AVATAR: THE LEGEND OF KORRA, NO ME PERTENECE.


La respiración de la morena de ojos azules se detuvo por un segundo, mientras una sonrisa se formaba en su rostro.
– ¿Que dices, Korra? – pregunta un joven apuesto, de cabello color negro y ojos dorados – ¿Te casarías conmigo?
La joven observa el collar de compromiso, con la grabación del signo de fuego color azul, y una cinta color celeste que lo adornaba.
–Oh, Iroh – responde abrazándolo – claro que me casaré contigo.
La morena abrazó con fuerza a su novio. Estaba tan feliz. Luego de un año de noviazgo, Iroh le propuso matrimonio.


Korra caminaba de la mano con su ahora prometido, el general Iroh. Ambos se detienen al llegar al Templo Aire.
– ¿Qué crees que dirá Tenzin cuando le des la noticia? – pregunta el joven maestro fuego.
–Oh, vamos – dice ella riendo – siempre has sido muy respetuoso conmigo, y me amas. Él no tiene nada contra ti.
Iroh sonríe con alivio.
–Mañana por la noche vendrás a cenar con nosotros, y daremos la noticia a todos – sonríe la morena – y tendremos que llamar a tus padres… Y los míos.
–Hasta podremos viajar y visitarlos – Iroh toma la cara de Korra en sus manos. Se acerca sonriendo y la besa dulcemente.
–Buenas noches, prometido – susurra la joven tocando el collar atado a su cuello.
–Buenas noches, prometida – responde él.
La morena entra en su hogar de acogida y sólo entonces Iroh se marcha, con una sonrisa en su rostro.

Korra logra llegar a su cuarto sin despertar a nadie. Se mira al espejo y sonríe al observar el collar. Con sumo cuidado se lo quita y lo esconde en uno de sus cajones. No podía usarlo hasta dar la noticia oficialmente, junto a Iroh.
Se recuesta en su cama y duerme sabiendo que la mañana siguiente seria espectacular.

Los primeros rayos del día aparecían y Korra ya estaba despierta y vestida. Debía hacer las compras para la cena de esa noche, donde anunciaría su compromiso.
La morena sale y camina por las calles de Ciudad República.
Mira la lista con las provisiones que necesitaría, mientras vagaba distraída.
–Oh, hace mucho tiempo que no la veía, jovencita – dice una voz detrás de ella y voltea.
Ve a un hombre casi calvo, de barba blanca y contextura pequeña.
–Perdone ¿Lo conozco? – pregunta ella.
–Tal vez no te acuerdes, pero tú y yo nos conocimos en tu cumpleaños número dieciséis – explica el anciano.
–Oh... Pues verá... Es por eso que no lo recuerdo – susurra con vergüenza Korra.
Al ser el Avatar, la morena siempre vivió encerrada en la tribu agua, entrenando. Para su cumpleaños número dieciséis logro convencer a sus padres y miembros del Loto Blanco de hacer un viaje a Ciudad República, ya que cumplía la mayoría de edad en la tribu agua y siempre había querido viajar allí.
Viajó con un joven guardián del Loto Blanco, ya que debido a que no conocía la Ciudad no la dejaron hacerlo sola.
La morena se las ingenió para escapar de la vista de su guardián y salir a divertirse. Fue a un bar y gastó mucho dinero en alcohol. Lo único que recuerda de esa noche es haber despertado en la cama, al lado de un joven. Escapó de allí antes de que él despierte y se prometió a si misma mantener el secreto. El Loto Blanco pondría el grito en el cielo si sabían que el Avatar había sido tan idiota como para emborracharse y tener relaciones con un joven que ni siquiera conocía. Ella misma no se lo perdonaría nunca.
Korra simplemente se olvidó del tema y un mes después se mudó a la Ciudad, para entrenar con Tenzin, donde conoció al general Iroh y ambos iniciaron una relación.

– ¿Puede decirme cómo es que lo conocí? – pide la morena – seguramente habrá notado que esa noche estaba borracha y no lo recuerdo.
–Oh, claro. Me conociste en el templo que está a varias manzanas de aquí – la morena sonríe consintiendo ya que claramente no recordaba haber visitado ese templo, pero nada la prepararía para lo que el anciano diría a continuación – yo fui quien te casó.
Korra sacude su cabeza y ríe, como si su cerebro no aceptara esa declaración.
–Disculpe, creí oír que usted me había casado – ríe la joven.
–Escuchaste bien, yo fui quien ofició tu casamiento – responde el anciano.
– ¿Qué? ¡No! No, no, no, no… ¡No! – dice ella – yo no pude haberme casado.
– ¿Acaso recuerdas algo de esa noche? – alza una ceja el anciano.
–Bueno… No… ¡Pero eso no significa que me haya casado! – exclama con frustración.
–Mira, estás muy alterada – intenta calmarla el anciano – ¿Por qué no me acompañas al templo y te explico todo?

La morena llega al templo y lo observa. Era muy humilde. Tenía un par de bancos de madera, junto con varios objetos de la tribu agua.
Entra y se sienta en uno de los bancos.
–Por cierto, no te he dicho mi nombre. Soy Buka – se presenta el anciano – ¿Quieres un té para calmar mis nervios?
–Lo único que quiero es que me diga como llegue aquí y… me casé – susurra Korra.
Buka se sienta frente a ella y la mira.
–Pues, era de noche ya y por alguna razón aún seguía aquí. Generalmente vuelvo a mi casa cerca de la medianoche, pero esa vez me quedé más tiempo – explica – estaba a punto de cerrar el templo cuando una pareja de jóvenes apareció frente a la puerta. Tú estabas sosteniéndote de su hombro ya que apenas podías caminar y ambos me dijeron que querían contraer matrimonio.
– ¡¿En verdad?! – dice furiosa la morena, levantándose y caminando de un lado a otro – y tu accediste, porque… ¡Vamos!… ¡Que mejor que casar a una pareja de borrachos! ¡Es el amor más sincero que conozco!
Buka queda en silencio y suspira.
–Yo no soy el culpable de que no sepas beber – dice en reproche.
La morena caminaba de un lado a otro, sin prestar atención a las palabras del anciano. Ya suficientes problemas tenía.
– ¡Espera! ¡Lo tengo! No sé cómo pude haber sido tan idiota – suspira con enorme alivio, dejándose caer en el banco de madera – el matrimonio no es legal, yo tenía tan solo dieciséis y aquí la mayoría de edad es a los dieciocho.
Korra comienza a reír estúpidamente, sintiendo su alma volver a su cuerpo.
–Em... Lamento arruinar tu ilusión, pero este es un templo de la tribu agua – susurra el anciano.
– ¡¿Qué?! – lo mira ella – explicate.

Él suspira y habla de nuevo.
–Soy de la tribu agua y cuando vine aquí pensé en hacer algo para sentirme cerca de mi hogar de nuevo – dice – construí este templo para poder casar a los jóvenes que quieran una ceremonia típica de su tribu. Aquí enseño a los jóvenes a hacer collares de compromiso a sus novias y yo mismo ofrezco la ceremonia. Tengo un acuerdo legal con las autoridades, que me permite casar a jóvenes mayores de dieciséis años, ya que así lo dicta nuestra tradición.
– ¡Oh por Agni! – grita Korra tapándose la cara con sus manos – es el peor día de mi vida.
–Tranquila – susurra Buka – todo se arreglará.
–No lo entiendes – dice ella – ayer mi novio me pidió matrimonio y le dije que si ¿Como se supone que le diré de esto?
La morena respira tranquilamente y siente su alivio volver.
–Un momento, no es necesario que le diga. Puedo pedir el divorcio y problema resuelto, de todas formas la boda será hasta dentro de medio año – suspira aliviada.
–Em... Lamento arruinar tú – dice Buka.
– ¡Oh, Agni! – grita la morena, interrumpiendo – ¿Y ahora qué?
– ¿Sabes que el matrimonio es algo sagrado para las personas de nuestros tribu? – pregunta él y la joven asiente – pues, de la misma forma se trata un divorcio. En nuestras costumbres queremos asegurarnos de que el divorcio sea la última opción, por eso tenemos una política antes de conceder cualquier divorcio.
– ¿Cual es? – pregunta impaciente Korra.
–Debes convivir 90 días con esa persona. Si luego de su convivencia aún deciden divorciarse, no habrá problema – habla él.
–Oh, vamos… ¡Debes estar bromeando! – se levanta indignada – ¿Cómo voy a convivir con alguien que ni siquiera recuerdo?
–Eso no es problema – sonríe el anciano – el joven con el que te casaste pasó por aquí días después de lo sucedido y pues desde entonces cada tanto viene a ayudarme con la limpieza del templo.
–Definitivamente voy a tener un ataque de pánico – susurra la morena caminando de un lado a otro.

La puerta del templo se abre y dos jóvenes entran. El primero de ellos tenía cabello color negro y ojos marrones, mientras que el otro de estatura menor, tenía ojos verdes y cabello color negro.
– ¡Mako, Bolin! Qué alegría verlos aquí de nuevo – exclama Buka.
Korra, por su parte, estaba perdida en sus pensamientos.
–Ven, quiero presentarte con ella – se escucha la voz del anciano y Korra voltea.
Lo primero que ve es al joven de ojos marrones frente a ella. Deseó con todas sus fuerzas que la tierra la tragara cuando su mente lo reconoció. Era el joven con el que amaneció la mañana siguiente a su cumpleaños, nunca lo olvidaría.
– ¡No puedo creerlo! – exclama el joven de ojos verdes – te reconozco de los periódicos, eres el Avatar.
–K-Korra – se presenta la morena, mirando al joven frente a ella. Él tampoco quitaba sus ojos de ella.
–Yo soy Bolin – dice el joven de ojos verdes – y él es mi hermano, Mako.
–Sonara extraño, pero tengo la sensación de que te he visto antes – dice el joven de ojos marrones – claro, además de en las noticias.
–Mako – habla Buka – ¿Recuerdas cuando hace un año viniste aquí por primera vez y te casaste?
–Si… Estaba muy borracho, tengo imágenes borrosas de ese día – responde – pero no entiendo a que viene todo esto.
–Pues ella es la joven con quien te casaste – habla el anciano y todos quedan en silencio, mientras la cara de sorpresa de Mako y Bolin era enorme.

Korra siente su corazón paralizarse. Estaba frente a su "esposo" y este apenas había pronunciado unas pocas palabras. No sabía si era una buena persona, inteligente, a que se dedicaba, donde vivía, si era un maestro o no, que planes tenía para su futuro.
Luego de un minuto el silencio se corto cuando finalmente los jóvenes reaccionaron.
–Hermano… – susurra Bolin – estás casado con el Avatar.
– Lo sé… – dice Mako para luego sonreír inmensamente – ¡Asombroso!
La ceja de la morena se alza, en intriga.
– ¡Choca esos cinco! – exclama Mako a su hermano – y tu decías que sólo salía con psicópatas … ¡Mírame! Estoy casado con el Avatar.
La morena suspira y mira hacia el cielo.
–Agni – susurra cerrando sus ojos – me casé con un completo idiota.


¡Hola!
Aquí traigo un nuevo fic, debo admitir que extrañaba el Makorra. Espero que les guste la idea.
Comentarios/opiniones/criticas constructivas, son bienvenidas.

No se aún que Raiting ponerle, asi que por ahora dejaré "T"

Aviso importante: Está mas que claro que tengo miles de fic por actualizar. Ayer me libré de los exámenes, así que a partir de ahora actualizaré TODOS mis fics. Iré haciéndolo a medida que la inspiración me surja, sin un orden determinado.

¡Saludos!