—Veo que te estás hechizada - La voz de mi fiel Hermana me sacó, devolviendo de golpe a la realidad. Su mano se extiende con una copa.
— ¿Sabes quién es? — Pregunte sin dejar de mirar aquella hermosa mujer y agarrando la copa.
—Se llama Rachel —responde — como puedes comprobar, una auténtica preciosidad. Pero Desgraciadamente está comprometida —continúa- ¿Ves a ese de allí? —Dice señalando discretamente con el índice a un tipo que está hablando con Mike- Es el hijo de puta de su novio. Según me ha contado Mike, es un muerto de hambre.
— De donde lo conoce Mike? –Pregunte.
— De las apuestas Ilegales, y de paso ese idiota le estuvo rogando a Mike para que lo invite a esta fiesta. Le gusta mucho apostar y anda como loco tratando de conseguir dinero para pagar su último juego. Mientras Rachel le es fiel hasta las trancas, él sería capaz de vendérsela al mejor postor, y ella, por su devoción a él, se dejaría comprar si así se lo pidiese.
Mire de reojo a santana — ¿A cuánto asciende su deuda? — pregunte, segura de que Santana estaba al tanto de esa información.
— Dicen que a cincuenta mil euros, Para nosotras no es nada –la observo que sonríe —Me pregunto de dónde va a sacar semejante cantidad —comenta—. Tal vez por fin acabe con los huesos rotos, o tirado en el fondo de una cuneta. -cualquiera de las dos ideas, eran Buena.
-—¿Podrías conseguirme su teléfono? —pregunte y me miro con una ceja levantada en un gesto indiscutible de interrogación.
—No estás pensando hacer tratos con ese —dijo Ella.
—De pronto ese idiota de ahí tiene algo que me interesa —refute
— ¿De qué estás hablando? —Pregunto
—De Rachel.
— ¿Qué demonios tienes pensado hacer? —me dice tratando por todos los medios de mantener la calma.
— Le daré a ese desgraciado el dinero que necesita para pagar su deuda si permite que Rachel pase un fin de semana conmigo.
— ¿Te has vuelto loca? —preguntó Santana -
—Probablemente —respondí
—No dudo de que ese muerto de hambre te la preste, por decirlo de alguna manera —santana no lograba salir de su perplejidad—. Pero te has parado a pensar lo qué va a decir ella.
—No voy a comprarla —Dije
—¿Ah, no? Entonces, ¿cómo llamas a lo que vas a hacer?
—Sera como un préstamo.
—Pero…
—Necesito conocerla, San —la interrumpí, mirándola fijamente sin titubear un solo segundo. Después mis ojos se fueron de nuevo hacia Rachel—. Aunque solo sea eso, conocerla… Tenerla exclusivamente para mí durante un fin de semana.
En ese mismo instante Rachel alzó el rostro y se topó con mis persistentes ojos verdes que la observaban con una fijeza contemplativa desde el fondo de la terraza, pero apartó rápidamente la mirada con súbita timidez en las mejillas, mientras la suave brisa que corría en la cúspide del edificio le aleteaba los mechones de pelo a ambos lados del rostro.
—Nunca te vi tan interesada por una mujer.
—No sé que tiene Ella, creo que me va hechizado-Sonrió.
—Te conseguiré el teléfono de ese Idiota. No te preocupes —concluyó, consciente de que no sería capaz de ninguna manera de negarse hacerle un favor a su Hermana.
-Gracias amiga.
-Mas que Amiga, soy tu Hermana –Me dice.
