Title: A Slow Awakening
Author: Irony_rocks
Rating: Mature
Pairing: Morgana/Arthur, Morgana/Amistad con todos
Warning(s): Sexo, spoilers de toda la primera temporada.
Summary: Morgana Le Fay, ellos la llamaban. En los libros y en la historia que aun esta por venir. Y Morgana Le Fay no estaba destinada a ser reina.
Disclaimer: Merlin no me pertenece.
A/N: He cortado la escena original NC-17 de este fic, ya que esto es . Aun así hay una escena de sexo pero ligera. Estáis advertidos. si tu quieres la escena original tendrás que ir al perfil del autora y leerla en livejournual, pero estará en ingle.
Parte I
El primer chico en captar su atención fue el hijo de un noble llamado Urien.
Ella solo tiene catorce años en ese momento, muy joven. Urien es dos años mayor que ella y hace todo lo que Arthur no; le hace cumplidos, habla con ella con lineas de poesía y lírica; él la prodiga de regalos. Es lo suficientemente joven para ser intoxicada por tanta adoración, y durante sus dos semanas de visita en el castillo Morgana frecuentemente se encuentra acompañando a Urien al bosque. Pero cuando un día durante su paseo empieza a llover, Morgana comparte su primer y casto beso con un chico, ella lo encuentra nada especial... y decepcionante.
Días después, ella le ofrece a Urien una despedida fuera de los muros del castillo. Le da un pañuelo como prenda de su cariño, pero ellos dos saben que nada más pasara. Por lo menos, ella espera que Urien sea lo suficientemente astuto para saber eso. En la experiencia de Morgana, los chico pueden ser un poco densos sobre ciertas cosas.
"Por lo tanto, el idiota por fin se fue, ¿eh?" Una voz la sorprende desde atrás.
Ella se vuelve y ve a Arthur bajando las escaleras. "¿Por qué es cuando él era tu amigo, el hombre era honrado e inteligente, pero cuando él se interesó en mí, de repente se convirtió en no apto para tu compañía?"
"Gusto y sensibilidad," Arthur ofrece, con ironía. "El chico obviamente no tiene ninguno".
Pero ella ve algo en sus ojos, una pizca de alivio al ver a que Urien se fue. Él estaba celoso. "Oh, Arthur," dice con una sonrisa descarada. "Eres es tan obvio".
Él pone los ojos. "¿Qué tonterías estás diciendo ahora?"
Su sonrisa sólo crece. Es triste, pero los celos de Arthur dan a Morgana mucho más placer que todo lo que ha pasado en los últimos días en compañía de Urien. Ella simplemente gira sobre sus talones, conscientes de que sus ojos están pegados en ella mientras avanza por el largo pasillo.
"Morgana" le grita mientras ella se retira. "Cualquier cosa en la que estés pensando ¡estás equivocada!"
Pero ella no lo estaba y los dos lo sabían.
"Honestamente, no entiendo por qué alguien iría tras Arthur," Gwen ofrece, poniendo los ojos al ver sus travesuras desde el otro lado del campo. "No es más que un matón".
No es frecuente que Gwen sea tan honesta y franca, pero Arthur es el único tema que a menudo obliga a su lengua a soltarse. Es la mejor amiga de Morgana, pero ni siquiera Gwen sabe cuánto le esta llegando a gustar Arthur. En contra de cualquier buen sentido común, especialmente el suyo propio. Uno podría pensar que sería más inteligente que eso.
"Bueno, supongo que eres la única mujer en todo el reino inmune a sus encantos," Morgana ofrece con una sonrisa. "Voy a tener que emplear tu juicio de vez en cuando."
Esa noche, Morgana se despierta bruscamente de su sueño, un grito atraviesa su garganta. Una visión le nubla la cabeza, obligandola a sollozar. Sueña con algo: una mujer vestida de rojo y otra lleva azul. Las dos son figuras oscuras, nada más que vagas formas femeninas. Ambas de pie sobre una tumba abierta, y en el interior la única figura que reconoce.
Esa es la tumba de Arthur.
Entonces, un hombre llega. Un niño en realidad, pero él lo va a cambiar todo para siempre.
Su nombre, por supuesto, es Merlín.
"Merlín" Ella oye reír a Gwen, a la vuelta de la esquina. "Merlín, ¡se va a caer!"
La cosa que se caería resulta ser el casco de caballero, una nuevo, si Morgana no se equivoca. Merlín lo lleva precariamente cómico entre una cantidad de armas y armadura, y Gwen se precipita hacia él para ayudar a aligerar su carga.
"Mi padre pasó los últimos quince días forjando esto", increpa a Gwen con voz amable. "Lo vas a dañar antes incluso de que llegue a Arthur."
Merlín pone los ojos. "Él tiene la cabeza gruesa, dudo que necesitara el casco de todos modos."
Algo se desliza por la parte superior de la pila de Merlín, cayendo al suelo. Antes de que ninguno de ellos pueda llegar a ella, Morgana aparece y extiende una mano. Con un crujido de metal, Morgana, alza la armadura de cota de malla, que consiste en decenas de miles de anillas entrelazadas cuidadosamente tejidas a mano. Siempre le sorprende cuánto trabajo se va en proteger a Arthur para uno de sus juegos: su escudo de justas, su gola de acero, guanteletes y las placas de tórax.
"Ah, gracias, Milady" Merlín murmura con vergüenza. Se ve un como un caballo de tiro sobrecargado. "Supongo que no podía, umm-"
"Dame", dice ella, salvándole de algunos problemas mientras le quita algunas cosas más.
Ellos dividen la armadura entre los tres y caminan por los pasillos lado a lado. Ella obtuvo algunas miradas de algunas personas a lo largo del camino; no es frecuente que la protegida del rey sea vista haciendo algo que un sirviente haría, y eso le irrita un poco en su orgullo, el estar tan obligado por su estatus y posición.
Su posición.
El pensamiento la deja seria mientras que Gwen y Merlín intercambian risas a su lado. Ella los mira de reojo y aunque es extraño, siente envidia de ellos. Envidia de los sirvientes. De vez en cuando siente como si Uther, a pesar de sus buenas intenciones, esencialmente ha creado una jaula para ella. Una bonita, aunque sabe que no debe quejarse porque ella tiene suerte de tener tantos lujos, Morgana anhela el día en que gobierne su propia vida de la manera en la que quiere, no el camino que nadie le dicta.
"¿Milady?" Merlín la llama.
Se da cuenta de que han llegado a su destino y Gwen ya ha entrado en la otra habitación. Sintiéndose un poco tonta por dejar que su mente divague de forma tan transparente, Morgana rápidamente deposita los objetos sobre la mesa y se vuelve para salir.
"Morgana", Merlín la detiene de nuevo, sorprendiéndola al usar su nombre de pila. "¿Está todo bien?"
Ella no puede nombrar el impulso que casi la obliga a hablar con honestidad. Hay algo en Merlín, no puede reconocer qué, pero parece un alma buena o un espíritu afín o ... algo. Hay un destello de familiaridad, pero el momento pasa antes de que Morgana realmente pueda ponerle nombre.
"Estoy bien, Merlín," ella miente. "Sólo es cansancio."
Merlín asiente. "O ... ¿aburrimiento? Estoy libre las próximas horas. ¿Te gustaría ..."
"¿Qué?"
Él piensa por un momento, y luego se decide "¿Jugar al ajedrez?"
El juego termina durando casi tres horas. Cae el Anochecer. Es sorprendentemente buen contrincante, sus hábiles maniobras contrarrestado rápidamente por las de él. Morgana ha estado jugando al ajedrez contra Arthur prácticamente toda su vida, y ha perdido muy pocas veces. Con Merlín, es diferente. Ella no puede anticipar la estrategia de Merlín cuando Arthur por lo general se deja expuesto. A esas horas Morgana comienza a darse cuenta de que hay más en Merlín de lo que parece. Se esconde una mente brillante detrás de su dulce comportamiento.
"Jaque Mate" declara Merlín.
Este es el primero de muchos juegos que juegan, pero no todos ellos será tan inofensivos como el ajedrez.
"Que esto sirva de lección a todos" proclama Uther, de pie en la terraza con vistas a la plaza de la ciudad. "Este hombre es culpable de conspiración de hechicería, encantamientos y magia., Y conforme a las leyes de Camelot, he decretado que tales prácticas están prohibidas con la pena de muerte".
"Esto tiene que terminar" susurra Morgana.
"Lo hará" responde Gwen. "Algún día".
Morgana mira con ojos de acero como un joven, no más mayor que ninguno de ellos, se acerca a la soga del verdugo. "Un día no muy lejano" se promete a sí misma.
En el siguiente año, muchas cosas pasan. Morgana crece: en poder, a la vista, con conciencia clara de lo que la rodea. Todo comienza cuando un niño druida es condenado a muerte. El reinado de Uther ha sido siempre perturbador, pero hay una crueldad que ella ya no puede pasar por alto. La idea de dejar morir al niño la hace sentir mal, y algo en ella responde. Algo fuerte y posesivo. Algo que nunca ha conocido, pero no que puede negar.
Entonces, las cosas progresan aun mas cuando semanas mas tardes ella casi reza por la muerte de Uther, a manos de un asesino, cerca de la tumba de su padre. Todo sucede tan rápido, con tanta rapidez, pero su trayectoria ha sido siempre empinada y traicionera. Al día siguiente, ella camina por un prado sola a las afueras de Camelot.
El poder dentro de ella, y más importante, la voluntad para ser elaborado, de manera constante se manifestará durante muchos meses, muchos años. Pero ese día, ella por su cuenta sólo está segura de una cosa. Se encuentra en una posición única de influencia y poder. Está destinada a algo, ella lo sabe. Inclina la cabeza y pide por guía ... pero es como una oración al viento, su destino es desconocido.
Al otro lado del prado, se oye una voz distante. Morgana Le Fay, la llama en un susurro. "Tu pueblo te necesita".
Y luego hay un silencio de muerte.
"Esto es sólo el principio" ella advierte a Merlín.
Oh, cuánta razón había tenido.
Arthur se sacude y da vueltas en un sueño inquieto, ardiendo con una fiebre que deja su cuerpo enredado en sábanas sudadas. Cuando Gwen se va de su lado, por un momento, en silencio ella se desliza en sus aposentos y lo observa desde la distancia. Él está delante de ella, medio desnudo e indefenso, y lo único que puede ver es su visión. Su muerte. Con lagrimas en los ojos, y el conocimiento abrumador de que podría haber evitado esto la deja paralizada por la culpa.
Coge la toalla húmeda sobre la mesita de noche, y la retuerce sobre el bol de agua. Presiona el lado frio en su frente, ella se mantiene en silencio. Su mirada recorre el cuerpo, que por lo general es la personificación de salud y fuerza. El sudor en el pecho brilla a la luz de una vela tenue, y odia verlo así. ¿Dónde está su campeón arrogante?
"Lo siento", susurra.
La voz de Uther viene desde detrás de ella. "No tienes nada que lamentar, Morgana".
Sorprendida, mira hacia atrás y luego rápidamente compone su expresión. "Yo no le había visto allí."
Uther se ve pálido y frágil, mucho más viejo de lo que él había parecido tres días antes. Él es un gran número de cosas, incluyendo cruel en su reinado, pero Morgana nunca ha dudado de su amor por Arthur. Sin embargo, este mismo hombre la tendría quemándose viva en una pira si supiera...
Cada movimiento que ella hace en su presencia debe ser calculado y medido. No tiene otra opción.
Morgana se levanta. "Deberías descansar. Te ves pálido".
"Mi hijo se está muriendo. ¿Cómo debería verme?"
Ella lo mira acercarse a Arthur, y esto es demasiado. Demasiado sufrimiento. No puede soportar el dolor en el rostro de Uther mientras mira a su hijo moribundo. Morgana pudo haber detenido esto, debería haberlo hecho. Las lágrimas le escuecen los ojos, y da un paso atrás, escapando de la habitación sin que Uther se diera cuenta. La atención de él está en otras cosas.
A medida que ella avanza por el largo pasillo, Morgana levanta la cabeza y toma una decisión. No va a ocultar su don nunca más - estas visiones. La negación no ha hecho sino hacer sus pesadillas realidad. Morgana está cansada de ser un mensajero ignorado por todos, incluso por ella misma.
Ese ya no será el caso.
Esa noche, tiene otra visión.
"No deberías haber matado a mi amigo!"
Hay relámpagos y lluvia, una mujer se convierte en pura luz y gritos. Justo antes de que todo se desvaneciera y se fundiera en la oscuridad, Morgana ve. Ella ve una figura, de pie alto y glorioso. Ella ve la fuerza, la magia y el poder. Tanto es el poder que la ciega como el sol al amanecer.
Ella ve a Merlín.
