[EDITADO]

Nota de la Autora: ¡Hola, hola queridos lectores! Primero que nada, debo decir que me siento muy avergonzada porque han pasado años y no me he dignado a escribir otro capítulo para esta historia, pero el día de hoy me decidí a finalmente continuarla. Sin embargo, mis intereses y mi forma de redactar no son los mismos que los de hace dos años, así que antes de seguir escribiendo, me dedicaré a corregir cualquier error que consiga en uno de estos primeros capítulos. Quizá hasta cambie una que otra cosita, ¡Pero tranquilos! Nada relevante.

Y para mis nuevos lectores, espero que disfruten mucho de esta pieza que escribí cuando estaba más pequeña con mucho amor y dedicación, comenzando bajo el User Name de MissRedfield94, siguiendo con LolitaLawliet y finalizando con mi nombre de usuario actual, Mandie and The Droogs. ¡Au revoir!

El Ser Padres

Lunes por la mañana. Antes de iniciar mi historia, debo aclarar que los Lunes no son precisamente mis días favoritos. Quizá sea porque mi ánimo se pierde entre esas horas exhaustivas de tareas de fin de semana, o porque simplemente el Lunes representa el inicio de unos atareados cinco días de tratar de manejar a mis chillonas compañeras de clase dispuestas a hacer cualquier cosa para ver a sus ídolos de la clase nocturna.

Y allí estaba yo una vez más, tirada en la cama, enredada entre las sábanas, y luciendo como una enorme oruga poco agraciada (No es que las orugas me parezcan demasiado bonitas de por sí, pero bueno, así de poco agraciada me veía que ni las orugas me superaban). No quería levantarme. Sabía que sí lo hacía, tendría que soportar a todas esas fastidiosas chicas alborotadas y chillonas, amenazándome, pisoteándome...

—Yuki—Exclamó una voz a lo lejos. Tan a lo lejos...—. ¡Yuuki! Despierta, vamos... Llegaremos tarde...

—¿Hmm?

—¡Yuki!

—Cinco minutos más...—Una semana más, vamos, sólo siete días más...—.

Escuché a Yori gemir exasperada, y me acomodé entre las sábanas. Nada en este mundo podría hacerme levantar de mi cálida cama. Ni Zero con sus rabietas, ni Yori con sus pomposas maneras, ni siquiera el hecho de que aquel día... Aquel día...

—¡Oh por Dios!—Grité exaltada, levantándome de un brinco y tomando mi toalla y uniforme, mientras me dirigía al baño a toda prisa—.

Aquel día, algo importante pasaría. El director Cross había anunciado el viernes pasado que tenía interesantes noticias para nosotros acerca de un nuevo proyecto, y que explicaría el día de hoy, en que consistía. Se había visto muy entusiasmado al decirlo, lo que me dejaba muy en claro que fuera lo que fuera lo que el director tramaba, era algo probablemente muy retorcido. Muy, muy retorcido.

Me desvestí a toda prisa, y me metí en la ducha para tomar un baño rápido. Diez minutos después, ya salía de la habitación, limpia y completamente vestida. Yori me esperaba en el pasillo con sus libros en la mano, y una expresión relajada en el rostro.

—Eso fue rápido, Yuki-chan.

Le dediqué una rápida sonrisa y corrí, tomándola de la mano, para dirigirnos al salón de clases. Entramos antes de que nuestro profesor hiciera acto de presencia en el aula, y nos apresuramos a sentarnos. La verdad no teníamos para nada ganas de quedar castigadas, y Yagari-Sensei podía ser muy estricto... Sobre todo cuando está de malas. Y los lunes, por desgracia, parecía que tampoco le hacían mucha gracia.

Miré al rededor, buscando a Zero con la mirada. Tenía mucho tiempo sin atender a sus labores como prefecto, y quería asegurarme de que ésta vez no se me escapara. Lo vi sentado en la última fila, sólo y con semblante aburrido. Le sonreí y le saludé con la mano, pero como siempre, no me prestó atención.

La puerta se abrió de pronto con un estruendo, dejando a la vista a una figura alta y musculosa, con sombrero de vaquero y un parche de cuero que cubría la mitad de su joven rostro. Parecía listo para estrangular a alguien. Oh, genial. Este parecía ser uno de ''esos días''.

El hombre entró en el salón, con una mirada dura y fría, y el desprecio marcado en cada uno de sus rasgos. Todos hicieron silencio, y los pocos alumnos de pie, corrieron a sus sitios, prácticamente temblando en sus lugares. Éste iba a ser un terrible comienzo para la semana, se los aseguro.

Yagari-Sensei se inclinó antes de llegar a su escritorio, y tomó entre sus manos un trozo de papel arrugado, lo abrió, y leyó con una sonrisa malévola lo escrito en él. Todos le observaron sin moverse, aguantando la respiración.

Finalmente, el profesor arrugó de nuevo el papel y lo tiró a la basura, antes de caminar y sentarse, con la tenebrosa sonrisa aún en su cara.

—Creo—Exclamó Yagari-Sensei— que ya tengo una idea de porqué sus notas son tan patéticas éste año. Es triste... Es muy triste...—Agregó, pero por su expresión, él no parecía lamentarlo—.

Todos le observaron, confundidos por sus palabras y lo escrito en la hoja arrugada, pero demasiado temerosos de moverse como para caminar hasta la papelera y averiguar lo que rezaba el condenado papelito. Sin embargo, el profesor no dijo nada más, y dio inicio a su clase, la cual fue tres veces aún más aburrida que todas las anteriores. Cuando sonó la campana, todos los estudiantes que se habían hallado en un estado parcial de adormecimiento, corrieron hacia la puerta, pero Yagari-Sensei los detuvo.

—Yo no he dicho que puedan salir.

Todos le miraron con los ojos como platos, y muchos dejaron escapar gemidos frustrados y palabrotas por lo bajo, pero volvieron obedientemente a sus sitios.

—Cómo ya deberían de saber, si escucharon al director el viernes, se les asignará un proyecto, y hoy, el vendrá y se los explicará. Deben permanecer acá hasta que llegue. —Dicho esto, volvió a su escritorio, tomó un fajo de hojas, y comenzó a revisarlas—.

Me removí incómoda en mi silla, esperándo impaciente a que mi padre adoptivo llegara.

—¿De que crees que conste el proyecto?—Me preguntó Yori, con su usual voz monótona—.

—Ni idea Yori-chan... Tendremos que esperar a qu...

No pude terminar la oración, porque en ese mismo instante, las puertas se abrieron, revelando al director Cross, quién no paraba de reír por lo bajo y dar saltitos de emoción. Todos le miramos, mientras se acercaba a Yagari-sensei y le susurraba algo entre risitas. El hombre asintió y volvió a su tarea de corregir exámenes.

—Bien, bien mis niños.—Exclamó el director tratando de mantener una expresión seria, pero fallando—. Les tengo unas noticias muy emocionantes.

Pude oír a Zero resoplando en el asiento de atrás.

—Todos los años, se les asignan proyectos para determinar si los estudiantes son aptos para graduarse, o no. Ésta vez, tuve una brillante idea acerca de una manera para hacer de éstos proyectos algo no tan complicado. Así que el tema de éste año, es educación sexual...

Todas las chicas nos sonrojamos, mientras todos los chicos (Menos Zero), silbaban y aplaudían entusiasmados. Al director pareció gustarle la forma en que los hombres tomaron el tema y río por lo bajo mientras también aplaudía. Luego continuó:

—... Y las habilidades paternas. —Todos se quedaron en silencio, mientras el director continuaba riendo y aplaudiendo. Al darse cuenta de que ahora nadie compartía con él el entusiasmo, carraspeó y su rostro se enserió—. En este mismo momento, quiero mostrarles los requerimientos para este último tema.

Mi padre adoptivo miró a Yagari-sensei, quién ahora mostraba una sonrisa burlona. Éste último se agachó y sacó de debajo de su escritorio una caja grande, cuyo contenido nadie podía ver, pero que emitía un sonido chirriante y bastante molesto.

El hombre caminó hacia el director y le tendió la caja, la cual éste abrió. Introdujo su mano en ella, y lo que sacó, era algo que nadie esperó ver. Un bebé mecánico que lloraba y pataleaba histérico.

—No se atrevería...—Susurró Zero—.

¿Que planeaba hacer el director? ¿Para que necesitábamos un bebé...? Oh no...

—¡Felicitaciones chicos! ¡Todos serán padres!—Dijo el director aplaudiendo emocionado—. Deben hacer este proyecto en las parejas que yo escogeré para ustedes.

Todos gimieron. No les entusiasmaba mucho la idea de que alguien más escogiera al padre o madre de su bebé. Sobre todo a mí.

—En cuanto a las clases de educación sexual... Confío en que mi buen amigo Yagari pueda enseñarles lo...

—¡¿QUÉ?—Gritó Yagari-sensei, sorprendido— ¿Ed-Educación sexual? Debe de estar bromeando...

—No, no lo estoy.—Exclamó el director, tratando de lucir su mejor expresión de inocencia—.

—Nosotros no habíamos acordado esto...—Le dijo el profesor a éste entre dientes—.

—Pues acabamos de hacerlo.—Dicho ésto, se dió la vuelta y agregó—. Bien, bien, ahora, nombraré las parejas, y espero que hagan silencio por favor.

El director Cross nombró a todos y cada uno de los estudiantes y les asignó a sus compañeros, mientras Yagari-sensei parecía estar considerando el suicidio. O mejor dicho, el homicidio. Al final, solo quedabamos dos personas.

"Oh-oh..."

—Por último... ¡Kiryu-kun y Yuuki!

"Cinco segundos para la explosión..."

—¡¿QUÉ?— Estalló Zero, golpeando con los puños su mesa—. ¡Me niego!

—¡P-pero Z-zero! ¡Si no ap-pruebas el proyecto, no podrás graduarte!—Replicó el director, escondiéndose tras Yagari-Sensei—.

El chico de cabellos plateados gruñó y apretó los dientes, luchando por no lanzarse sobre el director. Yo suspiré. Sabía que algo así pasaría porqué, ¿que cosa buena se podía esperar de un lunes? Por lo menos esto ya no podía ponerse peor.

—A propósito, una de las personas del grupo, hombre o mujer, debe recoger esto a la hora de salida, y llevarlo puesto por una semana—Dijo el director, mostrando lo que parecía ser una gran replica de... Oh Dios mío.

Miré a mi padre adoptivo con la boca abierta. ¡¿Que demonios se había fumado esta vez?. Cuando ya me preparaba para preguntárselo, un ruido sordo resonó en el aula. Me volteé, y lo único que pude ver fue a Zero inconsciente en el suelo. Aparté la mirada, cerré los ojos y traté de calmarme. Éste iba a ser un largo día...


Bueno, he aquí el primer capítulo, revisado, corregido y creo que un poco más adecuado. Las redundancias me llovían encima mientras iba leyendo el original, se nota que no tenía ningún Beta cuando comencé a escribir esto. Ahora, ¡Con el siguiente capítulo! Sientanse libres de dejar un review si les ha gustado. ¡Nos leemos!