Reto para el Foro: Días oscuros (Los juegos del Hambre).
Disclaimer: Este fic participa en el Reto "Títulos de drabbles" del foro Días Oscuros.
Se trata de tres drabbles en un mísmo fic. Todos ambientados dentro del esquema del libro de Sinsajo, mostrando pespectivas de Peeta y de Katniss por igual.
*El último título, llueve, es un pequeño escenario inventado por mí*
¡Disfrúten!
Aquél Candado
.
.
.
Suciedad y oscuridad, el olor a orina rancia y el sentimiento de escalofríos que recorrían su cuerpo. Eso era lo que había por fuera, pero por dentro la historia era muy diferente. No pensaba en campos de flores ni pastelillos glaseados, ni tampoco en la tortura ni en la mutilación vivida… sólo había un pensamiento rondando en su cabeza, desglosándose en muchísimas formas pero que al final resultaba en lo mismo: Katniss.
Aquella, la chica de la que siempre estuvo enamorado, de la que sentía un admiración increíble por la manera en la que cuidaba de su familia. La chica por la que no le había importado lanzarse a sí mismo dentro de una arena a morir, aún sabiendo que inevitablemente moriría.
La chica que, increíblemente le salvó la vida, que lo protegió en esos momentos, la chica cuyos ojos gris pálido lo devolvieron de una u otra manera a casa, junto a su familia, vivo. Vivo, y por dentro con una pequeña manchita de esperanza al creer que tal vez ella podría llegar a sentir lo mismo. O por lo menos eso se encontraba latente hasta que el tren hizo su parada. No sabía decir en ese momento si el haber escuchado aquella conversación entre ella y Haymitch había sido lo correcto.
Tal vez lo fue…
–Johanna. –Dijo en voz alta, dirigiéndose a una mujer que no podía ver, pero que sabía que se encontraba ahí cerca.
–¿Qué quieres? –replicó ella.
–¿Qué crees que esté haciendo Katniss ahora mismo?
Johanna no respondió.
No le sorprendía el no recibir palabra alguna, era normal el encontrarse a sí mismo haciendo preguntas sobre Katniss frecuentemente. Preguntarse si estaría comiendo bien, si estaría durmiendo en un lugar cómodo, si su familia estuviera viva… incluso preguntarse si ella estaría feliz a pesar de que él se encontrara lejos.
¿A quién engañaba?
A pesar de preocuparse tanto por su salud, por su integridad, aún así sabía que la renombrada Katniss Everdeen jamás se había preocupado de esa misma manera por él. Los meses enteros en que no le dirigía palabra después de los primeros juegos, evadiendo sus miradas y visitas, y sosteniendo conspiraciones junto a Haymitch excluyéndolo de igual modo. Todos se daban cuenta, todo mundo que era lo suficientemente coherente para notar que eso no era amor recíproco.
Era triste, lo era.
Y más triste era aún que, cada vez que observaba aquél frío candado de su celda, le regresara a la mente la punzada de pena que le recordaba que él era el único que dejaba de lado su egoísmo en aquellos tiempos de guerra.
