Harry lo sabía.

Harry Potter estaba de pie junto a la ventana de su despacho, con los brazos cruzados mirando a sus hijos jugar en el patio trasero.

Desde que asumió como jefe del departamento de Aurores, decidió que todo el trabajo administrativo lo realizaría desde la comodidad de su despacho. De esta forma podría compartir más con sus hijos y ayudar en la mansión Potter ahora que Ginny por motivos de su trabajo tenía que viajar más seguido para cubrir partidos de Quiddicht fuera del Reino Unido.

Entre todos habían animado a Ginny a que saliera a cubrir más noticias deportivas fuera de Londres, especialmente ahora que los niños estaban más grandes. James ya llevaba dos años en Hogwarts, Albus entraría en dos semanas más, y solo estaría quedando la pequeña Lily de 9 años con ellos. Y Harry habia derrotado a Voldermort, no una, si no que dos veces. Por lo cual cuidar de sus hijos suponia que seria bastante más sencillo.

Lo que no esperaba Harry, era ese sentimiento de preocupación, y por primera vez en años no eran problemas ministeriales, si no que se trataba de su hijo menor. Albus. Habían veces en las cuales sentía que su hijo de tan solo 11 años, era un misterio, estaba seguro que pensaba y creia en cosas que no se daba el tiempo de compartir. Tenía esa mirada o esa palabra justa que demostraba que el sabia más de lo que la gente pensaba.

Y él sabia que su hijo no buscaba demostrar superioridad en ello, solo era su forma de ser. Una forma de ser que era difícil de catalogar, porque Albus no era tímido, pero si callado. Albus era tierno y dulce, pero se mantenía frio ante cualquier problema. Albus era valiente, se enfrentaría a cualquier situación en que sienta que hay una injusticia o haría lo que fuese para defender a los suyos, pero no se arriesgaría a nada que no pensará que tiene todas las herramientas para ganar.

Harry suspiró , quería que su hijo le necesitase, quería que llorará para abrazarlo, quería que le preguntara sobre algún ejercicio que no comprendiera, pero Albus hacia todo solo.

No sabía si estaba pensando en todo aquello porque estaba nostálgico, dado que su segundo hijo estaba pronto a marcharse a Hogwarts, o porque él sabía lo que sucedería cuando Albus se marchase, y él no podría estar ahí cuando probablemente por primera vez, su hijo le fuese a necesitar.

Mientras que con James todo era más fácil, James era conversador, histriónico, preguntaba todo, y cuestionaba todo, podía quedarse conversando horas después de la cena, sobre lo que hizo en el día, o sobre lo que haría al día siguiente. James era extremadamente inquieto, Harry sabía que el mayor problema que le acarraría sería una que otra amonestación por su conducta, a veces muy poco seria y un tanto traviesa. Pero aparte de eso, James era un libro abierto, se podía escuchar su risa por toda la casa cada vez que algo le parecía gracioso, como también se enojaba bastante seguido, pero toda y cada una de sus emociones estaban a flor de piel y sus padres sabían leerlas y tratarlas fácilmente.

Lily, desde muy pequeña había demostrado una dulzura que solo iba en incremento a medida que sus hermanos crecían y la consentían en todo, al igual que sus padres. Pero no se aprovechaba de esto para convertirse en una niña mimada, sino que lo agradecía con sonrisas, abrazos, y muchas cartas de amor para todos los integrantes de la familia. Y si bien con James tenían una relación muy hermano mayor-menor, con Albus era diferente, tenían una relación de complicidad que Harry no debería hacerlo, para envidiaba.

Porque por más que tratará, había muchas ocasiones en que Harry Potter no podía leer los pensamientos y/o emociones de su hijo. Y esta era una de ellas. Él sabía que Albus entre las cosas que más amaba era jugar Quiddicht, cada vez que tenía la oportunidad de jugar era el primero en correr para agarrar la mejor escoba, pero ahora mientras sus hermanos y primos jugaban, él observaba sentado, observando todo detenidamente, sin ninguna expresión en su rostro.

- - Al, porque no estás jugando? James te estuvo molestando de nuevo?- Cuando ya no pudo más de la duda, bajo hacia el patio y se sentó junto a su hijo.

El pequeño Potter se sobresaltó al sacarlo de su estado de concentración, pero al girar hacia su padre, sonrió con un brillo en los ojos, que solo provocó que Harry sonriera de vuelta.

- - Los últimos tres partidos que jugamos, James atrapó la snitch antes que yo, al principio pensé que era básicamente porque siempre pedía a Lily en su equipo, y tú sabes la maravillosa puntería que tiene ella para lanzar la bludger hacia el contrincante. - Harry asistió entendiendo exactamente a lo que su hijo se refería, Lily era la versión en miniatura de Ginny.- Así que coincidía que justo cuando percibía la snitch e iba a ir tras ella, tenía que hacerle el quite a la bludger que venía en mi dirección, y James ya había tomado ventaja.

- Entonces no jugaste porque Lily no está en tu equipo? - Pregunta Harry al no entender mucho a donde quería llegar Albus, quien nuevamente sonríe y niega con la cabeza.

- No, no! Mucho mejor que eso, la última vez que jugamos, Lily estuvo en mi equipo, y aun así James ganó. Por lo cual la variable Lily no era la razón de que James ganará. James gana simplemente porqué es extremadamente bueno.

Entre más Albus explicaba que hacia sentado en vez de estar jugando, solo confundía más y más a Harry. Cualquier padre estaría feliz y orgulloso que sus hijos estén felices por los logros de sus hermanos. Pero a Harry solo le resultaba todo es muy extraño. Albus nunca había sido un niño conflictivo, al contrario, usualmente dejaba a James brillar en todo y parecía no molestarle, dado que prácticamente tenía a su hermano mayor en un pedestal en absolutamente todo ámbito, excepto Quiddicht. Por lo cual, aquel brillo en los ojos extremadamente verdes de su hijo, no coincidían con el hecho de que este descubriera que James no solo era bueno como buscador, sino que también fuese mejor que él y que no le importará.

El menor de los Potter se dio cuenta de la confusión en el rostro de su padre, así que tuvo que desarrollar mejor su respuesta.

- - Me quede sentado observando, y descubrí la técnica de James… - dijo mirando al cielo observando como los demás seguían jugando Quiddicht, con la sonrisa más grande que le había visto en su vida.- Papá, después de hoy, James nunca más podrá ganarme un partido de Quidditch.

Harry no pudo evitar reír, y pasar un brazo por los hombros de su hijo acercándolo hacia él.

Albus a diferencia de sus hermanos, se detenía a pensar mucho antes de actuar, no era precipitado, basaba sus acciones en pensamientos previamente calculados, su ingenio se potenciaba con la paciencia que siempre lo ha caracterizado para tomarse el tiempo de utilizar su inteligencia y determinación para lograr lo que su pequeño se proponía. Como en este caso, hizo a un lado su pasión de jugar un partido, para luego, ganar todos los futuros.

Cerró los ojos y suspiró recordando un momento de su juventud en el despacho del director que inspiro el nombre de su hijo. De acuerdo con Albus Dumbledore, las cualidades que Salazar Slytherin valoraba en los estudiantes que elegía incluían; la inteligencia, el ingenio, la determinación, y "un cierto desprecio por las reglas". Dumbledore señaló que todas estas son cualidades que posee Harry Potter, que estaba en Gryffindor.

Pero Harry Potter lo sabía, Albus Potter, su hijo, era un digno miembro de Slytherin.

Y para su sorpresa... No le molestaba. Le encantaba la idea de ver la reacción de Ron cuando se enterará que un Weasley iria a Slytherin. Y fue entonces que Harry sonrió para sus adentros.

Fin Primer Capitulo