Disclaimer: Como entrenar a tu dragón no me pertenece, le pertenece a Cressida Cowell y a Dreamworks, si fuera por mi habría un toothcup mas abierto y Astrid no seria la pareja FORZADA de Hipo.


Mi cuerpo es tuyo.

Prologo.

Una fría tormenta caía en aquella antigua ciudad, los alfeizares de las casas se llenaban de agua y la gente corría a refugiarse; entre la multitud se encontraban dos chicos que al igual que los demás corrían para refugiarse. Un chico era pelirrojo mientras el más pequeño era castaño.

El mayor de los dos tomó al más pequeño y lo cargo para protegerlo de la lluvia.

—Furious... yo puedo caminar sólo...— Furious miró sonriente a su hermanito, no tendría más de 12 años pero ya se sentía todo un adulto.

—OH, lo olvidaba ya eres todo un adulto ¿no es cierto?— el pequeño Hipo desvío la mirada, su hermano no perdía oportunidad para recordarle lo que era, sólo un niño.

—Mmhh... ¿Por qué vinimos de vacaciones aquí siempre está lloviendo...?— dijo inflando las mejillas un tanto en tono de puchero, a Furious le divertía bastante cuando su hermanito se ponía así.

—La ciudad es bella— dijo Furious mientras acariciaba los suaves cabellos de su hermano.

La verdadera razón era el hacer olvidar a su hermanito la trágica muerte de sus padres... él era todo lo que le quedaba y no quería volver a verlo sufrir.

—Es verdad...— Hipo se acurrucó en los brazos de su hermano mayor y se metió el dedo gordo a la boca a manera de chupete, tal como un pequeño.

Furious sonrío enternecido al ver a su pequeño hermanito quedarse dormido —duerme hermanito, yo cuidaré de ti— se refugió bajo una pequeña lona que aunque no lo cubría a él, si lo hacía con su pequeño hermano.

Desde que Hipo había nacido Furious lo cuidaba con su propia vida... lo amaba, era su hermanito y haría lo que fuese por él.

Hipo no recordaba muy bien a sus padres pues en el accidente en el que habían muerto sufrió una fuerte lesión en la cabeza causándole amnesia, pero en las noches solía tener pesadillas acerca de ellos.

Desde que Furious tenía 18 había tenido que cuidar a su hermano y brindarle todo. Y había hecho un buen trabajo.

Furious estaba muy pensativo y no notó que una camioneta negra se acercaba peligrosamente hacia ellos hasta que fue muy tarde.

La camioneta frenó tan cerca de atropellar a Furious y a Hipo que el mayor cayó de espaldas mientras dos fornidos hombres bajaban del vehículo.

—Este servirá... esta bastante bien— dijo uno de los asquerosos hombres mientras tomaba al asustado Hipo dándole una viscosa lamida en el cuello; haciendo que se retorciera, esas laminadas le quemaban.

—¡BASTA CERDOS!— grito Furious poniéndose de pie, pero el otro hombre sacó de su saco un arma y le disparó a Furious a quemarropa, este cayó y se quedó inmóvil en el pavimento.

—¡HERMANO! NOOO!— el pequeño Hipo se retorcía intentando escapar de las manos de su captor. Su corazón le dolía, era como si una mano invisible lo estuviera estrujando; las lágrimas corrían por sus mejillas mientras los dos hombres lo metían a la camioneta.

Furious se encontraba muy mal herido pero estaba vivo y alcanzó a ver la pequeña mano de su hermano en la ventana trasera del vehículo, mientras esté se alejaba a gran velocidad.

Furious lloraba desesperadamente, no le importaba la herida que tenía. Lo que le dolía era no haber podido salvar a su hermano. Entonces en medio de su llanto cayó de bruces en el pavimento, la herida era bastante grave —her...ma...ni...to—.

Mientras tanto Hipo yacía en el suelo de aquella camioneta, uno de los hombres comenzaba a desvestirlo, el hombre se relamía los labios mientras el pequeño lloraba desconsoladamente; el hombre comenzó a lamer el cuerpo de Hipo y a acariciar lo.

El pequeño sentía como aquellas caricias lo quemaban —Tranquilo recuerda que la mercancía debe estar intacta— el otro hombre dijo mientras seguía conduciendo, el hombre se alejó de Hipo refunfuñando.

"¿mercancía?" pensó el ahora completamente desnudo Hipo, mientras sentía como la camioneta se detenía y al mirar al exterior vislumbro lo que parecía ser una gran bodega, sin duda algo malo le pasaría, pero no lloraba por eso sino porque ahora sin duda su hermano estaría muerto —furious— sollozo en silencio mientras los hombres lo llevaban dentro.

En el interior aquel lugar dejo de parecer una bodega, era más como una sala de subastas; en el fondo se encontraba una gran tarima y frente a estas se encontraban como cincuenta sillas, todas ocupadas por hombre y mujeres que parecían ser todos ellos adinerados.

—Muévete mocoso! — dijo uno de los hombres empujando a Hipo hacia la tarima. En ella se encontraba un hombre de pie un hombre alto y de mirada siniestra.

—Vamos, veo que han llegado más productos— dijo sonriente mientras los hombres sentaban al menor en una silla al centro del estrado.

—¡La oferta comienza con trecientos mil¡ ¿alguien da más—

Los hombre comenzaron a ofertar hasta que el precio de Hipo superaba el millón y solo dos de los adinerados querían o mejor dicho podían disputárselo.

—¡Vamos, vamos ¿Solo un millón?!, este hermoso chico vale al menos el doble—

Uno de los hombres que ofertaban pareció cambio de opinión. —tres millones y es mi última oferta—

El macabro vendedor sonrió complacido mientras el otro hombre adinerado, tomaba asiento derrotado.

—¿Se lo envolvemos o se lo va a comer aquí?— dijo el vendedor con sarcasmo mientras sonreía complacido.


Notas del Autor:

Bueno como no conozco la personalidad de Furious antes de lo sucedido en el octavo libro, me base en la personalidad de un hermano sobreprotector.

Eso es todo, espero les haya gustado el prologo. Y por favor dejen sus comentarios aquí abajo, se aceptan halagos, insultos, galletas, golpes, consejos o lo que quieran, el chiste es que comenten.

Sin más que decir, me despido por ahora. :D