Drabble: Lección aprendida, nunca intentar pelear contra un hanyô.
Sumari: Este reto participa en el "Mini-reto del mes de Marzo: Drabbles" con el personaje de Hachi.
¿Qué paso por su mente aquella vez en que se expuso al peligro por distraer a Inuyasha? ¿Cuáles fueron los pensamientos de Hachi?
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, yo solo los tomo prestados de la grandiosa y única Rumiko Takahashi, creadora del fantástico universo de Inuyasha, Ranma ½ y muchos más.
Esta historia es sin fines de lucro y únicamente la diversión para sus fanáticos.
Ahora sí: ¡A leer!
Una mañana soleada me acompaño a ir en busca de Miroku, quien me había llamado para quien sabe qué cosa, fue esa ocasión la que me enseño una gran lección, fue aquella en que conocí a aquel individuo, a Inuyasha, un mitad bestia que, por más que muchos demonios lo menosprecien, es poderoso y da miedo… da mucho miedo.
Llegue temprano, era una montaña donde el monje se encontraba, no faltaba mucho para llegar a la próxima aldea.
— Lo que quiere es que los ataque, ¿No es así? –pregunte momentos después de haber llegado en su encuentro.
De acuerdo aquello era extraño, él no solía pedirme que atacara a las personas, ¿Qué tenía planeado ahora?
— Y yo mientras tanto me ocuparé de la mujer –dijo él, con una sonrisa ladera, de verdad que él nunca cambiaría si de mujeres se trata.
— Pero señor Miroku, ¿no le parece absurdo hacer mucho alboroto? Si usa su mano derecha todo se arreglaría mucho más fácil –le dije, esta vez de verdad no le entendía, ¿Qué necesidad había de que yo atacara a esos individuos?
— No seas tonto, lo sabes mejor que nadie, mapache –me regaño mientras tomaba su mano derecha, la cual cubría con un extraño guante color morado, como el resto de sus vestimentas, y aquel rosario que sellaba los poderes que se encontraban esa mano — Si uso el poder de mi mano es probable que muera.
— Si, eso lo sé –dije, algo en mi interior me indicaba que no era buena idea el atacar. —. Por cierto señor Miroku, si me veo en problemas por favor ayúdeme, ¿Sí? –pedí, externándole mi inseguridad mientras colocaba en mi cabeza una hoja que me ayudaba para transformarme.
— Gordis, todo saldrá muy bien –dijo él, mientras colocaba sus manos en mis hombres, estaba confiado, claro, como no es él quien se expondrá.
— ¡Mmm, transformación! –dije, colocando mis manos en posición para seguidamente transformarme en una cabeza gigante. — Oigan ustedes –bramé, mientras me llevaba conmigo a aquellos que Miroku me indicó.
Escuche como la mujer llamaba a uno de aquellos dos por su nombre, pero hubo algo que me sorprendió, ¡aquellos a los que atacaba eran un Kitsune y un hanyô, Miroku, en qué problema me has metido!
— ¡Quitate inutíl! –bramó antes de golpearme y seguidamente sacar su espada, temblé, ¡Aquél sujeto no parecía ni contento, ni amigable!
— ¡Ah, no me mate por favor! –pedí mientras cubría mi cabeza con mis manos.
— ¡¿Qué sucede, acaso no quieres seguir peleando?! –bramó.
Una fuerte ráfaga de viento, seguramente proveniente de la mano del amo Miroku, me salvó el pellejo cuando el enojado hanyô blandía ya su espada y con la misma esta era jalada por Miroku, al igual que el peli plata, aproveché la oportunidad y escapé, vele más decir "Aquí corrió que aquí quedó", lo había comprendido ya, ¡nunca volvería a hacerle caso a Miroku cuando me pidiera atacar a alguien!
