El verano había terminado y ahora era el momento de volver al penúltimo curso en Hogwarts. Ya días antes de que el nuevo curso comenzara, se respiraba un ambiente tenso hasta en el propio Callejón Diagon, en el cual todos los niños y adolescentes magos hacían las últimas compras, justo el día antes de volver a las clases. Sí, puede que éstos continuaran comprando libros nuevos, material para pociones, túnicas, escobas nuevas y las primeras varitas, pero la energía que invadía el lugar era, oscura, casi lúgubre. El colegio no iba a volver a ser el mismo.
La realidad ahora es que los más pequeños del mundo de los magos tenían que volver a un colegio donde el profesor Snape, el mismo que se había encargado de quitarle el último aliento a Dumbledore, resultaba ser ahora el director. Ironía, ¿verdad? Si le hubiera planteado esto a cualquiera hace un año, me hubiera tildado de loca. Aunque bueno, esa fama, siendo yo Luna Lovegood, ya la tenía; pero lo que estoy tratando de decir es que no me sorprendió que algo así llegara a suceder. Pero eso tampoco quita que se rompiera una parte de mi corazón cuando Dumbledore nos dejó.
- ¡Ey, Luna! - la voz de una chica que me resulta familiar me saca de mis pensamientos.
Resulta ser la Nina, única chica de mi misma casa de Hogwarts que es capaz de tener una conversación conmigo sin mirarme por encima del hombro o sin rodar los ojos si n¡suelto alguna de mis mucha ideas disparatadas. Además, esta chica tenía una peculiaridad que a mí me resultaba muy interesante: posee un ojo de cada color, uno de un tono ámbar muy intenso y otro de un color azul imnotizante, como el de un glaciar. Es algo que la dotaba de una belleza extraña, si me preguntas mi opinión.
- ¡Oh! Hola Nina, ¿qué tal el verano?
- Bueno un poco difícil, ya sabes, con todo lo que está pasando mis padres no quieren que vuelva a la escuela, pero tampoco quieren mantenerme en casa y que el Ministerio se dé cuenta de que algo no va bien con nosotros. En cuanto a ideología me refiero, y que no apoyamos el nuevo sistema o algo por el estilo. ¿Sabes a lo que me refiero?
Claro que lo sabía, y ahora tristemente estaba ocurriendo lo mismo con todos los magos de nuestro mundo, los cuales se están dedicando a tragarse sus opiniones y juicios personales sobre la nueva situación para seguir la ola de fingida normalidad que imperaba ahora; porque ya se sabe, uno no quiere nunca que lo miren con lupa desde lo alto. Es la gran secuela de toda esta historia, a la gente de nuestro mundo le estaba empezando a dar miedo pensar por sí misma.
- Tienes toda la razón Nina.
- ¿Tu qué opinas de todo esto Luna? - me pregunta, en todo confidente
Doy un pequeño suspiro y dejo caer una pequeña insinuación que sirve también para abrir la puerta a su verdadero interés, si es que lo tiene, y si lo que me está formulando no es una simple pregunta coloquial.
- No se lo digas a nadie, pero creo que hay algo más escondido debajo de toda esta historia. - le susurro, inclinándome hacia ella
- ¿A qué te refieres?
- Supongo que ya escucharías los rumores de que Malfoy también estaba en la torre cuando todo ocurrió, lo de Dumbledore me refiero, hasta que llegó el profesor Snape y acabó lo que no pudo hacer Malfoy o cualquier otro de los mortífagos que se encontraban alli presentes...
- Sí...
- Pues, yo por ejemplo no puedo evitar preguntarme, ¿por qué Snape? Quiero decir, el mismo hechizo lo podría haber formulado cualquiera de los que hubiera estado esa noche en la torre sin manchar las manos del profesor. Luego se hubiera hecho igualmente director del colegio sin que ahora todo el mundo le tuviera en mente como un monstruo fiel seguidor de Vold... de Quien No Debe Ser Nombrado.
A mí nunca me ha importado decir su nombre en voz alta, pero la parte que no me gusta es que a la gente le den escalofríos cuando lo verbalizo, por eso me sigo ateniendo al calificativo por el cual se refieren a él popularmente.
- Tal vez eso es lo busca Snape y todos ellos, ¿sabes? Dar miedo.
- Si, tal vez tengas razón Nina, pero sigo creyendo fervientemente que hay algo más escondido.
Nos quedamos un momento en silencio hasta que veo a las espaldas de Nina a su madre mirarme con el ceño fruncido a mí, luego a su hija y acto seguido llamarla decirle con un gesto de cabeza que se debían ir.
- Bueno Luna, debo irme. Nos vemos mañana en el tren o ya en la gran cena de bienvenida. O lo que sea lo que nos tienen preparado para la vuelta de nuestro penúltimo año.
- Adiós, Nina. Espero que todos podáis conciliar el sueño esta noche sin pesadillas en casa.
Puede ser una despedida poco común, pero es mi mayor deseo para con la familia de Nina, especialmente sus padres, que seguramente tenían que estar pasando por un momento de verdadera incertidumbre. Nina, por su parte, esta tan acostumbrada a mí que no me lanza una de esas típicas miradas de desconcierto que otra gente sí me dedicaría por un comentario como ese.
La situación con mi padre en casa en relación con mi vuelta a la escuela no distaba mucho de los demás padres, pero él pensaba como yo, que había un trasfondo en toda la historia de Snape que explicaba todas las lagunas que se percibían en la historia si te parabas a analizarla detenidamente.
¿Por qué Snape? El último año yo misma había percibido una especial cercanía entre él y Dumbledore. Durante mis paseos nocturnos por los pasillos del castillo, había visto más de una vez al profesor Snape dirigiéndose al despacho del director o bien saliendo de él. Lo hacia siempre de forma sigilosa, tratando de mantenerse lejos de los ojos curiosos de cualquiera que lo pudiera descubrir.
Vale que Snape era una figura tenebrosa, solitaria, amante de las artes oscuras y cuya traición no había pillado por sorpresa a nadie, pero, paralelamente; ¿para qué fingir una amistad con el director si igualmente su muerte se podría haber llevado a cabo sin esa cercanía (supuestamente) ficticia tan innecesaria?
Definitivamente, había algo más en esta historia que debía ser averiguado, y ese iba a ser mi objetivo personal este año, descubrir todas las partes de esta historia que había comenzado a tambalear los cimientos del mundo mágico.
