Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.
Narración Dialogo Pensamientos Lugares, puntos de vista o fechas.
Llevaría casi tres años huyendo de monstruos, ahora mismo estaba escondida en una cueva cruzando los dedos para que esos perros del infierno no la encontraran, miró su reflejo en un charco de agua estancada que había en la cueva, su ropa estaba llena de barro y algo rota, su trenza estaba deshecha y llena de hojas y ramitas secas. En su cinturón se veía una espada de plata estigia mellada y un látigo improvisado con ramas y lianas, su daga Katoptris estaba envainada, en su cara había unas grandes ojeras y el cansancio era notorio, sus músculos se negaban a trabajar y acabo tumbada presa de los brazos de Morfeo.
¿Qué como había llegado a ese estado en esas condiciones? Ahora os lo cuento.
Piper estaba preparando la comida para cuando volviera Jason, al final, los dos se habían mudado a la Nueva Roma para vivir ahí, Jason estaba a punto de convertirse en pretor, lo que siempre quiso, y Piper… Bueno, estaba con el chico al que amaba, se llevaba bastante bien con los chicos del campamento, es decir, aunque ya no hubiera guerras seguía habiendo algo de crispación entre Griegos y Romanos, pero todos la habían acogido como una hermana más, Jason llego cuando estaba poniendo la mesa, le notaba algo tenso.
- Hola Jason ¿Te pasa algo? -Dijo la castaña terminando de poner los platos.
- Ah, hola Pipes, no, estoy bien, ¿Qué comemos hoy? -Pregunto algo nervioso.
- He hecho filete con patatas, espero que te guste, por cierto, he pensado que mañana podríamos visitar la ciudad, hace mucho que no vamos. -Dijo con una sonrisa.
- Lo siento, es que mañana tengo una reunión muy importante, pero ya quedaremos otro día. -Dijo desviando la mirada.
- Ah, bueno, en ese caso está bien, ¿Te espero para comer? -Pregunto sentándose a la mesa.
- No, la verdad es que no se si volveré a tiempo para la cena. -Dijo con un tono nervioso.
- Entonces te dejaré algo preparado. -Dije empezando a comer.
Al día siguiente:
- Adiós Jason, que te vaya bien. -Dijo despidiéndole.
La castaña se dio un baño tranquilamente, cuando salió se puso una camisa color lila, unos vaqueros cortos rotos y unas sandalias blancas, se hizo su trenza dejándola bien firme, cogió una mochilita y se fue hacia la ciudad.
Se dirigió a la parte de la ciudad en la que trabajaba su mejor amiga de allí, una cafetería muy mona, servían todo tipo de postres que hacia su amiga, pero cuando estaba por entrar, diviso una cabellera rubia que reconoció en seguida, el estaba allí, pero no estaba solo, en frente suya estaba Reyna. Piper en lo único que pudo hacer fue intentar pasar desapercibida mientras que escuchaba la conversación de Jason y Reyna, tal vez la reunión era entre ellos dos para proyectos secretos…
- Jason, ahora que ya es oficial para algunos romanos importantes solo queda que se lo digas a Piper… -Dijo la pretora, a la castaña se le rompió algo dentro.
- Lo que pasa es que no se cómo decírselo, ya sabes, su madre, la diosa del amor, por solo romper con ella ya estaría en problemas, y si se entera de por qué lo he hecho… -Dijo el rubio rodando la mirada.
- Eso es normal, si me enterase de que a mi hija la dejan por otra y encima para que su novio consiguiese un puesto importante mataría a ese chico. -Dijo Reyna con una mueca.
- No me ayudas. -Dijo Jason frunciendo levemente el ceño.
- Pero por eso me quieres. -Dijo la morena plantándole un beso, así, de la nada.
- También es cierto. -Dijo el hijo de Júpiter con una sonrisa.
Piper tenía los ojos desorbitados, ahora en este momento no eran ni marrones ni azules ni verdes, estaba tornados negros, un negro total…
Notó como la furia crecía dentro de ella, su vista se teñía de rojo, una presión dolorosa era notoria en su cabeza y en su pecho, todos sus músculos se tensaban, no sabía cómo pero en algún momento su trenza se había deshecho dejándola el pelo suelto sobre la espalda, cerraba los ojos con fuerza como si no quisiera ver eso, apretaba sus puños hasta llegar al punto de que empezó a hacerse sangre a sí misma con las uñas, de repente abrió los ojos…
Una gran explosión ocurrió en la cafetería alrededor de Piper, todos habían salido volando y estaban inconscientes, los ojos de la semi-diosa ahora eran rojos, de un rojo sangre, avanzó en línea recta hacia la casa que compartía con Jason, a medida que avanzaba se destruía todo lo que había a un metro de distancia de ella, la gente había ido a ver o bien que había ocasionado la explosión, o a seguir el camino de destrozos o a observar atónitos como la hija de Afrodita había causado tanta destrucción sin esfuerzo aparente.
Ella se metió en su casa, la cual no se destrozó, cogió un macuto militar de color negro, allí metió ropa, alimentos, armas y más cosas útiles y se cambió, se puso una camiseta de tirantes con estampado militar, unos pantalones cortos de chándal negros y unas deportivas blancas, dejo una cajita en el cabecero de la cama y se guardó algo en el bolsillo.
Cuando salió se encontró con casi todos los romanos mirándola, unos con asombro, otros con miedo, y unos pocos con admiración, esos evidentemente eran los hijos de Marte, que nuca se cansaban de las peleas.
En ese momento aparecieron los dioses, parecían enfadados, Júpiter hablo:
- ¿Qué se supone que pasa aquí? -Dijo Júpiter con el ceño fruncido.
- He sido yo. -Dijo mirándole a los ojos seriamente.
- ¿Cómo es eso si quiera posible? -Pregunto Neptuno con burla. - Una hija de Afrodita no sería capaz de causar semejante catástrofe. -Dijo mirando a la castaña con diversión en sus ojos.
- Eso es… -Dijo Afrodita entre asombrada y asustada. -La segunda cara de Afrodita. -Dijo como si fuera algo imposible.
- Mama, déjame explicarlo, a ver si adivino. -Dijo Piper mirando a la diosa del amor con seguridad. - Un ejemplo del parecido entre Tánatos y Cupido, la segunda cara de Afrodita es la cara oscura del amor, el amor que lleva a reyes a empezar guerras, a gente a quitarse la vida, el amor y la guerra son iguales y diferentes al mismo tiempo, por eso Ares y Afrodita se atraen, es el caos dentro del amor, es el poder destructivo oculto tras la belleza del amor. -Dijo la castaña como si fuera algo obvio.
- Esa es la segunda cara de Afrodita. -Dijo Afrodita con un tono serio.
- Vale, si, has sido tú, ahora ¿Por qué? -Pregunto Zeus intentando ser compasivo ya que esa era la novia de su hijo.
- Hmmm, ¿Quién sabe? -Dijo la semi-diosa encogiéndose de hombros.
- ¿Cómo que no lo sabes? Dinos tus razones. -Dijo Atenea con el ceño fruncido, no le caían bien las hijas de Afrodita.
- Pues que no lo he hecho apropósito, a ver, estaba bastante enfadada, si, puede que fuera lo más furiosa que he estado nunca, pero el poder ni siquiera lo conocía, como para usarlo cuando quisiera, ha sido algo involuntario. -Dijo Piper como si fuera lo más normal del mundo.
- ¿Y por que estabas tan enfadada? -Dijo Marte.
- Eso… Se lo pueden preguntar a tu hijo. -Dijo la semi-diosa señalando a Júpiter.
- ¿Qué tiene que ver mi hijo con esto? - Preguntó Júpiter.
.- No lo sé, yo solo soy una semi-diosa que participio en la misión junto con él. -Dijo la hija de Afrodita.
- Por favor, todos sabemos la relación que mantienes con Jason. -Dijo Plutón.
- La relación que mantenía, querrás decir. -Dijo Piper arqueando las cejas.
- ¿Y esa relación cuando se termino exactamente? -Pregunto Júpiter algo extrañado.
- Hoy, hace un rato. -Dijo la castaña tranquilamente.
- ¿Y eso a que se debe? -Pregunto la madre de la semi-diosa.
- Pregúnteselo a él, yo tengo cosas que hacer. -Dijo Piper arrogante
- ¿Qué cosas? -Pregunto Neptuno despectivamente.
- Abandonar este estado de destrucción por ejemplo, hacer que mis ojos dejen de variar entre negro y rojo, desteñir mi vista, porque ahora todo lo veo color sangre, y… pues eso, desactivar mi modo asesino porque todavía no sé cómo hacerlo -Dijo en tono reprochante.
- ¿Eso es cierto Afrodita? -Preguntó Júpiter.
- Si, hay veces que cuesta un poco dormir de nuevo ese poder. -Dijo bastante seria.
- Me voy a quedar tranquilita en casita pensando en maripositas mientras me peino, me maquillo y hago unos cupcakes para volver a la primera cara de Afrodita. ¿Vale? -Dije sarcásticamente mientras me metía en casa.
Se hizo de nuevo una trenza de lado dejándola bien sujeta, escribió una nota y salió de casa asegurándose de que nadie la veía, y si alguien la encontraba usaba su embrujahabla para que no dijese nada, ella había salido de ese "modo" en cuanto había entrado en su casa, se había ido en dirección al bosque, y ya habían pasado casi tres años desde eso, lo recordaba como si fuera ayer, recordaba la nota que había dejado:
- Cuando leáis esto seguramente ya este por el bosque, se que los dioses me encontraríais rápido, pero eso sería si quisierais buscarme, pero a me imagino cual sería mi castigo, desterrada del campamento por el daño que he hecho y una cosa, no creo que los romanos quieran buscarme pero si lo hacen supongo que les detendréis, pero si no lo conseguís, tranquilos, tengo la corazonada de que no van a encontrarme, se despide Piper, semi-diosa desterrada.
Así fue como dejo el Campamento Júpiter, se negó a ir al campamento Mestizo porque no quería su lastima por parte de sus compañeros ni admiración por los amantes de las peleas ni intentos de seducción por parte de los chulos de su campamento, aparte de que ni si quiera sabía si se le tenía permitido entrar a ese campamento. Ahora solo se dedicaba a huir de los monstruos, enfrentarlos, buscar comida, agua, refugio e intentar que no la matasen.
Claro que todo eso se había ido a la mierda al despertarse sobresaltada al escuchar a alguien, más bien algo muy pesado acercándose peligrosamente rápido a ella, para cuando se había incorporado tenia a un perro del infierno sobre ella, forcejeaba, pataleaba e intentaba coger sus armas para desasirse de ese monstruo, no había dormido en tres días (Exceptuando los quince minutos de ahora) porque en esa zona había más monstruos de los que pudiera combatir ella sola, no constaba de toda su fuerza, estaba segura de que no podría usar su poder ofensivo de lo cansada que estaba, sus armas estaban fuera de su alcance, así que decidió usar su último recurso.
- ¡Para! No quieres hacerme daño, quieres irte y olvidarte de que has visto a una semi-diosa merodeando por aquí… -Intentaba que sus palabras sonaran convincentes, pero el cansancio la podía, solo consiguió que el perro ralentizase su ataque, lo que aunque no fue totalmente efectivo la sirvió para coger una de sus armas al azar y apuñalar al perro en lo que duraba su confusión, Katoptris se hundió, una, dos, tres veces en el costado del perro, lo que hizo al perro "despertarse" y volver al ataque.
Piper tenía la camiseta hecha jirones dejando ver su ombligo y tres arañazos causados por su oponente, sus brazos y piernas estaban llenos de arañazos, ya fuera causados por el ataque de un monstruo o por heridas que se hacía al huir de los monstruos, su estado era deplorable, si antes dudaba de ser una hija de Afrodita y que había algún error ahora lo confirmaba, Afrodita era su madre adoptiva y la había dado su bendición o algo por el estilo, porque una hija de la diosa del amor y la belleza no aceptaría ni de coña el encontrarse en ese estado.
Seguía forcejeando con el perro intentado clavarle de nuevo su daga sin resultado, sin embargo el sí que atinaba con sus golpes, la arañaba y la hacía sangrar, llevaba muchos zarpazos recibidos hasta que un mal golpe en la cabeza le hizo perder el conocimiento.
Piper's POV:
Desperté en una cama improvisada dentro de una cueva, se fijo en que sus heridas habían sido curadas, o se estaban curando, estaba en ropa interior cubierta por una manta, su trenza ya estaba bien hecha, entonces llego alguien desde fuera de la cueva, a Piper le resulto conocido, pero no le veía la cara, así que no podía identificarlo…
Se acerco un poco con algo entre las manos, yo solo pude susurrar su nombre.
- Percy…
Bien ¿Qué les pareció?
¿Reviews alentadores, amenazas de escribir mi nombre en la death note?
Nos vemos en la siguiente historia.
