Los personajes de CCS no me pertenecen, son de la propiedad exclusiva de CLAMP. Realizo esto sin fines de lucro, únicamente por mera diversión.

Summary: Las cosas seguirían igual de siempre, escuchando música por las tardes, viendo películas los fines de semana, tomando siestas abrazados, ella seguiría huyendo de sus cosquillas, él seguiría persiguiéndola por un poco de chocolate. Solo que desde ahora, se sumaba un nuevo cambio. – Oneshot.

"Cambio"

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Capítulo único.

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No había nadie en el Instituto Seijo que no conociera la historia de ellos, y era comprensible, crecieron en un pequeño pueblo de Tomoeda, donde todos eran vecinos y se encontraban en todos los lugares del pueblo, por lo que la mayoría crecía juntos tanto en la primaria y secundaria, como para terminar en el Instituto. Una vez que entrabas a la primaria, podías estar seguro de una cosa, esos compañeros que te tocaron, lo serían por toda la época estudiantil. Es por eso que todos conocían la historia de Sakura, la hija de un famoso arqueólogo, y Xiao Lang, Syaoran para pocos, el niño chino que había llegado con su familia desde su país de origen para instalarse en el pequeño pueblo para siempre.

Si tenían que preguntarle a la gente, qué era lo que pensaban de Sakura y Syaoran, era simple: amigos inseparables.

Los mejores amigos, mejor dicho.

No se podía negar que Sakura hizo todo lo posible por ser la primera amiga del chico transferido a mitad de curso, y pese a que tomó su tiempo, lo logró. Y desde ese momento, nunca más vieron a uno sin estar con el otro.

Como mejores amigos que eran, crearon una rutina, a la cual con el paso de los años se iban sumando más y más actividades. Primero, empezaron a tomar un helado en el Parque del Rey Pingüino, todos los sábados y sin falta. Syaoran iba a buscarla a su casa y se dirigían al parque, de fresas para Sakura, de chocolate para Syaoran.

Después, se unió la rutina de que los fines de semana en la tarde se juntaban para ver películas, y se había decidido que fuese en la casa de la chica, pese a que su hermano siempre estuviera vigilándolos, pero eso era mejor a que tener que aguantar a las hermanas de Syaoran, que tenían cierta manía con su mejor amiga.

Y así, sucesivamente, con el paso de los años se fueron uniendo más actividades que sí o sí realizaban, día a día. Escuchaban música después de clases, los mismos grupos de siempre sumados a los nuevos que encontraban en el camino. Los domingos, casi por regla general de que el ambarino almorzara en la casa de Sakura, se quedaban dormidos en el sillón de la sala de estar.

Pero, pese a que ellos mantuvieran ésta rutina sagrada, las cosas si estaban cambiando, aunque para ellos no fuese notable, para los demás sí. Ya no tenían diez años, no eran pequeños y escuálidos, estaban en su plena juventud, los sagrados diecisiete años.

Sakura notaba, cada vez que esperaba al ambarino de la práctica de fútbol, que había más y más chicas viéndolo jugar. Ella no era tonta, quizás un poco distraída, pero no era sorda, podía escuchar claramente como cada fémina suspiraba por él y que gritaban enloquecidas cada vez que hacía un gol. No entendía demasiado bien el porqué, al fin y al cabo, era Syaoran, solo Syaoran.

También se percataba que siempre que llegaban al salón, en el pupitre del chico, todos los días había al menos una carta de declaración. Pero pese a todo eso, ninguna carta era correspondida y también, había que sumar que pese a que muchas chicas estaban locas por su mejor amigo, ninguna se acercaba a él.

- Eso es porque estás tú, Sakurita-le había comentado una vez Tomoyo.

Y a ese comentario, no le había encontrado ni la punta del pelo. ¿Qué tenía que ver que estuviese ella con él? Al final solo eran amigos.

Como Sakura se daba cuenta de cosas, con el joven chino sucedía lo mismo.

Vivía diciéndole a Sakura que no se paseara por los pasillos del Instituto con su uniforme de porristas. Y eso tenía una razón, desde que conoció a Touya Kinomoto, se volvió parecido a él en algunos aspectos sobreprotectores con ella. Como mencionaba antes, la maldita falda corta que hacía que varios chicos le miraran sin vergüenza alguna.

Era consciente de que muchos chicos estaban a la ciega de la pequeña despistada, pero afortunadamente para él, era demasiado despistada para notarlo al menos, así no tendría que cuidar demasiado que no le rompieran el corazón. La chica no notaba que el sector masculino contenía el aire al verla con uno de los nuevos diseños de Daidouji, tampoco era consciente de que habían muchos chicos que querían pedirle una cita y que ninguno se atrevía a hablarle si quiera.

- ¿Soy fea?-le había preguntado una vez a él.- Tu eres mi amigo Syaoran, ¿Lo soy? Me pregunto cuando tendré un novio, para fortuna de Touya no llamo la atención de nadie.

Sin embargo, eso estaba alejado de la realidad, podía notar que había chicos que respiraban el aire por donde ella había pasado, y para su desconcierto, ninguno fue lo suficientemente valiente para jugársela por ella. Cobardes, le decía él.

- ¿No crees que deberías alejarte un poco de Kinomoto?-se sorprendió cuando Eriol le comentó eso- Por tu culpa, nadie se atreve a declarársele.

¿Por culpa de quién? ¿De él? No era su culpa que todos fueran cobardes para hablarle.

Ninguno de los dos notaba que el motivo por el cuál nadie se acercaba a intentar a una oportunidad con su compañero, fuese porque todos esperaban que comenzaran a salir juntos. Eran conocidos como los mejores amigos, pero también como la pareja más despistada del siglo.

Hasta este día.

Yo, Li.

Nunca había notado que las pestañas de su mejor amiga fuesen tan largas, eran tan finas y delgadas, se aglomeraban de forma tupida y daban la sensación de que si se acercara un poco más, podía sentirlas acariciándolo. Tampoco había notado que su rostro estaba más estilizado, ni siquiera el hecho de que sus ojos verdes fuesen tan brillantes.

Había muchas cosas que no había notado.

Sabía que era mucho más alto que ella, cualquiera era más alto que Sakura, pero no había dimensionado que tan delgada era la chica, ni que sus clavículas fuesen tan marcadas, o tampoco que tenía un discreto lunar en su cuello.

Estaba tan cerca de ella que podía sentir su respiración como nunca antes la había sentido. La había perseguido para un ataque de cosquillas, con la torpeza de ella, terminó cayéndose en el suelo de su habitación, y en un arranque desesperado se había afirmado a la camiseta del chico para sujetarse, siendo en vano, puesto que cayó encima de ella.

No era eso lo que los había detenido por completo, él estaba dispuesto a hacerle cosquillas como nunca, pero cuando puso su mano en el abdomen plano, se dio cuenta de que la camisa de ella se había subido.

La había tocado muchas veces, pero no con el mismo interés que ahora. Ante su piel suave, no pudo evitar acariciarla.

Su boca estaba tiritando de nervios, notó que las orejas de ella estaban rojas, de seguro lo estaban las suyas también, pues las sentía muy calientes.

Syao…-fue apenas un susurro, pero también pudo darse cuenta que gracias a él, los labios de su mejor amiga estaban levemente resecos, de un color rosado suave y que estaban tentándolo.

¿Qué se sentiría besar a Sakura Kinomoto?

Yo, Kinomoto.

Podía recordar cómo una vez una compañera le había mencionado que Syaoran tenía los rasgos más varoniles que podía haber en un chico de Instituto.

Y tenía razón.

Desde que se cayeron, teniéndolo tan cerca como pocas veces, pudo notar que su amigo ya no poseía los rasgos infantiles con los que lo conoció. Ahora su mandíbula se veía más recta, sus pómulos eran levemente marcados y sus cejas acentuaban su mirada.

Esa mirada que nunca antes le había visto.

Como si estuviese mirando algo que nunca antes vio. Y quizás ella tenía la misma mirada, nunca había pensado en mirar a Syaoran de la manera en que lo estaba haciendo.

Se estremeció cuando notó que el volvió a acariciar su abdomen, sintió su piel erizarse y tenía un nudo en la garganta. ¿Siempre fue así de atractivo su amigo? ¿Siempre se ha visto tan fuerte desde cerca? ¿Cuándo fue el momento en que sus hombros se volvieron tan anchos? ¿Siempre se había visto su boca tan apetecible?

No fue consciente del momento en que se fueron acercando más, se podían ver a los ojos aún, como si se preguntaran mutuamente si estaban seguros, si eso era lo correcto.

¿Era lo correcto? ¿Besarte con tu mejor amigo, lo era? No, no lo era, pero demonios, ella necesitaba besarlo y él estaba dudando, lo sabía. Lo conocía como la palma de su mano. Apostando a todo, esperando no quedar como tonta, lo hizo.

Cerró sus ojos.

Y a los segundos, lo sintió. Su primer beso, la calidez de los labios del otro, la torpeza, los nervios, las ansias, el deseo de seguir besándose.

Y las cosquillas en su estómago.

Yo, Li.

¿Qué se sentiría besar a Sakura Kinomoto?

Se sentía tocar el cielo.


Todo seguía normal en el pequeño pueblo de Tomoeda, el señor de los helados seguía vendiéndolos en el mismo punto del parque del Rey Pingüino. Touya Kinomoto seguía vigilándolos de cerca, él seguía almorzando en la casa de la chica los días domingos. Seguían llegando juntos a clases, él la esperaba en las prácticas de porristas y ella de la práctica de fútbol.

Seguían escuchando las mismas canciones de los mismos grupos, tomaban siestas abrazados, las guerras de cosquillas nunca faltaban, y siempre perseguía a la castaña para que le diera un poco de chocolate cuando se le había acabado a él.

Su rutina, seguía siendo la misma, solo que esta vez habían sumado una nueva actividad que esperaban mantener por siempre en el tiempo.

No había nadie en el Instituto Seijo que no supiera el nuevo cambio que había ahora en los mejores amigos, todos sabían que ahora la pareja de despistados del siglo era oficial.

Syaoran Li, estaba saliendo con Sakura Kinomoto.

Y este nuevo cambio en su rutina, estaba bien.


Nota: Como algunos habrán podido notar, estoy volviendo a Fanfiction, he estado escribiendo algunas pequeñas historias para retomar el hábito, y dentro de una de las cosas que estoy haciendo, es editar las historias que ya tenía subidas y terminadas. Esta historia acaba de ser editada, no solo en parte de la historia, sino que también en correcciones ortográficas y el modo de escritura.

Estoy editando Loco por Kinomoto, pero me está tomando más tiempo del que pensé, y en muchas ocasiones termino frustrada, como ahora, por lo que me tomo un descanso editando otras historias.

¡He vuelto con más fuerza y ánimos que nunca!

Espero sus comentarios.

¡Saludos y besos!

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Editado: 04 de Agosto, 18.