Disclaimer: Lo pondremos hoy por ser el primer capítulo. Los personajes en su mayoría no son míos, son de Rowling y de otros más que tienen sus derechos. Así que una sigue siendo pobre, y encima endeudada, así que, no me demandéis porque ya tengo bastante con lo que tengo.

Antes de empezar una pequeña advertencia: si os habéis puesto a leer esta historia pensando en una críptica y acertada profecía de la profesora de adivinación que vincula a Harry & Voldemort estáis a tiempo de dar para atrás, porque no tiene nada que ver con ella. De hecho ni siquiera aparecen en la historia uno porque aún no ha nacido y el otro porque tiene mejores cosas que hacer.

Si por el contrario sois de esas personas que no creen en adivinos, de las que leen el horóscopo del día para reírse un rato y no por ver que os deparan los astros y creéis que la libélula no acertó en la profecía si no que se puso tan mística que al interpretarse te sale lo que te dé la gana... Bueno, no digo que esta historia os haga cambiar de idea, pero desde luego os divertirá.

Para los que si creen en adivinos y demás, pues quien sabe, a lo mejor os convenzo de que el destino no actúa por si solo, a veces tienes que darle un pequeño empujón en la dirección correcta.

X si no lo habéis notado yo me decanto más por el grupo de los escépticos, pero esa no es la cuestión. La cuestión es que este fict trata de cómo unas personas se esfuerzan en tratar de hacer realidad una profecía, aunque ellas piensan q es el destino el que esta actuando. Decidir si son las protagonistas o el Destino la causa de todo queda en vuestras manos no en las mías.

Por otra parte, dado que todas /os sabemos que uno de los Merodeadores es un licántropo y el resto son animagos, mejor nos ahorramos el rollo patatero de explicarlo, además del culebrón de que se enteren las protas de turno porque ya lo saben de antemano. Si sois de las q os gustan esos culebrones, os aconsejo q huyáis ahora q estáis a tiempo.

Otra advertencia: en este fict no aparece Peter rata traidora, digamos q en este universo no existe este personaje. Pero el q si aparece con la misma edad q los Merodeadores, es Lucius Malfoy. Ya sé que no tiene la misma edad, pero es q su personaje era el que reunía una serie de características q para cierto papel en este fict le hacían idóneo. Si sois unas puristas q no pueden soportar ninguno de esos 2 cambios, creo q no debéis seguir adelante.

Otra cosa que no sigue esta historia es la regla no escrita de que en las historias de los Merodeadores, las protagonistas femeninas si son 3, deben ser una rubia, una morena y una pelirroja, (Lily, invariablemente) en esta historia son tres chicas, una morena y dos pelirrojas. Si creéis que lo de una chica con cada tono de pelo es algo sagrado y al incumplirlo esta historia no os gustara, pues no perdáis el tiempo y buscar algo que os guste. Lo digo por vuestro bien.

Para los que aún seguís aquí, si es q queda alguien, espero q os guste la historia.

Sin más rollos os dejo con el primer capítulo.

La Profecía.

Capítulo 1.

"Y digo yo: ¿por qué tenemos las alumnas de Hogwarts que poner a prueba a los adivinos? ¿Acaso el tener un par de cromosomas X nos hace tener una habilidad especial que nos permite distinguir a los farsantes de los auténticos?"

Además que Lily Evans no era una chica muy devota de los adivinos. Sí, era bruja. Sí sabía que la magia existía, pero de ahí a creer en adivinos...

Dumbledore las había pedido a las chicas que le ayudaran a elegir al nuevo profesor /a de adivinación. Para ello había citado a todas las chicas de 7º curso en el gran salón y dependiendo de cada casa se las había asignado un adivino. El que más aciertos sumara sería el nuevo profesor de adivinación.

A Lily Evans, como ya he dicho, no la entusiasmo la idea. Era una chica pelirroja de ojos verdes almendrados con mucho carácter que en aquel momento golpeaba el suelo con uno de sus pies impaciente. No la gustaba esperar. Y es que su prima Eowyn Evans ya llevaba un rato largo acaparando a su adivino, un tal Tiresius, que además era ciego.

El resto de las chicas tenían unos adivinos no menos pintorescos: Las Ravenclaw consultaban a una mujer llamada Sybill Trewnaley, con pinta de ser mitad banshee mitad libélula; a Las Huppies las habían tocado tres viejas muy raras, sin ojos, una muy alta y rubia, otra de estatura normal y con 3 pelos rojos mal puestos en la cabeza y la tercera bajita, morena y regordeta, con un gran ojo flotando alrededor de ellas, se hacían llamar las Moiras. Las Slytherin, se habían mostrado bastante reacias a participar en aquello, consultaban con Neftis, una Naga, que como tal, tenía cuerpo de mujer hasta la cintura, y la parte inferior del cuerpo de cobra.

- Cuanto tarda. – Se quejo Lily mirando a su amiga Nyssa Sullivan.

- Sosiego y calma, Lily. – Contesto la chica sin alterar la complicada postura de yoga en que se encontraba. Nyssa era morena, con el pelo ondulado y unos preciosos ojos negros todo ello contrastaba con su piel de alabastro. En general, Nyssa trasmitía una imagen de cordura y orden en medio de un mundo totalmente desquiciado. Pero por debajo de esa aparente calma, se agitaban océanos de alocada pasión como correspondía a una miembro de la casa de los leones.

- Deja en paz mi sosiego y mi calma. – Se molesto la pelirroja. La paciencia era algo que no iba con Lily. Nyssa no reaccionó demasiado, se limito a sonreír de forma misteriosa.

Finalmente, Eowyn Evans, a la que todas llamaban Wyn, salió de la improvisada carpa de circo que había montado Dumbledore en el gran comedor, y que en honor a la casa de las muchachas, Gryffindorf, era de color rojo y dorado con leones bordados.

Ambas primas eran muy parecidas, las dos tenían unos impresionantes ojos verdes, sólo q en el caso de Wyn eran rasgados. La nariz era tb muy similar. La diferencia que más llamaba la atención era la boca: la de Lily era pequeña, de piñón, mientras q la de Wyn era un poco más gruesa y muchos aseguraban q sus labios eran perfectos.

Tb se las podía diferenciar por la forma de vestir. Mientras Lily siempre llevaba vaqueros y camisetas de esas que cortaban la respiración de todo chico que la veía, Wyn vestía ropa de rapera, tan grande que podían haber cabido 20 chicas como Wyn dentro.

Al igual que su prima, Wyn era pelirroja, pero su tono tiraba más al rubio que el de Lily y en un alarde de locura la chica se había puesto las puntas del pelo de color violeta. Su madre la puso el nombre en honor a su personaje favorito del señor de los Anillos, aunque ella siempre decía que podía haber sido peor, su hermano mayor se llamaba Meryadoc.

Otra diferencia entre las chicas era el carácter: Wyn era una persona con mucha tendencia a la exageración. La clásica persona (es una forma de hablar) que si la das un beso te hace el amor 7 veces, y si la insultas es capaz de quemarte la casa, la escoba y la cámara de Gringotts donde guardas tus ahorros. Lily era más tranquila: ella sólo te haría el amor 3 veces y te quemaría la casa contigo dentro.

Comparadas con Nyssa, la serenidad hecha carne, que no se inmutaba ni aunque fuera la persona cuya casa Lily hubiera incendiado, eran dos verdaderos fuegos de personas.

Mucha gente de Hogwarts, estaba convencida de que eran hermanas mellizas, de tan parecidas que las veían. Sus enemigas, en un verdadero alarde de ingenio y originalidad, las habían bautizado como Las Evans, y cuando se referían en concreto a Lily decían la Evans Roja, mientras que al hablar de Wyn era la Evans Naranja.

Por la expresión de Wyn no se veía si la habían leído el futuro o si la había vacunado contra el tétanos.

- ¿Qué tal? – Pregunto Nyssa. Wyn se encogió de hombros.

- No sé. No me creo ni una palabra. – La declaración de Wyn no sorprendió a nadie. Las 3 amigas eran unas descreídas.

- Pues yo menos. – Aseguro Nyssa indignada. – Si supierais lo que me ha dicho ese descarado farsante.

- No digas nada hasta que yo vuelva. Que me quiero enterar. – Corto Lily mientras entraba a ver al adivino.

Un poco más tarde la joven salió con una expresión extraña entre el estupor y la ironía.

- ¿Qué te ha dicho? – Preguntaron sus dos amigas a la vez.

Lily iba responder pero entonces se fijo en que sus compañeras de Hupplepuf las miraban curiosas. Decir algo delante de esas chicas era como pregonarlo por toda la escuela. Las 3 amigas cruzaron una mirada y se fueron hacia la Sala Común.

Aquel día no había nadie, ya que todos los alumnos estaban aún en clase. A las de 7º se les había dado el día libre para que fueran a la selección de profesor de adivinación. Los chicos de su curso andarían ganduleando por ahí.

- ¿Y bien? – Pregunto Wyn.

- Que empiece Nyssa, ha sido la primera en entrar. – Sugirió Lily.

- Pues ese idiota integral me ha dicho que pronto descubriré quien es el verdadero amor de mi vida. – Dijo la chica con desdén.

- ¿Y qué hay de malo en eso? – Pregunto Wyn, extrañada.

- Pues que yo ye he conocido al gran amor de mi vida. – Les recordó la morena. – Es alto, rubio, ojos grises, responde al nombre de Lucius Malfoy y es prefecto de Slytherin. Nuestra relación es de lo más formal.

- Y tanto que formal. – Se burlo Lily. A ninguna de las dos chicas le caía muy bien el novio de su amiga. – Seguro que ya hasta has decidido el color de las paredes del cuarto de los niños. – Lily se quedo callada al ver la expresión de su amiga. Que indicaba que efectivamente había elegido el color de las paredes. Optó por cambiar de tema. - ¿Y a ti que te ha dicho el charlatán ese, Wyn?

- Pues a mi me ha hecho una de esas predicciones locas que tienes que interpretar como te dé la gana tu mismo. – Explico Wyn con expresión de hastío mientras sacaba un papel cuidadosamente arrugado. Se aclaro la garganta y leyó. – "El causante de tu ruptura será el hombre que marcara tu vida, aunque una pequeña traición te ayudara a entenderlo mejor."

- ¿Y eso que significa? ¿Se refiere a Rosier? – Aventuró Nyssa. – Después de todo él rompió contigo y te traiciono con esa chica de su casa de sangre Limpia.

- Me da igual a quien se refiera. Esta profecía es un timo. – Aseguro Wyn furiosa estrujando de nuevo el papel. – Debió decirme que voy ingresar en un convento porque no pienso volver a acercarme a un hombre en mi vida.

- ¿Y a ti qué te dijo, Lily? – Pregunto Nyssa ansiosa por cambiar de tema.

- Os vais a reír. Me ha dicho que de aquí a un año y medio voy a estar casada. – Contesto la pelirroja.

- La reacción de sus amigas no se hizo esperar: las 3 se rieron a carcajadas. No era para menos, Lily siempre decía que prefería perder partes vitales de su anatomía que casarse.

- Ese hombre esta loco. – Dijo Nyssa cuando se calmo un poco. – A fin de cuentas, plantaste a Severus Snape porque él ya te hablaba de matrimonio, iros a vivir a una gran mansión con piscina, comprar dos perros y tener 3 hijos. ¿O eran 3 perros y dos hijos?

- Yo me hubiera quedado con los perros y pasado de los hijos, el marido y la mansión. – Comento Wyn. Su ruptura con Rosier la había hecho adoptar la frase "Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro" como estilo de vida. De hecho adornaba su camiseta negra, 20 tallas mayor de lo que debería.

- Supongo que las probabilidades de que Tiresius sea profesor de adivinación no son muy altas. – Dijo Lily.

Su amigas estuvieron de acuerdo.

&·&·&

A la hora de la cena, el gran comedor había vuelto a la normalidad: estaban las cuatros mesas, una por cada casa y perpendicular a ellas la mesa de profesores, donde los aspirantes al puesto de profesores de adivinación ocupaban puestos de honor. En el extremo de la mesa estaba Tiresius, con su aspecto imperturbable de anciano sabio situado en la cima de una montaña, charlando con la profesora Hooch, que trataba de sonsacarle los resultados de la quiniela de Quidicth. En el extremo contrario, Neftis le metía su lengua bifida al jefe de la casa de Slytherin, Varius Venom, que no parecía a disgusto con ello. En el centro de la mesa, las Moiras y su Ojo Místico discutían con Trewnaley de forma acalorada tachándose de farsantes las unas a las otras. Sprout y McGonagall, que sin comerlo ni beberlo, cosa curiosa siendo la hora de la cena, habían terminado en medio da la batalla se sentían como un ojeador de la ONU en Palestina.

- Minerva.

- ¿Sí, Sabina? – Contestó la mujer de aspecto severo. (NC: Es una aclaración. No sé cual es el nombre de Sprout, el de pila. Si alguien lo sabe y le hace mucho daño a la vista que le haya puesto Sabina, que me lo diga y yo lo edito. ¿OK?)

- Sí, de las tres Moiras: Cloto, que es la rubia, ve el pasado, Laquesis, la pelirroja el presente y Atropo el futuro. Y nosotros buscamos profesores de adivinación... ¿Por qué tenemos que aguantar a las 3 Marías estas? – Pregunto la regordeta mujer, con el mismo tono que un niño preguntaría: "Papa, mama. ¿Os acordáis de que bien nos lo pasamos en nuestra boda?" A pleno pulmón en una iglesia católica.

- Pregúntaselo a Dumbledore. – El tono con que la jefa de Griffindorf contestó a su amiga, venía a decir que ella ya se lo pregunto, y no lo mató porque... Porque si no tenía que ser ella directora y para eso no tenía ni tiempo ni ganas.

Las 3 chicas estaban en la puerta del comedor para entrar cuando un chico rubio las llamo la atención.

- Hola, Nyssa. – Saludo Lucius Malfoy a su novia. Le acompañaban sus amigos Snape y Rosier.

- Hola, cariño. ¿Te he dicho que te quiero mucho? - Nyssa le abrazo. Pese a que no creía en la profecía la idea de que pudiera abandonar a Lucius por otro la hacía sentir remordimientos, aunque jamás la pusiera en práctica. ¿O sí?

- Me voy a sentar. – Anunció Wyn, que no soportaba respirar el mismo aire que Rosier.

La ruptura aún era demasiado reciente y humillante. Había sucedido en verano. Había quedado con él para pasar la noche en el Caldero Chorreante para no tener que madrugar tanto para ir a comprar las cosas al Callejón Diagon. Fue una noche genial, al menos hasta el amanecer.

La luz del sol les sorprendió abrazados, de pronto Wyn, que era de las que hacía las cosas hasta los últimos extremos, es decir que si tenía que ser romántica, ni Bárbara Wood la ganaba, le dijo:

- ¿No sería genial quedarnos así para siempre?

Al oír esto el joven Sly salto de la cama como si llevara un muelle insertado en el trasero.

- ¿Te pasa algo? – Pregunto Wyn impresionada x su reacción.

- Es que... Lo de quedarnos así para siempre no va a poder ser. – Explico Rosier. – Porque salgo con otra chica.

- ¿Qué? Quiero decir: ¿qué? – Wyn empezaba a ponerse histérica y en ese punto, era más histérica que todas las mujeres al borde de un ataque de nervios juntas. – Porque no es posible que hayas conocido a ninguna chica en las últimas 12 horas. No has salido de aquí.

- Es que la conocía de antes. Y yo vine para dejarte.

- ¿Dejarme? – Repitió ella, tan histérica que no era capaz de pensar con claridad.

- Sí, pero entonces tu llegaste tan guapa, las estrellas estaban tan bonitas, que pensé: un último beso antes de dejarlo para siempre. – Suspiro Rosier, embelesado con sus propias palabras.

- Pero no ha sido un último beso. ¡Nos hemos acostado juntos! – Grito Wyn, segura de que en cualquier momento saldría una azafata y gritaría "Inocente".

- No te pongas así. No lograrás manipularme. – El Sly se puso serio. – Se ha acabado y se ha acabado. – Con un movimiento de varita, él era mayor de edad y podía usar magia, se vistió y se fue.

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- Espera, Wyn. – La llamo Lily inútilmente. – Nyssa, voy con ella para que no este sola. – Nyssa no la escucho porque estaba ocupada besando a Lucius.

Lily agradeció la oportunidad de alejarse de Snape. Se sentía incómoda por lo mal que terminaron las cosas.

Mientras avanzaba hacia la mesa donde se había sentado su prima, Lily recordó el día en que decidió dejar a Snape. Le había citado en un árbol cercano al lago, el favorito de Snape, para darle la mala noticia:

- Creo que tenemos que dejarlo, Severus. – suspiro Lily con un hilillo de voz.

- ¿Pero por qué? – pregunto su novio, un muchacho delgado, de ojos negros y pelo de igual color grasiento. – Si somos felices juntos.

- Pero creo que tu quieres un grado de compromiso mayor del que yo puedo darte. – Replico Lily con tal tristeza que casi parecía que era a ella a la que estaban dejando. – Lo siento.

Se inclino para darlo un beso en la mejilla pero el chico aparto la cara y la fulmino con sus ojos negros cargados de rencor. Lily se levanto y se fue, sólo cuando llego a su cuarto se permitió el alivio de llorar.

Pero ahora no quería pensar en eso, tenía que ocuparse de Wyn. Agito la cabeza de un lado para otro para despejarse y alcanzó a Wyn.

- ¿Estás bien, Wyn? – Pregunto Lily cuando ya estaba sentada al lado de su prima.

- Le odio. – Fue la respuesta de la chica que entorno los ojos y apuñalo con ganas un panecillo con forma de liebre.

- Hombre, pero si está aquí nuestro amor. – Dijo una voz alegre y masculina. – Y mi ensalada de zanahoria y berenjena favorita.

- Ellos no, por favor ellos no. – Suspiraron las dos chicas a la vez. Pero obviamente no era su día.

La voz que había hablado pertenecía a Sirius Black. Junto a él iban sus dos amigos del alma, Remus Lupin y James Potter. Los tres chicos más guapos de la escuela por opinión popular. Cuado salían con los chicos de Slytherin no las hacían ni caso, felices tiempos aquellos, pero ahora que, según palabras de ellos, habían recuperado la cordura, estaban listas para tener unas relaciones satisfactorias con ellos y de paso salvar al alma descarriada de Nyssa.

Al principio ellas no lo habían llevado muy bien, pero luego habían decidido q era su oportunidad de hacer algo bueno por el mundo. Aquellos chicos eran demasiado guapos, su misión era bajarles los humos para evitar que se convirtieran en rompe corazones sádicos en su vida adulta. Y lo hacían a rajatabla.

- ¿No iréis a cenar con nosotras, verdad? – Pregunto Lily al ver que se sentaban junto a ellas. Concretamente, James frente a Wyn y al lado de Lily, Black frente a Lily y al lado de Wyn y Lupin al otro lado de Lily.

- Claro, tenéis que contarnos como vuestras profecías han dicho que terminaremos juntos y felices. – Explico James. Era un chico alto, con el pelo moreno siempre revuelto y una sonrisa de pillo que le daba un aspecto infantil y masculino a un tiempo. Al hablar de la profecía miro a Wyn de forma intensa. La chica le miro rabiosa.

- Pues de hecho si hablaban de vosotros: nos ha dicho que terminaremos encerradas en Azkaban de por vida por asesinar a unos idiotas que nos hacen la vida imposible. – Informo Wyn.

- Tranquila, el día que os decidáis a dar el paso y matar a vuestros ex, nosotros os encubriremos. – Prometió Sirius con expresión de falsa solemnidad sin darse por aludido ante la amenaza de la joven. El tb era bastante alto, con el pelo negro largo liso cayendo con elegancia hasta los hombros y unos penetrantes ojos grises q siempre sonreían con buen humor. Salvo cuando Wyn estaba cerca.

- Veo que Nyssa sigue sin entrar en razón. – Señaló Remus mirando deprimido la entrada del Comedor. – No hay forma de hacerla volver al buen camino. – Remus era alto pero engañosamente frágil y delgado. Con unos ojos dorados increíbles q aún observaban a Nyssa cuando dejó a Malfoy y se aproximó a ellos.

- Ni la habrá. – Aseguro Lily. – Ya ha encargado los muebles para la habitación de los niños.

- ¡Qué horror! – Dijeron los 3 Merodeadores a la vez, visiblemente atemorizados.

- Ay. – Suspiro Nyssa llegando en ese momento en pleno ataque de ternura post beso.

- Nyssa recapacita, aun eres joven y estás a tiempo para salvarte. – Remus se había levantado, la tomo de los hombros y la sacudió de un lado a otro como una maraca. – Es x tu bien, vuelve de las sombras muchacha.

- Deja de hacer el idiota Lupin. – Nyssa se libero de sus brazos en el momento en que se iba para delante y termino estrellándose contra su pecho. La chica se recupero rápidamente y de igual forma se alejo de él. Aunque no lo bastante rápido como para que varias chicas palidecieran de envidia. - ¿tenemos que comer con estos anormales?

- ¿A quién llamas anormal, borrica? – Pregunto Sirius molesto.

- A vosotros, capullos. – Contesto Wyn.

- Un respeto, diablillas. – Exigió James.

- Por que lo digáis vosotros, enanos mentales.

- Pues sí... - Remus se detuvo a pensar un insulto que empezara por f.

- Meck. – Grito Nyssa imitando una bocina. – Se termino el tiempo ganamos.

- Bien. – Exclamaron las chicas felices.

- Ey, no. Habéis hecho trampas. – Protesto Remus. – Ya casi lo tenía.

- Pero se acabó el tiempo. – Repitió Nyssa sin dejarse ablandar x las melosas y seductoras caras de los chicos. – Ahora largaros de aquí. Tenéis todo el comedor lleno de jovencitas deseando que las tratéis de seducir.

- Pero os preferimos a vosotras. – James se encogió de hombros. – Supongo que nos encantan los retos.

- Yo creo más bien que sois masocas. – Aventuro Lily.

- Puede ser. – Admitió Sirius. Luego se fijo en lo que estaba haciendo Wyn. – AHAAAA. ¿Pero que haces, insensata?

- Comer verdura. – Replico Wyn deteniendo el bocado de zanahoria a medio camino de su boca.

- Pero eso es canibalismo. – Se escandalizo Sirius. – No puedes comer zanahoria ni berenjena. Son tus hermanos.

Wyn le envió una mirada asesina. Sirius no la vio porque estaba ocupado limpiando el plato de la chica de zanahoria.

- Deja comer a la chica en paz. – Sugirió James, con un suspiro.

- ¿No crees que ese chiste dejo de ser gracioso hace 3 noches? – Pregunto Remus.

- A mi aún me lo parece. – Dijo Lily sin dejar de reír.

El "a mi nunca me pareció gracioso" irritado de Wyn fue interrumpido por un grito procedente de le mesa de profesores:

- ¡Estoy harta de tanta gilipollez! – McGonagall se levantó de la mesa, harta de la discusión de las Moiras y Trewnaley, que era más tonta que un debate electoral entre George Bush & Britnie Spears, hirviendo de furia y tirando la mitad de los saleros en el proceso.

- ¡Se te va a caer el salero! – Predijeron a la vez los 6 adivinos presentes, demostrando sus grandes aptitudes adivinatorias.

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- Al menos sed buenas y decirnos que os ha dicho el adivino. – Las suplico James, de hecho no suplico, más bien lo pidió con el tono irresistible de un niño que pide caramelos a su madre. Ya habían terminado de cenar y acababan de llegar a la sala común.

- Esta bien. – Accedió Wyn pese a las protestas de sus amigas. En tono tan bajo que los chicos se tuvieron que acercar muchísimo a ella y aún así de no ser animagos no habrían captado ni media letra. – Nyssa dejara a Malfoy, Yo volveré con el hombre que rompí y Lily se va a casar en menos de año y medio.

- Oye si no nos lo quieres decir no nos lo digas. Pero no te inventes cosas. – Protesto Sirius ofendido.

- Como si Lily se fuera a casar. – Completo James con hiriente sarcasmo.

- Eso es exactamente lo que pienso yo. – Le apoyo Lily mientras subía las escaleras de su cuarto.

Sin embargo, cuando estaba en la cama se dio cuenta de algo. Si había un chico con el que se casaría sin dudarlo. Ese chico era: Sirius Black.

No era tan vanidoso como el idiota de Potter. (NC: ôO ¿Eh?) y siempre era tan amable con Lily... Claro, que su prima decía que era un idiota arrogante que se hacía el gracioso pero no tenía la más mínima gracia. Sin embargo, a Lily si que le hacían gracia sus chistes. Resumiendo: era guapo, divertido, inteligente... El marido perfecto. Igual se resistía un poco a que le pusiera el lazo, pero ese rodeo merecía la pena.

Decidido a partir del día siguiente, Lily Evans iría a saco a por Sirius Black.

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- Yo creo que ya esta mejor. Mañana se lo voy a pedir. – Anunció James a sus amigos que debían saber de lo que hablaba el chico.

- ¿De qué hablas? – Pregunto Sirius que no sabía que hablaba.

- De Wyn. – Dijo James como si fuera obvio. Sirius le lanzó una mirada confusa. – Que ya esta más recuperada de la ruptura con Rosier y la voy a pedir salir mañana.

- Ah. – Dijo Sirius. Después de eso bostezo y se fue a la cama sin mediar más palabra.

- ¿Estas bien, Padfoot? – Pregunto Remus preocupado por la reacción de su amigo.

- Sí, es solo que estoy cansado. – Replico Sirius sin mirar a sus amigos.

- Sirius, ya sé que Wyn no te gusta mucho. – James hablo con tono cauteloso. – Pero a mi sí. Y llevo mucho tiempo esperando a que este más... receptiva. Podías fingir que te alegras al menos un poco.

- Y me alegro. Es sólo que estoy cansado. – Repitió Sirius bostezando. Al final se dio la vuelta, sonrió y dijo. – De verdad que me alegro, Prongs.

- Esta bien. – James sonrió, convencido de las buenas intenciones de su amigo. De pronto por su cara pasó una imagen de terror. – O, joder, se me olvido devolverle a Timothy sus estrategias para el partido. Voy corriendo. – Y sin más tomo algo de su mochila y salió pitando de su habitación.

Remus rió por lo bajo antes de volverse hacia Sirius.

- Creo que deberías de decirle la verdad a James. – Comento el licántropo.

- ¿La verdad sobre qué? – Pregunto Sirius con voz somnolienta.

- La verdad sobre tu y Wyn. – Replico Remus serenamente.

- No hay nada entre Wyn y yo. – Contesto Sirius, con voz testaruda.

- Pero te gustaría que lo hubiera. – Remus sonrió triunfalmente al ver que había llegado al punto G de la conversación. – No es que Wyn te caiga mal, es que estás loco por ella.

- Deja de decir chorradas, Rem. Quiero dormir. – Fue la respuesta de Sirius.

Remus decidió no insistir, al menos de momento. Sabía que a Sirius no se le podía forzar a hacer algo para lo que no se sentía preparado, pero cuando se sintiera seguro, el animago le contaría lo que le pasaba.

Sirius, por su parte, pese a estar cansado no podía dormir. Oyó como Remus se acostaba. Oyó volver a James y como este también se acostaba. Pero el seguía sin poder dormir.

Remus tenía razón, como siempre, estaba loco por Wyn. Desde mucho antes de que James se diera cuenta que la chica existiera siquiera.

Concretamente desde el día que Wyn había roto con Rosier...

Ese día, Sirius había pasado la noche también en el Caldero Chorreante, 2 noches antes se había largado definitivamente de la mansión de sus padres y el DIA anterior acepto la oferta de James y sus padres de irse a dormir a su casa. Pero decidió no hacerlo hasta tener una tienda de campaña y demás cosas necesarias para acampar, cosas que acababa de adquirir.

Regresaba a su habitación para recoger las cosas e ir a casa de James cuando vio a una asustada elfina doméstica corriendo por el pasillo:

- SOCORRO. AYUDEN A BLISSY. SOCORRO. SE HA VUELTO LOCA.

Sirius vio pasar a la elfina histérica buscando al posadero. Luego se fijo en que de la habitación de la que había salido, más bien huido, la elfina, había más ruido de explosiones que si se produjera un ataque nuclear en plena traca de cohetes.

Curioso, se asomo a ver que grupo de vándalos borrachos estaba haciendo ese lío. Y se sorprendió de ver que la que estaba provocando ese caos no era una estrella de rock hasta las cejas de coca, sino una joven de pelo rubio cobrizo medio desnuda que destruía, quemaba y pisoteaba todo lo que encontraba a su paso.

- ¿Evans? – Pregunto el chico sin poder creer que aquella chica frágil estuviera provocando ese caos.

- ¡Qué! – Grito ella revolviéndose con furia al oír una voz masculina. – Genial. Black. – Añadió con sarcasmo, antes de tomar un jarrón y lanzarlo sobre la cabeza del chico.

- Ey, yo también me alegro de verte. – Sirius esquivo el jarrón y observo a la chica que se paseaba descalza por la habitación llena de cristales rotos, debido a eso al caminar dejaba un reguero de sangre. – Wyn, deja que te mire el pie..

- Ni hablar. – De pronto la chica dio un profundo trago a una botella de aguardiente de fuego. – a los tíos se os da un pie, tomáis la pierna entera y luego si te he visto no me acuerdo.

- No sé que diantres me estás hablando pero ese pie hay que curarlo. – Repitió Sirius.

- ES ELLA. – Blissy, la elfina histérica, había regresado, junto a todos los elfos de la posada. – SE HA VUELTO LOCA Y ATACO A BLISSY CON ESTE TEMIBLE OBJETO ASESINO. – La elfina tenía en la mano una pastilla de jabón de las que regalan en las habitaciones de los hoteles, Wyn se la había arrojado cuando Blissy trato de entrar a hacer la cama.

- Srta. Si no se calma tendremos que echarla a la calle tal y como esta. – Si el elfo jefe pensaba que la amenaza de lanzarla casi desnuda y sangrando a la calle calmaría a Wyn se equivocaba de medio a medio. La chica le lanzo la botella antes de iniciar un discurso sobre "mil razones por las que los elfos domésticos son tontos del culo".

- Yo me encargo de ella. – Se ofreció Sirius, que si hubiera querido seguir oyendo esas historias se hubiera quedado en casa con su madre. Sin más se acercó a Wyn la cargo a hombros y la saco de la habitación. – Vosotros arreglar este desastre.

- Gracias señor. – Exclamaron todos los elfos rebosando gratitud.

- Serás cabronazo. – Grito Wyn en cuanto la dejo en el suelo de su habitación. Luego se dedicó a lanzarle puñetazos en el pecho, él no hizo nada x defenderse esperando a q ella se cansara cosa que no tardó en ocurrir. Al cabo de pocos minutos la fuerza de sus puños fue disminuyendo mientras aumentaba el ritmo de los sollozos.

En circunstancias normales, Sirius no hubiera sabido que hacer con una chica llorosa medio desnuda, pero aquello no era normal y Sirius sabía que hacer.

Con cuidado se sentó en el borde de la cama e hizo que ella se sentara sobre sus rodillas, mientras la abrazaba, la mecía y la trataba de convencer de que todo saldría bien. Estuvieron así hasta un rato después de que Wyn se calmara.

La chica se sentía muy a gusto, hasta que se dio cuenta del detalle de que estaba medio desnuda en brazos de un chico al que hacía 3 horas no le hubiera dado voluntariamente ni la hora. Y se sintió ridícula.

- Gracias por esto. – Susurró la brujita sin mucha convicción, dando a entender que ya estaba tranquila y que Sirius podía soltarla. Pero el mago de ojos grises no parecía estar mucho por la tarea. – Gracias. – Repitió por si no la había oído.

- Ya te he escuchado la primera vez. Pero no pienso soltarte. – Explico Sirius, que por alguna razón que no entendía ni él mismo se sentía mejor que nunca.

Wyn le lanzo una mirada furiosa.

- ¿Te pasa algo en la cara? – Pregunto Sirius al ver la mirada de Medusa que le lanzaba la chica. - ¿No irás a vomitar?

- No, estoy bien. – Contesto Wyn sorprendida de que su mirada más fulminante no hubiera asustado a su compañero de clase. – Mejor me voy a vestirme.

- Sí, supongo que deberías. – Admitió Sirius con desgana.

- Y para ello se requiere que me sueltes. – Señalo Wyn.

- Ah, sí, claro, supongo. – con más desgana aún que antes Sirius la soltó. Ella se levanto de sus rodillas y cuando estaba en la puerta se volvió.

- Gracias. – repitió con un tono dulce que Sirius nunca la había oído.

- Eso ya lo has dicho. – Dijo Sirius. Luego hizo un gesto para restarle importancia al asunto.

Wyn volvió a sonreír débilmente antes de salir de la habitación. Sirius oyó como llegaba a la suya y se disculpaba con los elfos por el arrebato de furia anterior. Los elfos se pusieron a llorar, ya que no solían disculparse con ellos. El muchacho sonrió, ¿cómo había podido comparar a Wyn con su madre?

No volvió a verla ese día. Pero pensó mucho en ella ese verano. Y cuando llego a la estación de tren para tomar el Expreso que los llevaría a la escuela, James se fijo en ella antes de que Sirius tuviera ocasión de decidir lo que sentía por la muchacha.

Antes de darse cuenta, estaba ayudando a James en su plan de acercarse a ella y evitar que otros chicos hicieran los mismo.

Remus fue el que se percato de que algo no iba bien. A Sirius le faltaba entusiasmo y cuando el animago empezó a comprender lo que le pasaba realmente empezó a atacar a Wyn todo lo que podía, tratando de que la aversión sustituyera a la atracción como forma de supervivencia. Pero sin conseguirlo.

Pero nada de eso importaba ya. Mañana a aquellas horas Wyn sería oficialmente la novia de James.

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¿Q os pareció el primer capítulo? Espero que os haya gustado aunque admito que es un poco flojo, pero en el próximo mejora. En el siguiente capítulo, las corrientes ineludibles del destino se pondrán en marcha. Y para los que no creéis en esas cosas, la trama empezará a desarrollarse como es debido. Esto solo ha sido una pequeña introducción al caos q se va a empezar a producir.

Como ya habéis visto, a Lily le gusta Sirius, a James le gusta Wyn. El problema empieza porque a Sirius le gusta Wyn y bueno... ¿Quién le gusta a Wyn? Eso es un misterio de momento.

Otro punto importante de la trama es: ¿Q relación exactamente hay entre Lucius & Nyssa? ¿Por qué no les cae bien a sus amigas? Aunque creo q esa es fácil.

Bueno, como ya os he dicho, este capítulo era una introducción a todo el caos que se va a producir en la escuela, el siguiente ya tiene mucha más marcha. ¿Qué cuando lo subiré? Enseguida. Lo tengo escrito. Estoy esperando a tener 10 RR vuestros para subirlo. Es solo porque es el primero y necesito saber que hay gente leyendo, que si no me vuelvo loca, y me deprimo y no escribo. Chantaje emocional, esta muy bien Para los próximos os prometo que no os chantajearé.

Un beso.

Carla Gray.

Orgullosa Lupina & Miembro de la orden Siriusana.