Tacto
Holiguiiss mi gente… me fui a vagar y no hay mucho de esta temática, en lo personal es uno de mis favoritos Universos Alternos ya que me recuerdo a Marvel… Este fic está hecho de imaginación Vallartense, Jalisciense y Mexicano… que lo disfruten.
Miraculous Ladybug no es de mi autoría, es de Thomas Astruc, si fuera mi ya habría matado un personaje junto con un drama hecho de desmadre XD
Tacto_ Prologó
Esto debía ser una broma, uno de mal gusto; Plagg voló delante del joven de cabellera rubia.
― ¿Qué es esto?―alzó la mano al aire, el kwami se dirigió a la mano con cuidado y se dejó acariciar.
―Soy un Kwami, un ser que te podrá dar el poder de la destrucción. Mucho gusto―Adrien tenía una expresión de incredulidad.
¡¿Él era el elegido?! ¿Una persona ciega podía ser un superhéroe? No era un secreto que el único hijo del famoso diseñador Gabriel Agreste padeció un accidente que involucraba la desaparición de su esposa.
Ese día solo recordó que al abrir los ojos, no había nada, la visión le fallaba y escucha más fuerte de lo normal. La puerta se abrió, se pudo calmar un poco al escuchar la voz de su padre; pero sus ojos se llenaron de lágrimas cuando le confesó que ya no volvería a ver.
Los tratamientos se iban descartando poco a poco, ninguno daba un resultado satisfactorio para el parecer del diseñador. No tuvo de otra que proteger a su hijo, que aprendiera en casa y tener como tutora una persona especializada.
Después de eso comenzó apreciar todas las cosas a su alrededor, disfrutaba demasiado el tiempo en el jardín, su padre quería lo mejor para su bienestar así que casi a la edad de cumplir 15 lo inscribió a un escuela donde asistía la hija del alcalde. Se llenó de emoción ante eso, pero no había tenido un buen día como esperaba.
De hecho casi una chica lo golpeaba, pero al darse cuenta de su ceguera, la dejo mal vista en frente del salón y los profesores.
― ¡Yo no puedo ser superhéroe! ¡Eso ni de chiste!
―Tranquilo, chico. No es la primera vez que tengo un aportador así, pero admito que pensé que sería el primero y el último con que lidiara…―exclamó el pequeño gato recordando a su dueño de Egipto.
―Bueno, admito que suena tentador…―afirmo Adrien tocando un poco la pancita del chico― ¿Qué es lo que tengo que hacer?―cuestiono exaltado.
―Hay que ir por partes, me llamo Plagg…
―Yo soy Adrien.
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Lo había hecho bien, las sensaciones lo hacían sentir más vivo de lo que estaba; el día se estaba poniendo mejor al oler el ambiente agitado y escuchar la brisa cabalgar con suavidad en sus mechones rubios; sería una lluvia algo ligera, pero era necesario usar paraguas, en cambio quería las frías gotas golpear contra su cuerpo. Estuvo tan concentrado en el tacto que no escucho los pasos y como un paraguas detenía a la lluvia arriba de él.
―Lo siento―musitó la chica.
―No hay problema, realmente no te tienes que disculpar―dijo relajado.
Se quedaron ambos debajo del paraguas, Adrien dio unos pasos para sentir la lluvia de nuevo.
― ¿Qué es lo que estás haciendo?
― ¿No puedo apreciar la lluvia a mi manera?―argumentó con gracia.
―Te vas a enfermar―bufó con un puchero.
Eso le recordaba un poco a su padre, su compañera de equipo lo dejo ser tan libre como quiso, sentir la adrenalina en sus venas con cada sonido, aroma y tacto que se atravesará. Plagg lo ayudó mucho, esas agilidades le provocaban nunca volver hacer el de antes.
―Escucha, es la primera vez en tanto tiempo que tengo libertad…
―Pero no quiero que te enfermes
― ¿Por qué?
―Porque así no tendré mi oportunidad de verte y tratar de ser tu amiga―se detuvo y giró sobre sus talones, ella solo acercó el paraguas y puso una mano en el hombro del rubio―Me llamo Marinette Dupain-Cheg…―la mano descendió hasta tocar la del chico y guiarla hacia su rostro―Quiero que te grabes esta cara, porque quiero ser tu amiga.
El solo pudo asentir con timidez mientras un trueno resonaba por París al recorrer las facciones de la chica. Ojos rasgados, nariz fina, boca pequeña con unos carnosos labios.
―Parecen que vinieron a recogerte―anunció al ver un auto estacionarse, el chico se iba a retirar, pero ella lo detiene―Espera… ¿Puedes extender la mano?―dudó, pero lo hizo―Es un macarrón, espero que sea de tu agrado. No vemos mañana.
Pudo jurar que ella sonrió y con voz suave le respondió.
― ¿Quién lo diría? Vas a la escuela por unos días y ya tienes novia―sus mejillas ardieron ante el comentario de Plagg.
―Ella no es mi novia―exclamó en defensa.
― ¿Es bonita?
No caería en esa trampa, no admitiría lo suaves y carnosos que eran sus labios, ni el contacto agradable de sus mejillas.
―Cállate―fue lo único que se le ocurrió antes de escuchar la risa de su kwami.
Porque él sabía lo que paso en su loca cabeza al tener el honor de tocar la cara de ese ángel caído.
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El año se fue volando junto con las mariposas que purifica su Lady. Marinette era una chica increíble, sentía de verdad que poco a poco caía en el amor de forma libre; y el miedo también lo acompañaba, era una persona optimista, pero el hecho de pensar en la palabra gustar.
No solo se había enamorado de ella, sino también de Ladybug. Se sentía como un patán ¿Cómo podía sentir los mismo sentimientos hacía dos personas? No fue hasta después de medio año de conocer a ambas que se percató de algo.
¿Y si es una sola persona?
Era descabellado, pero con toda la vergüenza le pidió a la Catarina tocar su rostro, podría existir la tela de por medio que le brindaba de protección, pero no era un obstáculo para él.
De ninguna manera.
Ahí fue donde todo comenzó a encajar: la voz, su olor a pan por las mañanas, la personalidad tan singular y las facciones delicadas de la chica.
―Eres hermosa, My Lady―exclamó con alegría.
Tal vez no podía ver, pero en sus manos sentía el calor de las mejillas sonrojadas.
Después del patrullaje nocturno le pregunto a su kwami sobre porque no lo supo desde el principio. Plagg respondió que aunque tuviera ambos ojos en buen estado tardaría mucho para enterarse de quién podría ser su compañera debajo del antifaz.
―Nuestra magia no solo hace poderes, tomaron como privilegio especial su identidad y esto hace que las personas no las reconozcan a pesar de los años―admitió mientras engullía el pedazo de queso.
―Eso es interesante… ¿Qué crees que siente?―preguntó entre suspiros.
―Los sentimientos humanos son muy complicados, chico. De algo que estoy completamente seguro es que ella solo te ve con compañerismo en ambos casos. No importa si eres Chat Noir o Adrien Agreste, para ella solo eres un chico del montón.
― ¿Y si la hago cambiar de parecer?
―Ella posiblemente se enojará contigo cuando le digas que sabes su identidad―se burló al recordar el carácter de la chica.
―Nunca fue mi intensión―dijo sonrojado― ¡No ha vuelto a pasar en todo ese tiempo!―gritó a los cuatro vientos.
―Debes de decir que pensaste que era suave al tacto…
― ¡No te burles! ¡Era mi primer día!
―Ya casi da un aviso de alejamiento por pervertido.
―No me estas ayudando en nada―respiró hondo y sereno―Lo que tengo que hacer es que se enamore de mi…―concluyó con simpleza.
―Lo veo difícil, Adrien.
― ¿Por qué? ¿Crees que no la puedo conquistar con mi encanto?
―No digo eso, tienes competencia desde hace tres meses ¿O ya olvidaste al tomate que le gusta pintar a tu amada?
Tenía razón, el chico le llevaba ventaja, pero él tenía mucha delantera aunque ella no lo sabía y menos el tipo. Le pidió al gato que lo ayudara a buscar algunas rimas, quería impresionarla como ella lo hizo alguna vez con él.
Después de todo ¿Qué tenía que perder?
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