Los Personajes son de Stephenie Meyer, Yo solo los hago sufrir con MIS ideas...
Amor a Primera Vista
Una brisa recorría el lugar, el ambiente igualmente se sentía seco. En Nueva York era otoño y en los edificios aún resplandecía la luz del sol. Bella tenía que tomar el subterráneo para poder volver a su apartamento de un arduo día, aquel que compartía con Alice –su mejor amiga-. Estaba en la Estación Universidad de Columbia, que era la universidad donde estudiaba.
Bella tenía 18 años y venía desde su ciudad natal, Forks. Ella era una chica promedio, no era lo que se llama alta, pero no era pequeña; su piel pálida no era nada extraño en la fría península de Olimpic y sus ojos marrones al igual que su cabello hacían un contraste en su cuerpo. Ella era bonita, pero nunca había tenido ningún novio ni nada que se le parezca. Aún así, ella era feliz.
Su padre se encontraba en Forks y su madre en Jacksonville o cualquier otro lugar de los Estados Unidos junto con su nuevo esposo, un jugador de baseball. Su madre siempre le había dicho cosas horrorosas sobre el matrimonio, pobre Bella que quedó marcada.
El subterráneo se encontraba con muchas personas, era la hora donde las personas volvían de sus trabajos a sus hogares –Bella lo hacía-. Ella trabajaba en una cafetería cerca de la universidad tres veces por semana. En su cabeza solo entraba todo aquello que tenía que hacer cuando volviera a su apartamento, como estudiar para su examen de la semana subsiguiente, escribir un ensayo de 5.000 palabras sobre el comportamiento humano, ordenar el caos que dejó cuando salió apurada de su apartamento, hacer la cena para ella y Alice… en fin, tantas cosas por hacer y muy poco el tiempo que disponía.
Luego de pasar la atestada fila para poner su ticket y pasar por la maquina para entrar. Tuvo que bajar las escaleras hasta llegar aún más abajo que era donde podía tomarlo. Los vagones no estaban tan llenos, afortunadamente, pensó Bella, así ella podría permitirse algo parecido a menos de su metro cuadrado, pero era aceptable.
El vagón de Bella llegó hasta la estación 103 y allí se subió un muchacho joven –como de la edad de Bella, tal vez un poco mayor-. Tenía el cabello cobrizo, unos ojos verdes, sus cejas bien tupidas y su cara… su cara parecía cincelada por el mismísimo Miguel Ángel, parecía un dios, pero uno que no le hacía justicia a los que habían existido en el pasado, este era un dios heleno e hipnotizarte.
Bella que se encontraba sentada –ya que una señora le había dado el asiento al verla con las manos ocupadas-. Vio a un joven que se encontraba parado al frente de Bella, llevaba una mochila. Su mirada se encontraba algo perdida y su rostro era toda confusión, su mandíbula se encontraba firme. Bella se había dado cuenta que aquel joven hipnotizante estaba nervioso, movía sus manos nerviosamente por su cabello muy desordenado y que le daba un toque endemoniadamente sensual a él. Ella sabía todo eso porque estaba aprendiendo a analizar a las personas con solo verlas, en su carrera de psicología.
Bella le dio una sonrisa nerviosa y el joven le respondió igual de nervioso. Es insoportablemente hermoso, pensó Bella. Luego al lado de Bella un señor se fue y el joven se sentó a su lado al no ver a nadie que fuera necesario dárselo.
Bella igual estaba nerviosa -aunque no exactamente por la misma razón-. Ella estaba nerviosa, pero porque a su lado estaba sentado un dios griego. Bella llevaba muchos libros por sus estudios y que se le haya caído uno no suponía una gran novedad… -una vez se le habían caído en una calle muy concurrida y su cara fue todo un poema-. Así que antes de que ella fuera a mover su mano para recoger su libro, una mano se lo fue a pasar. Cuando se lo fue a pasar sus manos se rozaron, provocando que una corriente eléctrica pasara por el cuerpo de ambos y ninguno lo pudo disimular lo suficiente, y ambos apartaron la mirada del otro.
-Gracias –dijo muy tímidamente Bella.
El joven se percató del libro que había recogido. "El Alquimista" de Paulo Coelho, él lo había leído hace algún tiempo atrás, otra era. En el libro se mencionaba sobre las señales que daba la vida, saber verlas y tomarlas. Se preguntó si conocer a aquella chica no era una señal y antes de que él lo pensara demasiado, ella habló.
-Me llamo Isabella –le dijo la joven tendiéndole su nívea mano-. Aunque me dicen… Bella
El muchacho salió de su asombro, él no estaba seguro si hablar era lo mejor, porque tenía algo que hacer antes de todo. Tomó la mano y otra corriente pasó por ambos.
-Mi nombre es Edward –Él se percató de un adorable sonrojo que cubrió sus mejillas-. ¿Siempre estás tan llena de libros?
Bella aun apartaba la mirada de Edward, pensaba que estaba soñando… Bella fue a responder cuando vio aquellos ojos verdes, no podía formar una respuesta coherente.
-mmm… estoy empezando la carrera de psicología y tengo que leer muchos libros, como el alquimista. Aunque no me gusta mucho, prefiero los clásicos. Pero sí y afortunadamente hoy no hay tanta gente, pero mi mejor amiga se ha resfriado y casi siempre me voy con ella, pero hoy no.
Otro sonrojo se asomó. Se sintió una tonta hablando tanto y a un extraño, no podía controlar lo que salía de su boca.
-Si estudias psicología ¿Puedes analizar a las personas? –le preguntó Edward.
-Algo –le respondió.
Edward no sabía que hacer, se sentía atraído por aquella joven, era algo inexplicable, pero sin pensarlo, habló.
-¿Puedes psicoanalizarme? –le preguntó el dios.
-Cla… claro –dijo ella, aunque pensaba que era una mala idea ¿de verdad creía que era una buena idea que ella lo mirara a la cara? De solo pensarlo se ponía colorada como la nariz roja y brillante de Rudolph.
-Veo que estas nervioso, algo angustiado, sí, por la forma en que mueves tus manos por tu cabello y sujetas muy fuerte tu mochila ¿Vienes del Instituto? –el preguntó.
Edward no sabía que responder.
-No, tengo 21 años, hace un par de años salí del colegio, es solo que llevo algo muy importante.
-Oh
Un sonido sacó a ambos de sus pensamientos y de cómo estaban conectados sus ojos, era el móvil de Bella. Lo sacó de su bolso, vio la pantalla y suspiró.
-Hola Alice ¿necesitas algo?
-Solo quería saber si estabas bien, siento algo extraño –le respondió.
-¿Otra de tus visiones? –le bromeó.
-No me hagas caso –le dijo-. Estás bien ¿no? Cualquier cosa me llamas y veré como lo hago para levantarme de aquí. Estoy aburrida y quiero comprar ropa ¿vamos mañana?
-Alice, sabes que no soporto las compras ¿Rosalie no puede ir contigo? ¿¡Cómo es que Emmett te soporta!? –y luego la risa de Bella dejó embobado a Edward, pero también quedó asombrado.
-Es mi hermano, claro que me tiene que soportar. Y sabe que si no lo hace lo acusaré con Rose, se como controlarlo.
-Esta bien, mañana iremos de compras. Voy en el subterráneo, nos vemos luego –se despidió Bella.
-Bella, escúchame, llámame cualquier cosa pase ¿lo prometes?
-si, lo prometo –le respondió-. Adiós.
-Adiós –le dijo con una voz triste su mejor amiga.
Luego de terminar la llamada colgó su teléfono. Edward no tenía ninguna duda sobre con quienes Bella estaba hablando. Eran su familia. A quienes no había visto luego de haber salido del internado al que había ido hace tres años.
Edward había quedado en shock. No sabía si quería cumplir la misión que tenía asignada. Hace mucho tiempo que su mente había cambiado la forma de ver la vida y ya no pensaba de la misma manera que cuando estaba en el internado, pero una vez que te unías ya no podías salir a menos que quisieras pagar con tu vida la salida, para que el secreto nunca saliera de la hermandad.
Podía dejar la mochila que traía en su espalda en el vagón donde estaba aquella chica. Ahora se daba cuenta de que la conocía, hace bastante tiempo que la había visto, pero ella no a él. La había conocido una vez que había ido a casa -aunque no tenía ganas de conocer a nadie-. pero la había visto desde lejos cuando ella se estaba bañando con su hermanos en la piscina junto a los Hale.
-Con la persona que estabas hablando ¿Se llama Alice? –le preguntó.
-Claro es mi mejor amiga –pero él ya lo sabía-. Es como mi hermana, me burlo de ella diciéndole que ve el futuro ¿Por…?
-No, solo que su nombre me sonó conocido –le dijo.
-Ella solo está preocupada por mi, aunque a veces es sofocante, porque le han pasado cosas cuando ella era más joven. Por esa razón es un poco sobre protectora conmigo, pero la entiendo.
Y ella sonrió.
-¿Si te pido que te bajes de aquí y salgas, me harás caso? Eso sí, no le digas nada a nadie, por favor. Si te lo cuento y esto se sale de las manos vas a sufrir más, por favor.
-Solo si me dices el porqué –le contraatacó ella.
-Si te digo solo lo hará que te puedan culpar de algo –le dijo-. Te conozco, me dí cuenta de eso cuando estabas hablando con Alice, mi hermana.
Bella no podía creer lo que estaba escuchando. Ella sabía sobre el hermano de Alice, pero nunca supo su nombre, era algo muy doloroso para Alice hablar sobre aquel hermano que había dejado de ver desde hacer muchos años, pero no podía pasar por su mente si quiera que él era el hermano de su mejor amiga y que le estaba pidiendo o más bien rogando de que se bajara del vagón.
-Pero yo nunca te había visto –le dijo Bella.
-Pero yo sí, una ves estabas con Alice en una piscina, en casa y yo había ido de visita. No me había dado cuenta de eso.
Bella ya estaba pensando más coherentemente y con lo que le había dicho Alice sobre algo preocupante su mente ya estaba procesando mejor los hechos y sin poder censurar, habló.
-¿Tiene esto que ver con tu ausencia en tu familia? –le preguntó.
El no habló, pero en la mente de ella pasó la frase el silencio otorga. Pero ella no quería dejar el subterráneo, quería saber que era lo que estaba pasando y como decía el libro de Paulo Coelho tal vez que Edward le haya dicho que Alice era su hermana era una señal.
-Por favor dime que es lo que está sucediendo –le rogó.
Edward quería que ella saliera de ese vagón, sentía algo extraño, como si sintiera que era su deber proteger a la mejor amiga de su hermana, a la cual extrañaba y lo más probable a la que nunca más vería.
-Llevo una bomba. No está activada, pero si no lo hago puede ser peor –susurró-. Podrían hacerlo en un lugar aún más concurrido, en otra hora y otro lugar. Siempre estaré arrepentido de la decisión que tomé hace cuatro años atrás.
El color de la cara de Bella se fue y quedó perpleja por lo que le había dicho Edward… pero en la mente de Edward pasaba otro tipo de pensamientos, él ya no quería activar la bomba, no podía ni deseaba ponerla, además era un acto aún más egoísta, porque ellos querían que Edward dejara la bomba y luego esta explotara sola, sin él allí. El saldría ileso.
Pero además si no lo hacía como había explicado Edward, sería peor y su familia igual pagaría por eso. Edward no quería eso, pero antes de subir al subterráneo no lo había dudado ningún minuto, pero eso fue antes de conocer a aquella joven de la cual se había enamorado a primera vista.
Aun con sus pensamientos confusos el subterráneo avanzaba y avanzaba. Estaban en la estación 72 y solo le quedaban dos estaciones más para convencer a Bella que bajara y que ella pudiera estar a salvo, cualquiera fuese la decisión que fuera a tomar Edward, porque si la encontraban con él la podían llevar detenida, pero si Edward tomaba la otra decisión, algo podía salir mal y él sabía que ni su familia ni él mismo se podía perdonar que algún daño le sucediera a Bella.
Bella estaba decidida y al igual que Edward se había enamorado a primera vista. Ella siempre se burló de las personas que estaban enamoradas, su madre y su padre no eran un buen ejemplo del amor verdadero. Pero al ver los ojos de aquel Dios Heleno, sus fuerzas no pudieron y cayó rendida ante tal hombre, mas sentía que estaba enamorada y que si llevaba una bomba, tal vez, solo tal vez era tiempo de decir adiós y como una buena señal de El Alquimista tendría que despedirse del mundo.
Cada segundo que pasaba para Edward era todo un suplicio, no sabía que hacer. Él quería que Bella se bajara del maldito vagón y no pusiera su vida en peligro, pero él no sabía que ella desde aquel momento lo acompañaría a cualquier lugar, no importaba donde, aunque fuera hasta el cielo.
Bueno, primera vez que escribo en 3º persona ¿Cómo me quedó?... La idea se me ocurrió con mi viaje a Santiago y con algo que me pasó a mi. primero estaba en el metro en una estación muy concurrida, había una mochila en el suelo y habían guardias rodeandola... con mi mamá pensamos que podía ser una bomba, pero antes además en el avión en el que viajaba mi papá, un "señor" dijo que traía una bomba, pero era mentira ¡Lo pasé horrible! entonces la idea se estaba fraguando en mi mente... y esto quedó!
Es un Two-Shot y el otro capítulo lo subiré para el día de los Enamorados... domingo 14 de febrero... ¿qué decición tomará Edward?
Au Revoir [!]
