DISCLAIMER: Katekyô Hitman Reborn no me pertenece, sino a Akira Amano.
Lo escrito es por entretenimiento y sólo eso.
Yamamoto era definitivamente una de las personas a las que es difícil verlo sin una sonrisa en sus labios. Incluso cuando estaba en la clase más complicada, prestando atención a nada, sus labios estaban curvados mostrando aquel gesto.
Y aquello no era lo único. Takeshi, si bien no era bueno en las materias escolares, era un excelente deportista, totalmente dedicado al baseball. Era tal su dedicación a dicho deporte, que cuando jugaba se olvidaba de cualquier otra cosa.
No hay que explicar el por qué era bastante popular en su escuela. Su trato era amable y parecía confiar en todo mundo. De acuerdo, tal vez no lo parecía, confiaba en todo mundo. Y si bien aquel detalle no fuese totalmente beneficioso para él, no parecía tener demasiada relevancia cuando todos lo trataban de la misma forma en que él lo hacía.
Todos… Hasta que conoció a cierto albino.
Parecía ser un día cualquiera, seguramente aburrido con aquel profesor de matemáticas que los haría dormir apenas empezando el horario de esa mañana. Él estaba en aquel momento más enfocado en recordar que aquella práctica matutina la logró en un par de minutos menos. No parecía gran cosa, pero para el moreno era algo, si bien no loable, al menos era un indicio que mejoraba su velocidad.
Giró su rostro cuando escuchó hablar al profesor, quien presentaría a un nuevo alumno. Le pareció curioso, en la escuela de Namimori no solían suceder muchas transferencias, menos aún de alguien de Italia. ¿Qué tan popular era el baseball en Italia?
Apenas se dio cuenta que había vuelto a perderse en sus pensamientos cuando unas muchachas comenzaron a dar gritos emocionados. Parpadeó repetidas veces antes de volver a enfocar su mirada en el nuevo muchacho.
Ladeó levemente el rostro, aquel color de cabello era bastante inusual. Rió entre dientes pensando en lo extraño que él mismo se veía con aquel color. Pero había algo extraño en el muchacho, más allá del color de su cabello o sus esmeraldas orbes.
No parecía nada complacido ni por los ahora murmullos de las muchachas, ni contento de estar en aquella escuela. Es más… Parecía realmente cabreado. Se preguntó si tuvo algún problema apenas llegó a Japón. Observó como el muchacho caminó directamente hacia donde su mirada había estado dirigida desde el inicio.
¿Qué había sido eso? Advirtió como un bajo joven castaño había sido empujado de su carpeta, no notó su rostro, pero se percató que por poco cae de su silla. Suspiró aliviado cuando pudo mantener el equilibrio.
Se preguntó si ya se conocían, si habrían tenido alguna rencilla antes. O quizá el muchacho era algo torpe con su cuerpo y era demasiado tímido para disculparse. Además, estando de mal humor no habría sido sencillo dar una sincera disculpa, ¿cierto? Ya lo haría en el receso.
Sí, Yamamoto Takeshi era alguien que ponía las buenas intenciones de las personas sobre las malas.
Debido a que solía quedarse hasta tarde con las prácticas podía ver algunas cosas que muchos otros alumnos se perdían.
Fue total coincidencia que supiese sobre la batalla de Kendo días atrás, pues había gente susurrando sobre ello en todas partes. Sabía que se trataba de alguien que al parecer tenía cero oportunidades y esperaba que no se tratara de una pelea iniciada por un bravucón solamente para demostrar su fuerza.
Pero quedó totalmente admirado al presenciar que el muchacho al que llamaban "bueno-para-nada" ganase. Recordaba al muchacho, estaba en su salón, aunque hasta aquel momento no se habían hablado. Le pareció algo totalmente laudable su logro. Eran pocas las personas que demostraban aquel valor, y definitivamente Tsuna, como ahora sabía que se llamaba, lo tenía.
Y no fue lo único que supo de Sawada. ¡También participó en el torneo de voleyball! Realmente le parecía que el apodo que le pusieron era algo totalmente inaceptable. Para alguien que demuestra ser talentoso en más de un campo. Realmente pensaba que era asombroso.
Él sólo era bueno en baseball. En sus cursos podía salvarlos por tener una inmensa suerte a la hora de dar respuestas. Acertaba la mayoría de veces y aquello lo ponía a salvo.
Por ello no dudó en dejarlo participar en clase de deporte. Quería verlo jugar baseball, a lo mejor y también era excelente en eso. Pero no fue así, y si bien sus compañeros de equipo se quejaron, pues el equipo perdedor se quedaba a limpiar el lugar y guardar los implementos, a él no le pareció mal.
"Bueno, no se puede ser bueno en todo, ¿cierto?"
De todas formas, seguía pareciéndole alguien admirable. Al parecer había pasado de no ser bueno en nada a comenzar a demostrar sus talentos. Y él, él estaba perdiendo tono en cuanto al baseball. No lo demostraba, pero realmente era algo que lo tenía preocupado.
Decidió pedir consejo a alguien fiable: Sawada Tsunayoshi. Y coincidió con el moreno cuando el más pequeño dio su consejo. Sí, debía esforzarse más.
Miró al castaño como recordando de pronto algo. Ah, ¡claro! Él fue quien casi cayó de la silla por la torpeza del estudiante transferido. Se preguntó si todo estaría bien ahora. Bien, eso podía preguntarle después, si el muchacho italiano ya había podido hacerse amigo de Tsuna entonces estaría en buenas manos, si no… Pues podrían buscar una forma para que se adapte.
Practicaría aquella tarde hasta que el último rayo de sol se ocultase. O al menos eso iba a hacer. Luego de tres horas de práctica, el alto joven tuvo un accidente.
Fue llevado al hospital donde le dijeron que tendrían que enyesar su brazo. Casi pudo sentir como el estómago tenía un hoyo. Aquella noche la pasó pensando en que haría a la mañana siguiente, estuvo horas en su habitación, observando a través de la ventana a la nada, sus pensamientos volviéndose cada vez más oscuros. Cuando por fin logró conciliar el sueño, había tomado una decisión.
Pensar en quitarse la vida es algo exageradamente drástico, pero realmente para Yamamoto DEBÍA ser así. ¿Qué otra cosa podría ser si no jugaba baseball? Pero, su nuevo amigo le haría notar que no podía hacer algo así. Al principio malentendió sus palabras, pero no era parte de su personalidad aquello, sólo era que se sentía sin salida.
Hablar más del tema, ser más detallado no es necesario, basta con decir que el moreno no volvería a tener un pensamiento así. Aquel día habló mucho tiempo con Tsuna. Ahora que no podía jugar baseball podía pasar más tiempo hablando con sus amigos.
Takeshi le preguntó por Gokudera, sí, aún recordaba el nombre del italiano, tal vez porque muchas de las muchachas lo repetían constantemente. El castaño sonrió nerviosamente y explicó con dificultad que no pasaba nada malo y se apresuró en cambiar el tema al que era la debilidad del otro: Baseball.
Varios días pasaron, su lesión estaba casi totalmente recuperada y, ese día, en la escuela, el estudiante transferido le citó para conversar. ¿Sería algo referente a Tsuna? Ahora que lo pensaba, no sabía el cumpleaños de éste y bien podría ser el por qué fue llamado.
Mas luego de unos minutos de ver que Hayato se dedicaba a verle como si tuviese algo raro en él, se decidió a empezar la plática, e incluso le ofreció un poco de leche, pues siempre que había visto al italiano llevaba un rostro fiero y pensó que podría ser frustración, la cual es debido a una baja ingesta de calcio.
Luego apareció Tsuna junto al que consideró su hermano y comenzaron un juego realmente divertido de "mafia". Divertido y muy realista, lo que finalmente le daba más emoción al juego.
Ya habíamos aclarado que Yamamoto piensa lo mejor de la gente, ¿verdad?
Luego de aquella recreación que le pareció absolutamente sorprendente para ser creada por un niño tan pequeño como Reborn, el moreno fue aceptado como miembro de la familia.
"Vaya que juego más entretenido, no estaría mal volver a jugar con el niño", pensó antes de ser sorprendido por el fuerte agarre de Gokudera.
–Buen trabajo.
Fue lo único que dijo pero esta vez sonriendo. Aquello le fue incluso más sorpresivo. Por la forma en que había actuado al principio, imaginaba que diría algo más brusco.
Pensó que, después de todo, el muchacho era simplemente tímido. Así que decidió bromearle cuando comenzó a decir sobre "la mano derecha del décimo".
Comenzaron una "pelea" que era bastante divertida según su punto de vista. Tal vez no era la usual forma en que se llevaba con sus otros compañeros de clase, pero era definitivamente entretenido.
Se despidió de los muchachos pues ya empezaría su práctica de baseball y no debería llegar tarde al club.
–Al parecer las cosas van a ser más interesantes este año –se dijo con una ligera sonrisa. De alguna manera en aquel momento se sentía bastante bien, más de lo usual y su amplia sonrisa lo demostraba–. ¡Bien! ¡A hacer un home run!
Bien, este capítulo es la base. Intentaré ser fiel al manga, pero realmente puede que me adelante algunos capítulos que no considere demasiados importantes (además, no quiero leer todo el manga de nuevo x_x). Aquí doy más que nada la presentación de Yamamoto y el como conoció a Tsuna y Gokudera.
Los primeros capítulos puede que no tengan más que toques apenas notorios de 8059 debido a que estos dos se están conociendo, así que, paciencia xD ¡Gracias por leer!
