Garlito.
Disclaimer: Ni Dragon Ball o sus personajes me pertenecen.
Mudo. Así es como está en ese instante. Siente a sus ojos querer salir de su sitio correspondiente e ir a tocar, comprobar que lo que están presenciando es por completo real. Su mente no carbura, al menos no de la forma en la que él desea; sigue enviando señales a su bomba natural, quien, a su vez, transporta el líquido vital a todo su cuerpo. Pero también a algunas zonas en específico.
Además, su cerebro parece ir en contra suya, demostrando por un largo momento su característica timidez. Es que, al principio, la única orden estricta que mandó fue pigmentar sus mejillas de rojo, casi púrpura. Luego reacciona, entiende que no es la única zona de su cuerpo que requiere cúmulo de sangre.
Sacude su cabeza de un lado a otro con suavidad, tratando de que la imagen en frente suyo se disipe y pueda recobrar la cordura. Él ha sido educado por una buena mujer, sabe que debe tratar a las mujeres con respeto. Desde que recuerda, aquello que le ha sido inculcado lo sigue al pie de la letra. Cada niña o joven que se le ha insinuado con otras intenciones, la aparta con sutileza, se niega a esas peticiones con sumo respeto.
Sin embargo, todo lo aprendido se está yendo al demonio en ese instante. Lleva un buen tiempo tratando de controlarse, más sus hormonas que se supone ya no deben tener tanto poder sobre él. Por otro lado se siente, en cierta forma, avergonzado consigo mismo, en lugar de reprimirse debe estar disfrutando. No es como si fuera pecado. ¿Verdad?
Ha caído en el garlito que ella le tiende todos los días sin darse cuenta, sin quererlo. Aunque esta vez era más fuerte, como si tuviera las manos amarradas a la espalda sin poder cubrirse los ojos. Bueno...casi pronto.
Está seguro de que si su madre lo viera en ese instante podría reaccionar de dos maneras: avergonzada o enfurecida. Cualquiera de las dos le preocupa.
Lo peor es que Videl ni siquiera ha notado su presencia. Un ladrón pudo entrar a la casa y verla en semejante estado. La idea le enfurece, despierta su sentido protector, su lado posesivo saiyajin, los celos humanos. Todo esto sólo provoca que sus deseos se dupliquen, volviéndose casi incontenibles. ¡Y ella sigue tan ensimismada enfrente!
Se muerde el labio inferior con fuerza sin dejar de mirarla un sólo instante. Ella, entretanto, continúa su actividad frente al espejo, admirandose con devoción, coqueta. La música suena lenta, el cantante transmite sensualidad y la letra todavía más. Videl se mueve de un lado a otro, posa, baila, buscando su mejor perfil, su mejor posición. Porque sí, busca verse sexy.
Más todavía.
Lo que no sabe es que no necesita hacer más, ya bastante hizo con la curiosa vestimenta que lleva encima. ¿De dónde conseguiría ese traje de conejita playboy? Él está casi seguro que ha sido cosa de Bulma, y se lo agradece internamente.
Videl, al encontrar su pose perfecta, retira la liga que sostiene las hebras de su precioso cabello azabache, dejando que se desparrame en sus hombros, cayendo como cascada; Gohan terminó de enredarse en la red.
Y ya no había vuelta atrás.
Fin.
