MOMENTOS DEL MILENIO DE PLATA

Por Haruko Sakuragi

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Personajes: Serena Tsukino

La Neo Reina Serena recorrió con porte elegante la distancia que separaba la entrada del Palacio del Jardín Real. Toda la Vía Láctea conocía la belleza que distinguía a Tokio de Cristal. Además, el próspero Reino era famoso por poseer especies animales y vegetales que hacía muchos años se habían extinto en el resto de la galaxia.

Su Alteza sabía de memoria el camino hacia el lugar que visitaba cada domingo desde hacía siete años. En el Jardín Real, cuidadosamente trazado, había un laberinto cuyas paredes eran resplandecientes arbustos. Tenía exactos siete años de haber sido construido, casi la misma edad que la Princesa Serena. La Neo Reina lo visitaba porque sólo ella conocía el camino correcto para atravesarlo y llegar hasta el centro sin perderse: era su laberinto.

Recorrió el camino que ya conocía a la perfección y llegó al centro. Justo ahí se alzaba, hermoso, un rosal. Pero era el rosal de mayor majestuosidad que ojos humanos podían ver. La Neo Reina lo había cuidado con especial esmero desde hacía ocho años: el rosal había sido sembrado el día que ella y el Rey Darien se enteraran de que la Pequeña Dama estaba en camino. Y nadie más que ella sabía de su existencia. Incluso el Rey, después de las constantes ocupaciones que el gobierno le marcaba, se había olvidado de la existencia del rosal.

Ahora, cada domingo, la Neo Reina caminaba por todo el laberinto y llegaba hasta el rosal, arrancaba una rosa y, uno a uno, la despojaba de sus pétalos.

Llevaba siete años haciendo lo mismo. Recordando que, tras la siembra de ese rosal, se alejaba de una vida propia… El rosal era el recuerdo constante de su vida como Soberana de Tokio de Cristal, de su deber como reencarnación de Serenity.

Ese rosal era lo único que la obligaba a no abandonar las esperanzas de todos y largarse a seguir sus verdaderos sueños: los sueños de Serena Tsukino.

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Notas de la autora:

Pues nada. Con esto de la recurrencia a las historias muy cortas, pues también quise empezar.

Estas mini-historias no tienen secuencia y son autoconclusivas, y todas están situadas en el Milenio de Plata.

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