Hola! les traigo una historia que espero le den una oportunidad.
algunas aclaraciones: todos los eventos ocurren en un universo alterno,
si, la pareja seran Elsa y Anna (si no te gusta retirate ahora por favor)
no, las chicas no seran hermanas.
si, pueden dejar tus review.
NO, Frozen no me pertenece. Es propiedad de Disney.
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El matrimonio del año.
Las potencias de la economía nacional firmaran el acuerdo de sus vidas.
Arendelle-Westergard, el matrimonio de los herederos.
Elsa suspiro antes de dejar el conjunto de periódicos de esa mañana sobre su escritorio, giro su silla y contemplo la majestuosa montaña del norte desde el gran ventanal de su oficia. La noche anterior se había anunciado su compromiso con Hans, y ese día ya era titular en todos los diarios del país. Y por supuesto, había pasado toda la mañana escuchando felicitaciones de todo tipo, comenzando por su eufórico padre y terminando por sus amigas de la sociedad de empresarias. La única que no dijo nada al respecto fue su madre. La mujer la llamo y solo había pedido que antes de ir a su casa para almorzar y charlar pasara por el vivero en busca de algunas plantas que encargo; pues, según le comento, tenia la intención de montar una huerta en el jardín trasero. Elsa ya sentía dolor de cabeza en solo pensar en el largo discurso que tendría que aguantar por parte de Idun. Su madre jamás estuve a favor de su romance con Hans, pues estaba segura que ella solo estaba en esa relación por los constantes pedidos de su padre. Y... En parte podía decirse que no se equivocaba; ella si estuvo encantada con el pelirrojo heredero del imperio Westergard al inicio, pero luego, cuando lo conoció en profundidad, se dio cuenta que no era más que un arrogante, codicioso niño de papi. Aun así, había mantenido el noviazgo por dos años. Después de todo, era lo que se esperaba de ella. Recordó el momento en que estuvo a punto de enviar todo al demonio hacia unos seis meses, el día que conoció a Mérida DunBroch, una escocesa entrenadora de equitación de su prima Rapunzel. La muchacha le había tocado una fibra que no sabía existía en su interior, claro que todo termino en nada; pero no pudo evitar sentir como su corazón se rompía el día que Mérida se marchó de nuevo a escocia, luego que ella la rechazara. Ese día no pudo mantener el papel que venía interpretando a la perfección en aquella obra sin sentido que era su vida, y termino desplomándose ante su madre, llorando como una niña y confesándole todo entre gimoteos de dolor. Para su sorpresa su madre la comprendió, simplemente le dijo que debía terminar su romance con Hans de una vez y seguir a su corazón. Tras una larga charla, ella le dijo que no podía hacer aquello, que esa no era una opción. La mujer asintió, le sirvió una taza de té y concluyo diciendo que ella era la dueña de sus decisiones; y que como su madre solo podía aconsejarla no decidir por ella. Luego de eso, el tema no volvió a mencionarse; pero su madre no volvió a tratar a su "novio", salvo en reuniones formales. Pero Elsa estaba segura que la charla de esa tarde iba a ir directo al tema de su compromiso. En tres meses ella sería la esposa de Hans Westergard. Ya no había marcha atrás.
Resoplo de manera cansina cuando el sonido de los pasos contra el suelo de su oficina la hicieron girar la silla. Ante ella estaba su hermana menor, llevaba su ya típica chamarra de cuero negro sobre una remera blanca y unos pantalones deportivo pegado al cuerpo.
-Así que... ¿oficializaras la farsa? - le dijo echándose en uno de los sillones gemelos que tenía frente a su escritorio, Elsa la estudio un segundo en que ella realizo un globo con su chicle y corrió el mecho de cabello pintado de violeta.
-¿No deberías estar en la universidad?- Se limitó a preguntar.
-Debería pero… resulta que necesito cash y tu padre me corto la tarjeta.- Le dijo luego hizo otro globo con su chicle. Elsa asintió recargándose en su escritorio.
-¿Cómo va la nueva bicicleta?- Le pregunto con interés, siempre le había encantado la ciencia y se hubiera dedicado a ella; pero su hermano mayor Tarzan termino dejando a su padre sin un heredero que siguiera sus pasos al marcharse a Inglaterra con la señorita Porter. Agdar termino poniendo sus esperanzas y toda su confianza en manos de Elsa; así fue como se olvidó de las ciencias e hizo un máster en economía empresarial.
-Aun no es lo suficientemente veloz, no logro disminuir la tensión tanto como me gustaría.- Le informo antes de colocar sus pies sobre el escritorio de madera. Elsa elevo una de sus cejas.
-Gogo, no creo que sea necesario recordarte que no estás en tu laboratorio, ni en tu alcoba, así que por los dioses baja los pies.- Le regaño, la muchacha rodó los ojos y obedeció.
-Pero dime, ¿enserio vas a casarte con… Hans?- Le pregunto pronunciando el nombre de manera despectiva.
-Por favor no comiences tú también con ese tema, ya a primera hora tenia a Punzy aquí para decirme que era un error, luego Tarzan; que dios sabe cómo se enteró estando en Inglaterra; quien me llamo para decirme que era una locura. Y ya tengo una "reunión" con nuestra madre para la hora del almuerzo así que te suplico que tu no me digas nada.- Imploro, su hermana se encogió de hombro.
-Es tu vida, Elsa.- Le dijo, ella suspiro con alivio.- Pero…- Agrego ganándose una mirada fulminante.- ¡Oye! no me miras así. Solo te lo digo porque te amo y no quiero verte infeliz el resto de tu existencia.- Comento. Elsa suspiro.
-Lo sé, y por eso mismo te pido que respetes mi decisión.- Le pidió, Gogo asintió.
-Está bien, si quieres casarte con él, yo estoy de acuerdo.- le dijo. Elsa sonrió.
-Gracias.- Musito. Gogo le sonrió.- ¿Te llevo a casa?- Le pregunto, la pelinegra negó.
-No, traje mi móvil, y debo volver al campus.- Le dijo. Elsa asintió.- pero te veré en casa para la hora del postre.- agrego.
-Como quieras. Yo acabo de terminar aquí, pero aún tengo que retirar un encargo de nuestra madre.- Comento, Gogo asintió.
-Entonces… ¿me darás en dinero que necesito?- Pregunto. Ella rodó los ojos.
-Dime.- Le dijo sacando de uno de los cajones su chequera.
- Dos mil.- soltó sin más. Elsa abrió sus ojos de forma desorbitada.
-¿¡Dos mil!?- Exclamo.
-Si, yo.. Bueno rompí unas cosas de Wasabi, y le debo una apuesta a Hiro y…- Elsa elevo su mano y negó con la cabeza.
-Mejor, no me des explicaciones.- Le dijo extendiéndole un cheque.- Pasa por la secretaria del tercer piso y dales esto. Y por favor deja de apostar en carreras de robots.- Le suplico, su hermana aguardo el cheque y se puso de pie.
-No te preocupes, ya no le haré.- le dijo aproximándose a ella
-Siempre dices eso.- soltó Elsa recargándose en el sillón.
-Exacto… y por eso eres la mejor hermana mayor del mundo.- Agrego plantándole un beso en la mejilla que compro a Elsa por completo.
-Sí… sí… Mejor vete ya.- Le dijo ocultando una sonrisa. Era muy débil cuando se trataba de su hermana pequeña, ella siempre terminaba cediendo y para su mala fortuna, Gogo era plenamente cociente de ello.
Estaciono el coche frente al pequeño bosque en medio de la urbe; mil girasoles, se leía en un cartel hecho de madera que tenía en la entrada. Elsa entro al lugar insegura de donde estaba la caja, pues el parquizado era todo lo se veía, plantas de todas clases adornaban el lugar. Noto los rústicos carteles que señalaban los nombres de las especies, pintados con pinturas de colores en una bonita caligrafía. Camino buscando a algún trabajador y termino adentrándose en uno de los grandes invernaderos que allí había, donde encontró alineados perfectos de plantines pequeños y entre ellos el mostrador, vio una campanilla y la toco, espero pacientemente como nadie aparecía volvió a tocar la campanilla, tras lo que le pareció una eternidad, suspiro.
-¿Hola?- Llamo, pero nadie le respondió. Decidió seguir avanzando y de un momento a otro el invernadero termino. Contuvo el aliento cuando el jardín más hermoso que había visto se presentó antes sus ojos, ciento de flores estaban distribuidas al borde de un camino de piedras, escucho el sonido de una caída de agua y se encontró, perdida contemplando el gran sauce que estaba en el centro de la magnífica escena; se vio caminando hasta allí y sonriéndole a la nada atrapo entre sus dedos las suaves hojas que caían de las ramas de forma tan...
-Es un árbol mágico.- Escucho a alguien decir tras ella.
-Ciertamente.- Respondió volteándose y saliendo de aquel estado de trance en que había caído.
Se encontró con una chica pelirroja que estaba de rodillas entre un conjunto de girasoles, sonriéndole. Elsa perdió de pronto la orientación, sintió un chispazo y de repente estaba contemplándole el alma a aquella joven a través de sus ojos color aguamarina ¿en dónde la había visto? Se preguntó. La muchacha se puso de pie y camino hasta el sauce, tenía tierra en el rostro y el jardinero que llevaba puesto. Dos trenzas de fuego caían por sus hombros. Y Elsa sintió que la conocía de toda la vida.
-Soy Anna, la encargada. ¿En qué puedo ayudarte?- Le dijo, Elsa desvió su mirada a sus manos temiendo que la mirada de la chica la quemara. Dios, eso ni siquiera era posible ¿o sí?
-Vengo por un pedido a nombre de Arendelle.- Dijo Elsa recuperando la compostura, o al menos, intentándolo.
-¡Oh sí! tú debes ser Elsa. Tu madre me llamo para avisar que vendrías.- Le dijo.
-Mi madre… ¿llamo?- Pregunto extrañada, Anna asintió.
-Así es.- confirmo.- Espero que la caja de tu camioneta sea grande, los plantones que necesita Idun para su jardín son demasiados.- Comento comenzando a adentrarse en el invernadero de forma enérgica. Elsa la siguió.
-¿Camioneta? No tengo una camioneta.- aclaro Elsa. Anna se detuvo y le sonrió.
-entonces espero que tengas un buen baúl.- Le dijo, Elsa negó con la cabeza. Anna siguió caminando hasta salir a la parte delantera del lugar, desprendía una energía que parecía transformar a la chica en una torbellino.- Estos son los ejemplares que necesitara y aquello el abono ¿Crees que entrara en tu compacto?- indago. Elsa observo los tres cajones de madera con plantines y las 2 bolsas de fertilizantes antes de negar.
-Claro que no ¿Es que acaso esa mujer está loca?- Dijo exaltada, Anna rió. Y aquello la casi la hizo sonrojar.
-Ya, tranquila.- le dijo.- En todo caso puedes llevar una de las cajas y el fertilizante y yo me encargare de llevar lo otro mañana.- la tranquilizo.- Además, Idun me hizo prometer que le ayudaría con la huerta.- Comento sonriendo.
-¿Usted podrías hacer eso?- pregunto Elsa, Anna le restó importancia con un ademan de su mano.
-Por supuesto que sí. Ya tendré la camioneta para entonces- le dijo. Elsa la miro y Anna a ella, fue una fracción de segundo en que sus ojos chocaron; sin embargo, fue el tiempo suficiente para que en su interior vibre de una forma que llevaba años sin hacerlo. Ella rompió el contacto y dirigió su mirada a las cosas que debía llevar.
-Ah.. podría ayudarme a..- dijo señalando los objetos y luego su auto.
-¡Oh sí! Claro que tonta. No queremos que se manches tu lindo traje de oficina.- dijo Anna. Elsa elevo una de sus cejas, el rostro de la pelirroja subió un tono.- Ya que parece muy caro y te queda muy bien, es decir, tienes una figura que ¡Wau! y.- Anna pareció enredarse con sus palabras haciendo que su rostro ganar más color aun.- no, no es que este diciendo que tengas lindas curvas. Porque las tiene, pero yo no me fije en ellas es solo que… el traje parece costoso y…- Elsa sonrió más por lo adorable que la chica se veía en ese momento que por sus palabras.
-Mejor vamos al auto.- dijo cortando el discurso de Anna, quien entonces asintió efusivamente y tomo una de las bolsas de fertilizantes cargándola sobre su hombro. Elsa camino por delante de ella y abrió la cajuela para que Anna pudiera acomodar las cosas allí.
Elsa arreglo el cabello que le caía sobre rostro y observo a Anna. La pelirroja era más fuerte de lo que parecía a simple vista, los músculos de los brazos se le marcaban ligeramente mientras acomodaba la bolsa en el baúl, luego la vio caminar; tenía un andar danzarín que a Elsa le hizo sonreír, la vio tomar otra bolsa y acomodarla por ultimo hizo lo mismo con una de las cajas de plantines.
-Y… eso es todo.- dijo sonriendo y mirando a Elsa. Ella asintió y cerró la tapa del baúl. Había llegado el momento de huir, al fin.
-Muchas gracias por todo, señorita….- dijo extendiendo su mano. Anna la quedo mirando y Elsa sintió el rubor en su rostro, carraspeo y movió su mano para que la pelirroja la notara.
-¡Oh sí! lo siento. Summers. Anna Summers. - le dijo al tiempo que miraba su mano para luego limpiarla contra su jardinero antes de estrechar la suya. La corriente eléctrica que subió por el brazo de Elsa fue una señal de que debía salir de allí en ese preciso momento; pero no se movía ni ella, ni Anna.
-Summers- repitió Elsa.- pues, muchas gracias por todo.- le repitió intentando zafar ya su mano pero Anna no la soltó.
-Debe decirle a su madre que primero tire una capa del fertilizante antes de remover la tierra.- comenzó de explicarle la pelirroja, a Elsa comenzaba a quemarle el contacto.- con una distancia de 50 centímetros entre líneas de cultivo será suficiente.- seguí diciendo, Elsa miro sus manos entre lazadas ¿por qué justo ese día no había traído sus guantes? se preguntó.- luego un poco de agua y listo. Como ya le dije yo pasare mañana por allí para asesorarla.-concluyo Anna y con eso al fin aparto su mano.
-Si, por supuesto se lo diré.- respondió Elsa, aunque en realidad no estaba segura de sí capto toda la información. Anna asintió, ella rodeo el auto de manera automática y subió con su corazón martillando como en un concierto de rock; en su mano estaba instalada la sensación más extraña que había experimentado jamás. Froto sus dedos contra su palma tratando de erradicarla de allí. Encendió el motor, le dedico una mirada a Anna por el espejo retrovisor, ella sonrió y agito su mano en señal de despedida. Elsa solo arranco el auto y se marchó.
Anna se quedó mirando el auto alejarse y suspiro. Cerró el puño de su mano que había sostenido por un tiempo innecesario la de la joven Arendelle. Pidiendo que por alguna extraña casualidad la recordara, pero no fue así. Escucho unos pasos detrás de ella.
-¿Esa era Elsa Arendelle?- le pregunto la voz de Kristoff, su mejor amigo. Ella asintió.- ¿¡Qué!? ¿y por qué no me llamaste? Llevo años queriendo conocerla.- le reclamo.- ¡por los dioses, Anna! eres una egoísta.- antes de agregar.- pero dime… ¿es tan bonita como en las fotografías?- Anna abrió y cerró sus mano la corriente eléctrica seguía hormigueándole todo el brazo, se giró y miro a su amigo.
-No.- respondió. Él elevo las cejas con sorpresa.
-¿No?- pregunto, ella negó.
-Es mucho más bonita.- respondió. Kristoff soltó un silbido al aire y se adentró en la tienda con la carretilla que traía entre sus manos. Anna miro su mano y suspiro.- tan bonita como la recuerdo.- susurro antes de seguirlo.
Elsa dejo el auto frente a la casa de sus padres, cuando bajo Kai, el mayordomo estaba esperándola.
-Buenos días señorita Elsa.- la saludo.
-Buenos días Kai.- respondió ella entregándole las llaves de auto.- Por favor descarga las cosas de baúl y llévalas al jardín trasero.- le pidió el hombre asintió.
-Como usted diga.- le dijo abriéndole la puerta para que ella entrara. Allí estaba Gerda, el ama de llaves quien corrió a saludarla.
-Niña Elsa que bueno verla por aquí.- le dijo al tiempo que la ayudaba a tomar su abrigo, Elsa sonrió.
-Hola Gerda. ¿Dónde está mi madre?- pregunto.
-la señora se encuentra en la cocina.- le informo tras colgar el abrigo. Elsa la miro con suspicacia.
-No me digas que…- dejo la frase sin terminar.
-Así es, la señora ha querido preparar ella misma el almuerzo del día de hoy.- le respondió. Elsa suspiro y se dirigió hacia uno de los sillones.
-Espero entonces que me tengas listo uno de tus tés de hierbas.- le dijo, la mujer le sonrió y asintió.
-Así lo haré, mi niña.- afirmo con una sonrisa que Elsa replico.- y discúlpeme el atrevimiento, pero permítame felicitarla por su reciente compromiso.- agrego. La sonrisa de Elsa se borró al instante y fue remplazada por un largo suspiro.- ¿la niña no está feliz por ello?- cuestiono Gerda aproximándose. Elsa asintió y forzó una sonrisa.
-Sí, si lo estoy. Es solo que… ya estoy pensando en el estrés de organizar la "boda del año".- dijo recordando uno de los titulares que había leído esa mañana.
-¡Oh! no se preocupe por eso, lo importante es casarse con quien uno ama; lo demás son solo extras.- le dijo antes de encaminarse hacia las planta superior. Elsa medito un segundo esas palabras -¿si tan solo lo amara?- pensó encaminándose a la cocina.
El delicioso aroma a carne horneada le recordó que no había probado bocado desde la noche anterior, y el sonido de su estómago no tardó en aparecer.
-Al fin llegas.- fue el saludo de su madre al verla pasar el umbral.
-Lo siento madre había mucho tráfico.- se disculpó aproximándose a ella.
-Al menos ya estás aquí.- agrego la mujer. Elsa le dio un beso en la mejilla y tomo un trozo de queso que estaba cortando.- Elsa, por el amor de dios. La comida estará en seguida.- le regaño con una sonrisa.
-Lo siento. No tuve tiempo de desayunar esta mañana.- se disculpó robando un segundo trozo.
-Tú ya vives igual que tu padre y eso que aun ni siquiera estas en la cabeza de la empresa.- comento la mujer sacando una bandeja del horno.
-Hablando de eso ¿Dónde está él? No lo vi en la oficina esta mañana.- comento tomando ahora unas aceitunas que allí había.
-Pensé que te llamo anoche.- le dijo la mujer. Elsa suspiro.
-Sí, pero digamos que no hablamos de eso.- respondió mirando a su madre cortar la carne. La mujer frunció el ceño.
-Ya veo.- respondió.-pues tenía una reunión importantísima con Westergard.- comento su madre con cierto recelo.- al parecer impostergable. Almorzara con tu futuro suegro.- le dijo resaltando las dos últimas palabras. Elsa se mordió el labio inferior y mando su cabello hacia atrás.
-No me menciono nada.- respondió. Idun la miro a los ojos antes de tomarle la mano, estudio meticulosamente el anillo de compromiso que Hans le había dado.
-Es un hermoso zafiro.- comento. Elsa se quedó observando la joya, la verdad era hermosa, oro con un zafiro. Suspiro.
-Sí… Hans se esmeró mucho a la hora de elegirlo.- observó. Su madre se limitó guardar silencio mientras servía los platos.
-Hablaremos de eso luego.- le dijo más como una amenaza que como algo amigable antes de que Gerda entrara y ella le pidiera que les sirviera.
Al terminar el almuerzo ambas se acomodaron en el living donde toman té y disfrutaban de unos panecillos de crema que Gerda había hecho; habían hablado de los últimos movimientos económicos del gobierno, de las noticias de Tarzan y hasta de cómo le iba al equipo de patinaje que ellos patrocinaban cuando al fin Idun decidió tocar el tema de la boda.
-Entonces... ¿cómo fue la gran pregunta?- indago. Elsa la miro, término de masticar su pastelillo y respondió.
-Salimos a cenar con unos socios suyos. Estábamos en plena charla sobre viajes cuando Hans me tomo de la mano, y me dijo que ya no imaginaba una vida sin mí a su lado, luego se arrodillo en pleno salón e hizo la pregunta.- le contó como si nada.
-Vaya, que romántico una reunión de socios.- señalo Idun. Elsa suspiro.
-Es más de lo que espere de Hans.- respondió ella. Idun la miro por sobre su taza de té y luego añadió.
-Y le dijiste que si sin pensarlo ¿verdad?- Elsa tomo su propia taza y asintió.
-Exacto, luego él me dio el anillo nos besamos y dijo en cien días seré el hombre más feliz de la tierra.- Idun elevo sus cejas con asombro.
-ya tienen fecha.- señalo, Elsa volvió a asentir cuando su celular sonó, miro el remitente.
-Es Hans.- le informo a su madre quien en un gesto le dijo que atendiera.
-hola.-
-Si, soy yo.-
-no estoy en lo mis padres ahora. Si lo sé, ¿tú fuiste?-
-¿es enserio?
-me parece increíble.-
-si claro. No, no, no yo me encargare del resto. Tu solo elige un bonito frac para ese día.-
-por supuesto que si iremos juntos. ¿¡Mañana!? No, es decir, sí. Mañana sería ideal.-
-está bien. Yo también. Adiós.- Elsa colgó el teléfono y suspiro.
-Hans reservo el salón para la fiesta de bodas. Sera en el salón del viejo castillo.- comento.
-Vaya… increíble que lo haya conseguido.- dijo su madre, ella asintió.
-Es de ensueño.- agrego con un suspiro cansado antes beber un sorbo de su té.
-Definitivamente el sueño de toda chica.- señalo su madre.
-Ahora solo me quede organizar el resto a mí, salvo por las invitaciones, Hans y yo iremos mañana a ver algunas.- comento mirando su té y agregándole un poco más de azúcar.- ¿me ayudaras con los preparativos?- pregunto con amargura. Su madre suspiro.
-¡Por todos los cielos! Elsa, deberías estar feliz. No mirando tu taza de té como deseando que tuviera arsénico en lugar de azúcar.- le reclamo Idun. Ella sonrió.
-Me conformaría con antidepresivos.- comento en broma. Su madre suspiro y dejo su taza de lado.
-No le veo la gracia.- le dijo. Elsa paro de reír.
-Lo siento madre.- replico.
-Cariño.- le dijo con dulzura.- mira, yo sé que es muy poco probable de que cambies de decisión, en eso eres idéntica a tu padre. Y quiero dejarte en claro que yo te ayudare en todo lo que pueda en cuanto a esta…- se madre movió su mano en círculos.- a esta boda; pero hija, creo que deberías pensarlo mejor. Y si mis cálculos son correctos tiene 99 días para eso, 99 días para buscar el verdadero amor o para simplemente cancelar esta farsa.- le dijo.-Elsa, cariño no te resignes a un matrimonio sin amor. Quiero que seas feliz.- termino de decirle. Elsa asintió mirando en los ojos de su madre un grito de súplica.
-Te prometo que lo pensare.- musito, Idun asintió con una dulce sonrisa.
-Y yo que te ayudare en todo.- le dijo.- pero dime ¿pasaste por lo que te pedí?- le pregunto cambiando de tema. Elsa sonrió tal vez más de lo que debería.
-Sí, y por cierto ¿acaso estás loca? Eran muchas cosas no pude traerlas todas.- comento, su madre pareció extrañada.
-¿Ah no?- pregunto- pensé que entraría todo en tu baúl.- comento divertida.
-Pues no lo hizo, por suerte la muchacha del lugar se ofreció a traer el resto mañana.-comento Elsa.
- Anna es muy dulce. Y la convencí de que me ayude a montar la huerta. A que es un encanto y muy bonita por cierto- agrego su madre. Elsa dejo taza de té de lado.
-Si… es bonita, pero dime ¿cómo la convenciste exactamente?- indago, su madre se puso de pie y le restó importancia con la mano.
-bueno, digamos que es tan amante del chocolate como tú y le he ofrecido unos cuantos pasteles.- dijo divertida. Elsa elevo sus cejas.
- Sabes si me los ofrecieras a mí, también hubiera aceptado ayudarte.- comento ella.
-¡oh, puedes hacerlo cariño! Estas cordialmente invitada a ayudarme todos los días, desde hoy.- le dijo, Elsa rodó los ojos. Escucharon la puerta y miraron hacia allí. Gogo entro dejando el casco de su bicicleta sobre una de las mesas de madera que había a un lado de la puerta.
-Hola, cariño.- la saludo se madre.
-Hola madre. Veo que tiene una bonita reunión aquí.- comento dejándose caer en el sofá y tomando un panecillo de crema. Elsa se sentó un poco más a su lado.
-Solo tomábamos algo de té.- le dijo, Gogo se recostó contra ella y sonrió.
-¿Acaso mamá cocino?- pregunto entusiasta. Elsa asintió.
-Un delicioso cordero.- afirmo, su hermana pequeña se puso de pie a toda prisa.
-¿A dónde vas?- pregunto Idun.
-¡A la cocina!- grito. Elsa suspiro.
-¿Qué tal si comenzamos con esa huerta ahora?- pregunto de forma cómplice su madre sonrió.
-Me parece estupendo.-
-¿Tú crees que ella..- dijo señalando hacia la cocina. Elsa asintió.
-Definitivamente estará encantada de ayudarnos.- respondió con una sonrisa la misma que su madre tenía en esos momentos.
fin del 1° capitulo.
