Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, pero la historia es completamente mía.
"Mi última esperanza."
Universo Alterno.
Capítulo 1: "Nada que perder"
-¿Es un trato? –Hablaba rápido. Era muy entrada la noche, y necesitaba cerrar ese caso cuanto antes. Su amiga, sentada junto a ella, comenzaba a exasperarse ante la espera de la maldita respuesta. Y su rubio amigo, frente a ellas, parecía tan dubitativo sobre el asunto que ya era irritante. -¡Decide de una vez!
-Está bien. –Murmuro por lo bajo. Ambas chicas sonrieron con arrogancia mientras se dirigían una cómplice mirada. Naruto frente a ellas, las miraba con algo de miedo. –Pero recuerden que también deben ayudarme. –Susurro al tiempo en que recibía la mirada de ambas féminas. Aquella oscura habitación, iluminada apenas con la luz de la luna que se colaba por la ventana le daba un toque espeluznante al momento.
-Por supuesto Narutín querido. –Dijeron al unísono, causando un escalofrío en el joven de ojos celestes. Luego de asentir con la cabeza a modo de despedida salió disparado de aquella habitación como si su vida dependiera de ello. Una vez fuera de la estancia, se dio el tiempo para suspirar con más tranquilidad y encaminarse a su casa.
Recién amanecía, los rayos de sol se adentraban en su dormitorio como unos completos intrusos, iluminando todo a su paso. Mientras se frotaba los ojos para despabilarse, observó el reloj que reposaba sobre su mesa de luz. Las 8 am. Corriendo entró en el baño a darse una ducha. Se le hacía tarde para ir a trabajar. Vistiéndose a los apurones fue hacia la cocina donde se encontró con la celeste mirada de su mejor amiga.
-Buenos días Frentona. –Habló antes de darle un trago a su taza que parecía contener algo de café. La pelirrosa que recién entraba en la habitación tomo un vaso para servirse jugo de naranja que había encontrado en la pequeña heladera de su casa.
-Buenos días. –Comentó como pudo al tiempo que se mandaba una galleta a la boca para tomar su bata de médico con toda la rapidez del mundo, y tras darle otro sorbo a su jugo salió hacia la puerta. –Compra los víveres para la tarde. –Dando un portazo corrió por el pasillo, hasta perderse en las calles de Konoha.
Había ingresado en el hospital a tiempo y sonriendo pasó saludando a los pacientes que conocía, así como también a sus colegas de trabajo. Al entrar en su despacho, se sentó detrás del escritorio con todas sus cosas, tomó la lista de pacientes del día. Salió y llamó al primero. Un muchachito de dieciséis años se apresuró a entrar, bastante sonrojado. Sonriendo la Haruno le indicó que se sentara sobre la camilla al tiempo que buscaba algunos de sus utensilios dispuesta a hacer el trabajo que amaba.
Luego de varios pacientes más, algunos con resfriados, quebraduras y quemaduras de altos grados. Al salir al pasillo vio frente a ella un par de ojos celestes que la miraban sonrientes junto a un par azabache que la veían algo avergonzados.
Detrás de esos dos había un chico de aproximadamente veinte años, que esperaba ser llamado por lista.
-Naruto, Sasuke-kun. Pasen. –Sonrió algo divertida mientras le dirigía la mirada al joven de atrás, cosa que fue captada por ambos compañeros de la pelirrosa. –¿Podrías esperarme unos minutos? –Pidió sonriendo encantadora, luego de recibir una afirmativa respuesta se volteo ingresando en su despacho, sin poder ver como el rubio y el pelinegro fulminaban con la mirada al castaño que seguía en la lista, como una clara advertencia.
Una vez estuvieron los tres adentro los detallo bien. Ambos parecían recién salidos de una batalla campal. El Uchiha tenía un moretón bajo el ojo, el labio partido y sangrante, varios cortes en los brazos y en el abdomen, la ropa hecha un desastre y con bastantes rasguños, mientras que el Uzumaki no se quedaba atrás, tenía una parte del cabello y la ropa quemada, profundas cortadas en el rostro y torso, moretones en sus piernas y brazos. Con una mueca de obvio disgusto la pelirrosa se puso a limpiar las múltiples heridas de Naruto, quien se quejaba de dolor haciendo que Sakura sonriera con algo de maldad.
-Bien, supongo que con eso ya estarás bien. –Una vez que termino de vendar todas sus magulladuras fue en busca de una pomada que tenía guardada. –Esta crema te ayudará con las quemaduras. Ya puedes irte si quieres. –Le deposito un pequeño beso en la mejilla y el rubio salió disparado por la puerta.
Mientras anotaba todo en el expediente del Uzumaki, el azabache inspeccionaba con la mirada todo el despacho. Posando por ultimo, su vista en la joven médico que había sido su compañera de equipo de niños. Había crecido, ahora se podía decir que era toda una mujer. La bata blanca tapaba sus curvas pero eso no impedía que se notaran sus largas piernas acompañadas de unas pequeñas botas ninjas.
-Bueno, a ver que hago contigo Sasuke-kun. –Dijo mientras le enseñaba una de sus más sinceras y demostrativas sonrisas. Ante la poca distancia que tenían sus cuerpos, la chica no había mostrado ningún signo que delatase la vergüenza que tenía al estar tan cerca de él, o algún sonrojo. Aquello había relajado bastante al Uchiha, aún que también se le hacía bastante extraño, puesto que cuando se veían cotidianamente la chica era extremadamente melosa y "fastidiosa" como la calificaba él. A decir verdad, la pelirrosa era muy comprometida con su trabajo y no metía los temas de su vida en este. Aún que por dentro estuviera muriéndose de ganas de besar esos labios que tanto estaba curando.
-Mm. –Murmuraba cosas inteligibles de vez en cuando mientras inspeccionaba las heridas. –Ya está. –Volvió a sonreír y fue hasta el escritorio para tomar otra crema que tenía guardada. –Esto te ayudará con los dolores musculares, puede que mañana te duelan mucho. Ponte un poco en las articulaciones y estarás fresco como una lechuga. –Al rozar sus manos ella se sonrojo levemente, mostrándole al chico aún aquella hermosa sonrisa fue a escribir en el expediente. –Mm, Sasuke-kun. –Lo llamó antes de que terminara de colocarse su haori. -¿Puedo saber que era exactamente lo que hacía hoy con Naruto para terminar así? –Rió un poco mientras se apoyaba en el escritorio mirándolo directamente.
-Hn. El Dobe se lo estaba buscando. –Aquello produjo una pequeña risa en la pelirrosa. Que se acerco a acomodarle el cuello de su camiseta blanca, que se había quedado metido hacia adentro en una parte. Sus mejillas obviamente coloradas no se hicieron esperar al momento en que sus delicados dedos tocaron la piel de su cuello.
-Supongo que no me dirás nada más. –Con una ligera sonrisa se corrió para que el pudiera salir de allí. –Que tengas un buen día. –Dijo mientras lo veía alejarse por el pasillo y hacía pasar adentro al pobre muchacho que aún estaba esperando afuera.
El resto de la tarde había sido amena, y hasta casi podría clasificarse como aburrida y monótona. Al día siguiente le tocaba la ronda nocturna, así que le había prometido a Ino que saldrían esa noche. Cuando su turno acabo salió disparada hacia su casa, donde ya la esperaba la rubia con un conjunto preparado y algo para comer antes de irse.
-Vamos Frente de marquesina, apúrate que no quiero llegar tarde. –La arrastró hasta el baño sin dejarla probar un solo bocado de la rica comida que había preparada y servida en la mesa. –Luego de bañarte comerás.
-Pero… -De un portazo cerro la puerta en sus narices, y ya resignada la pelirrosa se fue a dar la merecida ducha que se tenía. A los pocos minutos de haber terminado salió envuelta en una bata blanca y una toalla secando sus cortos cabellos rosados. –Podrías haber sido más sutil, casi me partes la nariz. –Tenía el seño ligeramente fruncido mientras se dirigía a la cocina para comer.
-Podrías dejar de quejarte. Suficiente con que esté cocinándote y armándote tus vestuarios. –La cara de falsa ofensa que hizo la rubia ocultaba algo de diversión bajo su mohín.
-¡VIVES EN MI CASA! –Chilló la Haruno al tiempo de que la fulminaba con la mirada. Ino comenzó a reír mientras se sentaba en el lugar vacío de la mesa dispuesta a comer.
Al terminar de cenar, la ojijade se fue a su dormitorio para vestirse antes de salir aquella noche. Este consistía en una pollera de tiro alto con una estampa de leopardo, sobre una camiseta armada de color blanca. Y a juego una chaqueta de cuero negro y unos zapatos igual de oscuros. Luego de maquillarse levemente y perfumarse fue al encuentro con su amiga en la sala de la pequeña casa. La rubia vestía una camiseta básica blanca, una pollera azul brillante a juego con los zapatos y un collar del mismo color que adornaba su cuello. (Si no se hacen a la idea, dejaré los links abajo)
-Que bien te ves Cerdita. –Ambas salieron hacia el Ichiraku, que con el tiempo se había convertido en un gran restaurante que solía disponer de noches de bailes para los que les gustase asistir. La mayoría de la población de jóvenes que tenía las posibilidades de ir, no se perdía la oportunidad. Al llegar ya se sentía la fuerte música y el ambiente estaba lleno de alcohol, diversión y fiesta.
No muy lejos de allí iban caminando cuatro chicos que se dirigían a la misma dirección. –Aún no se como me convencieron de hacer esto. –Bufaba un pelinegro, sus manos permanecían en sus bolsillos y caminaba con el seño fruncido.
-¡Soy muy persuasivo, dattebayo! –Inflaba el pecho dándose aires de grandeza, el rubio Uzumaki.
-Por favor Naruto, todos sabemos que fue porque le dijiste que le pagarías el alcohol. –Inuzuka Kiba iba junto a ellos, sus manos estaban entrelazadas en su nuca mientras caminaba despreocupadamente. Neji Hyuuga, asentía con la cabeza secundando el comentario hecho por el chico perro.
Naruto mascullaba por lo bajo cosas inteligibles cuando por fin llegaron a la entrada de aquel restaurante donde se suponía antes solo vendían ramen. Aquel lugar tan adorado por Naruto. Sin pensarlo dos veces los cuatro ingresaron al lugar, la barra era lo que más tentaba a los muchachos, así que se dirigieron allí mientras el rubio no dejaba de ver hacia todos lados buscando algo.
-¿Qué haces? –La voz de Kiba en su oído lo sobresalto. Negando rápidamente con la cabeza desechó la idea de encontrarla allí esa noche. No creía que ellas fueran a ayudarlo si él no lo hacía primero. Suspiro con pesadez mientras revolvía sus alborotados cabellos y se tomaba lo que sea que sus amigos le hayan pedido.
Luego de un buen tiempo de haber estado allí, solo se podía ver a Neji, Sasuke y Naruto en la barra, puesto que el cuarto acompañante se había ido a bailar con una linda chica pelirroja que se le había insinuado.
-¿Naruto? –Una voz muy conocida para todos les llego a los oídos a pesar del alto volumen de la música. Al voltear sincronizadamente la cabeza hacia la derecha podía ver a dos bonitas chicas que les sonreían. –No creímos verte aquí. –Volvió a hablar Sakura al acercarse un poco, mientras la rubia que la acompañaba hablaba con el barman. –A ti tampoco Sasuke-kun. –Sonrió de aquella manera dulce que a veces llegaba a empalagar al pelinegro, la ignoro al tiempo en que ella saludaba al castaño que los acompañaba.
-Ten Sakurita. –Ino venía con dos copas bien llenas de algún líquido color rojo. Estaba dispuesta a arrastrarla hacia la pista de baile otra vez, si no fuera por que la ojijade se escapó justo a tiempo de su agarre mientras tomaba su bebida.
-Si no te molesta, me gustaría descansar un rato. –De espaldas a los chicos le sonrió y le guiñó un ojo sin que ninguno de ellos se diera por enterado. La rubia accedió con la condición de que luego volvería a buscarla. Se volteó, rodó los ojos mientras reía suavemente. Se sentó en el asiento que había entre Naruto y Sasuke.
Hablaron y bromearon toda la noche, más que nada el rubio y la pelirrosa. Yamanaka, que había prometido regresar, no lo había hecho y para suplicio del Uchiha, Haruno no se les había separado ni un segundo. Ella era toda sonrisa y ojitos. Aún que tratara de ignorarla, parecía haberse propuesto molestarlo aquella noche. No se le despegaba de al lado, ni tampoco paraba de preguntarle cosas o de hablarse. Se habían visto esa tarde, ¿qué tanto más quería saber? Luego de una hora de estar soportándola, se levanto y luego de despedirse con un corto adiós, salió de allí a zancadas, como si su vida dependiera de ello. Una vez solos, el Uzumaki miro sonriendo a la pelirrosa.
-¿Enserio crees que va a funcionar? –Preguntó Ino quien al notar que el azabache se marchaba no había dudado en acercarse. Sonriendo divertida dirigió una lánguida mirada hacia la puerta de la entrada.
-Pues no tengo nada que perder con intentarlo. –Río suavemente mientras le daba un sorbo a su bebida.
-Tú si que estás enamorada Sakura-chan. –Habló por primera vez en aquella conversación el Uzumaki. –Mira que siempre soportar como te ignora y esa horrible manera en que te mira y te responde. Yo le daría por el culo a la primera. –Las chicas no pudieron evitar reír ante las ocurrencias de su amigo.
-Eso va a cambiar. –Sonrió segura de si misma, de todo lo que llevaba un tiempo elaborando. No podía fallar. Y si lo hacía, pues ya lo había dicho. No tenía nada que perder.
Luego de una larga noche las dos kunoichis regresaron a su casa. Tirando sus chaquetas por ahí se dispusieron a irse a dormir.
Estaban ambas en la cocina mientras sonreían socarronamente. El sueño no las había vencido, y tras una noche de diversión tenían planeadas muchas más.
-Cuéntame un poco más. –Comentó una de ellas, mientras bebía de su vaso y miraba por la ventana.
-Ya tengo todo arreglado. –Su sonrisa se agrandó aún más, si es que era posible. –Mañana por la mañana Tsunade-sama me enviará a una misión. Volveré en unas semanas. –Comentó mientras se recargaba sobre el respaldo de una de las sillas. Ahora si, todo debía ser perfecto. No debían cometer errores. Esas cosas eran imperdonables.
-Me gustaría poder acompañarte. –Dijo algo dubitativa mientras dejaba su bebida sobre la mesa que la separaba de su amiga. –Aún que prefiero ver el cambio luego de un tiempo. –Río hilarante. Mientras tamborileaba sus uñas contra la madera.
-Créeme, también me gustaría que vinieras. –Sonrió complacida. –Pero Tsunade-sama ya está comprometiéndose demasiado al enviarme a mí. –Se acercó a la otra chica para abrazarla por los hombros y besar su cabeza. –Voy a extrañarte hermana.
-Yo igual te extrañaré. –Susurró la otra al tiempo en que se fundían en un fuerte abrazo. –No vayas a cambiar mucho. Aún te necesito aquí conmigo. –Sus risas inundaron la habitación.
-Nada ni nadie puede cambiar lo que somos. –Una sincera sonrisa surcó sus labios mientras se separaba un poco de la chica. –Creo que debería prepararme para la misión de mañana. –Murmuró más para si misma. Pero aún así recibió un asentimiento de cabeza y se separaron de aquel abrazo.
-Suerte. –Susurró al verla alejarse por el pasillo. –Buenas noches. –Habló en un tomo más alto, para poder ser escuchada. La respuesta no se hizo esperar, deseaba desde lo más profundo de su corazón que aquella loca idea fuera a funcionar. Sabía que aún que ella dijera lo que dijera, si fallaba, todo terminaría. No habría vuelta atrás y la habría perdido.
Bienvenidos a este primer capítulo de "Mi última esperanza". Ya tengo la historia completa y terminada, así que nada más hace falta subirla:) Espero que les haya gustado esté comienzo, al principio me costó bastante hacerme la idea, pero una vez que la tienes ya solo debes escribir jajaja.
Espero con ansias algún review :) Díganme si la sigo o no jaja, enserio espero poder seguirla porque ya la termine, pero todo depende si a ustedes les gusta:)
Aquí los links de los vestidos (Solo quiten los espacios y luego de "weheartit" agreguen un "punto com" y un "/" que no me deja poner :/ )
Ino: w w w. weheartit entry/47086122/via/fashionoutfits
Sakura: w w w. weheartit entry/47248775/via/Sofrei
¡BESOS Y ABRAZOS!
Shanami Haruno.
