[Este fic lo comencé a escribir con 16 años. Los que hayáis leído el manga de Bôbobo os daréis cuenta de que estoy siguiendo el mismo orden que el manga. He intentado ser lo más fiel posible a la trama, aunque he cortado chistes y escenas que, a mi entender, no aportaban gran cosa o no tenían demasiada gracia. De antemano pido perdón porque sé que es casi imposible plasmar la genialidad de las escenas cómicas de esta serie con sólo texto, pero hice lo que pude y espero que os entretenga y os ayude a recordar esta fantástica serie.]


Nos encontramos en el año 300 X, o 3.000, igual vale. El planeta Tierra ha caído bajo el dominio del malvado Imperio Margarita, liderado por el temible Bola de Villar IV que, obsesionado por su calvicie, ha ordenado rapar las cabezas de todos los habitantes del planeta.

Para ello, ha dividido el Imperio en numerosas divisiones, de la A a la Z, lideradas cada una por un general que va dirigiendo a sus soldados por todas partes para cortarles el pelo al cero a todos los que se encuentren a su paso.

Pero una persona ha sido lo suficientemente valiente como para hacer frente al malévolo Bola de Billar IV y acabar con sus terribles planes. Esa persona es Bôbobo, alguien que aunque su aspecto no sea muy fiable, es el único que puede librarnos de tan terrible destino.

Capítulo 1 - ¡Bôbobo el Liberta Cabelleras! Y el encuentro con la bella niña de la Aldea de Enaf, Beauty

Estamos en la Aldea de Enaf. Los cazadores de pelo de la División G se hallan arrancándoles despiadadamente las cabelleras a todos los desgraciados habitantes de este pueblo:

- Parece que ya han cogido a todos los de mi aldea - pensaba una chica pelirrosa desde detrás de unas rocas -. Es cuestión de tiempo que me descubran…

- Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?

La muchacha se dio la vuelta, alarmada. Pikari, el teniente de la División G de cazadores de pelo, la acababa de encontrar:

- ¡No dejaré que me toques ni un pelo de la cabeza! - exclamó la chica, apretando los puños.

- ¿Te atreves a desafiarme? - preguntó Pikari -. ¡Te cogeré!

Pikari montó en una moto y la chica salió corriendo. En cuanto la vieron, el resto de cazadores de pelo salieron tras ella. Finalmente, acabó tropezando y cayó al suelo:

- ¡Ya te tengo! - exclamó Pikari.

- ¡No, por favor! - chilló ella -. ¡Ten piedad!

- ¡ESO JAMÁS!

En ese preciso instante, unos látigos negros entraron a escena, golpeando a Pikari y lanzándole contra los demás cazadores.

- ¡Menos mal! - exclamó la pelirrosa.

Se levantó del suelo y miró hacia atrás, para ver de dónde venían esos látigos negros que la habían salvado. Su mirada encontró a un hombre altísimo y musculoso, con el pelo rubio a lo afro, gafas de sol, camiseta azul y pantalones negros. Pero además se dio cuenta de que aquellos látigos negros le salían de la nariz:

- ¡Son los pelos de la nariz! - chilló la chica, con asco.

- ¡Es Bôbobo! - exclamó Pikari -. ¿Acaso te crees que vas a poder con todos nosotros?

- ¡No lo creo, lo sé! - exclamó Bôbobo -. ¡Por el poder del Cabello Nasal!

Un aura amarilla surgió a su alrededor, y los pelos de su nariz volvieron al ataque:

- ¡Látigo piloso mortal! - exclamó Bôbobo -. ¡El cerdo frito está genial!

- ¡¿Y eso a qué viene?! - chilló la muchacha, cada vez más sorprendida.

Pero con esa técnica, Bôbobo derrotó a todos los cazadores de pelo.

- ¡Guau, eres alucinante! - exclamó la niña pelirrosa -. ¿Entonces tú eres el gran Bôbobo el Liberta Cabelleras?

- Por supuesto - respondió Bôbobo -. ¿Y tú cómo te llamas, jovencita?

- ¡Me llamo Beauty, encantada! - se presentó la pelirrosa -. Encantada de conocerte, Bô-bo-bo.

- ¡No te burles de mi nombre! - exclamó Bôbobo.

- Eh… - Beauty no sabía cómo continuar -. Oye, ¿puedo acompañarte en tu aventura?

- Yo soy un héroe solitario - dijo Bôbobo -. Un vagabundo que va escuchando los gritos de auxilio de todos los pelos del mundo que van a ser cortados por los malvados cazadores de pelo.

Y, dicho esto, Bôbobo dio media vuelta y se perdió entre una nube de polvo.

- ¿Puede escuchar las voces de los pelos? - pensó Beauty.

Y, sin vacilar, le siguió por donde se había ido.

Media hora después…

La adolescente de cabello rosa llegó a la Base de la División G de los cazadores de pelo. Se encontró a todos los guardas tirados en el suelo, derrotados.

- ¿Ya llegó Bôbobo y se los cargó a todos? - se preguntó Beauty -. Entonces sí que estaba decidido a destruir la base.

Beauty entró en la base y llegó hasta la última sala, en la planta de arriba, justo a tiempo para encontrar a Bôbobo pasando apuros frente a Hagen, general de la División G.

- ¡Ya eres mío! - gritó Hagen, lanzándose a por Bôbobo -. ¡Ahora te vas a meter tus tonterías por donde te quepan!

- ¿Por qué no puede usar Bôbobo sus pelos nasales? - pensó Beauty -. ¡Le va a derrotar!

Pero un destello iluminó las gafas de Bôbobo:

- ¡Golpe de pelo sobaquero! - exclamó Bôbobo.

Unos enormes látigos negros surgieron de sus sobacos y se cargaron a Hagen, que cayó al suelo de cabeza:

- ¡¿Con los pelos del sobaco?! - gritó el general de la división, mientras era derrotado.

- Y es más efectivo en verano - añadió Bôbobo.

- Así que estamos en verano - pensó Beauty.

- Has tenido valor para seguirme hasta aquí - dijo, de repente, Bôbobo, y eso sin darse la vuelta -. Sí, tú, sé que estás ahí escondida.

Así pues, Beauty salió de detrás de la puerta, algo tímida:

- Por favor, Bôbobo - dijo, y se arrodilló -, déjame acompañarte. Es que… eres tan fuerte…

- Umph, ven si quieres - dijo Bôbobo.

- ¡Genial, muchas gracias! - exclamó Beauty -. ¡Te prometo que no seré un estorbo para ti!

Así pues, con el general de la División G, Hagen, derrotado por Bôbobo, el trabajo en el cuartel ya había terminado. Bôbobo y Beauty comenzaron su viaje hasta su próximo destino:

- Bôbobo es muy fuerte - pensaba Beauty -, ¿pero será capaz de derrotar a todos los cazadores de pelo?

Beauty le echó una mirada a Bôbobo y se lo encontró vestido de carnaval, adornado con luces y bailando mambo:

- ¡¿O los matará de risa?! - chilló.

De lo que ni Bôbobo ni Beauty se daban cuenta era de que un extraño sujeto les vigilaba desde la lejanía, al tiempo que les seguía los pasos, siempre manteniendo las distancias…

Al día siguiente…

Beauty despertó en medio de un bosque:

- Jo, qué pesadilla más horrible he tenido - se quejó -. He soñado que me encontraba uma manada de perros con la cabeza de Bôbobo.

Miró a su alrededor. Ni rastro de Bôbobo por ninguna parte. Beauty se desperezó y se levantó:

- Hablando de Bôbobo - dijo -, ¿dónde estará?

Entonces, oyó a un pato cerca de allí. Beauty giró la cabeza y vio la redonda cabecita de un lindo pato blanco asomado desde detrás de un árbol:

- ¡Qué lindo, un patito! - exclamó la muchacha, yendo a agacharse junto al pato -. ¿Te has perdido, bonito?

Pero, de repente, Beauty se dio cuenta, aterrorizada, de que del pato sólo había hasta el cuello, el resto lo componía un calzoncillo rojo que llevaba puesto un calvo enorme:

- ¡UN PERVERTIDO! - chilló Beauty.

El repugnante calvo la agarró y le puso un cuchillo en el cuello:

- Sé que vas con Bôbobo - dijo -, así que sé una niña buena y dime dónde está.

- ¡Suéltame! - chilló Beauty.

- ¡Tranquila, Beauty, te voy a salvar! - exclamó la voz de Bôbobo.

- ¡Bôbobo! - exclamó Beauty.

Y vieron que Bôbobo llegaba corriendo como una niña, vestido de colegiala y con trencitas:

- ¡Perdonad, llego tarde! - exclamó.

- ¡Aagh! - chilló Beauty.

Bôbobo le tiró su cartera al calvo y rescató a Beauty:

- ¿Estás bien, Beauty? - le preguntó.

- No me toques, por favor - suplicó Beauty.

- ¿Tú eres Bôbobo? - preguntó el calvo, alucinando.

- ¿No me reconoces? - preguntó Bôbobo -. Entonces será mejor que me cambie de ropa.

Y Bôbobo recuperó su aspecto normal:

- Vaya, encantado, Bôbobo - dijo el calvo -. Yo me llamo Kirarino, y soy de la Patrulla Asesina de los cazadores de pelo. Estoy aquí… ¡para matarte!

- ¡Bôbobo, no dejes que un tipo con unos gayumbos tan raros te derrote! - exclamó Beauty.

- Es que sí, hay que tener mal gusto - dijo Bôbobo, sacando a relucir sus pelos de la nariz, que estaban lleno de banderas, algunas de las cuales no pertenecían a ningún país.

- ¡Callad! - ordenó Kirarino -. ¡Yo tampoco los llevaría si no fuesen parte del uniforme!

- ¡¿A quién estáis llamando raro?! - gritó, de repente, el pato de los calzoncillos de Kirarino.

- ¡Puede hablar! - gritaron Bôbobo y Beauty.

- ¿Puede hablar? - incluso Kirarino estaba sorprendido.

Así que Kirarino se tuvo que quitar los calzoncillos y dejarlos sobre una roca para que el pato pudiese hablar:

- Me llamo Takashi y tengo veinticuatro años - dijo el pato -. ¡¿Cómo habéis sido tan crueles como para llamarme raro?! ¡Yo no soy raro, ¿os enteráis?!

- Nos enteramos - dijeron Bôbobo y Kirarino, bajando la cabeza.

- Yo alucino - pensó Beauty.

- A ver tú, niña - dijo Takashi, mirando a Beauty -. ¿Qué soy?

- Eh… - murmuró Beauty -. No sé…

- ¡Pero mira que eres bruta! - exclamó Takashi -. ¡Tendrías que haber dicho que soy un pato monísimo, lerda!

- Lo siento mucho - dijo Beauty -. Qué humillante.

- No, Takashi, tú no eres un pato - dijo una voz que salía, precisamente, de la cabeza de Bôbobo.

Todos miraron extrañados al pelo de Bôbobo, que se abrió por la mitad y de él salió otro pato, esta vez entero:

- ¡Papá! - exclamó Takashi -. ¿Cómo que no soy un pato? ¿Qué quieres decir?

- Verás, hijo… - respondió su padre -. Mi estación del amor no fue fácil. No encontraba a mi media naranja, estaba muy preocupado... Entonces la conocí a ella. Era Kaori, tu madre. A pesar de las objeciones de mi familia, me casé con ella, y tú fuiste nuestro primer hermoso hijo. Sí, Takashi, tú eres el fruto del amor entre un pato y unas bragas.

- ¡¿Cómo va a enamorarse un pato de unas bragas?! - chilló Beauty -. ¡Y más aún, ¿cómo van a tener un hijo?!

- Espero que esta historia te ayude a descubrir quién eres, Takashi - dijo el padre pato, y se volvió por donde había venido.

- Sí, padre, ya lo tengo todo claro - dijo Takashi -. ¡Ya sé lo que soy! Kirarino, enfúndate en mí.

Kirarino volvió a ponerse sus preciados …

- ¡Soy unos patoncillos! - exclamó Takashi.

- ¡Y juntos te vamos a derrotar, Bôbobo el Liberta Cabelleras! - exclamó Kirarino.

- Pues vale - dijo Bôbobo -. ¡Por el poder del Cabello Nasal: puños del pelo nasal!

Y con sus pelos de la nariz enrollados como formando puños, Bôbobo derrotó a Kirarino, que cayó al suelo, derrotado.

- Kirarino, de la Patrulla Asesina - dijo Bôbobo -, en el fondo, has sido un digno rival.

- Si tú lo dices… - musitó Beauty.

- Vámonos, Beauty - dijo Bôbobo.

Y los dos prosiguieron su camino. Poco después, el sujeto que andaba siguiéndoles desde el día anterior salió de detrás de unos arbustos. Era un mozo de cabello blanco de punta, ojos escarlatas y vestido de un modo algo heavy.

- Así que ese era el combate de pelo nasal - comentó -. Alucinante.

CONTINUARÁ …