Año 200X Día 1 Entrada 1

A partir de este momento he decidido darle numeración a los años, si alguien lee esto estarán leyendo mis memorias y mi vida como ser humano, mi nombre es Steve, soy el último hombre del mundo, digo 'hombre' como ser humano, pues aún habitan criaturas diferentes de mí en el planeta, cerdos, vacas, ovejas, animales en general, pero además de ellos están 'los monstruos', ellos son seres de apariencia humana pero con cualidades que simplemente los hacen inhumanos, ¿de dónde vienen?, después de todo el tiempo que he pasado aquí aún no he encontrado la respuesta, sus motivos aún me son desconocidos, pero hay algo que sí sé, ellos estaban aquí antes y si no me cuido las cosas volverán a ser como antes, antes de que YO llegara.

Fin de entrada 1

Steve cerró su diario y salió de la cama, se dirigió a su enorme galería de cofres, de los cuales sacó lo necesario para un día de recolección de alimentos, espada, arco, comida, mapa, y una colección de herramientas variadas todas hechas de diamante, al terminar cerró al cajón y se dispuso a examinar su casa antes de salir, hacía ya mucho que no hacía esto, siempre llegaba sucio, hambriento y sobre todo cansado, después de sumergirse en la pequeña bañera improvisada, cenaba y dormía, a la mañana siguiente siempre salía prácticamente disparado a recolectar materiales, 'Después de tanto trabajo puedo decir que me siento seguro aquí' pensó Steve mientras observada su refugio/hogar, tras mucho minar y minar por meses y meses llegó a tener dos cofres repletos de obsidiana, los cuales aprovechó al máximo para construir un refugio hecho 100% de este mineral, ahora que lo pensaba mejor había pasado bastante tiempo desde que había entrado a ese extraño y cúbico mundo, recordaba, ahora con nostalgia, el pequeño refugio de tierra que se vio forzado a construir en su primer día, luego de la enorme sorpresa de que podía 'romper' la tierra a puñetazos y usarla después, algo más extraño era el hecho de que mientras el mundo y los animales eran hechos, literalmente, con cubos, él y los monstruos mantenían sus dimensiones, la razón de esto permanece aún más allá del conocimiento de Steve, y ahora ahí estaba, con su espada de diamante y armadura casi impenetrable, cazando animales como un experto superviviente.

Año 200X Día 1 Entrada 2

El día transcurrió normal, 25 chuletas, 10 pollos, y 30 chuletas de res, nada mal para una cacería, la normalidad terminó con un repentino golpe de suerte, al estar persiguiendo el último cerdo, accidentalmente caí en una pequeña mina, para mi sorpresa, frente a mis ojos se encontraba un yacimiento natural del material indestructible OBSIDIANA.

Con mi fiel pico cavé hasta que se rompió y después de preparar un camino de tierra para futuras expediciones salí de la mina, al salir me encontré con una desagradable sorpresa, un creeper, puedo decir abiertamente lo siguiente: ODIO A LOS CREEPERS. A mi parecer no son más que seres humanoides vestidos en capucha verde que al parecer disfrutan destruir todo lo que construyas, soldados suicidas literalmente, tras enfrentarme con el pequeño grupo de creepers noté que mi armadura se empezaba a gastar, ahí fue cuando me llegó la iluminación:

OBSIDIANA + FORTALEZA = FORTALEZA INDESTRUCTIBLE

OBSIDIANA + ARMADURA = ARMADURA INDESTRUCTIBLE

Aún no sé cómo terminara este experimento, pero en realidad me hace pensar como no se me había ocurrido antes, tengo tiempo, mucha obsidiana y nada que perder; se está haciendo de noche, saldré a dar una última revisión de mi defensa del patio exterior, una barrera de bloques infernales encendidos (cortesía de mi viaje al Netherworld junto con mi foto con mi Ghast mascota Gritillos) excelentes para mantener a raya a cualquier 'visitante no deseado'. Mañana seguiré con mi bitácora.

Fin de entrada 2

Steve cerró su diario y se fue a la cama, a las afueras de su casa se escucharon pasos, a aproximadamente 5 metros de su casa, escondida entre los árboles se encontraba un creeper, ella estaba completamente concentrada mirando fijamente a Steve a través de su ventana, llevaba puesta la típica chamarra verde camuflaje y botas cafés que llevan todos los creepers, el paquete explosivo colgaba de su espalda a manera de mochila junto con un encendedor de mano ubicado en su bolsillo, cualquiera que la hubiera visto hubiera admitido que aunque fuera un explosivo andante era realmente hermosa, fino cabello anaranjado que corría por su cabeza oculto en el gorro de la chamarra, ojos color zafiro y un pequeño sonrojo que se formaba en su cara, al parecer debido al hecho de ver a Steve; de su mochila explosiva sacó un diario y una pluma, hechos de un material para que parecieran como el original, pero que no se destruyeran ni dañaran con la explosión.

Querido Diario

Hoy pude verlo de nuevo, Steve, el humano que ahora lleva viviendo aquí 5 años, 8 meses y 23 días, ese tiempo ha sido el mejor tiempo de mi vida, el simple hecho de poder verlo trabajar tan duro y su cara de satisfacción al conseguir lo que quiere me provoca un sentimiento que no puedo describir, ahora en su fecha de cumpleaños los 2 tenemos la misma edad, 18 años, he decidido que mañana confesaré mis sentimientos.

Tuya, Natalie.

Natalie cerró su diario y dejó de escribir, pasó unos minutos pensando mientras continuaba observando a Steve plácidamente dormido en su cama, su semblante se entristeció cuando se dio cuenta de lo que iba a ocurrir una vez que se confesara, la emoción activaría sus instintos provocando que encendiera el explosivo en su espalda, ella sobreviviría obviamente pero estaba segura de que él no. Por mucho que le doliera debía aceptarlo ellos eran totalmente incompatibles, ¿no existiría una manera en la que él pudiera sobrevivir, ser como ella sabía que era, un explorador invencible, sin miedo y con una voluntad de hierro?

Natalie suspiró profundamente antes de pararse, miró a Steve una última vez antes de desaparecer entre los árboles, aún tenía que patrullar un poco antes de volver a su hogar con sus padres.