Habían pasado unos cuantos meses desde que Ralph regreso de su aventura en Internet. Una vez más en el bar. Sin embargo esta vez se encontraba mas melancólico que de costumbre. Recordaba mucho a la época que iba ahí generalmente solo a ahogar sus penas cuando terminaban los duros turnos en el árcade.

No era para menos. La gente ya se había empezado a enloquecer cuando ni Ralph ni Vanellope aparecían por ningún lado. Félix y Calhoun recorrieron cada rincón del Árcade en búsqueda de los personajes faltantes pero no aparecían por ningún lado.

Estaban comenzando a temer que se hubiesen perdido o peor aun. Apenas vieron a Ralph salir del puerto con el letrero de Wifi hizo al pequeño hombrecillo de bits suspirar de alivio.

La sensación desapareció en cuanto notaron que la niña de cabello acaramelado no acompañaba al grandulón. Félix rodeo a Ralph buscándola, La expresión del demoledor hizo que se cuestionara dos veces el preguntarle…

Tras haberles contado a todos la decisión de la princesa de Sugar Rush, se preocuparon por Ralph.

Los personajes del juego en cuestión eran los más afectados después de Ralph. Algunos le llamaban egoísta, otros entendían más su necesidad y los más neutrales simplemente lo veían como algo sin trascendencia. Sin embargo Ralph no entraba en ninguna de esas categorías.

El dolor que pensó que se iría apaciguando con el tiempo seguía ahí punzando. Las llamadas y las visitas eran interesantes pero no era lo mismo que hacer su vieja rutina de siempre. Su relación con Shank iba mejorando con el tiempo. Todavía no lograban llevarse del todo bien, más que nada de parte de Ralph. Quizás era por la culpa de casi haber destruido su juego a pesar de que ella se mostro muy compasiva al respecto.

¿Quién lo diría? La chica dura de Slaughter Race tenía un corazón de oro después de todo. Vanellope no le dijo nada, pero el propio Ralph no podía quedarse de brazos cruzados mientras la culpa le estrangulaba. Sin embargo, era algo más que culpa lo que el demoledor sentía que se interponía entre él y lo que podría ser una nueva amiga.

Por más que se reprochara así mismo por sentirse de esa forma, aun no podía dejar de ver a la corredora como su "si no fuera por ti, nada de esto habría pasado". Aprovechando el internet también, el Árcade aprovecho para conectar otros equipos más nuevos, como ps3, ps4 y Xbox 360. El juego de Repara Felix Jr se volvió sumamente popular pese a la dura competencia de los juegos modernos.

Y es que hasta hacia muy poco una "Ralphmania" como le llamaban en internet, se había apoderado del país, si es que no del mundo entero. Había cola para usarlo por primera vez en años. Las fichas llovían y llovían sin parar. Los nicelanders se asombraron de ver como cada tantas horas por la pantalla que separaba la realidad virtual del mundo real aparecía un niño con una remera de Ralph.

Uno de ellos en particular tenia uno del demoledor en el cuerpo de una cabra. Se miraron entre ellos confundidos durante unos instantes sin entender muy bien.

Al terminar el turno, los nicelander invitaron a Ralph a quedarse con ellos un rato. Felix iba a mostrar las diapositivas por enésima vez del viaje que hizo con Calhoun y sus quince adoptivos e insoportablemente adorables hijos por el monte Ebott, desde que un juego nuevo fue conectado, la gente tampoco dejaba de jugarlo. También sus habitantes eran muy adorables y simpáticos.

Aunque el par de esqueletos a veces incomodaban a Felix, sobre todo el más pequeño con sus constantes chistes de huesos.

El demoledor dio una media sonrisa algo forzada y luego se levanto. Cuando de repente Felix se levanto como el portavoz y se paro en frente, con los brazos cruzados en una pose muy poco masculina.

- detente ahí nudillos… -

- Felix ahora no… -

- ahora es el momento perfecto para hablar Ralph – exclamo el reparador suspirando con amargura - todos estamos… muy preocupados por ti Ralph. -

El grandulón se giro para ver todos los rostros alrededor, Calhoun, los nicelanders y los corredores de Sugar Rush se veían extremadamente contrariados. Hasta Taffyta se veía angustiada.

- ¿realmente crees que eres el único que la extraña? –

- ¡no! , en serio… - Ralph se dio la vuelta, para dirigirse a todos esta vez - miren, realmente aprecio lo que tratan de hacer de verdad, pero necesito estar solo… -

- Demoledor – exclamo la sargento de Heros Duty cruzándose de brazos - el duelo es algo difícil de asimilar, créeme… yo sé muy bien lo que es perder a alguien que amas – exclamo la sargento con un leve temblor en sus labios. Recordó durante unos breves instantes esos ojos azules, esa sonrisa altanera llena de seguridad que alguna vez amo más que a su propia vida. No fue hasta que Felix tomo su mano que pudo continuar hablando - … pero alejarte y endurecer tu corazón. Solo hará que se desgaste mas, y entonces… el día que quieras usarlo de nuevo ya no podrás. –

Ralph escucho cada oración, cada palabra de la sargento y sintió como una leve amargura que intentaba ocultar volvió a asomarse por unos breves segundos. Salió rápidamente hasta el puerto de Repara Félix y tomo el primer tren a donde sea que lo llevara.

- hablare con el amor, tu quédate con los niños – exclamo el pequeño reparador mientras abordaba otro tren a la estación principal. No iba a abandonar a su amigo justo en ese momento.

Capitulo 1, negación.

El puerto del Árcade estaba cerrado, una inusual penumbra cubría todos los puertos de quienes ahora se encontraban descansando para afrontar un nuevo amanecer. Todos, menos el…

- Va a venir en cualquier momento como siempre - exclamo con una seguridad nerviosa. Sentado como un poseso mientras no dejaba de posar sus enormes e infantiles ojos sobre el letrero de "Wi-Fi".

La corpulenta figura sintió como un leve viento virtual traspasaba sus bits, dándole la sensación más cercana al frio que la realidad virtual podía ofrecer. Se abrazo así mismo con algo de temblor sin dejar de posar la mirada sobre el letrero.

Vanellope no podía haberse ido, volvería en cualquier momento saltando y bailando. Sin duda se aburriría de estar ahí, si Sugar Rush era predecible ese juego lo seria aun mas. Además no podía abandonar su juego así como así. Era una etapa. Se dijo así mismo. Solo una simple etapa más de la pequeña carié.

Entonces, de repente una extraña voz serpenteante se escucho desde su espalda. Se oía muy cerca y era familiar.

"ya no esperes mas aliento de calcetín…ella no regresara y lo sabes" ya había escuchado esa voz antes pero no podía recordar muy bien donde.

- claro que lo hará… no me dejaría a mi por nada del mundo – exclamo mientras sacaba la mitad de su medalla de corazón del bolsillo aferrándolo con fiereza contra su cuerpo – es solo una etapa –

"si quisiera volver, lo habría hecho la primer noche, o la segunda o la tercera… y aun no tienes novedades, todas las noches haces lo mismo. Vienes aquí y te sientas a congelar esperando a que regrese, no cambiaste en nada…"

- Félix si es uno de tus intentos de terapia, te diré las mismas DOS silabas que le dije al fantasma de Pacman, ¡LAR-GA-TE! –

Como si de una aparición se tratase, Ralph sintió de repente una presencia sentada a su lado, volteo esperanzado de ver a Vanellope nuevamente pero su ingenua sonrisa se desvaneció al instante al ver a otra persona en su lugar.

Era pequeña, apenas un poco más alto que los corredores de Sugar Rush. Ropas blancas con tonalidades rojas en algunas partes, un casco blanco con el mismo patrón y para rematar una piel gris y arrugada con un par de ojos amarillos que le miraban fijamente. Tenía una sonrisa desencajada de lugar.

- ¡Turbo! ¿¡Pero cómo es posible?! , moriste fuera de tu juego… -

- ¿acaso importa Grandulón? - exclamo el ex corredor de coches mientras se levantaba del lado de Ralph se ponía frente a él. - nada de eso importa, los dos ahora deberíamos estar juntos ya que estamos en el mismo equipo… -

- ¿de qué hablas? -

- del grupo de los olvidados – respondió Turbo pretendiendo poner una cara estúpida para imitar la reacción de Ralph. – los dos fuimos suplantados por versiones mejoradas -

- yo no fui suplantado, ¡Vanellope volverá por mi! –

- seguro, seguro - se rio con cinismo - eso te dices cada noche y hasta ahora no se ha comunicado ni una sola vez y no, Shank no la tiene prisionera por si te lo preguntas –

- ella volverá – grito levantando al pequeño hombrecillo que no cambiaba su expresión – pero tú en cambio te vas ahora mismo, no sé como volviste pero me asegurare que no vuelvas a herir otro juego , te vas al olvido –

- te reservare un lugar a mi lado Ralph, porque te vienes al mismo lugar – exclamo Turbo con una felicidad fuera de proporción. El gigante se sintió intimidado por la falta de miedo del pequeño monstruo. Sus ojos eran diferentes a los de la última vez, a pesar de burlarse con tanta energía su mirada carecía de todo sentimiento. Era como un muñeco…

- ¡Ralph! – grito una voz detrás de el. El gigante volteo para fijarse y vio a Félix parado detrás del.

- ¡Félix rápido es Turbo! , ayúdame a enviarlo al internet -

El reparador se quedo de piedra. - ¡no te quedes ahí parado Félix, ayúdame a…! – para su sorpresa, Turbo ya no se encontraba ahí. Su puño estaba apretado pero solo sostenía una cortina de aire. Félix levanto una ceja.

- Ralph, ¿Qué está pasando? –

- Félix ¿Por qué no lo detuviste? Turbo se encontraba justo en mi mano, regreso y… -

- es suficiente Ralph, regresemos al juego ahora mismo. – Ahora si estaba comenzando a preocuparse en serio. El pequeño hombre tomo del dedo al gigantesco demoledor y lo arrastro camino al puerto.

- pero no puedo irme, ¿Qué tal si Vanellope viene para tomar algo y no estoy aquí? – Félix no respondió y solo continúo jalándole del gigantesco dedo hasta alcanzar la estación.