¡Hola!
Os traigo un pequeño Drabble rompe kokoros (?)
Aquí las Supernenas tienen 18 años... ¡Ah! Y Ken y Poochie aparecen. Aunque ellos sean de las Supernenas Z únicamente... no pude evitar meterlos. xP
— IRREMEDIABLE —
La ama.
Sí, lo sabe de sobra todo el mundo, pero ella sigue obcecada en negarlo.
Cactus lleva enamorada de Burbuja, ¿cuanto ya?, 13 años, mes arriba mes abajo. Toda su existencia. Lo sabe. Esta enamorada y esta la corresponde. Oh, claro que lo sabe.
No hace más que recordárselo a si misma mientras se recoloca la diadema verde en su cabello negro como boca de lobo, después de haber ocultado con este sus sigilosas lágrimas. Antes de admitir que había llorado, se mataría, pero no hacía falta. Pues tanto Pétalo como Ken y Poochie, a pesar de ser un robot, se habían dado cuenta. ¿Y cómo no llorar?
Sus ojos verdes seguían saludando la esquina de la habitación. Parecía un mal chiste. Ella, la mas dura e insconciente de las tres Supernenas, ni siquiera podía girar su cabeza para ver una inconsciente y muy magullada Burbuja tumbada en el centro azul de la cama que compartían las tres hermanas. Mientras Ken, con sus 13 años, y a pesar de sus conocimientos de mente privilegiada y perro robot ayudante, hacía lo que buenamente podía para hacer que su hermana se recuperase, incluso con su brazo izquierdo escallolado. Incluso aunque hubiera perdido a su padre recientemente. Los cuatro lo habían perdido.
Pues como ellas habían sido creadas a partir de la fusión de azúcar, especias, cosas bonitas y substancia X, los doctores normales no podían hacer nada por ellas.
Pétalo estaba sentada en una silla al otro lado de la estancia, viendo fijamente el trabajo de su hermano menor, animando silenciosamente, frunciendo los labios en incomodidad. Ella era la líder de las Supernenas, maldita sea, y no había sido capaz de proteger a Ken, no había podido proteger a Burbuja... no pudo salvar al profesor. Sin duda, se sentía como una mierda de líder y una mierda de hermana. Pero sabía, que Cactus se encontraba igual o peor que ella.
Decidida, se levanto de la sala llena de silencio incomodo solo roto por el respirador de la Superheroína caída, tomó la mano de su hermano menor, en un gesto de que parase de trabajar. Este le hizo caso a regañadientes, tomo a Poochie en sus brazos y se fue a su cuarto, mirando al suelo.
La pelirroja de ojos rosas simplemente negó con la cabeza, antes de salír por una de las tres ventanas para tomar aire.
Fue entonces cuando Cactus se dio la vuelta para ver a su hermana y amor cuasi secreto en un estado nada bueno.
Hervia en ira mientras se acercaba a ella.
— Lo siento, hermana —murmuró contra su frente.
Después de eso salió volando, hasta la base del maldito simio que causó todo esto.
Cuando una burbuja se topa con un cactus, los pinchos de este la explotan, irremediablemente. La Supernena verde sabía eso bien, tal vez demasiado.
Por eso, Mojo Jojo iba a sufrir de lo lindo.
¡Nos vemos!
