Prologo

Una epidemia que solo afectaba a las mujeres había acabado con muchas de las mujeres de su planeta. La población femenina casi se extinguió, afortunadamente luego de 2 años y medio de muertes que se habían llevado a su abuela, a su madre, y sus hermanas, que desgraciadamente no alcanzaron a vivir lo suficiente para aplicarse el antídoto, pero ya no se podía lamentar; tenía una responsabilidad.

Todo lo que conocía ya no era lo mismo, en ese planeta que tanto amaba, y no era el único todos estaban muy abrumados con la idea de que quedaban muy pocas mujeres o muy jóvenes o muy mayores lo cual era alarmante, sus mujeres tenían un tiempo de reproducción algo corto tan solo diez años de los veinte y cinco a los treinta y cinco años muy corto comparados con su tiempo de vida; y no era el único problema ellos se caracterizaban por su naturaleza posesiva, ¡Era impensable compartir a una mujer!

Los hombres necesitaban reproducirse para que la especie prosperara, necesitaban encontrar pareja, su única esperanza estaba en ese planeta que gracias a que contaban con una tecnología muy avanzada que les permitió estudiar especies de otras galaxias habían encontrado.

Su especie era guerrera a excepción de las mujeres, ellas eran muy frágiles por ello los hombres eran los proveedores y estaban obligados por ley a cuidar y velar que no faltara nada en sus casas y a sus mujeres.

Fue muy malo ver morir a las mujeres de su familia pero le había prometido a su madre en su lecho de muerte que no permitiría que su raza se extinguiera él había sido su único hijo hombre debía cumplir la promesa. Además con lo abatido que se encontraba su padre por la pérdida el tenia la obligación de ser fuerte y tomar las riendas como heredero.

No eran mercenarios pero no les quedaba de otra, era primordial viajar a la tierra para conseguir mujeres, expediciones anteriores de sus hombres mas selectos habían dado como resultado que los terrícolas no sabían de su existencia; por ello, esta operación debía llevarse con suma discreción no iba no podía iniciar una guerra en este momento tan difícil para ellos no se arriesgarían a la extinción, lo había comentado seriamente con su padre el patriarca mayor y él como heredero haría ese viaje con el mismo grupo selecto de hombres a su cargo y esto porque tenia la certeza de que no se descontrolaran tan fácilmente lo cual era primordial para una misión como esta, además todos estaban ya muy necesitados del tacto femenino.

Ya tenían implantados los traductores que los científicos prepararon gracias a las señales transmitidas por este planeta que prometía mucho para ellos.