Eternal Sunshine.
Por Alisse.
I. Collecting Things.
Estaba emocionado. Era de las primeras veces que salía de Gotham a ayudar a otro superhéroe de alguna ciudad. Era la primera vez que Batman permitía que él, como Robin, estuviera junto a la Liga de la Justicia ayudándolos, casi codo a codo, tomándolo lo bastante en serio como para dejarlo vigilando un área de la ciudad. Robin pensaba que no podría ser mejor.
Estaba en Star, ciudad de Green Arrow, que al tener una situación al nivel de la Liga de la Justicia dentro de su ciudad, no le quedó otra que llamar por apoyo. En esos momentos, de todos los miembros, estaban disponibles Batman, Flash y él mismo. Y por supuesto Speedy, el compañero de Green Arrow.
Ambos se conocían de visitas anteriores a la cueva que servía de base en Mount Justice y, a pesar de la diferencia de edad (Robin contaba con once y Speedy con 16) se llevaban de maravilla. Cada vez que podían se juntaban en la cueva y salían a la ciudad, a recorrer o a tomar algún helado por ahí. Tenían incluso su lugar favorito y de vez en cuando Flash, Barry Allen, los acompañaba.
-Speedy, ¿logras ver algo?- preguntó Robin a través del comunicador. Llevaban cerca de treinta minutos y aún no había pasado nada interesante.
Desde el lugar en que Robin estaba (una azotea del lado sur de la ciudad) podía ver casi todo el movimiento de los ciudadanos que pasaban por ahí. Había estado todo tan calmado, que por algunos momentos pensó que los habían enviado a ese lado de la ciudad porque no había posibilidad que hubiera algún tipo de ataque.
-Nada…- contestó Speedy, con voz irritada –Quizás nos engañaron y nos mandaron a vigilar un lugar desierto.
-Estaba pensando lo mismo- contestó Robin, poniéndose de pie y dejando el escondite que tenía –Quizás si los vamos a buscar y se den cuenta que nos dimos cuenta, nos tomen en serio para esta misión.
-Estoy de acuerdo, amigo.
Speedy también se había puesto de pie y, momentos después, Robin llegó a su lado desde el edificio en el que estaba.
-¿Qué tal si nos vamos a comer algo mejor?- propuso el Niño Maravilla, Speedy enarcó una ceja y se cruzó de brazos -¿Qué? Apuesto que no lo van a saber…- el pelirrojo lo miró con seriedad –Qué mal compañero eres, es una buena oportunidad para…
Una explosión cercana detuvo a Robin y ambos, entre emocionados y ansiosos, se dirigieron con rapidez al lugar en que provenían los gritos.
Al llegar, con lo primero que se encontraron fue con un tumulto de gente corriendo hacia todos lados, sin orden y con tanto pánico que parecían ir a ciegas. Ignorándolos, continuaron avanzando como pudieron, hasta llegar hacia el lugar de la explosión. Lograron ver, entre el humo, que Vértigo estaba ahí, junto con algunos de los que trabajaban con él, que tenían aproximadamente cinco rehenes con ellos.
-¿Lo reconoces?- le preguntó Speedy a Robin, mientras miraban la escena.
-¿Conde Vértigo?- dijo el niño, sonriendo un poco. Speedy asintió, sin dejar de mirar el lugar -¿Algún plan?
-¿Detenerlos?- propuso Speedy, corriendo hacia el lugar. Robin lo siguió de cerca, pensando por algunos momentos si debían avisar a Batman lo que había ocurrido o simplemente debían tratar de solucionarlo ellos mismos. Finalmente se decidió por la segunda opción, si llegaba a equivocarse, el castigo sería el de siempre: lavar el Batmovil por un determinado tiempo, dependiendo de la gravedad del asunto.
Nada que no pudiera superar.
Lo siguiente fue demasiado rápido, tanto para Robin como para Speedy. El primero lanzó una bomba de humo, lo que hizo que todos los maleantes miraran a su alrededor, confundidos y esperando ver a los héroes de la ciudad, se vieron sorprendido por los dos niños, que atacaban con tanta fiereza como sus mentores. Vértigo, que observaba todo con atención, se dio cuenta muy pronto de ello.
-¡Son los chiquillos!- gritó a sus hombres, esperando envalentonarlos de esa manera -¿Cómo no son capaces de defenderse ante dos niños?
-¡Es que somos muy buenos!- dijo Speedy, apareciendo de la nada e intentando golpear a Vértigo en la cara, con la mala suerte que éste, con un movimiento nada más, activó las ondas, de manera que Speedy inmediatamente comenzó a sentirse mal. Cayó pesadamente sobre el suelo, aguantando a duras penas los deseos de vomitar.
Robin, que se dio cuenta de lo que ocurría, lanzó un batarang hacia el hombre, distrayéndolo el suficiente tiempo como para lograr que Speedy se pusiera de pie y saliera de ahí, no sin antes lanzar una flecha.
-Tenemos que sacar a los rehenes- dijo Robin, llegando a su lado y continuando con la lucha.
-Lo sé, pero nos falta gente- replicó Speedy, esquivando algunos golpes que le lanzaban y mandando algunos otros -¿Alguna sugerencia?
Robin iba a abrir la boca para comentar, cuando de pronto ambos sintieron que por su lado pasaba alguien corriendo a gran velocidad, a primera vista, tan rápido como Flash. Ambos pensaron inmediatamente que habían llegado sus mentores, pero momentos después se dieron cuenta que no era así. Sólo era un velocista, que había enviado a volar a Vértigo con una sola embestida y lo dejó tirado en el suelo, inconsciente.
Los ayudó también a derribar a los que quedaban. Robin lo observaba con atención desde la posición que tenía, se notaba que no sabía pelear porque se dedicaba a derribar a los hombres que tenía cerca. Era un poco más alto que él y no alcanzaba a verle la cara desde donde estaba, tanto porque llevaba la capucha del polerón puesta, como por una pañoleta roja que cubría la mitad de su rostro.
Una vez que lograron ganar, Robin se acercó a él, sonriendo.
-Hola, ¿quién eres?- le preguntó el chico y pudo ver que el otro retrocedía levemente al verlo acercarse. Frunciendo el ceño, se detuvo, extrañado por su reacción –Tranquilo, somos de los chicos buenos- le aclaró. El chico lo miró sin moverse.
-Sé quien eres- le contestó, aún notándose desconfiado –y tú también- agregó, mirando a Speedy.
-Eso es casi obvio- replicó Speedy, haciendo ojos al cielo y cruzándose de brazos –aquí la duda es quién eres tú. ¿Eres acaso el compañero de Flash?- preguntó, con cierto desdén.
-¿De Flash?- Robin sonrió ampliamente, sin dejar tiempo para contestar al otro -¡Sería genial!, no puedo creer que no nos haya contado que tenía un compañero…- exclamó, aunque luego quedó viendo al chico, que vestía como un ciudadano normal, excepto por la pañoleta que le cubría la mitad del rostro –Pero, si eres compañero de Flash, ¿por qué estás vestido así? ¿Y cuál es tú nombre?
-No… yo no soy compañero de Flash- replicó el chico, notándose nervioso. Comenzó a retroceder –Eh… tengo que irme, me están espe…
-¡Tienes que esperar!- lo interrumpió Robin, sonriendo ampliamente –Si no eres compañero de Flash, estoy seguro que querrá conocerte. No se demorará mucho en venir, ya le avisé a Batman y a él que tenemos a… ¿Estás bien?- Robin y Speedy notaron perfectamente que el chico había palidecido de pronto.
-Eh… tengo que irme, de verdad- dijo el chico –hum… un gusto haberlos conocido. Nos vemos.
Antes que alcanzaran a decir cualquier cosa, el niño salió corriendo con súper velocidad. Los otros dos vieron la estela verde (color de su polerón) alejarse demasiado rápido como para seguirle el rastro.
-¿Quién es ese?- preguntó Robin y luego miró a Speedy –Esta es tú ciudad, ¿cómo es que no sabes de la existencia de un velocista en ella?
-El que se tiene que encargar de eso es Green Arrow- replicó Speedy –además, ¿cómo es que tú no sabes la existencia de un velocista? Aquí los detectives son los Murciélagos, no los Arqueros.
Un sonido conocido detuvo a Robin de su respuesta. Instantes después tenían al mismo Flash a su lado, mirándolos sonriente. Minutos después llegaron Batman y Green Arrow.
-Buen trabajo, chicos- dijo Flash, acariciando a Robin en la cabeza, quién soltó una pequeña risita -¿Quién lo diría que se mostrarían por este lado de la ciudad, no Bats?- dijo luego, mirando divertido a Batman, que no se veía muy contento.
-¿Por qué no avisaron antes?- preguntó Batman y Robin notó perfectamente el reproche en su voz. Estaba molesto y definitivamente eso no era bueno, ni él ni para Speedy.
-No fue muy difícil- se apresuró a explicar, pero al no ver algún tipo de reacción en el rostro de los adultos, decidió cambiar de táctica –Además, tuvimos ayuda.
-¿Ah sí? ¿Y quién?- preguntó Green Arrow, cruzándose de brazos. Su voz sonaba como si no les creyera.
-Era un chico- comenzó a decir Speedy –Era un velocista, nos ayudó con…
-¿Qué?- la súbita interrupción de Flash hizo que todos lo quedaran mirando -¿Cómo era? ¿Alcanzaron a verlo bien?
Tanto Robin como Speedy se miraron, como evaluando la posible respuesta que pudieran dar. Fue el menor de ellos el que contestó.
-Tenía un gorro puesto, no pudimos ver de qué color era su cabello- dijo Robin, encogiéndose de hombros –Le preguntamos si Flash era su mentor y lo negó… se notaba nervioso por algo, cuando le dijimos que venían hacia acá se fue, parecía que estuviera huyendo.
-Oh, por… ¿Y por qué no lo detuvieron?- les preguntó Flash, parecía incluso molesto. Robin y Speedy se volvieron a mirar -¿Por dónde se fue?- ambos mostraron la dirección con el dedo y Flash inmediatamente fue hacia allá, sin decir ninguna otra palabra.
Robin y Speedy miraron a los otros dos, que no habían intervenido hasta el momento.
-¿Qué fue todo eso?- preguntó Robin a Batman, enarcando una ceja. El otro no contestó, es más, pareció ignorarlo completamente.
Robin y Speedy se miraron, dándose cuenta que, si deseaban obtener alguna respuesta, tendrían que preguntarle al mismo Flash.
-No puedo creerlo, mamá no me dejará salir este fin de semana…
La chica, de trece años, miraba con lástima el examen que tenía en su mano. Caminaba por la calle de la escuela a su casa, después de un deprimente día de clases. A su lado, su amigo la observaba algo divertido.
-Lástima que nos hayan entregado el examen un día viernes- dijo él, divertido. La chica lo quedó mirando horrible -¿Qué? Es verdad, si lo hubieran entregado el lunes, te aseguro que el fin de semana no tendría nada que ver.
-Quizás tienes razón… puedo intentar esconderlo hasta el lunes- dijo ella, sonriendo por primera vez desde que le habían entregado el examen –Es una buena idea, Wally, así podremos salir el fin de semana.
-Ya te dije que no puedo, Linda- contestó Wally, haciendo ojos al cielo –le prometí a Irene que me quedaría con ella viendo lo del techo de la casa. No quiero ni imaginarme qué pasaría si es que se pone a llover esta semana, ahí sí que no podría salir en un mes durante los fines de semana.
-¿Por qué tienes que ayudarla? Ninguno de ustedes sabe cómo arreglar un techo…
-Bueno, tampoco sabíamos de cañerías y hasta ahora las de la casa han estado de lo más bien- contestó Wally, riendo un poco. La chica enarcó una ceja –Ya sabes que a penas alcanza el dinero para el mes… estos "extras" tenemos que arreglarlos nosotros.
-Sí, entiendo- murmuró la otra chica, asintiendo –en casa es lo mismo…
-Y lo peor es que Irene no deja que trabaje, dice que la escue…
Una explosión había interrumpido su conversación con su amiga y, aunque su sentido común le decía que no debía intervenir, cuando se dio cuenta que tanto Robin como Speedy tenían problemas finalmente se decidió. Le pidió la pañoleta a su amiga y, después de indicarle que se verían en la casa más tarde (y de recordarle mil veces que no le contara a Irene lo que iba a hacer), corrió hacia ellos, ayudando a los dos compañeros de los reconocidos Batman y Green Arrow.
Dentro de su cabeza se repetía una y otra vez que, de haber sido todo diferente, él también podría ser considerado uno de ellos, el compañero de Flash. Pero desde pequeño que había aprendido que pocas cosas resultaban realmente como él deseaba.
Después de todo eso había estado el incómodo momento en que ellos hacían las preguntas y él trataba de evitarlas lo mejor que podía. Estaba saliendo con bastante dignidad, hasta que ellos dijeron que Flash llegaría con ellos.
En un primer momento había sentido sorpresa. De todo el tiempo que había estado viviendo en Star, nunca se había enterado que Flash había estado con Green Arrow. Después, fue pánico por lo que él pudiera decirle, después de todo el tiempo que había pasado desde la última vez que lo había visto. ¿Qué tal si continuaba enojado con él por lo que había hecho? ¿Qué tal si aún no lo aceptaba?
Wally se dio cuenta que no quería volver a repetir la historia de hacía años, así que hizo lo más fácil para él: se fue corriendo. Había ganado en él el temor que las ganas de ver a su tío y saber sobre su familia.
Pero no se había alejado demasiado de la escena. Prácticamente dio la vuelta y pudo observar el momento justo cuando llegaba Flash con Robin y Speedy. Sintió que su estómago se encogía cuando lo vio y que su corazón se rompía cuando notó cómo acariciaba la cabeza de Robin, sonriendo.
Celoso por lo que veía, dio media vuelta y se fue, todas las ganas de volver a hablar con él se habían esfumado. Pensó que su tío continuaba pensando de la misma manera: apreciaba los compañeros de otros superhéroes, pero no deseaba uno para él. Al menos eso fue lo que le dijo aquella noche.
Mientras caminaba a la casa se dio cuenta que volvía a él el hambre incontrolable que le daba cada vez que usaba la súper velocidad para cualquier cosa. Esa era la manera que Irene se daba cuenta que él había estado corriendo por ahí sin avisarle. Para que no fuera tan obvio, en una que otra tienda pasaba a comprarse golosinas, las cuales comía mientras pensaba qué podría comprarse en la otra tienda con el dinero que le iba quedando.
Llegó un rato después, comiendo unas galletas. Se encontró con Irene, que ya había vuelto de su trabajo y con Linda, ambas sentadas frente al televisor. Cuando se dieron cuenta de su llegada, ambas sólo lo quedaron mirando.
-¿Qué?- preguntó Wally, haciéndose el inocente. Ninguna de las dos contestó, ni siquiera quitaron su vista de él -¿Por qué me miran así?
Por toda respuesta, Irene subió el volumen de la televisión y Wally pudo ver perfectamente por qué tenían esas caras. No era sólo que estaban mostrando lo que había ocurrido hacía un rato con Vértigo, sino que hablaban de Robin y Speedy. También estaban hablando de él.
-Fueron muchos los testigos que dijeron que había otro chico con los ya conocidos Robin y Speedy- decía la periodista, que daba un despacho en vivo –Según pudimos averiguar, se veía igual de rápido que Flash. ¿Será que el superhéroe de Central se habrá decidido por tomar a un chico como compañero, siguiendo con el ejemplo de Batman, Green Arrow y Aquaman?
Wally, colorado, simplemente continuó observando la pantalla, hasta que Irene apagó la televisión y se cruzó de brazos, esperando que empezara a hablar.
-… No iban a poder solos, por eso los ayudé- comenzó a decir Wally –Te prometo que me tapé la cara, aquí está la pañoleta de Linda, ella me la prestó y así…
-Wally, espera…- Irene lo interrumpió, suspirando –No creas que estoy molesta contigo, para nada, de verdad entiendo por qué lo hiciste, pero todo esto me preocupa. Está bien que quieras ayudar a la gente, pero es diferente cuando están esos… tipos que tienen súper poderes.
-Irene, está todo bien- replicó Wally, sonriendo un poco –Yo lo sé, pero… ¿hasta qué punto? En las noticias dijeron que Flash estaba ahí, ¿por qué no te quedaste a esperarlo? O por último, esos dos chicos podrían haberlo contactado.
-No quiero hablar con él- contestó Wally, bajando la voz –Tengo claro que él no quiere un compañero y yo ya no quiero nada con él.
-No te hagas el fuerte- le dijo esta vez Linda –Quizás después de este tiempo que has estado "perdido" ha recapacitado y…
-Estaré en mi cuarto- dijo Wally, dando media vuelta y alejándose.
Irene y Linda se miraron unos momentos. No era que la primera vez que tenían esa conversación con el pelirrojo y siempre terminaba de la misma manera. Wally no quería tener ningún contacto con Flash, mucho menos con el resto de su familia.
-¿Te quedas a comer?- preguntó de pronto Irene, tratando de hacer que el tema pasara de una vez.
-Sí… llamo a mi casa avisando que me quedo- contestó Linda.
-Bien, ya sabes dónde está el teléfono. Te espero en la cocina… tendré que cocinar para unas cinco personas hoy…- dijo Irene, poniéndose de pie.
-Irene…- dijo Linda, de pronto –Si… Flash se apareciera aquí y ahora, ¿qué harías?
-Mm… le daría un buen golpe…- contestó Irene, yendo hacia la cocina. Linda se largó a reír, yendo hacia el teléfono y llamando a su casa.
En el cuarto, Wally estaba acostado en la cama, mirando al techo. Desde que vivía con Irene, ella le insistía que debía ponerse en contacto con su familia, aunque fuera sólo para decirles que estaba bien. Por supuesto que él se había negado.
Estaba decidido, la única vez que volvería a Central o Keystone, sería cuando estaba seguro que Flash estaría orgulloso de él.
Y estaba decidido a lograrlo.
¡Hola! Aquí nuevamente con otro fic. Se suponía que tenía que empezar a escribirlo cuando terminara el "Little Wally", pero ya ven... mi vida está patas para arriba y ya termino haciendo cualquier cosa, jajaja.
¿Pueden creer que mi personaje favorito de YJ es Robin y no Wally? No se por qué me pasa que me gusta escribir tanto de él... en fin, quizás por qué será.
Sé que quedan aún muchas dudas respecto al fic, pero ya se irá explicando en los capítulos siguientes. No odien a Barry aún... ya tendrán tiempo después, jajaja. No, broma. Este fic se me ocurrió leyendo uno que está en el fandom en inglés, llamado "Glory". Se los recomiendo, es entretenido.
Espero sus comentarios, que estén súper bien.
