The Last Love Song
"Tus ojos son tan tiernos
Parece que vieran dentro de mi corazón"
-Abuela…-la niña se acomodaba en su cama, apretando el conejito de peluche que tanto le gustaba.- ¿puedes contarme una historia?...- le pidió con esos grandes ojos oscuros.-
La anciana dejo de doblar la ropa para mirar a su nieta, esa niña no se cansaba de escuchar la misma historia, una y otra vez. Era gracioso lo parecida que eran, su esposo no alcanzo a conocerla pero seguro que la habría adorado.
-ah… otra vez…- le dijo sentándose en la cama mientras suspiraba cansada, los años habían pasado por su cuerpo y su mente pero jamás se olvidaría de esa historia.- déjame adivinar… ¿la historia del príncipe y la mariposa blanca?-
-¡esa!.- grito la niña emocionada. Era su cuento favorito.-
"Pero siempre terminamos sufriendo
Soy un cobarde ¿no?"
-pero cierra los ojos…- le pidió la abuela mientras colocaba su mano en la cabeza de ella.-
-listo…- la niña oscureció su mundo para imaginarse todo.-
-ese cuento también es uno de mis favoritos…- ella también cerró los ojos, necesitaba hacerlo para contarlo.-
Había una vez, una chica que siempre estaba sola… sus padres trabajaban mucho y ella tenía un cuerpo débil por eso no tenía amigos, tampoco podía salir de casa. Así que se divertida mirando por su ventana, imaginando las cosas que hacían los demás niños y pensando en cosas divertidas. Cuando creció sus padres decidieron que debía casarse joven por que no sabían que tanto tiempo de vida podría tener.
La chica se convirtió en una linda joven, su piel era tan blanca y pálida, sus cabellos negro al igual que sus ojos… era tan hermosa que tenía muchos pretendientes, pero ella no deseaba casarse con ninguno, no conocía el mundo, no conocía más allá de su ventana y su casa. Anhelaba viajar y sentirse libre, así que una noche escapo de casa. Corrió hasta llegar al bosque de bambú, pensó que podría esconderse en ese lugar mientras decidía hacia dónde ir. Pero cuando estaba descansando una mariposa blanca se poso en su mano y un viento arremolinado la envolvió, sintió que sus pies se elevaban del suelo.
"Sé que no puede ignorar este sentimiento
Por eso iré en seguida a tu encuentro"
El palacio de se sentía tan vacio, no deseaba estar solo… no deseaba ser príncipe, ni tener todas esas responsabilidades, pero esto no se trataba solo de él, esto involucraba a todas las personas, a todos aquellos que dependían de sus decisiones. Se apoyo en el balcón mirando la luna azul, pronto su luz sería blanca y con ella el nuevo día.
-¿Qué es eso?...- en todos sus años jamás había visto algo como aquello, parecía que una estrella caía… el cielo se ilumino y la noche se deshizo solo por unos segundos.-
La bola de luz paso frente a los ojos del príncipe, que maravillado y curioso salto desde el tercer piso para correr hacia el lago que estaba en frente de su palacio. La luz se hundió en el agua negra y su brillo se extinguió. El príncipe pensó que eso era todo… que solo había sido un hermoso momento. Pero en silencio se rompió y un látigo negro emergió del agua, las gotas saltaron por todos lados. Aquella luz desapareció pero en su lugar la figura de una mujer se perfilaba sobre el agua, envuelta en ropas blancas.
-¿es… real?...- se pregunto avanzando hacia ella.-
-¿Dónde estoy?...-pregunto temblando, hacia frio y estaba aturdida. ¿Cómo es que llego hasta allí?, hace unos segundo estaba en el bosque de bambú con la mariposa.- su vista se acostumbro a la oscuridad y entonces vio que no conocía nada… nada le era familiar.-
-¿una estrella?...- le dijo el príncipe mojando sus pies para alcanzarla.- eres una estrella…-
-¿Qué?...- dijo ella al sentir las palabras del extraño. Se giro buscándolo.-
"Te ofrecer mi canción de amor
Quiero recuperar mi pequeña felicidad"
Los dos jóvenes se miraron, ella encontró la luz en sus ojos y él se maravillo con su belleza. Pasaron unos minutos antes de que él volviera a hablar, pero ella no entendió nada de lo que decia… ¿no hablaba en su idioma?, ¿Por qué?. Así comenzó su historia, una que ninguno de los jóvenes se imagino jamás, pero eso no detuvo el destino.
La abuela se detuvo al ver que su nieta yacía dormida en la cama, esa niña disfrutaba tanto con ese cuento… si supiera la verdad. Se levanto poniendo su mano en la cadera, sus huesos le dolían. Se acerco a cerrar las cortina, pero entonces la luna la hipnotizo… esa luna jamás se volvía azul… mucho menos roja, habían pasado 50 años desde que dejo al príncipe, que dejo a su amor…
-¿me recordaras?... a pesar de los años…- le pregunto a la luna mientras cerraba las cortinas.- supongo… que nuestra historia acabo tristemente.- se dijo dejando el cuarto de la niña.-
"Como aquel día
Sin duda"
