Felicity estaba sentada tras su ordenador en la Guarida, el equipo había salido en una misión y ella estaba sola, con su teclado y sus pensamientos. Hacia tres meses desde que Oliver la había besado, tres meses de su fugaz, accidentada y única cita.
Felicity se sentía triste y decepcionada, y también, porque no decirlo, furiosa. Oliver no podía ser Oliver, solo podía ser Arrow, y en esa realidad ella no encajaba.
Desde ese día, no habían hablado del asunto, Oliver se había distanciado de la informática y ella por mucho que él le había confesado que no podía decirle que no la quería, tenía sus dudas de lo contrario. Porque parecía ser que si podía demostrar su amor por Laurel, o Sarah o cualquiera de sus antiguas novias menos por ella, y sin poder evitarlo, Felicitly se sentía celosa y sobretodo decepcionada y abandonada. Y furiosa consiga misma por ser tan tonta. A veces de preguntaba si ese día había sido real o solo fruto de su imaginación.
Oliver ahora era Arrow, y como héroe encapuchado, siempre sabía ocultar sus sentimientos. Lo único importante era el trabajo, detener a los "malos". La preocupación por el equipo era evidente, pero más allá no demostraba nada. Arrow era así y Oliver se engañaba a si mismo pensando que era lo mejor para él y para sus compañeros, en especial para Felicity. Oliver había escogido sufrir en silencio su soledad, que arriesgarse a que dañaran a alguno de sus amigos. Así debía de ser, o al menos eso era lo que él creía. Y Felicity no podía hacer nada para mostrarle que se equivocaba, ni ella ni Diggle ni Roy.
Felicity le seguía apoyando, ayudaba a Arrow como había hecho hasta ahora. Oliver había perdido la empresa y ella trabajaba para Ray Palmer que había comprado Queen Consolidaded, pero algunas noches las pasaba en la Guarida. Su trabajo con Ray le gustaba, y aunque ahora ya no estaba las 24h. Del día a disposición de Oliver, le seguía apoyando,por tanto cumplía con todo el mundo.
- Ese es el problema, cumplo con todos, no se decir que no.-se dijo furiosa levantándose de la mesa para ir a buscar un vaso de agua.
Al pasar por delante de la mesa donde Oliver tenía sus flechas no pudo evitar pararse y mirarlas, y como si fuese a romperse, paso cuidadosamente un dedo sobre la afilada punta de una de las flechas y suspiró con pesar. Luego volvió a su mesa y a sus lúgubres pensamientos.
Sabía que lo que hacía era importante, pero últimamente le asaltaban dudas sobre el rumbo que había tomado su vida, sobretodo desde ese día Y ver a Oliver cada día no ayudaba. Verlo cada día sabiendo que no podían estar juntos la atormentaba, y sabía que tarde o temprano tendría que cortar el cordón que la ataba a él y no sabía otro modo que no fuese alejándose de él. Pero Felicity intentaba no pensar mucho en ello porque si no las lagrimas aparecían en sus ojos sin poder evitarlo.
De momento trabajar con Ray la desconectaba de Arrow y todo ese mundo. Ese hombre era todo un misterio. Siempre tenía el trabajo en la cabeza, tenía grandes ideas y era muy entusiasta con ellas, hacía participe de todas ellas a Felicity y contaba con ella. La informática sabía que al igual que Oliver, Ray era un hombre extraordinario y que quería ayudar a Starling City y a los Glades y eso hacia que se sintiera orgullosa de él.
Luego estaba el asunto del beso, al pensar en ello se sonrojó.
Hacia una semana, de vuelta a la oficina, tras una cena de negocios con unos posibles inversores para una de las ideas de Ray, éste la había besado en su despacho. Ella no lo había visto venir, de repente se encontraba entre sus brazos y lo más increíble, devolviendole el beso sin ningún tipo de pudor. Luego él se había separado de ella y sin mediar palabra se había alejado dejándola aturdida.
Al pensar en el momento y en como ella le había devuelto el beso se justificó pensando que el la había cogido desprevenida,en un momento vulnerable, en un momento en el que se sentía sola, no sabía lo que sentía por Ray, de hecho ni se lo había planteado hasta el día del beso. Pero devolverle el beso había sido un error, de eso si que estaba segura.
Los dos tenían muchas cosas en común, eran tenaces, leales y sobretodo sentían pasión por el trabajo. Pero por Ray no sentía lo que sentía por Oliver. Le admiraba y respetaba, y era cierto que le había cogido cariño por su manera de ser, pero nada más.
Desde ese día tampoco habían hablado del asunto. ¿Que les pasaba a los hombres de su vida?¿ Querían hacerle daño todos? ¿Se divertían confundiendola? Estaba harta de que todo el mundo acabase abandonándola... la sensación de soledad siempre la acompañaba.
Sus ojos se llenaron de lagrimas. No se dio cuenta de que Oliver había vuelto a la Guarida, estando como estaba tan concentrada en sus propios pensamientos.
- Es tarde.- dijo la voz de Oliver detrás suyo.
Ella se quedó de piedra, intentando que las lagrimas no rodaran por sus mejillas pero fracasando en el intento.
- Si, ya me iba.- dijo intentando evitar que su voz sonase entrecortada pero sin mucho éxito.
- ¿Estas bien?.- la voz de Oliver demostraba autentica preocupación.
Ella no contestó, no valía la pena. Que le diría... así que optó por levantarse y sin mirarle cogió su bolso y se dispuso a ir hacia las escaleras.
- Felicity. - dijo él acercándose a la informática y cogiéndola suavemente por el brazo, acto que hizo que ella se estremeciese. Solo quería salir corriendo de allí, escapar de esa situación.
Felicity se armó de valor y apartándose de él, lo miró brevemente, desando que él no viera la tristeza en sus ojos, ni las lagrimas en sus mejillas.
- Hasta mañana Oliver.- dijo ella con toda la serenidad y entereza que pudo.
El la vio alejarse por las escaleras, y aun resonaba en su cabeza el ruido de sus tacones subiendo las escaleras metalicas, cuando se tumbó en la cama y cruzó sus manos sobre los ojos, intentando no llorar, intentando no sentirse tan despreciable. Intentando no sentirse tan solo.
