¡Hola! ¡Hacía tiempo que tenía este fic en mente! Básicamente desde enero, pero por "x" cosas se me olvidaba comenzar a escribirlo. El título es basado en la canción Love Story wa Totsuzen ni de Oda Kazumasa (es una canción japonesa de hace 20 años más o menos). Si la quieren escuchar, les recomiendo la versión de My Little Lover ;D

Advertencias: Este fic NO es shota. Es Viktuuri, pero la relación de Viktor y Yuuri se mantendrá platónica hasta que Yuuri cumpla la mayoría de edad, aún así habrá muchas escenas de Fluff entre ellos. Humor.
Aviso: La portada del fic fue dibujada por mí.

Si les gusta el fic, recuerden dejar comentarios para saber lo que les gusta y lo que no ;D!


Yuuri tenía 13 años la primera vez que vio a Viktor Nikiforov.

Viktor se encontraba en la pista de patinaje, con su largo cabello plateado ondulándose tal cual las olas del mar de Hasetsu con cada movimiento de sus brazos y piernas al tiempo que se deslizaba por el hielo. Y la luz amarilla del mediodía entrando por las ventanas superiores del Ice Castle no hacían sino que hacerlo lucir como una especie de aparición angelical la cual hacía brillar al sol especialmente para él.

Yuuri se había quedado con la boca abierta, sin aliento, y su corazón acelerándose de una manera tan dolorosa que creyó que iba a desmayarse, pero por más que luchaba por tan siquiera parpadear, sus ojos no quería dejar de mirar a aquella aparición ni por un segundo.

Viktor era hermoso. Era el hombre más hermoso que Yuuri había visto hasta ese momento durante su corta vida. Y la única razón por la que sabía su nombre y que no era una mujer de pecho plano era porque Yuuko se lo había dicho segundos antes.

"¿Es guapo, verdad?" Le susurró su amiga riendo, no esperando realmente una respuesta. "Al parecer Viktor será nuestro instructor."

"¿En...en serio?" Inquirió también en voz baja, por fin logrando parpadear porque sus ojos comenzaron a arder. "Pe-pero...no parece un adulto..."

La castaña se encogió de hombros al no saber cómo contestar a eso.

"Lo único que sé es que moriré de felicidad si Viktor resulta ser nuestro instructor." Rió, y Yuuri no pudo hacer otra cosa más que asentir lentamente, muy de acuerdo en eso.

Yuuri nunca había patinado en su vida, pero Yuuko sí. La muchacha había aprendido a deslizarse sola por el hielo y a hacer algunas piruetas simples porque amaba ese deporte, así que cuando se enteró sobre las clases particulares a mitad de precio y que, además, era posible que fuesen a ser impartidas por el apuesto extranjero ruso que había visto los últimos días rondar por la pista, no dudó en aprovecharlas y en arrastrar a su mejor amigo con ella.

El moreno había estado renuente al principio, pues temía a lastimarse a sí mismo debido a alguna torpeza suya o a quedar en ridículo frente a otros chicos. No obstante, Yuuko sabía explotar su debilidad hacia los caramelos y le prometió comprarle unos cuantos a cambio de que la acompañara al menos a la primera clase.

El moreno y la castaña continuaron observando embelesados la rutina del peliplateado hasta que otros chicos de su misma edad o un poco mayores comenzaron a aparecer. Yuuri no los contó, pero eran al menos cuatro chicas y dos chicos, sin sumarlos a Yuuko y a él.

El peliplateado se detuvo al percibir varios pares de ojos sobre él y se volvió hacia el grupo mostrando una sonrisa de disculpas, pues la clase debía haber comenzado hacía cinco minutos atrás, pero todos estaban tan en trance al verlo patinar que nadie se había atrevido a decir nada.

"¡Hola! ¡Mi nombre es Viktor Nikiforov!" Se presentó el mayor con una gran sonrisa. Y su voz sonaba sorpresivamente varonil, con un ligero acento extranjero, y hacía un no tan chocante contraste con su apariencia femenina. Yuuri podría jurar que no fue el único que suspiró con adoración. "A partir de ahora seré su instructor de patinaje. Tengo 17 años y vengo de Rusia. Me disculpo de antemano porque sigo estudiando japonés y puede que haya cosas que no entienda, así que les pido que sean pacientes conmigo, ¿de acuerdo?" Varios chicos contestaron diciendo que no habría problemas, y entonces continuó. "¿Alguna pregunta?"

"¿Tienes novia?" Dijo de pronto una de las chicas y las otras rieron para alentar su valentía, incluso Yuuko rió.

"Preguntas respecto a la clase." Aclaró Viktor, también riendo. Quizás ya estaba acostumbrado a que le hicieran esa pregunta. "Pero no, no tengo." Contestó de todos modos. Luego juntó sus palmas para llamar la atención de todos. "Muy bien. Antes de comenzar las lecciones, me gustaría saber sus nombres y edades. Los tengo en la lista pero... no se dónde la dejé." Agregó dándose un golpecito en la frente por su error.

"Oh, dios, es adorable." Murmuró Yuuko con una mano en el pecho y Yuuri sólo asintió, sin apartar nunca su vista del mayor.

Los chicos, quienes ya se habían puesto en linea, comenzaron a decir uno a uno sus nombres y edades, con lo que Yuuri se dio cuenta que era el menor del grupo. La mayor tenía 15. Y cuando Yuuko terminó de presentarse sabía que seguiría su turno.

Oh, no. Yuuri odiaba hablar frente a un grupo. ¿Qué tal si desea una tontería y quedaba mal frente a todos?

Entonces sus ojos marrones se cruzaron con los aquamarinos enmarcados en largas pestañas de platas, los cuales lo miraban expectantes al tiempo que su dueño le mostraba una sonrisa afable. Yuuri sintió como un peso le caía precipitadamente dentro del estómago y le hacía salpicar la bilis.

Yuuri nunca había dudado de su sexualidad, quizás era gracias a que sus padres eran personas muy abiertas y le habían enseñado a respetar a todos por igual; además, sabía que cuando le gustaba una persona no era debido a su género, así que fue relativamente fácil para él admitirse a sí mismo que el peliplateado era terriblemente apuesto, tanto que dolía verlo, y que posiblemente en 10 minutos ya había desarrollado un no-muy-pequeño crush hacía él (al igual que todos sus nuevos compañeros). Pero eso no ayudó en nada a sus nervios, por lo que tuvo que bajar la mirada al piso antes de poder abrir la boca. Sólo no comenzó a temblar porque sintió la mano de Yuuko intentando tranquilizarlo tras su espalda.

"M-me llamo Kat-Katsuki Yuuri...T-tengo 13 años..." Escuchó que Viktor tarareó un sonido de aprobación y entonces dio un suspiro de alivio.

Bien, no había sido tan malo. Ahora sólo tenía que evitar los hermosos ojos azules de Viktor el resto de su vida para no terminar vaciando el contenido de su estómago

Tan pronto terminaron las presentaciones, el mayor les ordenó a todos hacer un poco de calentamiento para preparar sus músculos. Para eso, primero les enseñó a cómo calentar apropiadamente. Desde hacer movimientos básicos ladeando la cabeza de un lado a otro, para seguir después con movimientos circulares con sus brazos y piernas, hasta enseñarles después algunas técnicas de respiración.

Yuuri hizo su mejor esfuerzo para hacer bien todos los ejercicios, pues se había percatado de que Viktor se aproximaba a los alumnos que parecían tener problemas y los ayudaba a acomodar su brazos y piernas en las posiciones correctas, y honestamente en ese momento no necesitaba tener al peliplateado tan cerca o sus nervios explotarían. Además, él entrenaba ballet con Minako prácticamente desde que había aprendido a caminar, así que no era como si realmente necesitara su ayuda.

"Yuuri, no entiendo cómo hacer eso." Se quejó Yuuko, refiriéndose al siguiente ejercicio. Y no podía pedirle indicaciones a su instructor porque las chicas mayores no paraban de fingir retraso mental y robar su atención.

"Oh, es fácil." Comenzó a explicar haciendo el ejercicio paso a paso como ejemplo. "Sólo trata de mantener la espalda firme, entonces levantas los brazos y luego subes tu rodilla sin doblar la otra pierna. Pero si crees que no puedes mantenerte firme, entonces extiende los brazos hasta encontrar el balance."

Yuuko aplaudió la explicación y le dio las gracias.

Continuaron durante diez minutos más con el calentamiento hasta que Viktor les indicó que se pusieran los patines, los cuales, al ser especiales para menores de edad, nadie tuvo problemas en ponérselos y ajustarlos. La parte difícil fue entrar a la pisa.

El peliplateado ofreció sus manos en apoyo para los que aún no supieran cómo sostenerse sobre el hielo, a lo que rápidamente las chicas rogaron por su ayuda, mientras que Yuuri se giró hacia Yuuko. La castaña sabía que la ansiedad de su amigo se podía disparaba si tenía contacto con extraños (lo cual incluía a Viktor por más amigable que lo percibieran), así que sonrió para tranquilizarlo y lo tomó de las manos.

Yuuri metió un pie a la pista, y cuando estuvo seguro de que su amiga lo tomaba con fuerzas y que no lo soltaría, metió el otro. La chica comenzó a jalarlo despacio, sin alejarse mucho de la valla de protección por si entraba en pánico y necesitaba recargarse contra algo sólido.

Al ser la primera clase, Viktor permitió que los chicos hicieran lo que quisiesen hasta ajustar sus piernas al hielo. Yuuri continuaba temblando, temiendo que sus rodillas se doblaran y resbalara hasta golpearse, pero Yuuko le hacía platica para distraerlo, incluyo rió un poco cuando su amiga le señaló a una chica que sí resbaló y se golpeó en la frente mientras fingía no saber patinar. Pudieron ver a Viktor dar un suspiro de cansancio antes de mostrar una sonrisa falsa y ayudarla a levantarse.

"Yuuri...Necesito ir baño." Murmuró su amiga con pena, no tanto por la necesidad de ir sino que se sentía mal de dejarlo solo.

"¡Oh!... E-está bien... Ve. No hay problema...Te espero." Contestó, aunque sin muchos ánimos.

"¡Volveré lo más rápido que pueda!"

La castaña lo dejó apoyado en la valla de protección antes de salir la pista. Yuuri entonces dio un suspiro de frustración y se maldijo mentalmente. No quería ser una carga para Yuuko, sabía que ella podía estar en una clase más avanzada, pero que si lo había invitado a una de principiantes era porque ella quería que él también se divirtiera.

Yuuri tenía que comenzar a moverse por sí mismo si no quería decepcionarla. Ya tenían bastante tiempo dentro de la pista y sentía que sus piernas ya no temblaban tanto. Esa era una buena señal. Se soltó de la valla y comenzó muy despacio a deslizar una pierna delante de la otra.

Se movía lento pero seguro, y si en alguno momento creía que se iba a resbalar sólo le bastaba con apoyarse un segundo en la valla para recobrar el balance.

"¿Necesitas ayuda, Yuuri?"

El menor se sobresaltó al escuchar la voz de Viktor pronunciar su nombre de manera tan despreocupada y juguetona, como si fueran amigos. Levantó la vista y enseguida se arrepintió de haberlo hecho porque se topó directo con esos ojos azules.

Las rodillas de Yuuri se doblaron debido a la impresión y si no se golpeó contra al hielo fue gracias a que el mayor lo atrapó a tiempo entre sus brazos.

Quedaron en una posición que parecía sacada de una mala película de romance, con la espalda de Yuuri arqueada hacia atrás y Viktor sosteniendo su pequeña cintura. Estaban tan encorvados que sus labios podrían haberse tocado de un impulso, mientras que el cabello platinado caía como cascada cerca de su rostro. Yuuri incluso pudo oler su champú de frutas.

De acuerdo. Ahora Yuuri no sólo creía que iba a vomitar en cualquier momento, sino que también le explotaría el corazón y diría directo al cielo, pues ya lo había visitado un ángel mensajero. Se pateó mentalmente por ser tan cursi.

"¡Wow! Lo siento. Fue mi culpa." Viktor rió y lo ayudó a ponerse correctamente de pie. "No debí hacerte perder la concentración." Después lo tomó de una mano y comenzó a deslizarse despacio. El menor, apenas pudiendo reaccionar, también movió las piernas. "¿Es tu primera vez patinando, cierto?" Sin atreverse a mirarlo, sólo asintió con la cabeza. "¡Pues lo estás haciendo muy bien, Yuuri!" Dijo y le mostró una sonrisa tan radiante que Yuuri sintió como si el sol mismo lo estuviera derritiendo. "Déjame llevarte un poco más rápido para que tus piernas se terminen de acostumbrar al hielo."

A pesar de que el moreno se encontraba perdido en su propio mundo de la felicidad por tener contacto físico con el mayor, pudo ver por el rabillo del ojo que Yuuko ya había regresado a la pista y que ésta, además, le mostraba un pulgar hacia arriba en señal de aprobación. Yuuri no entendió por qué hizo eso. Sin embargo, también se percató de las miradas envidiosas de sus compañeras de pista y eso lo hizo tensarse otra vez. Viktor no tardó en notarlo.

"¿Oh? ¿Sucede algo malo, Yuuri? ¿Te estoy llevando muy deprisa? Tranquilo. No te dejaré caer."

"Uh...No, no es eso..." Negó con la cabeza y las mejillas ruborizadas, estrechando la mano del peliplateado con fuerza para asegurarle que todo estaba bien.

"Está bien... Yo también estoy algo nervioso, ¿lo sabías?" Admitió en voz baja y cruzando un dedo entre sus labios, así para indicarle que se trataba de un secreto.

"¿Eh?" Al escuchar aquello, el niño por fin se atrevió a mirarlo con el cejo fruncido. "¿Po-por qué?"

"Porque ustedes son mi primera clase y quiero causarles una buena impresión como instructor." Sonrió con algo de timidez, y Yuuri pensó que tenía que estar bromeando. ¡Por supuesto que les había causado a todos una buena impresión!

"Ah...Umm... Pues... yo creo que eres genial..." Dijo antes de poder taparse la boca con su mano libre, y se ruborizó completamente por vergüenza.

"Awww, ¡gracias, Yuuri! ¡Eres adorable!" Viktor rió y Yuuri abrió mucho los ojos, creyendo que tuvo que haberlo oído mal... O que el japonés del muchacho ruso no era muy bueno y en realidad quiso decir otra cosa.

El peliplateado se detuvo, y en consecuencia el menor también. Puso una rodilla en el hielo y sacó su celular antes de rodear los hombros de Yuuri y juntar sus mejillas para tomar una selfie.

"Primera clase de patinaje con mi adorable alumno..." Dijo algo tiempo que tecleaba, y el moreno se sobresaltó cuando Viktor lo volvió a mirar con confusión. "Umm... ¿tu nombre romanizado se escribe con dos 'u', cierto?"

Yuuri no estaba seguro de qué significaba 'romanizado', pero recordaba que su nombre transcrito a Hiragana se escribía agregado una 'u' después del 'yu'. Así que supuso que se refería a eso y asintió.

"¡Bien! Listo." Guardó su celular y lo volvió a tomar la mano para continuar deslizándose. "¿Sabes? Allá en Rusia tengo un primo pequeño que se llama Yuri igual que tú, pero con una 'u', además de eso, su actitud es muy diferente a la tuya. Es todo un demonio." Rió. "Es una pena que no sea tan adorable y tierno como tú."

"A-ah...gracias, creo..." Dijo, no pudiendo ruborizarse más y miró hacia otro lado.

Continuaron deslizándose en relativo silencio. Viktor a veces le hacía algún comentario para avisarle que no desviara las piernas, o le llamaba la atención a sus compañeros de pista que comenzaron a empujarse sólo por bromear.

Al terminar la clase, el mayor acarició su cabello negro y lo felicitó por ser 'un buen chico' y que esperaba verlo la siguiente clase.

"Entonces... ¿vendrás a la siguiente clase conmigo?" Le preguntó Yuuko sin poder esconder su sonrisa. Se sentía feliz de que Yuuri se hubiera dejado ayudar por el instructor. Eso era un gran paso para dejar atrás su inseguridad y timidez.

"Uhmm... Tal vez." Dijo por pena a decir directamente que sí, y la castaña rió.

"¡Bien! ¡Vamos por aquellos dulces que te prometí!" Aplaudió y Yuuri sonrió.

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Yuuri tenía 13 años el día que conoció al hombre que dentro de 10 años sería su esposo. Claro que eso él aún no lo sabía.


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