Advertencias: Spoiler y semi-ua por la última parte.
Nota: Hecho para la ficathon 08 de Piffle Fanfic. Primera vez que escribo de Himawari (risa nerviosa).
Promt: Himawari y Doumeki, el toque de Midas.
Palabras: 540.
Para: Yaired.

Disfruten la lectura.


El toque de Midas

Él esta en el suelo, sentado. Puedes notar que se encuentra débil, aunque no te extrañas puesto que ha tenido que pagar con su sangre. Te tocas el hombro con cuidado y las lágrimas quieren volver a escapar de tus ojos, pero te reprimes. Consideras que tu llanto no ayudara en nada. Por eso ambos se mantienen en silencio, sin decir nada, esperando que la Bruja haga su trabajo y les diga que todo estará bien, que él vivirá.

―¿Cómo sucedió? ―preguntó Doumeki para tu sorpresa. Volteaste a verlo, pero él no te miraba a ti, simplemente seguía con los ojos cerrados.

Tú suspiras, tratando de tranquilizarte y de recordar todo con detalle. Aunque esto último no te cuesta trabajo, porque puedes recordar perfectamente bien como sucedió. Te estrujas el hombro y tu cuerpo se estremece mientras el único pensamiento que has tenido en esos instantes regresa: Soy la culpable, todo esto es mi culpa.

―Conoces... ―comienzas, pero te detienes al instante. Respiras profundamente, evitando que la voz te vuelva a temblar. Doumeki te esta mirando, dándote toda su atención, pero tu no puedes verlo. Miras hacia el techo― ¿Conoces la historia del Rey Midas?

Doumeki alza una ceja, como no entendiendo a que viene eso. Pero tú lo miras y él parece comprender que no estas bromeando, así que asiente, esperando a que continúes.

―Digamos que tengo un don similar, sólo que en vez de convertir las cosas en oro traigo la mala suerte.

Ahí esta. Ya lo has dicho y ahora esperas tu reacción. Cierras los ojos, esperando su veredicto. Sientes que te dirá que te alejes de ellos, sobre todo de Watanuki y tú aceptaras, porque no te permitirás cometer un error como ese nuevamente. No te perdonaras hacerle nuevamente daño. Pero Doumeki no grita, no alega, ya ni siquiera te mira. Pasan unos segundos en silencio y una fuerte opresión domina tu pecho.

―Bien, sería raro que fueras del todo normal ―dice y abres los ojos, volteando a verlo sin entender del todo lo que esta diciendo―. Él atrae fantasmas, yo los repelos, tú traes mala suerte, la Bruja cumple deseos. Nadie es normal aquí.

―Pero... casi provoque que Watanuki-kun muriera...

―Pero no murió ―afirma de manera decidida, dejándote sorprendida―. Y no te juzgaré, él tampoco lo hará ―y guarda silencio, llevándose una mano a la cabeza, al parecer mareado.

Te sorprende el que haya dicho aquello –más que el hecho de que haya hablado tanto- y una extraña, pero pequeña paz te domina en ese momento. Te vuelves a abrazar y estas segura que todo estará bien. Porque tiene que estarlo.

En ese momento Yuuko-san sale de la habitación y les dice que Watanuki esta conciente, es cuando un gran peso se te quita de encima. Pregunta quien quiere pasar a verlo y tú miras a Doumeki, pero él se niega, por lo que te sede ese privilegio. Te paras frente a la puerta y suspiras completamente. Ha llegado el momento de decirle la verdad, de contarle sobre tu don. Abres la puerta y lo miras entre las cortinas, él te mira y un nuevo temor te surge: ¿En verdad me perdonaras?

―Hola, Himawari-chan ―te sonríe y tú sólo esperas que Doumeki tenga razón.

Fin de la historia.


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