Escribir… era lo único que sabía hacer, no era necesario nada más, la vida que siempre quise la tenía, una gran carrera, fama, dinero, y la oportunidad perfecta, si, lo tenía todo, un buen día solo tuve la grandiosa oportunidad de ir a Japón, y yo solo tenía que aceptarla. Error o acierto, esto cambiaría en absoluto mi percepción de la vida.
Acontecimiento 1. Un simple vuelo.
Mi nombre, Vanessa Cortez, nací y crecí en Italia estudie en la Universidad en Londres y me gradué en literatura, todos siempre dijeron que era una gran escritora, siempre tenía algo bueno que contar, así que pronto me contrataron para trabajar en una prestigiosa revista, el tema, lo que yo quisiera escribir era muy bien recibido, y aquí empezó el problema, y se llama Diego Olivares, editor de la revista, una linda persona, grandiosa personalidad, gran carisma, hermoso a la vista y un excesivo gusto por las mujeres, todo en él era deseable, no dude un segundo cuando me involucre con él, el detalle fue cuando cumplimos nuestro primer año de relación y lo encontré en pleno amorío con su nueva asistente, decidí alejarme y continuar por mi cuenta. Que grandioso plan era en un principio, primer paso: renunciar, segundo: alejarme lejos (salir del país), tercero: solo escribir. Todo era perfecto, el día que renuncie cancele mi línea telefónica para no ser molestada, empaque lo que más apreciaba y fui a la agencia de viajes más recomendada, Aleida Franchesca fue la que me ayudo, a elegir destino Australia, (me convenció por lo apartado) y justo antes de hacer la compra de mi boleto, entro mi tío Jean Carlo, pidiéndole amablemente que cambiara mi destino a Japón, "no pregunte y hágalo", fue lo único que le dijo a Aleida, para sentarse a un lado de mí y decirme "la mejor manera de olvidar las penas es ayudando a la familia, en Japón tengo unos clientes con los que me gustaría entablar mejores relaciones, te dejare escribir todo lo que quieras, yo pagare tus gastos y estadía, lo único que harás es ir una o dos veces por semana a formar relación con mis proveedores y que te tengan al tanto de mis pedidos", me agrado la idea bastante, escribir, alejarme y ganar dinero que mejor, acepte sin más, ni siquiera lo pensé un momento, mi mente y mi corazón querían alejarse por completo.
Jean se encargó de todo, de llevarme al aeropuerto, arreglar mis papeles, darme nombres de sus contactos, direcciones, e incluso el lugar de donde me quedaría, cuando llego mi gran día me sentía nerviosa pero por otro lado, quería salir ya, y alejarme de todo, minutos después anunciaron mi salida, casi corrí para ser de las primeras de la fila y mientras me paraba tras una señora para que recibieran mi boleto lo escuche, - VANESSA, era Diego gritando, agache mi cabeza y gire disimuladamente junto con el resto de personas que se giraban para ver quien gritaba y lo vi, ahí parado y buscándome desesperadamente, gire nuevamente y me di cuenta que la azafata esperaba mi boleto, se lo entregue, mi corazón palpitaba rápidamente y en cuanto me dio permiso de abordar casi corrí al interior del avión, me sentí, horrible, en cuanto pise dentro sentí como mi corazón se partía, pero sabía el porque me alejaba y que era lo mejor que podía hacer, trate de ser fuerte, me senté en mi lugar, y espere.
Me dormí, grandioso, no sentí el viaje, llegue a un pequeño lugar donde espere a que validaran mi entrada, para después abordar a un barco que me llevaría a la isla. Era nuevo y bello todo lo que veía, incluso tome fotos y notas para escribir sobre aquello. Una vez en Japón, tome un taxi, me dirigí a una serie de apartamentos, donde pregunte al casero por mi habitación, amablemente me condujo y me entrego mi llave. Al fin poder descansar, pensé, entre al departamento, era pequeño pero acogedor, con muebles muy normales y un pequeño balcón con vista, algo agradable y bello, dormí otro poco para así poder disfrutar de mi nueva vida.