Este fic participa en el mini-reto Allerdrake del foro groovy mutations. Yo no soy dueña de de los personajes ni del mundo de X-Men, yo sólo me divierto escribiendo estas cosas.


Bobby no quiere abandonar a Rogue pero su cuerpo se mueve casi por cuenta propia y termina siguiendo a John fuera del ave negra. Es lo que ha hecho toda la vida. Una carrera sin ganadores que sólo le da la satisfacción de saber que John no está muy lejos.

Al final no encuentra a John, sin importar cuando corra y cuanto grité lo único que logra ver es blanco sobre más blanco, mientras escucha el sonido del viento helado que golpea sus tímpanos.

Bobby no siente el frío, pero se pregunta si John lo siente. John jamás pudo manejar muy bien el frío. A Bobby le gusta pensar que durante todos esos momentos de debilidad en que alguno de los dos necesitó un abrazo, la aversión de John por el frío natural que emitía su cuerpo era la razón por la que el pirómano les negaba a ambos el confort de un abrazo.

Bobby no se da por vencido. Camina y le grita a la nada esperando que John le responda. Para que puedan reunirse, para que esa sensación de opresión en el pecho que siente cada vez que ellos se encuentran en una situación peligrosa y él no puede estar ahí para proteger a su mejor amigo se detenga.

Si algo le pasara a John... Bobby no sabe que haría. Por mucho tiempo, antes de Rogue y Logan, antes de todos los chicos y chicas que han pasado por sus vidas. Ellos sólo se han tenido el uno con el otro. Bobby conoció a John a los once años y desde entonces han sido inseparables, dos lados de la misma moneda. No hay nadie que lo conozca mejor o que realmente esté dispuesto a convivir con él y sus raras costumbres.

Tampoco hay nadie que este dispuesto a pelear con los demonios de John como Bobby.

La opresión en su pecho se hace cada vez más fuerte y de un momento a otro como si alguien hubiese encendido un botón, esa opresión se marcha para dar paso un fuerte, punzante dolor de cabeza que no se detiene y aumenta con cada segundo que pasa hasta que Bobby siente que su cabeza va a explotar y secas lágrimas recorren sus mejillas.

En lo profundo de su mente, una letanía de "Espero que John esté bien" resuena como el estruendo de mil tambores.


John camina sin rumbo en extensiones de nieve que no parecen terminar. Pasos acompasados por el peso de sus zapatos húmedos, su respiración pesada y visible por el vaho que escapa de sus labios morados.

Su cabeza comienza a palpitar, poco a poco y cada vez con más fuerza, hay intervalos de tiempo en que no siente nada pero de un segundo a otro oye un horrible pitido que atraviesa su cerebro como una aguja y hace que se retuerza en la nieve y llore a gritos como si esperara que alguien aparezca y le ayude a calmar el dolor.

Nadie viene y al final el dolor para tan abruptamente como inició.

John se recompone con rapidez y sigue caminando mientras se pregunta si Bobby también lo sintió y si tenía a Rogue para reconfortarlo.