí solas no podrían detenerla una vez que a luna llena se levantara y arrancara lo último de su humanidad. Poseía una fuerza temible en estas noches, y esta noche, con el perigeo de la luna y el toque de una bella pelirroja persistente en la piel-sin duda sería casi imposible de contener.-
-Tan fuerte como puedas, recuerda.-
Renee aseguró las esposas en la otra muñeca y los tobillos en silencio eficiente. Luego tomó la cuerda y le dio una mirada cautelosa a Regina.
-Está bien.-
Regina se concentró en su respiración cuando Renee tentativamente envolvió la cuerda alrededor de su torso, atándola a la mesa.
-Perfecto.-
-¿Te gusta? - Renee tiró de las ataduras con suavidad, luego comenzó a amarrar su primer nudo.
-¿Es esto lo suficientemente apretado?-
-Más apretado.-
Renee era demasiado tímida. La última chica no había tenido miedo de prácticamente cortarle la circulación, que era lo que ella requeria. Renee le estaba tratando como a una muñeca de porcelana que podría romper si se maneja demasiado áspero.
-Te lo dije, más apretado de lo que crees que debería.-
Renee apretó la cuerda hacia abajo un poco, pero no lo suficiente. -Esto tendrá que ser lo suficientemente bueno, Regina. Me temo que no serás capaz de respirar de lo contrario.- Regina sacudió la cabeza con fuerza.
-No, eso no es suficiente. Has de hacerlo mejor.-
-Lo siento.-
-Yo estoy pagando por un servicio, Renee.-
Regina torció el cuello, viendo como Renee había atado el nudo.
-Por favor, haz lo que te pido.-
-Oye, no me importa lo mucho que me pagues. Y no te molestes con amenazarme sobre mi trabajo de nuevo. Tú no eres la responsable si algo te sucede. ¿Quieres que te ate y te deje durante horas, está bien. Pero yo voy a estar absolutamente segura de que no te sofoques mientras estoy fuera.-
Maldita sea. Renee no tenía la intención de escucharla, y era demasiado tarde para llamar a la agencia para pedir un reemplazo. Todo lo que Regina podía hacer ahora era poner a Renee en camino lo antes posible y esperar lo mejor.
-Está bien. Por lo menos amarra las piernas, también. ¿Vale?- Renee apretó los dientes, pero hizo lo que le dijo.
Ella dejó la cuerda tan floja alrededor de la parte inferior del cuerpo de Regina como lo hizo en su pecho, y Regina sabía que estas restricciones no aguantarían esta noche. No con la luna llena así de fuerte. Su estómago revuelto, tanto por lo que inevitablemente iba a ocurrir y la magnitud del daño que seguro que le haría causar.
-Ahí lo tienes. Todo listo.- Renee miró a Regina hacia arriba y abajo, a continuación, suspiró.
-¿Estás segura de que no quiere qué...?
Su mano se posó en el antebrazo de Regina, haciéndole cosquillas en la piel desnuda y causando una oleada de deseo tan feroz que la dejó sin aliento de camino.
-No - La voz de Regina salió más dura de lo que se proponía, pero Renee la estaba matando. Y el reloj seguía corriendo.
-Es hora de que te marches. Te veré mañana. A las ocho.- Renee parpadeó y se apartó de la mesa.
-Bien.-
Ella se dirigió a la puerta, mirando hacia atrás con una expresión extraña antes de salir de la habitación.
-Voy a estar aquí - Regina asintió con la cabeza, tratando de ocultar sus lágrimas de frustración. Que ella también estuviese aquí mañana por la mañana era dudoso. Cerró sus ojos y escuchó el sonido de la puerta principal. Sólo cuando oyó a Renee salir de la casa le permitió a sus lágrimas caer. Estaba tan cansada de esto. Cansada de depender de extraños que nunca podrían comprender las apuestas del juego sexual que ella las contrató para desempeñar. Cansada de preocuparse por que las cuerdas estaban demasiado flojas o que una llave la dejaría libre de unas esposas de metal de una mesa de acero sólido. Cansada de estar sola en el mundo con su terrible secreto, por temor a que podría ser capaz de hacer algo verdaderamente monstruoso.
Cansada de la luna maldita.
