Aquella mañana cuando se despertó no se sintió extraño, tampoco tuvo un mal presentimiento ni un sexto sentido que le advirtiera lo que iba a ocurrir con forme pasara la tarde. Abrió los ojos perezosamente siendo lo primero que vio a su tercer hermano menor descansar tranquilamente con una expresión de calma inusual en él.

Se quedó ahí unos minutos disfrutando de la tranquilidad que había en el hogar, sentía la respiración pausada del menor de todos en su espalda, los suaves ronquidos del más ruidoso de los seis y se imaginó al cuarto acurrucado como un gato al pecho del segundo que lo abrazaría de vuelta hasta que alguno se despertará y se separara antes que el otro se diera cuenta. Una mañana cómo cualquier otra.

Se abrazó al tercer hermano y se volvió a dormir cuando sentía que el otro le devolvía el abrazo entre sueños y se acomodaban, adoraba esos momentos de calma antes de las ruidosas tardes que solían tener todos.

Antes de recordar que no estaban seguros ni por asomo. Fuera de su hogar el caos reinaba desde que su pequeño país se había aliado con un gigante para tratar de destruir a otro gigante. Él lo trataba de ignorar, cambiaba la televisión cuando propaganda del ejército o comunicados de enlista miento se transmitían como comerciales de juguetes. Ellos estaban seguros ahí, nada les pasaría si no salían de su pequeña burbuja compuesta por ocho personas en aquel hogar. Podría seguir disfrutando de la tibia y relajante compañía de sus hermanos cada mañana sin preocuparse.

Se volvió a despertar por el movimiento de todos al levantarse, podía oír al segundo ya abajo con mamá preparando el desayuno, el cuarto gruñía mientras abrazaba una almohada posiblemente puesta ahí por el otro, mientras que el sexto revisaba su celular con cara adormilada; el quinto corría por toda la pieza ruidosamente mientras se cambiaba de ropa.

El tercero ya estaba vestido y arreglado regañando a todos para que se apuraran para ir a desayunar todos juntos como cada mañana

Que flojera, pensó el mayor mientras se volvía a acurrucar entre las sabanas, no quiero levantarme, ¡quiero quedarme acostado todo el día! Se dijo a si mismo mientras se volvía a acurrucar y dormir unos minutos más

-Osomatsu nii-san, el desayuno está listo hace un buen rato, ¡levántate de una vez!- lo llamo el tercer hermano cuando vio que era el único que no se había levantado frente a sus regaños

-Aaaah, Choropajerovsky no eres divertido, deja a tu nii-san dormir un poco más-

-Hasta Ichimatsu ya está abajo esperando, no podemos empezar sin ti-

-Vale, Vale, ya voy- dijo perezosamente mientras se levantaba e iba en pijama hacía el primer piso bostezando ruidosamente

No pudo haberlo imaginado, tampoco lo dedujo cuando vio las caras de todos al verlo entrar, tampoco se fijó en la carta que sostenía el segundo entre sus manos, las lágrimas silenciosas de su madre y como su padre la consolaba, no se dio cuenta hasta estar sentado en la mesa y fijarse que nadie estaba comiendo.

-¿Qué sucede? ¿Acaso toda la comida será para mi hoy? Que suerte- dijo mientras comenzaba a comer un tazón de arroz que estaba en su puesto

-Osomatsu nii-san…- dijo el menor de todos mientras luchaba para que su voz saliera lo más compuesta posible, era muy extraño ver a Todomatsu acongojado con algo.

-¿Qué les pasa a todos?- respondió mientras dejaba de comer para mirar a todos los que estaban en aquella habitación

-Llego una carta para todos en la mañana- le respondió Karamatsu al momento de entregarle dicha hoja al mayor.

Vio aquella carta, el timbre oficial del ejército, todos y cada uno de los nombres de sus seis hermanos ahí, la imposición de obligatoriedad de al menos dos de ellos mientras la posibilidad de dimitir de los menores o de alguno con problemas de salud.

No pensó en nada, comprendió las lágrimas de su madre, las caras de los cuatro menores, la intensidad de la mirada del segundo sobre él y como su mano era estrechada por el tercero, lo comprendió todo y supo cuál era su deber de hermano mayor.

-vaya, parece que con Karamatsu haremos un viaje largo, ¿no lo crees hermanito?- sonrió normalmente mientras miraba al segundo que no cambiaba su expresión

-Así parece Osomatsu nii-san- una mueca que pretendía ser una sonrisa aparecía en su rostro, tratando de emular al mayor, de ser su igual, de apoyarlo hasta el final.

-Justo que yo quería empezar a ver esa nueva serie que transmitirán por las noches- dijo estirando sus brazos por detrás de su cabeza en un gesto despreocupado

-¿ha que están jugando ustedes dos? ¡Esto no es un juego, no pueden estar tomándoselo de esta manera!- gritó el tercer hermano mientras golpeaba la mesa con ambas manos

-Choromatsu nii-san tiene razón, si van ustedes, ¡vamos a ir todos!- complementó un extrañamente serio Jyushimatsu mirando a sus dos hermanos mayores

-Nada de eso, my brothers, aquí dice que los menores pueden dimitir, no dejare que todos vayan y dejen solos a nuestros padres-

-Claro, ustedes si pueden ir ¿no?, que absurdo- el menor se veía molesto.

-¡Es nuestro deber de hermanos mayores!- respondió efusivamente el segundo de todos.

-¡Yo igual soy parte de los mayores, no pueden evitar que los acompañe si voy voluntariamente!- reclamo el tercero

-ya basta- tranquilamente Osomatsu hacía callar a todos

Ichimatsu solo veía la escena mientras sujetaba fuertemente la pierna del segundo que estaba a su lado

-ya lo dijo Karamatsu, iremos los dos, ninguno más- continuo luego de que el silencio rondaba entre los seis -Ustedes se quedarán aquí cuidando a mamá y papá y grabando mi serie para cuando vuelva, ¿escucharon? Tampoco dejaré que alguno de ustedes se exponga a algo así si puedo evitarlo, ¡fin de la discusión, el hermano mayor a hablado!- dijo con una voz imponente impropia de él mientras volvía a tomar su tazón de arroz y comía tranquilamente.

Choromatsu se paró estrepitosamente de la mesa al ver la tranquilidad del último

-¡No todas las decisiones importantes puedes tomarlas tú solo!-

El tercer hermano salió furioso de la habitación, golpeando la puerta y dejando a todos sus hermanos ahí en un incómodo silencio a los otros tres menores. Aunque la mayoría de los presentes pensaban lo mismo, nadie dijo nada, sólo se escuchaba como el mayor masticaba el desayuno ruidosamente.

-Osomatsu, debemos ir a preguntar cómo es que los cuatro dimitirán-

-Lo sé, al menos déjame terminar de desayunar, todos deberían terminar de desayunar de hecho- respondió tranquilamente el otro mientras les sonreía a todos

Y así impulsados por el instinto comieron un poco, en un extraño silencio, una calma impropia de ellos y se dirigieron cada uno a hacer sus respectivos asuntos, solamente los dos mayores se vistieron y siguieron su camino juntos hacia aquella fría oficina a realizar aquella burocracia necesaria

Su siguiente mañana fue diferente, abrió los ojos sintiéndose apretado y con poca movilidad. A pesar de todos dormir juntos, usualmente cada uno utilizaba una parte muy específica del futón y éste al ser especialmente grande los hacia dormir bastante cómodos; pero aquella mañana todos estaban extrañamente juntos, vio al tercero con su cabeza acurrucada en su pecho, el quinto abrazado de la espalda de éste y los brazos del menor en su cintura. Como pudo salió de aquella maraña de brazos y piernas sin despertar a ninguno solo para comprobar que el segundo hermano también estaba especialmente cerca del último pero dándole la espalda por que entre sus brazos tenía al cuarto hermano sujetándolo posesivamente mientras este estaba fuertemente abrazado del otro, como sí tuviera miedo de soltarlo.

Al mayor le entró una nostalgia incómoda, los extrañaría, a donde tenía que ir ya no habría futón gigante con 5 copias de él mismo abrazándolo y mimándolo cada día, al menos se iría con uno de ellos, pero eso no quitaba que en verdad los extrañaría a todos y cada uno de ellos.

Pero era su deber de hermano mayor cuidarlos a todos, incluido Karamatsu.

Las semanas pasaron. Lentamente los cuatro menores aceptaron y acataron el hecho de que sus dos hermanos mayores se irían pronto, pero siempre con la esperanza que un día volvieran sanos y salvos, que justamente ellos no tendrían que ir a ningún otro lugar a pelear contra jóvenes igual de asustados que ellos por causas que no son las propias, no ellos no, ellos volverían a casa sanos y salvos luego de acabar todo.

Osomatsu si bien esas semanas no hizo cosas muy diferentes a las habituales, si pasó más tiempo con cada uno de sus hermanitos, acompañó a Jyushimatsu a jugar baseball en reiteradas ocasiones, paseó buscando gatos en los callejones con Ichimatsu, incluso acompañó a Todomatsu a tomar café y comprar ropa para el menor. El único que parecía no quererlo cerca era Choromatsu, usualmente lo evitaba y trataba de no quedarse a solas con él, cosa curiosa para el mayor, ya que cada mañana se despertaba con el tercero abrazado posesivamente de él.

Cuando la fecha ya se acercaba para que tuvieran que partir hacia una nueva aventura, Osomatsu decidió que no quería irse entre lágrimas y lamentos; juntó todo el dinero que tenía oculto por toda la casa y compró una pomposa cena para todos, gastó hasta el último centavo en comida y bebida para todos, para que de esta manera el último recuerdo que tuvieran de él no fuera una lagrima mientras lo veían partir en aquel frio furgón.

Con ayuda de su mamá, quien a pesar de estar devastada internamente les sonreía tranquilamente como siempre, le ayudaba a colocar toda la comida recién comprada en la mesa para cuando todos llegaran y así tener aquella última cena familiar, un último momento de paz antes de que las balas y la muerte acechara su espalda.

Poco a poco fueron llegando los miembros de la familia a la escena, asombrándose por la cantidad exuberante de comida y bebida que se presentaba ante sus ojos

-Wow, ¿de dónde ha salido tanta comida?- preguntó el menor de todos al entrar a la sala

-Osomatsu la ha comprado para que cenemos todos esta noche- su madre dulces como siempre esperaba en calma a que todos sus pequeños llegaran hasta la sala.

-¡Todo huele muy bien!- expresaba feliz el quinto Matsuno

-Hay que esperar a que estemos todos para cenar- les replicaba su madre golpeando las manos de aquellos dos pequeños que querían robar parte de lo que estaba al frente suyo

-¡Iré por Karamatsu nii-san e Ichimatsu nii-san!- el quinto gritaba emocionado, mientras salía corriendo en busca de los dos mencionados

-yo voy por Choromatsu- dijo Todomatsu mientras salía tranquilamente al piso de arriba

Osomatsu vio salir a su pequeño hermano mientras que se sentaba a esperar a que todos llegaran, hoy era su última noche ahí, mañana en la tarde tendría que irse, hoy era el último día junto a sus hermanos y aun debía despedirse de uno de ellos.

Hoy tenía que decírselo antes de irse.

La cena transcurrió tranquila, luego de ver la cantidad exuberante de comida que el mayor había comprado todos comieron entre bromas y mucho bullicio por parte de todos. El segundo ofrecía brindis con su característico tono presuntuoso y doloroso a lo que sus hermanos lo molestaban haciendo gestos de dolor y sujetando sus estómagos; el quinto hacia malabares con todo los objetos que encontraba a su paso mientras que el menor de todos inmortalizaba el momento con su celular sacando muchas fotos de todo lo que sucedía, incluso el cuarto y el tercero se reían de las ocurrencias de los otros.

El mayor se dedicaba a observarlos sonriendo y bebiendo tranquilamente mientras soltaba una que otra broma hacia sus hermanos.

No parecía que al otro día todo sería caras largas.

La hora de dormir llegaba, todos se alistaban para dormir como cada día cuando el mayor rompió aquella rutina

-Choromatsu, necesito hablar contigo- dijo seriamente el mayor asustando al receptor de aquella frase

-¿Qué sucede?- dijo tembloroso el tercer hijo

-acompáñame un momento- respondió mientras salía de la habitación y bajaba hacia el primer piso esperando al otro en la entrada de la casa

Choromatsu se limitó a seguir a su hermano saliendo ambos de la casa mientras caminaban en silencio. Sabía que este momento era inevitable, pero no quería que llegara; no quería despedirse.

Más temprano que tarde el mayor entraba a un parque seguido por el otro de cerca. Se sentía realmente nervioso al ver al de rojo tan serio de repente, ¿qué será aquello que quería hablar?

-Bien- dijo de un momento a otro deteniéndose abruptamente en aquel puente que solían frecuentar los sextillizos y girándose hacía el menor que lo seguía de cerca –supongo que aquí estará bien-

-¿Se puede saber para qué me trajiste hasta aquí, Osomatsu nii-san?- interpeló el otro nervioso

-Quería pasar un momento a solas con mi hermanito menor que me ha despreciado todos estos días-

-Yo no he hecho tal cosa- refutó molesto el de verde

-Oh sí, claro que lo has hecho y no me gusta nada, más si eres tú-

-¿Sólo para eso me trajiste aquí, para reclamarte que no te di atención estos días?-

-Un poco, si, también quería despedirme de ti apropiadamente Cho-chan – dijo divertido el mayor mirando la cara de enfado del otro

-No me digas así, ya somos adultos-

-Oh el ser adultos no tiene nada que ver con mis formas de llamarte, Cho-chan- respondió tranquilamente el otro mientras se acercaba lentamente hacía el menor que lo veía nervioso

-¿Me dirás para que más me trajiste aquí o no?-

Osomatsu finalmente puso sus manos en cada costado del otro chico dejándolo arrinconado contra las barandas del puente y acerca su rosto al contrario con seguridad

-Choromatsu- dice sin alejarse a pesar de que el otro puso sus manos en el pecho contrario para alejarlo

-No te acerques así de repente tontomatsu- dijo visiblemente sonrojado por la cercanía

-Bésame- dijo sin tomar en cuenta los reclamos del menor

-¿Qué?- Choromatsu se sonrojó violentamente frente a las palabras dichas por su hermano

-Eso, quiero que me beses-

-¿Qué cosas estas diciendo, te volviste loco?- Choromatsu trató de zafarse del agarre de su hermano para salir de esa extraña situación

-Choromatsu, Bésame-

-No-

-Bésame mucho-

-No cantes-

-Cómo si fuera esta noche la última vez-

-¡Te dije que no cantaras!- El menor finalmente empuja con fuerza al otro zafándose del agarre– ¿A qué se supone que estás jugando?- espetó enojado mirando al mayor que no decía una palabra

Osomatsu no decía ninguna palabra, se encontraba serio mirando fijamente al de verde que estaba exaltado y claramente molesto

-Si no dirás nada coherente me iré a casa- dijo después de un rato de estar ambos en silencio mirándose fijamente

-yo- dijo al momento que el otro se girará con la intención de dejar aquel puente – tengo miedo a perderte después-

Choromatsu se quedó quieto dándole la espalda al otro, sentía sus pasos resonar en aquel puente, sonaban incluso más fuerte de lo normal por estar solos en aquel parque, oía al otro comenzar a cantar con una voz suave y muy baja pero no se dio vuelta, sentía su cara enrojecida pese al frio que hacía

- Quiero tenerte muy cerca- cantaba el mayor de forma pausada y acercándose al otro lentamente - mirarme en tus ojos, verte junto a mí- estaba parado justamente detrás del menor sin atreverse a tocarlo para que este se girara - Piensa que tal vez mañana, yo ya estaré lejos…muy lejos de aquí-

Choromatsu vio los brazos de Osomatsu pasar a cada costado de su cuerpo y sintió como fue abrazado delicadamente por su cintura, mientras que el otro apoyaba su frente en aquella espalda como no queriendo dejarlo huir a ninguna parte

-Bésame, Bésame mucho- Choromatsu sintió como con aquellas palabras el otro lo apretaba aún más contra él- cómo si fuera esta noche la última vez-

Osomatsu aflojó el agarre y el otro aprovecho para girarse y ver a su hermano a la cara solo para darse cuenta que este tenía los ojos vidriosos y la nariz muy enrojecida

-Bésame, Bésame mucho- siguió cantándole el mayor – que tengo miedo a perderte, perderte después-

Choromatsu lo mirada fijamente sin decir ninguna palabra o hacer algún gesto alguno, estaba impactado y sorprendido por las repentinas palabras de su hermano mayor, no sabía que preguntas o que decir frente a esta situación, estaba sobrepasado y su mente no lograba funcionar correctamente

Osomatsu pese a que sentía un nudo en la garganta y el estómago apretado por los nervios, se mantuvo en la misma posición, sujetando al menor con firmeza pero no al grado de apretar bruscamente, esperaba algún gesto que lo incitara a seguir con lo que quería u otro que lo detuviera a tiempo antes de empeorar las cosas. No dejó que ninguna estúpida lágrima se cayera de sus ojos y sonrió como de costumbre, pero a leguas se notaban sus nervios

-¿No le responderás a tu hermano mayor?- dijo finalmente el mayor

-No sé qué quieres que diga-

-¿Me besarás?-

-No, quiero una explicación de esto Osomatsu, no porque me cantes en un puente te besaré-

-Ok, seré claro contigo Choromatsu- dijo un poco molesto el mayor al ver el frio carácter de su hermanito – Me iré muy lejos, ambos sabemos que aquello puede no resultar bien-

-Lo sé-

-Sé que estas molesto con todo esto y por eso me has evitado todos estos días-

-Sí, lo admito-

-Pero no puedo irme sin antes despedirme correctamente de ti-

Choromatsu se quedó en silencio esperando que su hermano siguiera hablando mientras sentía que los nervios se apoderaban rápidamente de él

-es más complicado de lo que pensé- dijo divertido luego de un momento de estar en silencio el mayor

-Sólo dilo Osomatsu, estoy esperando-

-Choromatsu yo te amo- respondió finalmente el mayor rápidamente

-Igual yo, somos hermanos-

-No pero, yo te amo de una forma diferente- dijo dudoso el mayor

-¿A qué te refieres?-

-Yo te amo, de una forma que no se debería amar a un hermano, quiero besarte más que a un hermano- Choromatsu lo miraba fijamente con el rostro enrojecido pero sin emitir palabra – Es por esto que quiero, esta noche, confesarte lo que siento, pedirte que me des un primer y último beso antes de partir, así si no vuelvo al menos podre haberlo hecho aunque sea una vez en mi vida-

-¿El besar a alguien?-

-El besarte a ti-

-¿Por qué yo?-

-Porque te amo idiota, de una manera poco normal, pero no me importa, ¡nada me importa!, te llevaría conmigo al fin del mundo para no irme de tu lado ¿sabes?, me duele que me ignoraras siendo que nos quedaba tan poco tiempo juntos-

-¿Por qué no me lo dijiste antes?- Choromatsu estaba nervioso y tener a su hermano tan cerca y diciéndole tantas cosas de golpes lo empeoraba

-¿Qué cosa? ¿Qué soy un enfermo que se enamoró de su hermano pequeño? No me hagas reír, tan idiota no soy- respondió riéndose amargamente el mayor sin dejar de sostener al de verde

Osomatsu esperó una respuesta impaciente por parte de su hermano, estaba extrañamente ansioso y lo odiaba, odiaba sentir cosas de ese estilo. Sintió como el otro temblaba entre sus manos mientras que tímidamente extendía los brazos para abrazarlo suavemente y posar la cabeza en su hombro para simplemente quedarse en esa posición

-Yo- la voz del menor salía nervioso y entrecortada –Creo que hubiéramos sido dos enfermos en ese caso-

Osomatsu se exaltó frente a esa respuesta, enserio no la esperaba; apretó con fuerza al otro entre sus brazos y apoyo su cabeza en la ajena

-Perdóname por irme Choromatsu- dijo casi en un susurro

-No lo digas-

-Tengo que por una vez en mi vida ser un buen hermano mayor para ustedes-

-Lo sé- Choromatsu sintió un nudo en la garganta y sus ojos nublarse rápidamente

-Prometo que volveré pronto-

-No prometas cosa que no sabes si podrás cumplir – el de verde apretó aún más a su hermano mientras dejaba las lágrimas salir lentamente de sus ojos

Osomatsu no respondió, dejó a su hermano llorar en su hombro aguantando sus propias lágrimas acumuladas en su garganta.

Pasaron largos minutos así, el menor lloraba silencioso mientras que el mayor se dedicaba a abrazarlo sin querer dejarlo ir, queriendo que aquel momento fuera eterno, que mañana no tuviera que partir a lo desconocido armado con un simple recuerdo de que pudo haber amado pero la vida no lo quiso así. Enserio amaba al de verde, estaba realmente apenado y acongojado por tener que dejarlo ahí, en serio estaba preocupado de perderlo para siempre si se iba.

Pero se tenía que ir para protegerlo, su amor por él era más grande que su egoísmo. Lo separó un poco de entre sus brazos para mirarlo a la cara; tenía los ojos hinchados por tanto llorar, la nariz enrojecida y las mejillas con el rastro que por ahí había corrido toda su tristeza; para el de rojo eso no era importante, lo amaba por otra razón más importante que la apariencia que este pudiera tener, lo amaba de una forma egoísta y deseosa.

Tomo entre sus manos el lloroso rosto del menor a la vez que susurraba nuevamente aquella canción de hace unos momentos

-Bésame, Choromatsu, como si fuera la última vez-

Y lo hizo, el menor cerró sus ojos y se dejó llevar por los labios del mayor, fue un pequeño roce al principio, casi con miedo al rechazo, en donde sus bocas se juntaron tímidamente con la ajena sin buscar mayor profundidad, rozando levemente y sintiendo la respiración del otro a la par con el movimiento.

Cuando Osomatsu agarro la cintura de Choromatsu este se sujetó con firmeza del cuello del otro, el beso se intensificó con aquel acercamiento, los labios jugaban entre ellos relajadamente a la par con el movimiento de cabezas que instintivamente ambos hicieron, pronto sus lenguas se unieron a aquella danza y buscando rozarse en la boca del otro. Comenzaron a besarse con más intensidad, apretando el cuerpo ajeno, buscando no soltarse jamás, disfrutando del sabor impropio y descubriendo nuevas emociones y sensaciones que nacían desde el fondo de sus estómagos como un leve cosquilleo.

Choromatsu no quería que ese momento acabara por más surrealista que pareciera. Ahí estaban ambos, hermanos idénticos besándose apasionadamente en mitad de la noche en aquel parque desolado, saludando y despidiendo un amor prohibido para todos, algo que jamás podría volver a repetirse, algo inmoral pero delicioso. Quería parar y correr lejos de aquel sujeto pero a la vez deseaba no alejarse nunca.

¿Por qué tenía que irse, por qué la vida era tan injusta de primero hacerlos hermanos y luego alejarlos de la manera más cruel que existía? Marcados por la moralidad y la distancia, ese amor que parecía fuego en ese momento, ahí mismo donde nació debía morir, aplacado por el deber y la fachada de hermandad eterna.

No podían amarse, ese beso simbolizaría el despertar y fallecimiento de aquel amor hermosamente prohibido, aquel puente sería el único testigo de aquel acto incestuoso y sincero entre dos almas que desean el toque y calor de la ajena.

Osomatsu se alejó levemente para dar pequeños besos alrededor de los labios, mejillas y finalmente la frente del otro. Choromatsu se dejó hacer, comenzando a llorar nuevamente invadido por una pena ciega que sabía que ese era el final, que mañana su hermano se iría lejos y él tendría que vivir con aquel sentimiento el resto de su vida en silencio.

-No llores- dijo el otro al verlo – tú solo bésame como si fuera la última vez- sonrió ampliamente a la vez que volvía a besarlo con la misma intensidad, sin querer irse de aquel puente a enfrentar la realidad, sin querer ser el mayor que cuidara a todos, queriendo haber nacido en otra vida, otro momento, otras circunstancias; una donde no fuera hermanos, en donde no tuviera que irse.

Una donde pudieran amarse completa y sinceramente.

Esa noche al volver a casa durmieron abrazados, atesorando ese último instante de intimidad, escuchando la respiración contraria, buscando el calor del otro, uno escuchando el tenue palpitar mientras que el otro disfrutaba el aroma único del cabello ajeno. Durmieron así, abrazados, esperando que la mañana no llegara nunca y que en realidad esa no fuera la última vez.


Originalmente, la idea no es mía. Me la ha dado mi preciosa Mich con su cerebro lleno historias que yo simplemente traspaso al papel. Agradezco a ti y tu eterna paciencia por dejarme escribir todo.

Lo usé para un concurso y debido a eso, -y que no gané ni un dulce del piso- me he decidido a subir todo. Hay una último capítulo aún en proceso, así que espero disfruten esta pequeña saga de 4 one-shot que componen todo esto.

Gracias por leer de ante mano. Si quieren, siempre pueden pasar por la pequeña página de Facebook que tengo "KatyRaww" uwu gracias.

Así que eso, les recomiendo busquen las canciones de cada capítulo c: solo pongan en youtube el título del capítulo y ya está! :D

"Mambrú se fue a la guerra, que dolor que dolor que penaaaaaa" xDD