Disclaimer: Todo lo que pueda reconocerse, situaciones, personajes, o lugares, pertenece a J.K. Rowling
Aviso
Este fic participa en el reto "Homenaje a los caídos" del foro Amor de Tercera Generación.
Dirk Cresswell está preocupado. Hace horas que Georgina, su mujer, ingresó a esa habitación y todavía no salió nadie, ni siquiera el resto de las personas que habían entrado junto a ella. Toca la puerta, como ya lo hizo demasiadas veces, sin tener respuesta. Gritos salen de la habitación, y el llanto de su Georgie le parte el corazón. Ruega por Merlín que lo dejen pasar, pero no parecen escucharlo, porque los gritos continúan.
Todos los hombres se preocupan por sus esposas en ese momento tan importante, todos le habían dicho lo nervioso, preocupado, e impaciente que iba a estar, pero jamás imaginó que iba a ser de esa manera, es decir, mil veces peor.
Su reloj dice que son las ocho de la mañana, hacía nueve horas que estaba en esa sala, completamente solo, sin contar la compañía de las sillas, a las que había adoptado como cama. Refunfuñando, se acuesta y no más de cinco minutos después, ya se encuentra profundamente dormido.
Muchos pasos se escuchan, exclamaciones de felicidad, y uno que otro llanto. Dirk se despierta sobresaltado, para encontrarse con toda su familia mirándolo con una sonrisa, excepto su madre, que lo mira con el ceño fruncido y los brazos en la cintura. "¿Ahora qué hice?" es lo único que pudo pensar Dirk en ese instante.
"Dirk Cresswell" comienza su madre, Amelia, "¡¿Cómo has osado de dejar a Georgina sola en esa habitación?! ¿Eh?"
Pequeños balbuceos salen de la boca del joven hombre. No importa cuan grande seas, si tu madre te regaña, nunca sabrás defenderte.
"Mamá, ¿qué están haciendo todos aquí?" pregunta, aún con sueño en su voz. Su madre le dirige una mirada llena de reprobación, de esas que le daba cuando era apenas un niño que no podía quedarse quieto. "Bueno, no me dejaron entrar, ¿si? Estuve ocho horas esperando, y me quede dormido. Ahora, ¿pasó algo? ¿Saben algo de Georgie?"
La mirada de su madre se vuelve más suave, tierna. Una sonrisa misteriosa comienza a aparecer en su rostro, y toma la mano de su marido.
"Pasa y verás, hijo" son las últimas palabras que llega a escuchar antes de adentrarse en la habitación en la que estaba su esposa.
Tirada en la cama, llena de sudor, con mucho sueño, se encuentra Georgina Cresswell. Aún con todo el cansancio de la noche anterior, logra sonreírle a su amado esposo.
El pequeño bulto en los brazos de Georgie llama inmediatamente la atención. Sin hacer demasiado ruido, camina hacia ellos. Las lágrimas aparecieron sin que las pidiera al ver tal imagen. Amor en su sentido más puro.
Georgina pone en los brazos de Dirk al pequeño bebé. Este lo acuna dulcemente, y Georgina se derrite al ver a su marido con su pequeño primogénito envuelto en brazos.
"Bienvenido, mi querido Dave" le susurra Dirk al pequeño, sin dejar de sonreír.
