Mi personalidad siempre fue muy poco común a la de las demás mujeres, era mucho más tímida que cualquier muchacha que yo conociera, todas eran reveladas, les gustaba demostrar que eran bellas, yo por el contrario no era precisamente una persona con gran autoestima o algo así, pero siempre hubo alguien que creyó lo contrario. MI nombre es Anya Braginskaya, nací en Rusia pero viajé a China a estudiar algo relacionado con Arte, ahí conocí a uno de los hombres que se volvería el más importante de mi vida, lamentablemente era mi profesor, su nombre era Wang Yao.

-Anya –sonrió-: llevas dos meses en mi clase de música y te has vuelto muy buena, te felicito –su sonrisa era hermosa, se impregnaba en cada célula de mi cuerpo, no podía dejar de mirarlo.-

-Muchas gracias, Yao –me sonrojé, ya que sin querer lo había llamado directamente por su nombre tuteándolo, él sólo me miró alegremente.-

-Aru –se sonrojó un poco, no supe por qué-: el viernes te haré un examen ¿Sí?, para que te prepares bien.

-¡Da~!

Realmente estudiar para sus pruebas me era muy reconfortante, lo veía como una manera de ganarme su respeto y cariño, aparentemente lo estaba consiguiendo, eso era muy bueno para mí.

Esa escuela de Arte en China estaba llena de personas encantadoras, entre ellas se encontraba uno de mis mejores amigos, Gilbert Beilschmidt, un lindo tipo, algo egocéntrico, compartíamos todo, absolutamente todo. Por lo menos llevábamos diez años de conocernos, ya que lo había conocido cuando era más joven. Yo en esa escuela de Artes tenía bastantes ramos, entre ellos Artes Visuales, con un profesor bastante particular, Francis Bonnefoy, aunque le encantaba que hiciéramos cosas incómodas.

-¡Hoy, mis amores! –decía, usualmente usaba esos términos-: necesito una voluntaria entre la clase para que los demás logren captar totalmente su esencia y la dibujen ¿Está bien? –guiñó el ojo muy sugerentemente, solía ponerme muy nerviosa, no como lo hace Yao, me explico, a veces que se pusiera tan cerca era intimidante-: ¡Anya! –dijo y me sacó de mis pensamientos.-

-¿Sí? –dije, extremadamente nerviosa.-

-Tu figura es perfecta para lo que quiero hacer –sus ojos se llenaron de brillo, parecía un demente-: ¿Puedes venir?

-S-sí –asentí.-

El tema es el siguiente, a mí no me gusta mi cuerpo, las demás chicas parecen todas tal delgadas, con un cuerpo lleno de armonía. En esa clase podría haber salido cualquiera, por ejemplo Isabel Fernández, que es de España, posee una belleza espectacular, también Elizabeta Héderváry, a la que Gilbert quiere en secreto, una persona como él no confiesa los sentimientos tan fácilmente. Pero volviendo a mis problemas tuve que salir al frente de la clase, con la cara expectante de los compañeros de mi clase y, Francis me colocó frente a su rostro y dijo sin ningún tipo de tapujos:

-Anya ¿Podrías quitarte la ropa?

Definitivamente esto era un poco inesperado, usualmente nos hacía dibujar cuerpos desnudos o cosas por el estilo, pero era la primera vez que pedía algo así.

-¿Qué ha dicho? –dije, todos quedaron atónitos.-

-No te asustes –me miró muy de cerca-: No quiero que te desnudes completamente, quiero que quedes en ropa interior –no me lo tomen a mal, pero era muy incómodo, además comenzó a salir algo de sangre de su nariz.-

Luego de mucho pensarlo, hice lo que mi profesor me dijo, me pidió que me sentara en la mesa del profesor, para que los demás me dibujaran. Así fue como lo hice. Gilbert me miraba desde su puesto, se reía y estaba algo sonrojado, aunque eso es normal en él. Además, ambos nos habíamos visto así antiguamente.

Las cosas parecían ir bien, Francis también me dibujó, también me tomó una foto de hecho, eso fue bastante incómodo, todo era demasiado incómodo. Pero hubo algo que destruyó toda la dignidad que me quedaba. Yao apareció por la puerta, parece que debía hablar con Francis, cuando abrió ambos nos quedamos mirando por largo rato.

-F-Francis, aru –dijo finalmente, bastante nervioso-: ¿Podemos conversar?

-¡Oui! –asintió felizmente-: Querida Anya, quédate ahí un momento hasta que tus compañeros terminen el primer boceto.

-Da~ -sonreí cuando salió, muy en el fondo estaba esperando un momento así.-

-¡Anya! –dijo Gilbert-: ¿Estás bien? –tenía claro a qué se refería, eso lo volvía aún más incómodo.-

-¡Silencio! –dijo, y miré hacia abajo.-

-Con el rostro así de rojo, te ves muy bonita –dijo Francis repentinamente en mi oído, casi me da un infarto.-

-¡P-Profesor! –lo miré.-

-Los chicos parecen haber acabado, así que puedes vestirte. Merci –sonrió.-

Asentí con una sonrisa y me coloqué la ropa, volví a mi asiento al lado de Gilbert, miré su croquera, su dibujo era bastante bonito, no parecía ser yo.

-Es muy bonito –sonreí.-

-Tú lo eres, Anya, no tanto como yo, claro –rió-: pero lo eres. Probablemente dejaste pensando a ese profesorcito –me guiñó el ojo, me sentí realmente incómoda.-

-Anya, el profesor Yao dijo que necesitaba hablar contigo a solas –sonrió.-

-¿Da~?

Lo que pasaría después, fue lo más sorprendente.