Dulce niño cantor

¡Hola gente! Tengo un montón de fics sin terminar, y luego me quejo, pero no puedo evitarlo, ésta loca idea, me llegó a la cabeza, y simplemente la tengo que desarrollar.

Advertencia: NO ES ROMANCE. Si, lo aparecerá, pero no es romance, es misterio, si te quieres quedar, adelante, si no, por favor da la media vuelta. Y si te quedas, no te quejes. Incluiré a un OC, y además la historia se desarrollará en Inglaterra, así que a excepción de algunos personajes, a casi todos les dejaré su nombre occidental, con un apellido occidental. Advierto.

Advertencia 2: va a haber muertes... sobre advertencia no hay engaño...

La vaga silueta de una mujer de pie frente a mí se había vuelto una imagen requerida para mi mente. Después de dos horas sentada en la fría estación del tren que me había llevado de Londres a la zona casi inhabitada entre Yorkshire y Humber y el noroeste del país, a una población que no aparece en ningún mapa, llamada Foresttown. Pero la persona se había retrasado y yo estaba allí, sentada sin hacer nada más que mirar mi celular de reojo, en busca de que las cifras numéricas del reloj del mismo, avanzaran más rápido.

-perdón por el retraso, señorita Nagano, mi nombre es Agnes Ainsworth, y soy el ama de llaves de la familia Rumsfeld. Mucho gusto, y disculpe el retraso, un inconveniente desafortunado. ¿Nos vamos? – la mujer con suma cortesía y refinamiento me hizo una indicación con el brazo señalando un mercedes negro que nos esperaba.

Sí, claro –obedecí y me dispuse a seguir a la educada dama mayor de unos 50 años o quizá un poco más, con unas ropas muy sobrias que no dejaban una zona de su cuerpo al descubierto, como si a principios de siglo viviese.

-por cierto no me has dicho tu nombre aun, preséntate niña. ¿Segura que eres japonesa? No lo pareces. –dijo con cierta severidad la conservadora mujer.

-sí, claro que lo soy, mi nombre es Akane Nagano, tengo 19 años, y soy proveniente de Tokio, estudio pedagogía, y quiero especializarme en niños especiales. –dije segura de mí misma.

-¿sí? Pues hasta donde yo sabía, los japoneses no son rubios de piel blanca nívea y ojos azul zafiro –dijo con cierto dejo de desafío en la voz.-y mucho menos son voluminosos de cuerpo o altos...-su mirada ciertamente despectiva me incomodaba un poco mientras me examinaba de arriba hacia abajo.

-pues es que mi abuelita materna es de origen alemán, pero mi mama nació y creció en Japón, se casó con mi papa que es japonés, y pues ni mi hermana menor ni yo parecemos japonesas típicas... pero lo soy, lo juro. –dije tratando de dar un aire menos tenso a la situación que para mí significaba la constante alusión a mi apariencia poco japonesa.

-debes saber que en la casa Rumsfeld, se tiene poco contacto con el exterior, y en general se mantiene a la señorita alejada de los caóticos cambios propios del mundo moderno, así que evita en la medida de lo posible, hacer uso excesivo de tu teléfono móvil así como hacer uso de otros artefactos modernos. Y las vestimentas modernas están prohibidas también. –el aire en extremo sobrio de la exigente mujer me causaba un frío inexplicable en la piel.

-no se preocupe, en general, no soy muy moderna que digamos –dije mirando el celular modelo 2004 que poseía, sin mayor aplicación que una cámara fotográfica sin usar.

El camino restante, me resulto largo y extenuante, al recorrer el pueblo, noté que afuera de las humildes y muy victorianas casitas del lugar colgaban letreros manchados con una sustancia, probablemente sangre, que decían:

"A Erick Lockheart Con amor"

-¿Quién es Erick Lockheart? –pregunté con mucho interés.

-¿Erick Lockheart? No es más que un mito, y ni se te ocurra mencionarlo en la casa ¿oíste? –sus palabras más severas que antes, me provocaron más curiosidad sobre el tema.

Pasando el bosque a las afueras del pueblo, se encontraba la gran mansión de la familia Rumsfeld, una soberbia construcción decorada en tono rosa pálido, con una impresionante cantidad de seis pisos más los jardines que la rodeaban. Visible desde la entrada era ese laberinto floreado, típico de las casas viejas de esta magnitud.

En la entrada principal de la gran mansión, estaba toda la servidumbre formada y lista para recibirme, una ligera reverencia y las puertas se abrieron por dos apuestos mayordomos, juzgable mente jóvenes que me miraron con sumo respeto, siempre evitando el contacto visual directo.

Dentro de la majestuosa casa y justo enfrente de la puerta principal, se encontraban las lujosas escaleras, y en lo más alto de ellas, acompañada de otro grupo de sirvientes, estaba la duquesa, hermosa mujer de cabello amarrado hacia atrás, castaño y lacio, con un peinado alto, y joyas discretas adornando su cabello, llevaba puesto un hermoso vestido azul cielo bordado a mano con un corte princesa y un velo azul translúcido cubriendo sus hombros. La veía bajar las escaleras mirándome con felicidad como si me conociese de toda la vida, y me volviese a encontrar después de años de no vernos.

-Bienvenida querida, mi nombre es Elizabeth Rumsfeld. Yo soy la Duquesa, la dueña de estas tierras, y te doy la más cordial bienvenida. Es un gusto verte tan grandecitas y tan hermosa. Tu madre y yo solíamos ser amigas en nuestra juventud. Me complace ver que su pequeña primogénita sea ahora una mujer hecha y derecha. Ven, quiero que conozcas a mi hija.

El recorrido por la casa me hizo saber que contaba con más de 60 habitaciones además de los diversos salones y salas destinados a eventos, prácticas o distracciones, y la habitación de la señorita, era simplemente preciosa, el sueño dorado de cualquier niña, peor la pequeña no se encontraba ahí.

-Zoe, ¡Zoe! ¡Ven rápido! –exigió la dama mientras torcía los ojos, señal de que no era la primera vez que pasaba.

-¿si, my lady? –dijo apresurada la jovencita mientras se secaba las manos con un trapo que traía entre sus ropas.

-¿Dónde está Evelyn? –preguntó ya con mayor tranquilidad.

-pues creo que donde siempre señoría.

-debí suponerlo. ¿Ya regresó Izzy?

-sí, si señora.

-¡Ah! ¡Eso lo explica todo! Ven querida, acompáñame. –me dijo la mujer de manera enérgica y me hizo seguirla hasta el patio trasero, donde pude apreciar el majestuoso y soberbio jardín real, y hasta la parte final, el enorme laberinto de rosales.

-Evelyn ¡Evelyn! ¿Dónde estás hija? –preguntó la señora mirando hacia todas direcciones mientras recogía sus manos y jugueteaba con ellas.

Unas risas se escucharon al fondo del laberinto.

-pero que niña más perseverante, por no decir testaruda –dijo la mujer hastiada.-voy a buscarla...

-no, no. No se moleste, yo la busco su alteza -dije al tiempo que me introducía en el laberinto, me moría por conocer su interior. Dentro del laberinto, divisé un espacio con una elegante banca blanca y sillas que le hacían juego, y bajo ésta, una cabecita castaña esperando no ser vista, con una risilla que no podía ocultar.-hola...

-¡Shh! ¡nos va a escuchar! Ven y escóndete –me haló hacia donde estaba y terminé refugiada junto con ella.

-¿de quién nos escondemos? –pregunté interesada

-de la institutriz nueva por supuesto, esa anciana no me encontrara. Tampoco Izzy, je- dijo triunfante la chiquilla de no más de trece años.

-Pero ¿Qué tal que la nueva institutriz no es vieja? –pregunté divertida

-siempre son viejas ¿Ésta por qué sería diferente? –dijo muy segura de sus palabras.

-y quien es Izzy –pregunté yo otra vez.

-¿no lo sabes? Es mi pintor personal, además de la mano derecha de mi mamá desde hace años. –nuestra platica fue interrumpida por un par de zapatos masculinos que aguardaban frente a la mesilla, el pantalón formal de tipo antiguo de color marrón me hizo saber que se trataba del supuesto Izzy, y al igual que la niña conmigo, imaginé a un viejo.

Comencé a salir a gatas de la mesa mientras sonreía, la mano masculina se tendió para mí, y la acepté al tiempo que me disculpaba.

-perdón por mi conducta, pero a veces la única manera de llegar a un niño es haciendo junto a él sus actividades preferidas...- quedé muda al ver al apuesto joven que me sonreía con gentileza y asentía mi palabras con la cabeza.

-no se preocupe ¿señorita Nagano verdad? Mi nombre es Izzy, y soy el otro tutor legal de la señorita Evelyn. Mucho gusto en conocerla, es mucha más bella de lo que me decían. –quedé muda, su belleza era extasiaste. Su dicción me derretía, y su juventud era increíble. –déjeme decirle que es usted la criatura más interesante que he visto, me apetece pintarla. Es japonesa pero tiene facciones y características occidentales, es única y hermosa en su tipo. Espero no importunarla con mis comentarios.

-no, no, al contrario gracias. Yo soy Akane Nagano, y seré la institutriz de la señorita Evelyn. –mis palabras la sorprendieron y fue sinceramente divertido ver su reacción.

-¡aquí está joven Izzy! Su señoría quiere verles, pregunta el porqué de su demora. –dijo un guapísimo mayordomo de unos 20 años, de nombre Ty.

-si disculpa Ty. Vámonos Evelyn, tu madre quiere verte.

La jovencita y el guapo pintor se adelantaron mientras yo no pude evitar mirarlo de reojo. El mayordomo notó esto y se limito a acercarse a mí para susurrar a mi oído:

-si yo fuera tú, me abstendría de mirarlo siquiera o saldrás lastimada, si lo sigues mirando; no digas que no te lo advertí –me dijo con amenazante voz y se marchó serio y molesto.

Yo quedé atónita, ¿Quién se creía que era para amenazarme así? pero sus palabras me inquietaron más de lo que yo misma quería admitir, claro que en ese entonces, no sabía e porqué... quizás, solo quizás... si lo hubiese escuchado...

WITZI, WITZI ARAÑA TEJIÓ SU TELARAÑA

VINO LA LLUVIA Y SE LA LLEVÓ...

Ya viene ¡lo escucho! Esa canción, esa melódica canción... es el mismo infierno... sus ojos me miran. Detrás de la intimidad de este cuarto que guarda un secreto prohibido para los dos. Te atreviste a besarme pero ¿porque haz pintado de malva la alfombra? ¿Porque tanto carmín? ¿Me cortarás el aliento?

El golpe seco del metal...

Se ha nublado mi visión... adiós, único y gran amor mío.

CONTINUARÁ...

¡YA ESTÁ EL PRIMER CAPITULO! ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO, SE ACEPTAN DUDAS ACLARACIONES Y TOMATAZOS... PERO SUAVECITOS, NO SEAN GACHOS.

NO SÉ SI SE NOTÓ, PERO Ty, ES Taichi YAGAMI, PERO COMO YA DIJE, LES ADAPTARÉ LOS NOMBRES, PARA QUE SUENEN INGLESES, A LOS QUE TIENEN NOMBRES QUE NO TENGAN UN PARECIDO CON UN NOMBRE INGLÉS, LES DEJARÉ LA NACIONALIDAD JAPONESA, COMO A Sora O A Mimi. A ZOE, LA INCLUIRÉ Y ALGUNOS DE LAS OTRAS TEMPORADAS.

ESPERO NO SE ENOJEN POR LOS CAMBIOS...

MIENTRAS DÍGANME SU OPINIÓN ¿QUÉ ES LO QUE PASARÁ? TODO ES LO QUE PARECE, O... ¿NADA LO ES?

¡COMENTEN! ¡CUÍDENSE CHAO!