¡Hola a todos! Este es mi primer Sirius-Hermione, aunque seguramente haya triángulos amorosos con otros personajes. ¡Admito sugerencias! Espero que os guste.

El primer rayo de luz de la mañana se filtró por la ventana del dormitorio y se posó sobre la durmiente Hermione Granger, del séptimo curso de Hogwarts. El leve calor despertó a la chica, que se sentó en la cama de un salto. Se sentía bien. Ese era el momento que más le gustaba del día, antes de recordar las clases y las prisas que le esperaban.

Se levantó y sonrió viendo a las demás durmiendo a pierna suelta.

- ¡ARRIBA, DORMILONAS! –gritó a todo pulmón.

En la sala común, Harry y Ron llevaban un buen rato despiertos. Hermione bajó las escaleras y los encontró inclinados sobre sus manuales de Pociones. Para variar, habían olvidado hacer los deberes.

- ¡Buenos días! –les dijo Hermione-. Veo que como siempre soy la única que he estudiado Pociones. No sé si lo recordaréis pero hoy tenemos control.

- Ya está aquí la sabelotodo... –murmuró Ron para sus adentros, mientras buscaba en el libro los ingredientes de la poción desvanecedora.

- Seré todo lo sabelotodo que quieras, Ronald Weasley, pero esta vez no te voy a soplar ni una respuesta –contestó la castaña de buen humor.

- ¡Callaos ya y vámonos a desayunar! –dijo Harry-. Ya que voy a suspender, por lo menos que sea con el estómago lleno.

Bajaron al Gran Comedor, Hermione y Ron discutiendo amistosamente y Harry escuchándoles como un mártir.

- No sé a vosotros, pero la perspectiva de un examen de Pociones me hace perder el apetito –dijo Ron, sirviéndose una buena ración de bizcocho de calabaza.

- Oh, sí, se te ve famélico –respondió Harry mientras le echaba el último vistazo a los apuntes.

Hermione se echó a reír, pero se interrumpió al ver que llegaba el correo. Estaba esperando el típico paquete que sus padres le mandaban un poco antes de Navidad con dulces navideños (sin mucho azúcar, naturalmente), y efectivamente este llegó, junto con una carta y El Profeta. Ron recibió una carta y un paquete de la pata de Errol, que aterrizó derribando los vasos de leche de media casa de Gryffindor. Y Harry sonrió al ver a Hedwig, que llevaba unos días sin aparecer, y que también llevaba una carta.

- Recuerdos de mis padres, chicos –suspiró Ron mientras leía la carta.

Acto seguido abrió el paquete, que contenía una percha y un paraguas plegable al que le faltaban varias varillas.

- ¿Por qué me habrá tocado un padre así? –se lamentó Ron-. Herms¿para qué se supone que sirve esto?

Leyó la nota: "¿No son fascinantes los muggles?"

- Pues esto es una percha, sirve para colgar la ropa en el armario. Y esto se supone que es un paraguas, pero está un poco perjudicado –le contestó Hermione riendo-. Tienes un padre muy divertido, Ron.

- ¡Escuchad! –les llamó Harry-. Esta carta es de Sirius. Parece que se va a dejar caer por aquí. Menos mal, hacía mucho tiempo que no venía a hacernos una visita...

A Hermione le dio un vuelco el corazón. Hacía tiempo que había crecido, y Sirius había dejado de ser un hombre mayor, y lo más parecido a un padre para Harry, para pasar a ser un "hombre atractivo" que muchas veces irrumpía en sus sueños de adolescente. Definitivamente, tenía muchas ganas de verle...

Hasta aquí el prólogo, espero que prometa y que me dejéis reviews vale? Un saludo a todos!