¡Hola! ¿Qué tal? Soy Rhape Seuhans. Quizás me recuerden por fics como "Balada del Héroe", "Rainy Day" y otros Dark LinkXLink, sobre todo por "Kiss", el cual lo escribí en el año 2006 y ahora comparte título con este nuevo.

Me preguntarán: ¿Por qué este fic también lleva la palabra Kiss en el título? Debido a los remakes en N3DS de los juegos Ocarina of Time y Majora's Mask, decicí que sería buena idea hacer un remake de "Kiss". Al ser el primer fanfic que publiqué, y siendo que lo escribí hace casi 9 años, en aquel tiempo no tenía la capacidad de escribir todo lo que quería ni cómo lo quería decir, por lo que quiero reescribir varias cosas e incluir otras que en su momento no supe cómo meter a la historia pero sin cambiar la trama principal. Espero lo lean y sea de su agrado.

Si quieren leer el fic original pueden entrar a mi perfil y buscarlo, pero, si no quieren encontrarse con un fic inmaduro escrito por una niña de 15 años, les recomiendo mejor esperar las actualizaciones de éste xD

¡Cómo sea! Espero desfruten leerlo como yo de escribirlo.


Link miraba a oscuras su habitación, arremolinándose en su cama sin poder conciliar el sueño. Recordaba con nostalgia el día en que conoció a aquel niño...

En un día como cualquier otro Link caminaba por el Bosque Perdido, muy a pesar de que sabía que era un sitio estrictamente prohibido para los kokiris, pues estos, al ser una raza débil, eran presa fácil para las plantas carnívoras, pero a Link eso no le importaba, o quizás era que no tenía mucha noción de lo que era el peligro; por lo que solía adentrarse solo al bosque buscando algo con qué entretenerse mientras esquivaba cualquier amenaza sin problemas.

Y puesto que ningún kokiri quería jugar con él por aún no tener un hada, solía estar solo. Aunque tenía una amiga, Saria, pero al ser esta una chica no siempre le seguía en todos los juegos, y menos si se trataba de entrar en ese bosque. Link en verdad deseaba tener un amigo niño con quien poder jugar, pero también estaba feliz de que Saria lo aceptase incluso sin un hada.

Ahora el kokiri se divertía juntando insectos para después dejarlos en libertad. Simplemente los perseguía para ver si podía atraparlos, felicitándose a sí mismo si lograba capturarlos, sin preocuparse mucho de que su cabello rubio y sus ropas verdes se ensuciaran de barro y sudor.

El tiempo transcurre rápido para aquellos que no le dan importancia, y eso le ocurrió a Link, el cual sólo se percató que faltaban pocas horas para el anochecer cuando escuchó a los lobos aullar, signo de que saldrían pronto de sus escondites para salir a cazar. Alarmado, supo que no tenía mucho tiempo para que cayera la noche y que debía regresar a la protección de su casa.

Antes de dar un paso para encaminarse a la salida escuchó un ruido y sintió una presencia extraña en unos arbustos cercanos. No se trataba de un ruido familiar, conocía el bosque y sus habitantes como la palma de su manita; eran pisadas que no se escuchaban como un animalito ni de una bestia que conociera. Quizás se trataba de algo peor...

Link, armándose de coraje y una pequeña daga (la cual usaba para cortar flores y regalárselas a Saria como gesto de amistad), se abalanzó sobre el arbusto, y fue demasiado tarde cuando vio que no se trataba de un monstruo que pretendía atacarlo sino de un niño. Enseguida, y con terror, cerró los ojos para no verse a sí mismo haciéndole de daño, aunque aquello fue innecesario porque pronto sintió como su muñeca era retenida con fuerza.

Al abrir los ojos, Link pudo haber jurado que miraba su reflejo sobre el agua sino fuera porque el otro niño tenía notables diferencias con él. Cabello negro, ojos tan rojos como la sangre y una tez blanquecina como leche, además de que su vestimenta era prácticamente igual a la de un kokiri, pero de color negro y del pecho le sobresalía una piedra roja con motivos tribales. Fuera de eso, ¡eran idénticos!

Después de observarse uno al otro por varios segundo, el chico por fin lo soltó pero Link seguía sin saber qué hacer o decir. Se encontraba demasiado confundido y sus pensamientos muy enredados. Nunca en sus 11 años de vida se había topado con alguien tan parecido a él.

- Tú debes ser Link, ¿no es cierto? - habló el chico con una sonrisa amable, aunque algo extraña.

- Uh... Sí – cabeceó - ¿Pe-pero cómo lo sabes? - preguntó nervioso, tratando de no parecer sorprendido, pues el otro chico parecía bastante tranquilo con la situación. Algo en él no le gustaba...

- Lo supuse por nuestro parecido – replicó sin contestar enteramente la pregunta, mirándolo de pies a cabeza de nuevo – Mi nombre es Dark Link – hizo una reverencia inclinando el torso hacia adelante, a lo cual Link dio pasos hacia atrás, asustado, no entendiendo qué significaba aquel acto. Al darse cuenta de eso el de cabello negro rió divertido – No temas, no te haré daño -

Al ver que la sonrisa de Dark Link era sincera, Link se sintió un poco más en confianza, aunque sin intención de bajar la guardia.

- ... ¿Eres un Kokiri también? Nunca te he visto en la aldea – se atrevió a preguntar. Su curiosidad podía más que el miedo.

El niño negó con la cabeza.

- No soy un Kokiri, soy un Gerudo -

- ¿Gerudo? ¿Eso qué es? - dijo sin darse cuenta que se acercaba "a su reflejo" para hablar más cómodamente.

- Los Gerudos somos una raza guerrera que vive en lo más profundo del desierto de las planicies de Hyrule. Soportamos el calor del Sol y eso nos da el poder de superar cualquier obstáculo – contestó con orgullo, llevándose un puño cerca del corazón, con tal memoria, como si lo escuchase decir muy seguido – No hay otra raza que se nos compare en agilidad y... - quiso continuar hasta que se percató que Link lo miraba con admiración. Por alguna razón eso lo puso nervioso y dejó de hablar.

El rubio aprovechó para tomar la palabra de nuevo.

- Si eres un Gerudo, eso significa que... ¡eso significa que vienes de fuera! - dijo animado.

Uno de los deseos más profundos del kokiri era saber que había más allá de la villa. No era porque no le gustase vivir allí, era más bien que había nacido con un espíritu aventurero que ni el mismo entendía y siempre le traía problemas con Saria, porque la chica nunca terminaba de preocuparse por él cuando hacía cosas peligrosas.

Link quería conocer el mundo y a todos los que vivían en él.

Y lo siguiente que Dark Link supo es que el rubio comenzó a bombardearlo con tantas preguntas a la vez que apenas si entendía lo que decía.

- ¡H-hey! ¡Ya basta! - exclamó molesto al sentirse hostigado.

- Ah, lo siento... - dijo Link cabizbajo. Por fin había encontrado un niño que le hablaba a pesar de no tener un hada y ya lo había hecho enojar...- Ya no haré más preguntas -

- Eh... N-no dije nada de eso – contestó enseguida. No le gustó ver ese gesto de tristeza en su rostro – Sólo decía que no puedo contestar más de una pregunta a la vez – mostró una media sonrisa y con una mano acarició la frente de Link, como si de un cachorrito regañado se tratara.

Link, además de sentirse aliviado, sintió como sus mejillas ardían de vergüenza. Jamás había experimentado algo así con el tacto de alguien. Alzó la vista y miró a Dark Link con timidez. Pero después de unos segundos cayó en cuenta de algo y su curiosidad le ganó otra vez.

- Si los Gerudos viven más allá del desierto, ¿qué haces aquí? -

Link no conocía por experiencia propia el exterior, pero entre los kokiris se contaban leyendas y tenían alguna idea de cómo se debía ver el mapa de Hyrule.

Dark Link retrocedió sorprendido por la pregunta.

- Eso...eh... - se llevó una mano a la nuca, pensativo – Me perdí de camino a casa -

- ¿Cómo? ¿Qué te perdiste? - repitió confundido.

- ¡Sí, eso! ¡Me perdí! - sonrió de manera forzada.

Link, al ver que el chico no quería contestar otra cosa, fingió creerle.

- Uh, está bien... Por cierto, dijiste que los Gerudos son una raza fuerte, ¿no? - continuó la plática anterior – Los Kokiris no somos muy fuertes que digamos... - dijo con cierta pena - ¿Crees que podrías enseñarme a cómo ser fuerte? -

- ¿Umm? ¿Yo?... No creo ser el indicado para enseñarte algo así -

- ¿Por qué? -

- Tampoco sé que es lo que es ser fuerte... - dijo más para sí mismo, por lo que Link apenas si pudo entenderle – Como sea. Ya debo irme, mi padre me llama – dijo de pronto, tocando con cierto temor la piedra roja de su pecho.

- ¿¡Eh!? ¿Ya te vas? Pe-pero... ¿Volveremos a vernos? - preguntó el rubio, esperanzado y algo triste de que el otro tuviera que irse.

Quizás la primera impresión que tuvo de Dark Link lo llenó de malas vibras, pero después de haber hablado con él se dio cuenta que era un buen chico. Aunque aún tenía dudas al respecto, realmente quería que fueran amigos.

- Sí, es posible que nos volvamos a ver... - contestó y dio una media vuelta para marcharse, pero antes de hacerlo devolvió sus pasos - ¿Qué tal un beso de despedida? -

- ¿Un "beso"? - Link ladeó la cabeza sin entender a que se refería - ¿Y eso qué es? -

- ¿No sabes lo que es un beso? - cuestionó extrañado – Entonces lo te mostraré – tomó al rubio de los hombros y posó sus labios sobre su mejilla derecha.

Link sintió un calor agradable al sentir los labios del pelinegro en su piel y se preguntó cómo es que no conocía esa acción de despedida.

- Adiós -

- Es-espera... - queriendo practicar lo recién aprendido, con suma vergüenza, Link le devolvió el beso en la mejilla y se separó enseguida.

Dark Link se llevó una mano a donde recibió el beso, sorprendido de que se sintiera tan diferente a un beso dado por las gerudo.

- N-nos vemos luego – dijo, ahora él sintiéndose confundido por el acto, y salió corriendo antes de que Link pudiera avisarle que por donde iba no era el camino correcto hacia la salida.

Pero cuando Link quiso alcanzarlo pareció como si Dark Link hubiese desaparecido, ya no escuchaba sus pasos ni estaba hundido el pasto donde debería haber pisado.

Los lobos comenzaron a aullar más fuertes, ya faltaba poco muy para la noche, así que Link también corrió para llegar pronto a la salida.

- Ya te estabas tardando – dijo Saria con una leve sonrisa, sorprendiendo al rubio que no contaba con que su amiga lo estaría esperando en la entrada del Bosque Perdido - ¿Pasó algo para que te entretuvieras tanto? -

- ¡Saria! Yo...eh...no – al verla preocupada, prefirió no hablarle del chico que acababa de conocer, pues ni él mismo estaba seguro de si podía confiar en él – Me distraje un poco y se me pasó el tiempo. Lo siento... -

La chica peliverde entornó la mirada. Lo conocía bastante bien como para saber que mentía, pero también se dio cuenta de que, fuera lo que fuera que le haya sucedido, Link parecía feliz, por lo que prefirió no hacerle más preguntas para no incomodarlo.

- Umm... está bien. Te perdono. Pero no lo hagas de nuevo, ¿sí? ¡me tenías muy preocupada! - Link asintió con la cabeza – Bien. Pero ya es tarde. Es hora de ir a casa -

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Link bostezó, ya algo adormilado, y cerró lentamente los ojos para dormir, no sin antes preguntarse si volvería a ver a Dark Link.


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