La tarde que pintaba a konoha con los hermosos cálidos colores del cielo, naranja y rosa eran los más predominantes, era un espectáculo visual muy singular, Ino se dirigía a su casa, tenía planeado ir donde Sakura pero mejor decidió quedarse en su propia casa ya que sabía que era probable que Sakura se entretuviera mucho con Naruto y no quería estar como un estorbo en su casa, a parte que necesitaba estar muy sola para meditar, aun no se sentía bien tras lo sucedido con Kiba.

Mientras caminaba hacia su casa decidió tomar un pequeño atajo, realmente no esperaba llegar de inmediato a su destino, pero ante todo lo único que deseaba era ver eso, recordar ese símbolo que la unía mucho a su amado pero que ahora había sido profanado.

Ella miraba con atención el árbol donde estuvieron las iníciales de ella y Kiba, ahora estás iníciales apenas se podían distinguir por la forma en que lo rasgó Kiba en su momento de enojo y confusión.

Ino recordaba con claridad lo que había pasado el día anterior, le dolía mucho el desenlace final de su amor, para ella no fue fácil tomar ésta decisión, pero a ella no le importaba estar separada de él con tal de que éste estuviera bien.
Sentía un vacío en su ser, nada en éste mundo podía calmar su dolor, lágrimas amargas salían de sus azules ojos, recorrían lentamente sus mejías ante tal acción ella acariciaba esa zona especial donde alguna vez estuvieron sus iníciales como símbolo de amor.

Lo que no sabía Ino es que ella estaba siendo observada con atención, él apreciaba la actitud de Ino, pronto ella podía sentir su presencia obligándola a voltear hacia atrás, cuando lo vio quedó sorprendida.

Era él, ese hombre que cambió su vida por completo, el que la hizo sentir mujer, el que despertó esa llama tan fuerte que llaman amor, Ino sentía como su corazón palpitaba aceleradamente, sentía una sensación muy extraña en su abdomen, cierto nerviosismo y ansiedad la dominaba, no era una ilusión realmente era él.

Kiba sentía algo similar que Ino, su corazón palpitaba fuertemente, sensaciones invadían su ser, pero lo que más dominaba era dolor, con solo observarla sentía que se agravaban las heridas de su corazón, él aún no podía creer lo que había pasado, esa relación tan especial que tenía con Ino de la noche a la mañana se había acabado.

Era una pesadilla, una pesadilla del cual quería despertar, no soportaba saber que la mujer que amó con tanta pasión en realidad nunca lo amó. Era un juego cruel del destino, por siempre reservó su corazón para una mujer, ésta nunca pudo corresponder y pensó que nunca amaría a alguien de nuevo.

Al conocer a Ino, esas barreras se rompieron, pudo de nuevo experimentara las sensaciones del amor y mejor aún tuvo la suerte de ser correspondido de la misma manera, o eso siempre fue lo que pensó, pero ahora la realidad lamentablemente era otra.

Ambos mirando fijamente el uno al otro, un frio viento que anunciaba la fría noche movía el suave y largo cabello de Ino, él ante la luz del atardecer a pesar de todo el dolor que sentía no podía evitar apreciar la belleza de Ino.

Ella al mismo tiempo veía como la tenue luz del sol iluminaban el atractivo y masculino rostro de Kiba, ella lo deseaba con intensidad, deseaba estar en sus brazos, quería sentir de nuevo la calidez y fuerza de su cuerpo, él pensaba lo mismo, anhelaba sentir con mayor intensidad el olor sensual de Ino, la suavidad y sutileza de su piel, besar esos bellos y delicados labios era lo que más quería en ese momento.

Él apenas alcanzaba a ver como ella se secaba sus lágrimas, estaban como a cuatro metros, no podía entender por qué lloraba cuando ella había terminado con él y casi había jurado que nunca lo había amado, realmente eran actitudes muy contradictorias. Por qué lloraba si en realidad ella era la única culpable de lo que pasaba. Ella había acabado con todo
Después de unos minutos de mirarse y no decirse ninguna palabra Kiba se dio la vuelta y con mucho dolor siguió su camino, él no deseaba apartarse de ella, pero tampoco podía estarle mendigando amor.

Ella deseaba mucho detenerlo, seguirlo y decirle cuanto lo sentía y en especial cuanto lo amaba, pero aún así ella estaba consiente de que al final esto no cambiaria el destino de no estar juntos, ella bloqueo ese destino al momento de involucrarse con Sasuke.

Ella lo único que podía hacer era como lentamente su figura se perdida entre los esplendorosos arboles del bosque de konoha, al no verlo más, decidió retirarse hacia su hogar, estando ahí siguió con actividades de rutina.
En cambio Kiba no soportaba un minuto más el dolor que sentía en su ser, debía de deshacerse de él como sea, no le importaba cómo, lo único que deseaba con mucho afán era olvidarse por completamente de Ino, todo lo vivido con ella y sobre todo de el dolor que ella le causó.

Alguna vez escuchó que la mejor forma de olvidar los problemas pasionales era a través de la bebida alcohólica, él pensaba que tal vez esa era la salida o solución a sus problemas, lo malo de éste pensamiento es que él era menor de edad y no tenía exceso ante tal producto.

Pero él era un joven ninja y sabia como obtener tal cosa, solo bastaba con un Hengen para hacerse pasar por una persona mayor y así comprar el licor, realmente algunos bares de konoha no tenían el exacto cuidado de vender tal producto a ciertos clientes.

Se compró tres botellas de sake y se dirigió a un lugar muy apartado de konoha a desahogar sus emociones.

El bebía y bebía, y continuaba haciéndolo, pero aún así no podía satisfacer el vacío que había en su ser, a veces pesaba mal de ella y empezaba a odiarla, maldecía su amor por todo el dolor que ella le causó. En otros minutos se reía un poco por algunas cosas graciosas que pasaron juntos, pero en realidad lo que más hacia era llorar desconsoladamente, la extrañaba demasiado, él no quería perderla, deseaba tanto estar con ella, su perfumes, sus caricias sus besos, él no podía vivir sin esas cualidades.

Vivir sin Ino no tenía sentido, no deseaba vivir sin que ella estuviera a su lado, ¿por qué? Era la pregunta que mas sonaba en su mente, él le brindó todo su amor y ella simplemente lo utilizó y pisoteó, no podía creer que las mujeres fueran tan malas y peor aún que no fueran sensibles ante el dolor del amor, Kiba se levantó y con mucha dificultad empezó a caminar hacia un singular lugar.

Mientras tanto Ino estaba dándole los últimos cuidados a las flores de la tienda de sus padres, al terminar tal acción decidió irse a dormir, se sentía muy cansada, la noche anterior no había podido dormir nada, por lo menos ahora pensaba que el extremo cansancio la dejarían dormir esa noche, el problema fue que no podía conciliar el sueño por una razón muy particular.

Escuchaba quejidos y algunas elevaciones de voz afuera de su casa, ante esto ella se dirigió a la ventana de su habitación y quedó sorprendida al ver a Kiba en ese estado, el joven apenas se podía poner de pie, su equilibrio estaba mal, casi se caía pero por suerte logró detenerse en un árbol que estaba cerca de la casa de Ino. Él desde abajo le gritaba "¿Por qué?".

Pronto los padres de Ino escucharon tal escándalo y rápido le preguntaron a Ino que era lo que sucedía, ella les dijo que se tranquilizaran, que pronto solucionaría eso, pensaba que quizás es una confusión o algún error ver a Kiba en ese estado.

Ella salió para comprender lo que estaba pasando.

–Kiba…¿qué sucede? –preguntó Ino muy preocupada.

– Dime ¿por qué?... no puedo más con ésta duda–dijo Kiba muy decepcionado, realmente s e veía muy mal por el nivel de alcohol que poseía.

–Kiba no me hagas esto más difícil…–dijo Ino, para tratar de que Kiba olvidara tal interrogante.

–Difícil para ti y cómo crees que es esto para mí, piensas que esto no es difícil para mí…–decía Kiba con cierto sarcasmo.

– Se cómo te sientes pero…–decía Ino al ser interrumpida por Kiba.

– Tú no sabes cómo me siento y sabes por qué, porque tú nunca me amaste, en cambio yo…yo si te amé con todo el amor del mundo. –decía Kiba mientras con cierta dificultad.

– Yo…yo… –iba a hablar Ino al interrumpirse ella misma, quería decirle que lo amaba, pero hacerlo complicaría más las cosas.

– ¿Tú qué? – preguntó Kiba con curiosidad.

– Yo…yo no puedo verte en éste estado, es mejor que te lleve a tu casa– dijo Ino para no decirle lo que en verdad sentía.

– Yo no quiero estar en mi casa, lo único que quiero es saber por qué, porque no fui digno de recibir tu amor. –le decía Kiba mientras la tomaba de los hombros y a la vez se apoyaba un poco en ella.

– Es mejor que te vayas, que dirán mis padres si te siguen viendo en ese estado. –decía Ino a Kiba para que él se fuera.

– No te alejes de mí, yo a pesar de todo aún te amo, –le decía mientras la abrazaba y dejaba ir todo su peso sobre ella, él no podía equilibrarse por el estado de alcohol, realmente pesaba casi la botaba a ella.

– Lo sé… pero es mejor que te lleve a tu casa…––decía Ino mientras empezaba a caminar y lo llevaba a él apoyado en su cuerpo.

– ¿Qué quieres que haga para merecerme tu amor? – le preguntaba a Kiba muy desesperado.

–No tienes que hacer nada para obtenerlo, eres la persona más especial que he conocido, pero yo no soy digna de tu amor, así que mejor olvídalo. –lo decía muy triste mientras seguía caminando junto a él.

–No digas eso, hablas igual que Hinata, nunca le confesó a Naruto porque se sentía menos que él, yo siempre te admiré por tu auto confianza, veo que no eras lo que pensaba –decía Kiba un poco molesto.

–No me compares con ella, yo no soy como ella, nunca lo seré y por eso no soy digna de tu amor… –dijo con mucha molestia Ino, sabía lo que él sentía por ella, le desagradaba pensar que era igual a ella, porque si esto era así, significaba que él solamente la quiso por recordarle a ella, pero Ino sabia que ella nunca estaría al nivel de Hinata, ella era una chica muy dulce.

–Por ser diferente a ella pensé que serias digna de mi amor, pero eres igual de insegura que ella…–decía Kiba al ser interrumpido por Ino.

–No más, no me compares te lo he dicho, si tanto la quieres ve a sus brazos… – le decía Ino mientras hacía un pausa al caminar.

–No entiendes lo que te digo, que te quiero por ser diferente a ella. – le decía Kiba mientras la miraba a los ojos.

–Pero aun así nunca pudiste olvidarla, siempre estuvo presente, si todo tu amor nunca me pertenecerá por completo, no lo quiero…–decía mientras miraba hacia abajo.

–Yo te amo, cuantas veces quieres que te lo diga, tu eres todo para mí, lo único que deseo es estar siempre contigo, dame esa oportunidad, o si no me muero– le decía Kiba mientras la abrazaba y lágrimas salían de sus ojos, lloraba como un niño.

Ino era conmovida por las palabras de él, sentía su dolor, ella deseaba decirle cuanto anhelaba estar con él.

– Por favor olvídame…– le decía Ino con lágrimas, ella no podía disimular más – no soporto verte sufrir– continuaba diciendo mientras trataba de que éste la soltara.

– Nunca te dejaré… le decía mientras la miraba profundamente y se le acercaba para darle un beso.

Ino ante esto quería recibirlo, pero lo esquivó, tal acto provocaría que dejarlo le dolería más, él la tenía con fuerza, no quería soltarla, ella no pudo evitar aferrarse a su cuerpo, disfrutaba tanto de su compañía.

¿Por qué?, Por qué no decirte lo que sentía, ella deseaba tanto decirlo, pero las cosas eran tan difíciles en ese momento, que su relación se reanudara seria producto de un milagro, de una luz en medio de la oscuridad.

Ella no pudo más, lágrimas suavemente recorrían sus mejillas, lentamente caían una por una sobre los hombros de Kiba, él a pesar de su estado en alcohol podía sentir el dolor de ella, no entendía lo que pasaba, estaba muy confundido.

Ella respiró profundamente, con su mano se limpió sus lágrimas y con dificultad se soltó y apartó de él, Kiba no quería dejarla ir.

Ella se dio la vuelta y él con dificultad la volvió a abrazar por detrás, ella rápidamente apartó los brazos de Kiba de su cuerpo.

– No me lo hagas esto más difícil, lo nuestro terminó… –dijo con un tono muy frío, por dentro ella se moría del dolor, su corazón se rasgaba al decirle tales palabras.

– Te maldigo, maldigo el amor que te brindé, nunca más quiero saber algo de ti… –dijo con mucho dolor, realmente no soportaba el rechazo de Ino

Ino sintió como si le atravesaran el pecho, escuchar eso del ser que amaba era muy cruel, pero ella sabía que lo era aún más el haberlo traicionado, así que estaba consciente de que ella recibía lo que merecía, realmente ella pensaba que debía sufrir aún más.

– Perdóname…–le dijo de una manera muy sutil y sincera, lágrimas suavemente recorrían sus mejillas, ella se dio la vuelta y siguió caminando

– No te vayas Ino, quédate por favor –trarto de detenerla ,pero ella se resistió y le dijo lo siguiente:

– Basta Kiba, por favor no me atormentes más, no me pidas que esté contigo porque no puede ser, lo nuestro terminó, tú mismo maldijiste nuestro amor, ahora realmente es imposible, tú no quieres saber nada de mí y te cumpliré el deseo.., adiós Kiba…–dijo Ino mientras seguía caminando muy triste, no quería alejarse de él pero era por su propio bien.

–Ino espera…–en eso Kiba se cayó la ebriedad que tenia no le permitía correr.

–Kiba –kun – se escuchó una dulce voz, ella rápidamente corrió a auxiliarlo

–Hinata… ¿por qué tuvo que pasarme esto a mí? –le preguntó Kiba a Hinata de una forma muy triste.

–Así es el amor… algunas veces se es feliz y otras lamentablemente se tiene que sufrir, no te preocupes , yo estoy aquí... –le dijo mientras lo abrazaba y consolaba a su amigo, ella sabia exactamente lo que sentía, el dolor de un amor no correspondido era muy difícil.

Ambos se quedaron un tiempo en ese singular lugar, la tristeza invadía sus corazones, pero algo los fortalecía, esa era la presencia del uno al otro, el cariño que sentía mutuamente era lo único que podía calmar su dolor.