-IN CRESCENDO-
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Prólogo
¡Konbawa! Se preguntarán que ando haciendo por estos lugares, sin tomar en serios mis otras historias, si aquí va de nuevo con una nueva idea y sin terminar la otras, yo también me pregunto lo mismo, sin embargo, la inspiración vino hacia mi de una manera a insólita que no podía dejarlo pasar y menos, en publicarlo. No se si será de su agrado, esta historia es una secuela de Sucias Tácticas, que como más de uno me lo pidió, pues decidí crearle la historia aparte. Considero que no debo extenderme en capítulos así que espero terminarla rápido (ojalá pueda cumplir, jojo). Habrá humor, algo de drama, acción y bueno casi conocen una parte vital en el anterior one-shot, pero procuraré darle algo nuevo a esto.
No siendo más, les digo que agradezco los reviews de la historia anterior y espero que disfruten esta.
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XoXoXoXOXoXoX
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A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.
Gilbert Keith Chesterton
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La brecha entre lo que está bien o no es tan delgada e intangible que traspasar los límites es tan sencillo como el mismo acto de respirar o pensar. Distinguir los principios que gobiernan a un ser humano, más aún, él como gobernante de aquel prospero país humano, y prospecto a noble, es tan complejo pero que se convierte en una obligación, una responsabilidad que juró proteger. Sin embargo, la ambición y el poder lo pueden todo, y eso fue lo que sucedió. Atrás, enterrados entre oportunidades de fama, riqueza y buenos aportes económicos, se ciernen en una tumba los valores y la buena ética de su persona, pero no es algo figurado, es tan literal como el hecho de estar sentado en aquel sillón con una cómoda taza de chocolate disfrutando del espectáculo de las ramas mientras la leña se va quemando, consumiendo por la acción incesante de aquel cálido elemento. Nadie importaba ya, ni siquiera ella, a quien abandonó por su sueño, y a quien decidió quitar del medio para que no se convirtiera en un obstáculo; pero, paradójicamente, era ella quien le había dado la clave para empezar a estructurar su futuro, entonces, se decidió un día, cuando pronto las posibilidades imaginadas tocaron a su lujosa puerta de su mansión. El Maou había llegado al mundo y de esa forma tan repentina como hizo acto de presencia, así mismo, su reputación de pacifista se extendió por todas las tierras humanas y de mazokus. No lo dudó por un segundo, aquel momento era el indicado. Un dirigente débil, el eslabón frágil entre el orgullo de la cultura de los demonios, el primer paso para destruir aquel reinado que por años extendieron como cáncer por los territorios, indiscriminadamente sin importar si eran de los suyos o enemigos. Todo por medio de la violencia, irracional, tan impredecibles como la naturaleza que los parió en una fatídica era, de la cual no hubo testigos, sólo los mismos silenciosos personajes del arcano.
Contempló una vez la humeante taza que entre sus dedos sostenía, ideando, pensando, especulando, pues ya no quedaba tiempo. Meses habían pasado desde que su majestad de Shin Makoku se había consolidado como rey, y sus fieles perros sometidos bajo una absurda y sin fundamento ideología, se arrastraban siguiendo paso a paso los mandatos inexpertos e infantiles de su supremo gobernante.
Sonrió satisfecho, claro que el ganaría, las piezas había tomado sus lugares. Era un forastero en ese lugar, pero con conocimientos jamás concebidos en ese mundo y con el arma definitiva para ir destruyendo poco a poco, sin riesgos, con precaución, las barreras que lo separaban de su meta. Nada ni nadie se interpondría: ni las familias nobles, ni los aliados, ni las naciones más orgullosas humanas…se relajó más en su postura, pues la noche era larga, la pálida luz de luna traicionera y la confianza la peor enemiga de aquellos que se duermen en sus excesos de arrogancia.
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Su cuerpo se movió bruscamente nuevamente, en un duerme-vela que no le permitía descansar lo suficiente, y a pesar de ser consciente del entorno a su alrededor, por inercia más que por costumbre pateó con fuerza el cuerpo del otro chico haciendo que un quejido de dolor se extendiera en el silencio reinante de la habitación real. No hubo reclamos, ni golpes secos, simplemente el debilucho había aprendido a contrarrestar sus arrebatos nocturnos, aunque no a mitigar el dolor que le provocaba aquellos muestras de "sonambulismo" de su parte. Harto de fingir algo que no sentía, se incorporó lentamente en la cama, limpiando cuidadosamente sus ojos y acomodando su cabello. Sus ojos verdes centellearon a la luz de la luna que atravesaba los cristales del gran ventanal. Y entonces, lo oyó. Algo bajo, casi inaudible y que para cualquier otro hubiera pasado inadvertido, pero para el no. La advertencia de su hermano había sido claro, y esa era la razón por la cual no había podido conciliar el sueño en los últimos días. No si querían seguir manteniendo un perfil bajo sin despertar sospechas del Maou.
No esperó más, ágilmente salió de las blancas sábanas y deslizando suavemente la batola rosa que cubría su cuerpo, se dispuso a holgarse los pantalones de su uniforme y a usar la blusa blanca que llevaba siempre bajo su chaqueta azul, apenas abotonada. No podía tomarse más tiempo vistiendo adecuadamente, la situación ameritaba dejar a un lado su protocolo de acomodar debidamente sus ropas. Tomó con firmeza el mango de su espada y abandonó la cómoda instancia en el más estricto silencio.
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Fin del prólogo, para la próxima entrega, habrá más revelaciones y prometo que será mas largo. Nuevamente con un personaje misterioso pero me gusta crear suspenso. Como siempre digo, acepto todo tipo de cometarios, críticas constructivas, sugerencias, etc.
Ja ne!
