Resumen completo:
Suigetsu cree que Sasuke necesita algo dulce en su vida. Su amigo asocial, a pesar de ser uno de los mejores abogados del país, es un arisco que prefiere evitar las relaciones.
Bajo insistencia de Suigetsu, Sasuke decide ver una página en donde pagas por chicos para darte placer sin compromiso, esos chicos llamados Sugar Babies.
Aunque no sabía que pagar por Naruto Uzumaki le traería un cambio tan grande a su vida.
¿Será ese rubio de ojos azules aquel que logre sacarlo de su oscuridad?
Naruto necesita el dinero, no le importa vender su cuerpo con tal de conseguirlo. Pero firmar un contrato con Sasuke Uchiha significará más que sólo entregar su cuerpo. Enamorarse no está permitido en el contrato, y el pasado parece no querer dejar ir a ninguno de los dos arrastrándolos a recuerdos dolorosos.
"¿Cómo fue que te metiste en esto, dobe?"
SasuNaru / ItaDei
Disclaimer: Los personajes no son mios, le pertenecen a Masashi Kishimoto y al estudio Pierrot (el fandom arderia en yaoi si me pertenecieran).
No recibo ningun pago o monetizacion por escribir esto.
La historia es mia y viene de mi imaginacion. En todo caso, me gustaria evitar cualquier intento de plagio.
Disfruten la lectura ^^
—¿Qué te parece esta chica? —El peliblanco casi le restregaba la pantalla del celular en la cara.
—¿Puedes guardar tu teléfono? —Sasuke lo apartó frunciendo el ceño— Ya te repetí 20 veces que no lo necesito.
—Pero Sasuke... —gimoteó Suigetsu— No te das cuenta de lo frígido que estás pero yo sí, y mi cabeza sufre las consecuencias... —se quejó sobando su cabeza como si Sasuke lo hubiese golpeado.
Acostumbraba hacerlo cuando se enojaba.
—Eso es tu culpa, idiota —lo miró fijamente—. Y deberías dejar de insistir tanto si no quieres que tu parte preciada también sufra.
Le dio una mirada amenazante a sus genitales antes de prender fuego en la estufa para cocinar algo. Suigetsu tragó saliva y se recargó en la barra de la cocina refunfuñando mientras revisaba su teléfono.
—Suigetsu... —murmuró Sasuke. El mencionado se volteó a mirarlo, sus ojos lila lo observaron con atención—, agradezco tus esfuerzos por tratar de conseguirme pareja pero estoy perfectamente bien... no tengo abstinencia sexual —dijo listando todas las cosas que el peliblanco decía sobre él—, no soy asexual, no practico el celibato, pero tampoco tengo ningún deseo de reproducirme ahora mis...
—Si no te van las almejas puedes probar con pepinos de mar, Sasuke. —dijo alzándose de hombros. —Sabes que soy de mente abierta y tienes mi apoyo.
Eso le sacó una venita en la frente al azabache, quien contuvo sus ganas de lanzarle la sartén a la cabeza.
Sasuke es un famoso abogado gracias a la fama que precede de la familia Uchiha, sin embargo, su padre es un empresario exitoso, al igual que su hermano Itachi, quien se encargó de las empresas Amaterasu durante un tiempo antes de retirarse y crear su propio negocio. La verdad era que el Uchiha había logrado demasiado gracias a su propio gran esfuerzo y la admiración de muchas personas por siempre encontrar la verdad. Ahora Sasuke con su propio empleo vivía separado de la rama paterna familiar y contaba con un apartamento en el sexto piso de un edificio en la ciudad.
Suigetsu Hozuki de 37 años, el mejor amigo de Sasuke Uchiha y compañero desde la secundaria, le molestaba con conseguir pareja desde hace meses.
Ese día Suigetsu había decidido quedarse a beber en su apartamento; y sí, Suigetsu fue quien lo decidió ya que sin pedir permiso entró, y después de agarrar una cerveza de la nevera, decidió molestarlo revisando una aplicación de citas.
Éste creía que su amigo había hecho un trato con Satán para aguantar tantos meses sin sexo. Sobre todo con tantas chicas detrás de su virilidad.
—Es que no te entiendo Sasuke... —dejó de mirar el teléfono para observarlo freír unos huevos.
—Me molestas Suigetsu, eso es todo lo que tienes que saber.
—No, no. —negó con la cabeza. —lo que no entiendo es ¿por qué si tienes a tantas chicas tras de ti simplemente no te coges a una? estoy seguro de que no les importaría pasar una noche contigo sin compromiso.
Sasuke suspiró. Estaba empezando a perder la compostura.
—Te lo voy a explicar fácilmente... –observó a su amigo– No. Quiero. Ninguna. Relación. —específico cada palabra apuntándolo con la espátula– No importa si sólo es una noche, a las chicas no les interesa eso. Ellas sólo quieren presumir que se acostaron con el "famoso" Sasuke Uchiha e inventar rumores que me terminarían metiendo en problemas... –hizo una pausa mirando hacia el techo– No necesito a alguien así en mi vida... lo sabes más que nadie...
Volvió a la cocina mientras Suigetsu seguía navegando por internet. Claro que lo sabía, era su mejor amigo después de todo; el que lo vio pasar por muchas cosas y lo ayudó a salir de la mayoría. Lo entendía a la perfección. Pero desde hace tiempo ya no era sólo por el sexo.
Estaba cansado de ver a Sasuke de esa forma.
Podrá ser el mejor abogado y el más reconocido pero para todos excepto para él, parecía alguien arisco, reservado... y asocial. Y ya que la única persona con quien lo habían visto salir era con Suigetsu, era común que personas se le acercarán al peliblanco interesadas en conocer más sobre su sexy amigo. El desgraciado tenía mil chicas (y chicos) babeando por él pero ni una mirada les daba.
Suigetsu pensaba que sólo necesitaba encontrar a alguien. Alguien que le mostrase que el mundo era más que sólo trabajo. Quería ayudar a su amigo desesperadamente.
Aunque se conformaba con que dejara de golpearlo cada vez que hacía alguna broma sobre lo frígido que estaba.
Si, su lindo cuerpesito no soportaría más golpes...
—¿Y... si lo intentas con un chico? –sugirió mirando su celular– Más concretamente ¿con un Baby?
—¿Baby? –dijo alzando la ceja– ¿Ahora me crees pederasta?
Suigetsu soltó una carcajada. —No seas idiota, me refiero a un Sugar Baby. —miró la cara de confusión de su amigo con una sonrisa– Existe una página en donde puedes pagar por el tiempo que quieras tener a un chico que te satisfaga sexualmente.
–Suigetsu...
–¡Shhhh! Déjame terminar –le advirtió con la mirada–. Ambos firman un contrato de confidencialidad, y en ese tiempo la persona que elijas puede vivir contigo o visitarte para tener sexo sin involucrarse en tu vida. Puedes hacer lo que más desees sin que exista nada más entre ustedes dos. –Procedió a explicar.
—¿Me estás sugiriendo que traiga a un desconocido a MI departamento sólo para que cumplas tu capricho? –Le preguntó frunciendo el ceño.
Sasuke lo meditó un momento. No podía creer lo que Suigetsu le acababa de decir.
Llevaba mucho tiempo molestándolo con conseguir pareja, arrastrándolo con él a fiestas y presentándole a chicos y chicas para que al menos tuviera sexo. Se esforzaba demasiado y entendía que quizás era por todo el tiempo que llevaba sin tener acostarse con alguien, lo entendía.
¿Pero un contrato con un desconocido para tener sexo sin compromiso? ¿Y era confidencial? Él era abogado, por supuesto que entendía lo que trataba de sugerirle, sin contar con la similitud entre eso y las prácticas sexuales que solía hacer.
Pero eso era demasiado, Suigetsu se había puesto como meta involucrarse en su vida sexual.
–No es eso –le dio una mirada dolida–, sabes más que nadie cuánto me preocupo por ti... –bajo la mirada– Pero el mundo es más que sólo ir a la corte y presentar tu declaración frente al juzgado. Necesitas diversión Sasuke... tienes 30 años, eres guapo y rico, deberías aprovecharlo al máximo. –le miro con el ceño ligeramente fruncido y la boca como una fina línea.
–Sabes perfectamente que dejé ese tipo de prácticas hace años. No quiero volver a ellas... además, no sabes con cuánta gente ha tenido sexo y si es un acuerdo falso. ¿Y si me contagio con alguna enfermedad? –Frunció el ceño.
–¡Puedes pagar por alguien virgen! –dijo casi perdiendo la compostura– Escucha, no lo pienses demasiado –suspiró–. Yo he pagado por ese servicio antes, sé como funciona, y si no supiera que es completamente seguro no te lo sugeriría. –Lo miro con determinación– Si confías en mi al menos piénsalo, no quiero ver a mi mejor amigo pasando toda su vida sin mover el tractor por ser un asocial de mierda.
Sasuke apagó el fuego de la estufa y se recargo contra la barra cerrando los ojos, necesitaba despejarse.
Sabía que Suigetsu estaba intentando ayudarlo. Él lo vio pasar por "esa" situación hace años y sabía más que nadie que Sasuke no quería verse envuelto en ningún escándalo... Si lo pensaba a fondo, probablemente no era tan mala idea. Tenía experiencias con este tipo de contratos, y al serlo podría evitar que cualquier palabra saliera fuera de estas paredes, además tendría compañía... y a alguien que podría satisfacer sus deseos... ¿Pero sería capaz de si quiera llevarse bien con alguien a quien nunca ha visto? ¿Sería prudente traerlo a su departamento y usarlo sólo como juguete sexual? ¿Sobre todo a alguien virgen...?
Él tenía una clara experiencia sobre el sexo.
En el pasado le gustaba usar la dominación para recibir placer, y claro que sabía cómo hacer sentir bien, tanto a chicos como chicas. Pero tenía principios, no quería forzar a nadie, y mucho menos herirlo en su primera vez.
Era debido a esa experiencia, que sabía como tratar con personas de una sola noche. Entendía que no eran sólo sus juguetes sexuales, y después del sexo siempre los trataba con respeto. Pero hubo un percance, una historia que le hizo alejarse de ese tipo relaciones.
Suigetsu lo sabía. Y no quería volver a repetirla.
–No es necesario que me respondas ahora... –abrió los ojos mirando al chico de ojos lila frente a él, éste le observaba de brazos cruzados– Sé lo difícil que es para ti salir de tu zona de confort. Entiendo que no has querido intentarlo por lo que pasaste hace años y que dejaste atrás ese tipo de prácticas... Pero piénsalo Sasuke. –le miró con ojos suplicantes– ¿Qué puedes perder?
"Mi orgullo." Pensó Sasuke sarcásticamente.
Una parte de él quería pensar que era una buena idea. Que quizás lograría volver al mundo que dejó y hacer como si nada hubiese sucedido, pero no podía ignorar el hecho de que aquel error le costó muchísimo, y si por algún accidente volvía a costarle demasiado, no sabía como saldría de eso.
Pero por otra parte, aunque no pensaba que fuese buena idea, y aunque creía que cometería una locura si volvía a ese tipo de vida, quería intentarlo. Quería arriesgarse a volver a conocer los viejos deliciosos placeres que dejó olvidados.
¿Entonces por qué no darle una oportunidad?
Considerarlo. Dejar de lado todo prejuicio y dar un paso adelante.
Sin miedo. Sin dudas.
Si algo sucedía tenía el apoyo y la palabra de su mejor amigo, y eso era lo único que realmente le importaba. No le interesaba lo que dijeran las demás personas sobre su vida sexual.
Podía hacer lo que quisiera con ella.
Hubo unos segundos de silencio en los que Suigetsu casi se come las uñas esperando respuesta. Sasuke se mantenía con la mirada perdida y el peliblanco tenía ganas de agitar sus hombros para comprobar si seguia respirando.
–De acuerdo– murmuró el azabache de manera casi inaudible–. Muéstrame esa página. –Desvió la mirada hacia el suelo.
Los ojos de Suigetsu se iluminaron. Repentinamente rodeo la barra y se lanzó hacia Sasuke con los brazos abiertos y una gran sonrisa en su rostro. Sasuke trató de quitárselo de encima y luego de hacer un esfuerzo por recuperar de nuevo su espacio, el peliblanco se separó y corrió a tomar su celular.
Los ojos de Sasuke examinaron la página web que mostraba la pantalla. "Sugar Babys' Konoha" era el título que la adornaba con un color de letras verde resplandeciente.
Suigetsu se metió a una sección en donde se podía ver una lista de chicos vírgenes. Cada uno contaba con su foto y su información básica (Nombre - aunque era un apodo-, edad, sexo, etc.).
–Sólo necesitas elegir a alguien de la lista, yo me haré cargo del resto. –Le dijo Suigetsu. Su sonrisa aún reflejándose en su rostro.
Sasuke sacudió la cabeza aún con ciertas dudas y tomó el teléfono entre sus dedos. Desplazó la pantalla observando el perfil de cada persona que mostraba pero a pesar de haber chicos guapos, ninguno le llamaba la atención.
Todos parecían demasiado... artificiales. No sabía de qué otra forma describirlo.
Cada uno tenía un rostro suave y ojos grandes, se veía que eran sumisos natos, pero el detalle más característico era que parecían sacados de una revista para chicas adolescentes. Bien peinados, con labios rojizos, nariz fina, pose de idol... algunos hacían un puchero tratando de parecer tiernos.
No había que ser un genio (o un abogado experto en reconocer falsedades, en este caso) para darse cuenta de que todos falsificaban su perfil con tal de ser escogidos y ganar dinero.
Su ceño se frunció. No le llamaba la atención alguien tan falso que se escondía bajo efectos visuales.
No era que no lo entendiera, sabía perfectamente que necesitaban el dinero por sus propios motivos, y los estándares de belleza en la sociedad moderna se basaban en la cantidad de "mg" que tenías en redes sociales.
La mayoría de las personas siempre usaban efectos sobre las fotos para ocultar sus imperfecciones del resto del mundo, deseando ser más escogidas por la belleza exterior que deseaban ser.
Y estas personas sólo deseaban ser escogidas también, aunque por diferentes razones.
Pero no sería por él. Si iba a pagar por ese contrato al menos quería encontrar a alguien normal.
Que no usará efectos, ni hiciera poses ridículas. Podría ser un arisco (como lo llamaba Suigetsu), pero mientras más bajaba por la pantalla, menos ganas tenía de seguir viendo.
Sin embargo, se detuvo.
A punto de salir de esa página, perdiendo las ganas de seguir buscando y a punto de echar a Suigetsu de su casa, observó un par de ojos azules y un cabello dorado que lo miraban desde una fotografía. Dio click e instantáneamente dejó de pensarlo demasiado.
Se maravillo, observando embelesado el perfil de ese chico rubio que tenía tres marcas en cada mejilla; eso fue lo que, a su parecer, le hacía destacar entre todos los demás, pero no era sólo eso.
Entre todos los chicos castaños que vio mientras deslizaba el dedo, este chico de nombre clave "Kitsune"¹, poseía una belleza que ninguno de los otros chicos había poseído. Su rostro tenía una sonrisa que le hacía recordar al sol, y las marcas en sus mejillas se acentuaban dando a conocer que no se avergonzaba de ellas, es más, le enorgullecían.
Sí, podía reconocer eso y más. Por algo había llegado a ser uno de los mejores abogados del país.
Ese pequeño kitsune poseía una belleza natural.
Y una singularidad hermosa que lo dejó observando con ternura su imagen por un rato. Cosa que Suigetsu notó con rostro sorprendido.
–Veo que ya escogiste. –Suigetsu le habló repentinamente sobre el hombro mirando la foto de "Kitsune", haciendo sobresaltar a Sasuke– Y es muy lindo, excelente.
Le quitó el teléfono de sus manos, Sasuke lo miro frunciendo el ceño, él quería seguir leyendo la información que aparecía en el perfil pero las palabras de Suigetsu captaron su atención mientras tecleaba mirando la pantalla.
–Muy bien, Sasuke –después de un rato lo miro–. Conoce a Naruto Uzumaki –le lanzó el teléfono–, a partir de mañana vendrá a firmar el contrato contigo y vivirá aquí durante un mes. Espero que lo disfrutes. –Le guiñó un ojo.
En realidad Suigetsu esperaba más que simplemente disfrutará. Había visto la cara de Sasuke... esa expresión que había olvidado que podía hacer. Su mirada que nunca se veía perturbada había cambiado a una mirada más cálida, y eso lo había dejado totalmente soprendido.
¿Realmente existía alguien capaz de provocar esa mirada en su amigo? Este chico... Uzumaki. Puede que él sea la clave para cambiar al apático de Sasuke después de todo.
Sólo esperaba que nada saliera mal.
Sasuke observó la pantalla, en ella aparecía el mensaje de confirmación "PAGADO" en letras mayúsculas bajo la foto del ahora nombrado, Naruto Uzumaki (aparentemente el nombre y demás detalles eran secreto hasta que hacías el pago), todo a nombre de Suigetsu Hozuki.
Frunció el ceño y lo miro.
–¿Qué? –Le preguntó el peliblanco alzando una ceja– No te di tu regalo de cumpleaños.
Una venita volvió a aparecer en la frente de Sasuke. –Suigetsu... mi cumpleaños es dentro de dos meses...
Suigetsu sonrió nervioso, era mejor calmar a su amigo antes de que ocasionara algún accidente. –¿Feliz cumpleaños adelantado?
Sasuke le golpeó el hombro mientras el peliblanco soltaba un gemido de dolor. No le gustaba que alguien más pagara las cosas cuando era su decisión. A partir de mañana, él mismo se encargaría de cuidar de Naruto Uzumaki.
De repente la idea de convivir con un desconocido no le parecía tan mala.
Luego de haberlo hecho, las dudas se habían esfumado, dando rienda suelta a su imaginación, pensando en las cosas que podría hacer con ese hermoso gatito de ojos azules.
Hasta podría ser divertido.
Suigetsu sonrió de oreja a oreja viendo la pequeña sonrisa que le daba Sasuke a su pantalla, sin saber que a partir de ese momento su futuro cambiaría de una manera inimaginable.
...
Dos semanas antes, cierto rubio, particularmente distinguido por sus tres marquitas en la cara, se encontraba en el hospital Katsuyu.
La gente pasaba por su lado observando su rostro, y algunos no podían evitar preguntarse si esas marcas que perfilaban sus mejillas eran reales o estarían pintadas.
Pero Naruto no estaba ahí para ser exhibido.
Se acercó a la recepción y se recargo sobre la barra que lo separaba a él y a la secretaria. –Hola, vengo a ver a Kushina Uzumaki. –dijo sonriendo.
La secretaria rubia se sonrojo un poco al notar la mirada del chico. –Al final del pasillo, segunda puerta a la derecha. –Le contestó con una sonrisa que pretendía ser coqueta.
Naruto le agradeció, se alejó de la chica y camino mientras observaba el número de las puertas a cada lado.
Kushina Uzumaki era la única familia que tenía desde que su padre falleció. Llevaba un tratamiento de quimioterapia y Naruto visitaba casi todos los días el hospital después del trabajo.
Había abandonado la escuela, y no le importaba.
El tratamiento de su madre le había quitado las oportunidades de pagar la colegiatura, y a pesar de haber perdido unos años, esperaba poder recuperarse después de ayudarla. Nunca perdía las esperanzas.
Cuando llegó a la segunda puerta notó que estaba cerrada, se extrañó pero decidió llamar.
El sonido de unos toques en la puerta alertaron a la doctora de que alguien venía a ver a la mujer. Abrió la puerta encontrándose con un joven rubio de ojos azules que lo miraban interrogando qué hacía ahí.
–¿Quién es usted-ttebayo? –Preguntó con los ojos entrecerrados.
La mujer sonrió tristemente, seguramente era su hijo. –Mucho gusto, debes ser el familiar de la señora Kushina. Ahora mismo ella está durmiendo, pero yo soy la doctora Tsunade, estaba a punto de llamarte –dijo mientras salía de la habitación cerrando la puerta–, acompañáme un momento, por favor.
Naruto siguió a la enfermera hasta el pasillo. –¿Usted supervisaba a mi madre?
–Si... –dijo Tsunade– Sabes que la señora Kushina fue ingresada debido a unas anomalías en sus últimas revisiones... poco tiempo después me llamaron a mi para vigilar su tratamiento con quimioterapia –tomó aire para lo que iba a decir–. Seré directa. Lamento informarte que el tumor hipofisiario empeoró, y de seguir así... afectará su visión y su estado físico. Podemos seguir interviniendo con quimioterapia pero sería más segura una cirugía en donde se pueda extirpar el adenoma... –hizó una pausa mirando al chico– Entiendo que el costo es elevado y pareces muy joven para contar con los recursos, pero... tiene que hacerse lo más pronto posible.
La doctora Tsunade le mandaba una mirada triste mientras le contaba la noticia, sabía que la señora Kushina había perdido a su esposo, y su hijo era el único familiar que tenía de acuerdo a sus registros.
Naruto se quedó de piedra. Parecía que el tiempo se había detenido para darle la peor noticia de su vida. ¿Era una broma, verdad? Tenía que ser una maldita broma.
¿Cómo pasó esto? ¿por qué tenía que sucederle todo aquello a la única familia que le quedaba?
Sentía las lágrimas acumularse en sus ojos pero no quería derramar ninguna, sabía lo costosa que sería la cirugía, ya le habían informado que si la quimioterapia no funcionaba tendría que pagarla... pero no podía costearsela, no podía... y se sentía impotente porque su madre lo necesitaba en esos momentos y él era tan tonto que el único empleo que había conseguido apenas le permitía vivir.
Tsunade observó como la mirada de ese chico perdía su brillo. Decir noticias malas era parte de su trabajo, pero nunca podía acostumbrarse. Se despidió después de recordarle que la cirugía debía hacerse en el menor tiempo posible. Sabía que el chico necesitaba un momento para asimilarlo y lo observó salir por las puertas del hospital con la cabeza gacha ocultando su mirada con el flequillo.
"Probablemente se siente abatido. Pobre chico." Pensó Tsunade tristemente antes de perderse en la labor del trabajo.
...
–Naruto, tienes que comer algo... a Kushina no le gustaría que te mueras de hambre. –El pelinegro lo miro con el ceño fruncido.
–No tengo hambre Shikamaru, sólo quiero dormir... –La mirada de Naruto se perdía entre la multitud de personas que pasaban frente a la ventana.
Después de enterarse de la noticia no pudo hacer otra cosa más que acudir a su mejor amigo, Shikamaru Nara. Éste lo escucho hasta que termino de desahogarse, y después de consolarlo y animarlo un poco lo llevó a un restaurante de ramen llamado Ichiraku.
Naruto siempre se animaba con un buen tazón de ramen, aunque este día parecía ser la excepción.
Shikamaru suspiró, era muy extraño no verlo con su habitual y contagiosa sonrisa. –No conseguirás nada sin comer, sabes que te apoyaré en todo lo que necesites pero si quieres ayudar a tu madre primero tienes que estar bien tú. –Conocía bien a su amigo para saber que se saltearía las comidas por sentirse abatido.
Naruto le observó, Shikamaru estaba a la espera de una respuesta, sabía que estaba actuando como un niño, pero se sentía detestable. Había tenido ocho trabajos, y ahora el único trabajo que le quedaba era como repartidor de pizza. Apenas le alcanzaba para vivir, pagar la renta y pagar el tratamiento de su madre. Conseguir tanto dinero en tan poco tiempo era imposible, a no ser que...
La mirada de Naruto cambio a ser una de seriedad, el pelinegro le miro con interrogación, esa mirada no significaba buenas noticias.
–Shikamaru... voy a vender mi cuerpo. –declaró.
Nara no pudo evitar escupir el bocado de ramen que se había llevado a la boca. ¿Había escuchado bien?
–Naruto... –Le advirtió– ¿No estarás pensando en... prostituirte... verdad? –Lo miraba con los ojos abiertos de par en par.
Naruto sonrió rascándose la mejilla. –Es la manera más rápida de conseguir el dinero –su mirada se volvió triste–. No me gusta la idea, sabes que siempre he visto eso como algo absurdo, p-pero –titubeó mirando a los ojos a su compañero–... ahora lo entiendo. Entiendo por qué las personas que no tienen nada, como yo, se arriesgan en este tipo de vida por dinero. –bajó la cabeza– No puedo dejar morir a mi madre Shikamaru. He pasado por demasiadas cosas, no puedo perder a mi familia tampoco...
Shikamaru observó la mirada triste del rubio, que no había probado bocado de su plato favorito. Debía estar loco por siquiera considerar su idea, él era extremadamente inteligente y sabía que la prostitución no era la forma de solucionar el problema.
El rubio había sufrido mucho cuando supo que su padre murió, y poco después su madre tuvo que buscar empleo mientras cuidaba a un niño de 2 años sola. Naruto se había encargado de ayudarla, estudiando después de pasar por muchas otras cosas, y cuando parecía que todo saldría bien su madre enfermó y tuvieron que hospitalizarla. Shimakaru, siendo su amigo, trató de convencerlo de no dejar de estudiar, pero el precio del tratamiento fue tan alto que Naruto no pudo evitar destrozarse.
Sin embargo, entendía la situación por la que pasaba su mejor amigo, después de todo, el mayor sufrimiento de Naruto se remontaba a las marcas en sus mejillas, y él sabía más que nadie por todas las tragedias que había pasado. Lo admiraba por siempre sonreír y caminar con orgullo, de no dejarse amedrentar por nadie. No quería verlo siendo la diversión personal de alguien que sólo lo lastimaría.
–Piensa bien en esto Naruto... no estamos hablando de un trabajo, estamos hablando de ti –lo miro seriamente–, tu cuerpo no debería ser usado como juguete sexual por idiotas que podrían dañarte –tragó saliva–. No quiero que sufras de nuevo...
–Shikamaru –lo detuvo, su mirada reflejaba determinación–. Estoy aterrado, no sé que hacer. Mi madre es lo más importante que tengo en el mundo, y si la pierdo... –bajo la mirada negando con la cabeza y la subió de nuevo– No quiero hacer esto más que tu, pero... escuche que existe la forma de hacer un contrato. Un contrato legal que evita que sea dañado. De esa forma podré conseguir el dinero y darle a mi madre la cirugía que necesita lo más pronto posible, sólo necesito investigar un poco. –sonrió.
Shikamaru alejó su mirada de Naruto y la dirigió a la multitud de la calle.
Era un día hermoso, resplandeciente, observó a las personas enfrascadas en sus propios problemas, los niños que tomaban las manos de sus padres, las mascotas paseando por sus dueños... y luego miró a Naruto Uzumaki, ese chico torpe que le estaba dando dolor de cabeza.
–Que fastidio –suspiró–. Si tan dispuesto estás en conseguir el dinero de esa forma, lo mejor será que estés a salvo.
Vio la primera sonrisa de Naruto en todo el día y no pudo evitar sonreír también. Ese chico tenía algo, siempre terminaba a su lado a pesar de todas las tonterías que hiciese.
–Gracias Shikamaru –Le dijo sonriendo–. Eres la única persona que podría apoyarme en algo como esto...
–Idiota, no te voy a apoyar. –dijo terminando su tazón de ramen.
Naruto se sorprendió. –¿Eh? Pero...
–Voy a hacer más que eso, voy a asegurarme de que no termines muerto en algún callejón o río –hizo una pausa para mirarlo–. Te voy a llevar a la agencia para Babies, Konoha.
La mirada de Naruto pasó de sorprendida a analítica, y después a una aún más sorprendida que antes.
¿Agencia Konoha? ¿Babies? ¿Muerto en un callejón?
¿De qué diablos estaba hablando Shikamaru?
Naruto observó curioso el rostro decidido de su amigo. Apenas sin entender que el futuro algunas veces puede jugarnos una broma, pero el destino siempre se encarga de poner todo en su sitio.
¹ Kitsune: En Japón, kitsune significa zorro, y representa a un espíritu del bosque con forma de zorro que se encarga de cuidar los bosques y las aldeas. Es metamorfo, o sea, puede convertirse en una joven y bella mujer, en un hombre anciano, o incluso emular la apariencia de algún ser humano específico.
¡Hola! ¿Qué les pareció el prólogo?
Como vieron, es una pequeña introducción para que comprendan los motivos de ambos personajes, en los próximos capítulos veremos la relación entre ambos, su pasado y su desarrollo.
Subiré los demás capítulos que tengo actualizados desde mi cuenta de Wattpad, pero me gustaría saber lo que opinan de la historia hasta ahora. Así que no olviden dejarme un review, toma sólo unos minutos y me ayuda muchísimo :3
Gracias por leer ~
